Interesante lo de emitir juicios, pero no va conmigo. Me limitaré a analizar hechos históricos, sus causas y consecuencias. Qué juzguen los jueces, que para eso están.
Repito: salvar vidas humanas de soldados norteamericanos (que no de otro país) fue lo último en lo que pensaron los ejecutores de los lanzamientos de las bombas atómicas sobre Japón (y no me estoy refiriendo a los pilotos de los B-29, sino al presidente Truman y sus asesores militares en esta materia). Pero claro, ¿qué otra cosa podían decir?
El primer factor, a mi modo de ver, fue meramente de observación y comprobación. Se les presentaba una ocasión única, estaban en guerra y, por lo tanto, se consideraban legitimados para probar en un acto de guerra real la bomba atómica. Ahora bien: tal factor parece bastante innecesario, puesto que los análisis efectuados tras la primera prueba de Nuevo México daban amplia información sobre sus efectos devastadores.
Se ha especulado también con la idea de que se lanzaron las bombas para atemorizar a Japón, forzando su capitulación. Bien, si lo único que se pretendía era atemorizar, ¿por qué no haber lanzado las bombas en una zona despoblada, minimizando las posibles víctimas? Esta idea iría en contra del factor anterior y del tercero que expongo más abajo. Otra posibilidad: haber comunicado al gobierno japonés los efectos de la bomba atómica probada en Nuevo México y amenazarles con su uso (disuasión). Por todo lo que se sabe, esta última gestión ni siquiera se intentó. Sin embargo, la US Navy sí la propuso (adjunto documento).
Segundo factor: provocar la rápida capitulación de Japón para hacer que fuese innecesaria la intervención del la U.R.S.S. en el teatro del Pacífico. Esto está confirmado por Churchill y otros testigos occidentales presentes en Potsdam.
Tercer factor: mostrar al mundo entero que EE.UU. disponía de un arma completamente nueva y de un poder destructivo nunca visto. Las bombas se lanzaron sobre Japón, pero mirando hacia otro sitio: Moscú. Por supuesto, haber lanzado una bomba atómica en territorio despoblado no habría producido el efecto deseado, como ya he señalado.
En cuanto a los hechos posteriores, fueron los siguientes: Japón no capituló inmediatamente y el 8 de agosto daba comienzo la ofensiva soviética. Es evidente que 1.500.000 de hombres no se ponen en marcha en 48 horas sin estar sobre aviso; está claro que la orden para el día 8 era anterior a lo de Hiroshima (día 6). De hecho, la parte soviética cumplia lo acordado en Yalta: a los 90 días de la capitulación alemana (8 de mayo) la URSS entraría en guerra contra Japón, y así lo hacía. Por supuesto, había otros intereses en juego para hacerlo. Los soviéticos sabían que su ayuda ya no era necesaria contra Japón, pero no se fiaban de que los EE.UU. preservase sus intereses en la zona, empezando por el contencioso de Sajalin y las Kuriles.
El 16 de agosto, el Alto Mando japonés ordena a todas sus tropas no ofrecer resistencia a los Aliados, pero curiosamente, aunque en realidad las tropas japonesas desplegadas en China y Corea no ofrecieron gran resistencia al Ejército Rojo, dicha orden no les llegó nunca. Resulta cuando menos curioso que a un contingente de 1.000.000 de tropas no les llegue una orden de tal magnitud.
Asunto que casi desconozco: los movimientos de palacio que hubo durante estos días en Tokyo. ¿Intentona golpista frustrada por los partidarios de la lucha hasta la muerte? Parece ser que algo hubo, además de algún suicidio, pero no lo he estudiado.
Y, al final, cuando Japón decide someterse a una capitulación incondicional, las tropas soviéticas estaban llamando a la puerta. La campaña soviética en China y Corea terminó el 23 de agosto. Sakalin y las Kuriles estaban en su poder. ¿Habéis visto cuantos kilómetros separan el sur de Sajalin del norte de Hokkaido? Menos de 50 kms. A mi entender, la proximidad soviética decidió en buena medida a las altas esferas del poder político y económico de Japón a capitular ante los anglo-americanos, y no las bombas atómicas, máxime cuando se les garantizó que no pasaría como en Alemania, que ningún soldado soviético pisaría Japón y que, evidentemente, el orden socio-económico, es decir, el sistema capitalista japonés, no se vería alterado por la ocupación norteamericana. Eso sí, habría que democratizar políticamente el país.
Y sobre la fanática resistencia japonesa. ¿Sabéis cuantos muertos tuvieron los soviéticos en los 16 días de la campaña contra Japón de agosto de 1945? Unos 12.000 (y cerca de cuatro mil en accidente), pero contra un millón de japoneses, de los que se rindieron más de 600.000. Es decir, no hubo ningún fanatismo defensivo japonés, porque cuando no se tiene prácticamente con qué luchar ni por qué luchar, no hay fanatismo que valga. Sin apenas carros -¡y qué carros!, con poquísima artillería, con material de infantería absolutamente pasado de moda en 1945, con aviones de combate que ni siquiera podían despegar por falta de combustible, los soviéticos les pasaron por encima y fueron miles los que simplemente levantaron las manos...por unidades enteras. Muchas unidades ni siquiera intentaron movimientos de repliegue, sino que se dejaron cercar y se rindieron. No todas, por supuesto. También hubo agrupaciones de carros soviéticos que se quedaron inmovilizados hasta 48 horas sin gota de combustible, rodeadas por tropas japonesas que no hicieron la menor intención de atacarles. ¿Y vamos a pensar que en Japón habría sido diferente, cuando además allí iban a morir sus madres, mujeres e hijos a cambio de nada? Yo creo que no. Japón luchó con uñas y dientes mientras consideró que, aun teniendo la guerra perdida, quedaba un atisbo de paz negociada, arrebatar algún pedazo de algo. Pero, luego, cuando les comunicaron que la rendición debía ser incondicional y que la única concesión que se les hacía era que el Emperador seguiría en su puesto, intocable -lo que salvaba el honor de la casta militar japonesa-, se acabó todo: ya no había razón por la cual seguir luchando.
Y la otra gran lectura del lanzamiento de las bombas atómicas es sus consecuencias inmediatas fuera de Japón:
1º Constituyó el primer acto de la guerra fría. En cuanto los soviéticos vieron que se les invitaba a la capitulación japonesa a título meramente de observadores, entendieron que EE.UU. se situaba en una posición de fuerza -gracias a las bombas atómicas- y decidieron que Sajalin y las Kuriles no era materia de negociación con Japón. Y más importante aún: se negaron a negociar con las potencias occidentales cuotas de poder sobre el gigante asiático o Corea. Sólo cumplieron lo relativo a no avanzar más allá de lo delimitado en las conferencias de los Tres Grandes. Pero la negociación de porcentajes de influencia de las grandes potencias en terceros países pasaban a mejor vida. Stalin empezó a entonar aquello de que "eran los pueblos los que debían elegir su destino político, social y económico" (el destino que a él le interesaba, claro; pero esto es lenguaje de guerra fría puro y duro).
2º La base material del triunfo de los comunistas chinos estaba servida en bandeja, gracias, entre otros aspectos, a la clarividencia de Truman. Stalin le devolvía el "desaire japonés" entregando de inmediato a los comunistas chinos todo el material de guerra capturado a los japoneses, que no era poco. La balanza china quedaba totalmente desequilibrada y los hechos se consumaron en apenas dos años.
Y para terminar unos documentos ilustrativos sobre la historia de las bombas atómicas.
Primer documento: análisis de la primera prueba nuclear de julio de 1945.
http://www.dannen.com/decision/trin-rad.html
Segundo documento: los lanzamientos de las bombas atómicas sobre Japón no incluyen ningún objetivo militar. Las ciudades candidatas son simples blancos (de prueba, por supuesto).
http://www.dannen.com/decision/handy.html
Tercer documento: carta de 70 científicos del Proyecto Manhattan al Presidente Trumman pidiéndole expresamente que no use la bomba atómica contra Japón.
http://www.dannen.com/decision/45-07-17.html
Cuarto y último documento: Memorandum Bard, vicesecretario de la US Navy, al Secretario de la Guerra Stimson aconsejándole amedrentar a Japón con el uso de la bomba atómica y usarla únicamente si no se viene a razones. Este documento es tanto más interesante por cuando establece que los EE.UU. tenían constancia -en junio de 1945- de que Japón ya estaba dispuesto a capitular. Hubiese bastado con sentarse a negociar las condiciones de la capitulación. Este documento tira por tierra el supuesto argumento "salvador de vidas" y deja entrever que EE.UU. estaba prolongando la guerra artificialmente, puede que precisamente con el único objeto de poder usar la bomba atómica. Triste es decirlo, pero este documento -secreto- no deja la menor duda al respecto: Japón pedía la capitulación y el gobierno de EE.UU. no se estaba dando por enterado.
http://www.dannen.com/decision/bardmemo.html
Conclusión: el argumento de usar las bombas atómicas para acortar la guerra y ahorrar vidas de soldados norteamericanos no se sostiene. Sólo se justifica por lo de siempre: la razón de Estado. Pero eso no se puede decir, claro.
¡Viva Maquiavelo! juas.-
Saludos