Operación Dervish by ElBichoDepende

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Operación Dervish by ElBichoDepende

SALA DE TORPEDOS DEL U-183

El contramaestre Karl se dirigió con paso rápido a la sala de torpedos de proa buscando al suboficial Joss Heinkel. Debía estar allí con sus muchachos a los que quería como, bueno….. se diría más, que a sus hijos. Aunque había que escuchar lo que salía de su boca cuando se encontraba en combate.
- Joss, ponga todo a punto, el Capitán ha dado órdenes y vamos a interceptar un convoy. Parece ser que tiene interés especial.
- ¿Interés? ¡Como todos! Cada fregado que nos mete es más gordo que el anterior. De momento hemos salido de todas, pero no sé si durará tanto la suerte.
- No se queje, ¿o no dijo Usted que por fin había un Capitán competente para salir a patrullar?
- Si lo dije, si. Pero hace maniobras que nos los ponen de corbata. ¿O no se acuerda cuando se le ocurrió camuflarse bajo un taker a punto de reventar? Poco más y no lo contamos.
- Si, puede dar esa impresión. Pero yo estaba a su lado y está seguro de lo que hace. Aunque luego diga en Helga delante de uno de sus güisquis que pasa mucho miedo.
- Venga, no se preocupe que todo está listo y revisado. A punto para disparar. ¿De qué se trata esta vez?
- Parece ser que se los ingleses quieren probar una ruta segura a través del Artico y como están confiados de su éxito han cargado un Carrier con aviones destinados a “ivan” y dos passenger con peces gordos y periodistas de “The Times” y el “Herald”. El Capitán quiere darles una buena crónica. Por cierto, también ha ordenado “comida especial”. Judias con tocino de Westfalia antes del combate.
- Pues bienvenidas sean las judías y los ingleses.

La comida transcurrió tranquila hablando de mujeres, como no, y de los últimos partidos que habían tenido conocimiento de las Bundesliga, había oposición entre sus dos torpederos, uno del Eintrach y otro del WederBremen. Siempre discutiendo.
En esto llegó la orden del Capitan….
- A sus puestos de combate, navegación silenciosa hasta nueva orden.
Joss y sus chicos, Sven y Muller, permenecieron en silencio pero preparados a la menor indicación.
Treinta minutos de espera que se hicieron eternos y llegó la orden desde la Sala de Mando.
- Abran todos los tubos.
Se acercaba el momento, en unos instantes todo sería prisas y frenesí. Y el momento llegó.
- Fuego al uno, fuego al dos. Fin de navegación silenciosa.
Eso significaba que ahora tocaba correr. Había que recargar y deprisa. Cuando se cerraron las compuertas de los tubos empezaron las carreras.
- Vamos, vamos, vamos, a cargar ostias… - Joss empezaba a sudar y a ponerse nervioso.
- Fuego al cinco – se escuchó. Esto significaba que debía dirigirse a toda prisa a popa y apurar a los ayudantes. Al unísono dos explosiones se dejaron oír a través de las aguas. Los dos primeros torpedos no habían fallado.
Con toda la rapidez que le permitieron sus piernas y el espacio llegó al tubo trasero.
- Venga, cargad rápido, a ver si ganáis a Sven y Muller – dijo dirigiéndose a los dos marineros – luego veniros a popa que allí hay mas faena.
Cuando atravesó la Sala de Mando escuchó la voz del Capitán desde el puesto del periscopio - Fuego al tres, fuego al cuatro – Y una nueva explosión llegó desde el exterior, le siguieron otras dos, la caza estaba resultando.
- Venga, venga, más rápido maricones, las camareras de Helga cargarían mejor que vosotros.
Pero sus hombres eran buenos, y él lo sabía. Poco a poco los indicadores de carga se iban encendiendo.
- Tubo 1, listo. Tubo 5, listo – También se habían dado prisa los hombres de popa – Tubo 2, listo.
Debían haberse sumergido anteriormente y porque ahora notaban como el sub ascendía rápidamente. Y en esto escucharon el ruido inconfundible de las cargas de profundidad que comenzaban a acercarse.
- Abran Tubo 5 – las órdenes se sucedían sin parar.
- Tubo 3, listo.
- Fuego al 5.
- Abran Tubo 1….. Fuego al 1.
Ahora llegaban los dos hombres de popa.
- Venga, venga, vamos, Sven con Timo, a los tubos de babor, Muller con Mario, los de estribor. Cargad perros, cargad.

El ritmo era frenético. El ruido de la Sala se mezclaba con las explosiones de las cargas que tan pronto se acercaban como se alejaban. Pero de momento el escolta que las lanzaba no parecía tener su día.
Otra nueva explosión sacudió la nave, esta era de uno de sus torpedos, pero debía haber hecho blanco en alguna zona sensible del buque porque pareció multiplicarse e hizo vibrar al sumergible.
- Abran tubo 2…. Fuego al 2.
- Joss – se escuchó por el altavoz, era la voz de Capitán – revise espoletas, el 1 ha rebotado sin explotar.
- Joder – pensó, casi medio torpedo estaba metido en el tubo y había que sacarlo para revisar el mecanismo.
- Atrás, vamos, rápido, ya habéis oído. Revisad la espoleta del cuatro también.
- Espoleta comprobada, en orden – dijo Sven.
- Para dentro, venga, vamos a dar por culo a los tommys.
- Tubo 3, listo.
- Abran tubo 3…. Fuego al 3
- Grúa atascada, grúa atascada – grito Muller.
Faltaban escasos centímetros para colocar el torpedo enfrente del tubo 4, y la grúa se negaba a funciones. Como siempre en el momento más oportuno.
- Venga perros arriba, somos cinco, venga arriba, con cojones, vamosssssssssssssss.
Casi lo habían logrado, Joss se dirigió a la parte trasera del torpedo, y con todas sus fuerzas empujó hacia adelante. Pero una sonora explosión retumbó en la sala, las judías de la ración extra habían hecho un nocivo efecto. Algo se deslizaba caliente por sus muslos y pantorrillas y una peste insufrible comenzaba a inundar el habitáculo.
- Joder, que me cagao.
- ¡QUE!
- Que me cagao coñooooo.
Todos se miraron perplejos. Una luz ver se encendió en el panel y Muller, pulsando el intercomunicador acerto a decir…..
- Tubo 4 cuatro, listo.
Por increíble que pareciera lo ocurrido había relajado la tensión.
- Que sa cagao el suboficial – grito Timo.
Las carcajadas comenzaron a extenderse por todo el sumergible. Hasta la voz del capitán sonó distinta.
- Abran tubo 4….. fuego al 4.
¿Habría explotado el torpedo 3? Ni se habían dado cuenta con lo sucedido.
Una explosión, esta exterior, les hizo saber que habían conseguido otro blanco.
- Navegación silenciosa – se escuchó al Capitán.

Los hombres permanecieron en silencio. Los marinos aguantaban la risa a duras penas. Por su parte el suboficial Joss intentaba disimular mirando al techo. Sabiendo que sería el hazmerreir de toda la tripulación durante mucho tiempo.
Las explosiones de las cargas de profundidad se escuchaban cada vez más lejos. Parecía que se habían salvado de nuevo. Al rato habló el Capitán.
- Fin de navegación silenciosa. Señores, salimos a superficie. Mi enhorabuena a todos – añadió – Hemos enviado a pique un carrier, el Audacity, dos buques de pasajeros, el MadMax y el Llanstephan Catles, y dos cargueros. Pasado mañana hablarán de nosotros en toda la prensa británica – y añadió - Salimos a superficie. Abran todos los compartimentos. Por turnos, pueden salir al exterior.
- Los primeros los de la Sala de Torpedos, que faltas les hace – las carcajadas sonaron por todo el submarino.
- En la próxima misión que les den a esos hombres mascaras de oxigeno –dijo otra voz.
- Y al suboficial, que le pasen por la quilla, por lo menos para que se lave.
El Capitán no podía reprimir la sonrisa cuando se dirigió por los altavoces a la tripulación.
- Señores, cuando estén todos oxigenados y lavados habrá ración extra de cena, y el Contramaestre repartirá un par de botellas de mis güisqui particular para todos. Brindaremos por otro triunfo para la 24.
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