
De Michael Albert, reportero de guerra.
Cuarenta y dos aviones Heinkel, Dornier, Junker y Messerschmitt,destruyeron la población vasca de Guernica. La tarde del lunes 26 de abril de 1937. Como en aquella campaña los bombarderos no necesitaban ir escoltados, por no haber oposición, los cazas alemanes volaban encima de Guernica únicamente con la finalidd de ametrallar a los fugitivos.
En Bilbao se encontraban unos cuarenta periodistas, que seguían la campaña que el general sublevado Mola había lanzado el mes anterior contra la zona vasca, que hacía medio año había recibido su estatuto de autonomía. Entre los corresponsales, que informaban principalmente a la prensa inglesa, dado el interés especial de Gran Bretaña por la región vasca, fuente de materias primas y destino de sus exportaciones, se hallaba George Steer, un sudafricano de 27 años, contratado para enviar artículos a The Times y New York Times, los grandes diarios de Londres y Nueva York.
Aquel lunes 26 de abril, algunos corresponsales, entre ellos Steer, pasaron por Guernica camino de las zonas donde rugía la batalla. La aviación alemana atacaba pueblos y cruces de carreteras a lo largo de todo el frente. Regresando a Bilbao, en Arbacegui-Gerrikaiz, Steer se vio obligado a protegerse del ametrallamiento de un caza, arrojándose al cráter producido por una bomba junto a la carretera.
Escándalo internacional
Al conocerse la noticia del bombardeo de Guernica, Steer y otros tres corresponsales cubrieron a toda prisa los treinta kilómetros que separan Bilbao de aquella villa y esa noche enviaron mensajes cablegráficos a Londres, de modo que la noticia del bombardeo apareció al día siguiente en grandes titulares en la prensa vespertina de la capital inglesa. Como the Times, diario de la mañana, no podría publicar la noticia hasta el miércoles, Steer volvió a Guernica a las dos de la madrugada, para recorrer las calles de la villa donde los bomberos -ocho horas después de que terminara el bombardeo- se esforzaban todavía por extinguir los incendios y rescatar a las personas atrapadas bajo las ruinas. Recorrió las calles cubiertas de escombros y recogió los testimonios de algunas personas que sufrieron el bombardeo y lograron huir de la población en llamas.
Regresó a Bilbao, durmió algunas horas, redactó y envió su mensaje, que ha llegado a ser un clásico de la literatura periodística. El despacho de Steer apareció en The Times y en The New York Times la mañana del miércoles 28 de abril. Al ser estos diarios los más prestigiosos de sus respectivos paises, el despacho de Steer tuvo gran repercusión.
Kummetz
