El acorazado

[Walther]

Introducción: El acorazado.

En los años anteriores a la primera guerra mundial los diseñadores militares alumbraron el mayor monstruo que jamás ha surcado los mares: El Acorazado. Denominado Dreadnought, por el primer buque fletado conforme al nuevo diseño, todos los buques principales se fecharían desde entonces a partir de este primer Leviatán. Esta no era una clasificación nueva, en realidad lo adecuado sería denominarlos Acorazados monocalibres frente a los acorazados entonces existentes que eran un amasijo desordenado de cañones de todas las medidas posibles. Este nuevo buque, apadrinado por el almirante ingles Fisher, supuso la asunción definitiva de un principio básico: Los barcos del futuro deberían portar los mayores cañones que pudiesen fundirse, y un blindaje en consecuencia. Lo fundamental era golpear al enemigo a la mayor distancia posible, con tanto acero como se pudiera, y soportar sus represalias bajo la dura coraza. En un momento en que la flota británica no tenía rivales, supuso que todas las naciones partiesen de cero a la hora de reconstruir sus armadas. Esta revolución en la tipologia de los buques dio origen a una carrera de armamentos desenfrenada.
La inversión necesaria para un buque de estas características era abrumadora, y a pesar de eso, todas las naciones se lanzaron decididamente a su construcción. Eran precisos años y años de inversiones en astilleros, puertos y fundiciones, de enormes gastos que alcanzaban sumas astronómicas. A pesar de que solo las naciones más poderosas podían permitirse disponer del circuito industrial completo, incluso países como Argentina y Chile compraron sus propios buques en el mercado de armas internacional. La importancia de este despilfarro se puso de manifiesto durante la primera guerra mundial. La flota alemana supuso un coste tan abrumador que el Kaiser y su estado mayor se negaron a emplearla en el que había sido su objetivo original: Una batalla-sacrificio en la que se desangrase la flota británica, privando a los ingleses de sus lazos navales con el continente. Así pues, los acorazados solo tuvieron ocasión de combatir realmente en una ocasión, la batalla de Jutlandia, y esto con cierta timidez. Alemania no podía permitirse el lujo de enviar al fondo del mar una fortuna semejante. Sin embargo, al no poder doblegar la resistencia británica, ese fue de todos modos el destino de aquella impresionante flota de acero.

El coste de los acorazados siguió aumentando en el periodo de entreguerras al mismo ritmo que su efectividad. Se eliminaron la mayor parte de las baterías secundarias, se mejoró la protección, la potencia de fuego y la velocidad. Los acorazados que formaban las armadas en 1939 fueron los buques mas poderosos jamás construidos.: Los acorazados de batalla . Sin embargo apenas tuvieron ocasión de combatir. En el frente europeo, que es el que nos interesa, la flota alemana no había tenido tiempo de dar a luz la magnifica flota que habría desafiado a la Royal Navy en grandes combates de superficie. Aunque la guerra al tráfico había sido una opción económica para la marina alemana en la primera guerra mundial, ante la negativa de arriesgar sus valiosos acorazados, durante la segunda guerra mundial la flota de Hitler simplemente no tenia otra opción.

[kummetz1938]

Interesante aportación y a fín de cuentas un poco la moraleja de que David vence a Goliath.
Submarinos, aviones, buques corsarios serían los que mayormente se llevarían las medallas

Saludos Walther
Kummetz