Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing, fly
Scarce heard amid the guns below.
Lieutenant-Colonel John McCrae
Flanders, near Ypres, Belgium. May, 1915.
“En los campos de Flandes las amapolas soplan entre las cruces, fila a fila, marcando nuestro lugar; y en el cielo las alondras, aún cantan airosamente, vuelan apenas oídas en medio de las armas vencidas.”
El día 11 de noviembre de 1918, a las 11 horas, se firmaba en Francia el armisticio que finalizaría con la terrible Primera Guerra Mundial. Laboratorio de pruebas para el holocausto de la Segunda Guerra Mundial, en ella perdieron la vida más de 8 millones de jóvenes. Sus ilusiones quedaron enterradas bajo las trincheras de los campos de Europa.
La vida volvería a aparecer simbolizada por una preciosa amapola, ruborizada, orgullosa de sus pétalos ante el atractivo sol del mediodía. La amapola protegería bajo su sombra el alma de las armas vencidas. Escondería bajo su flor los horrores de una guerra que, desea, no vuelva a repetirse. Prometería, con su rojizo color, un deseo de amor y fraternidad entre todos los hombres.
Hoy, la amapola, guarda en todo el mundo un significado sentimental. Recuerda a todos aquellos héroes caídos en combate que lucharon por un futuro mejor para sus familias. Homenajea a quienes dejaron sus vidas por defender unos ideales de libertad.

