
"...solía escribir alrededor de 1.000 palabras por la mañana durante las seis semanas que pasaba en Goldeneye, su casa jamaicana. Después iba a hacer submarinismo, tomaba un cóctel, almorzaba en la terraza, volvía a bucear, escribía otras 1.000 palabras por la tarde, luego bebía más Martinis y se rodeaba de mujeres elegantes".
Esta es la rutina que el creador del famoso Bond, James Bond, siguió hasta su fallecimiento el 12 de Agosto de 1964 cuando un agonizante corazón no le permitió continuar con su excepcional trabajo. Ian Lancaster Fleming nació en Mayfair, cerca de Londres, el 28 de Mayo de 1908 en el seno de la familia de un parlamentario. Durante la Segunda Guerra Mundial ingresó en la Oficina de Inteligencia de la Royal Navy donde llegó a Comandante, precisamente fue aquí donde formuló - entre otras - la llamada Operación Goldeneye, un plan ideado para evitar la invasión de Gibraltar por parte española en el hipotético caso de que nuestro país se uniese a las potencias del Eje.
Al parecer Fleming reflejó características de algunos de sus Camaradas de combate en el personaje ficticio que le hizo millonario, aunque siempre mantuvo ese halo de misterio que caracterizó a su imagen. A la ocasional - e intencionada - pregunta de si Bond no sería él mismo respondió con un enigmático: "... quien sabe ".
Con su excéntrica máquina de escribir chapada en oro (metal omnipresente en sus creaciones, junto con los diamantes) el autor nos deleitó con 14 títulos sobre el agente británico, literatura que curiosamente fue eclipsada por el carisma del protagonista y por las impactantes versiones cinematográficas. Si cae alguno de sus libros en vuestras manos no dudéis en disfrutarlo con calma, vais a descubrir a un Bond totalmente diferente.
Coincidiendo con el centenario de su nacimiento se han organizado varios eventos, incluyendo una exposición en el Museo Imperial de Londres (For Your Eyes Only: Ian Fleming and James Bond) y el lanzamiento de una serie de sellos con los carteles de las películas. En Otoño se estrena la última, 'Quantum of Solace ', mientras el escritor Sebastian Faulks lanza una nueva obra - autorizada - basada en el inmortal espía: 'La esencia del mal ' (Devil May Care), que en estos momentos ya debe estar en las librerías... y espero, de corazón, que sepa retomar el cada vez más extraviado espíritu de Fleming. Recuerdo una escena del último film de 007 - detalle del que se han hecho eco algunos medios - en la que un camarero le pregunta si prefiere el Martini agitado o mezclado, Bond (interpretado por un 'adoquín' del calibre de Daniel Craig) responde con un desolador: "... ¿ tengo cara de que me importe ? "
Algo está cambiando, pero para los seguidores de Fleming nuestro Martini (seco y con Vodka, como a mi me gusta) siempre será agitado, no mezclado.

Saludos.
Pep.
PD. Siento llegar un par de días tarde, pero no me he podido conectar en toda la semana.