Otto Weddigen

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Walther
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Otto Weddigen

Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."
Kamille Rososvky
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Re: Otto Weddigen

Hola de neuvo Walther, mira todo lo que me perdí dando la bienvenida al inviernopolar. (gripe).

Me ha gustado mucho el artículo sobre Otto Wedingen.
Tengo material publicado por la Flotilla y lo que logró este caballero. Voya buscarlo, creo que lo publiqué, en la 24 no recuerdo el año. yo ingresé en el 2008.

Nos vemos en Altamar.

Un cordial saludo Kamille :wink:
Kamille Rososvky
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Kamille Rososvky
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Re: Otto Weddigen

Oitras buenas noches ahora Walther:,Si tenía datos e incluso la casa del Comandante Otto Weddingen, en una de mis carpetas y lo había colgado en un hilo sobre U boots que tengo.
Lo dejo aquí, asi puedes guardarlo si te interesa.
Supongo que a nuestros camaradas además de los juegos va a interesarles. dejo la fuente al pied e esta pequeña reseña.


EDUARD WEDDINGEN

Eduard Weddigen (15 septiembre 1882 hasta 18 marzo 1915)

Fue un oficial de la marina alemana, Comandante de U boat durante la Primera Guerra Mundial .
Nació en Herford y comenzó su carrera militar en la Marina Imperial Alemana en 1901. En 1910 le dio el mando de uno de los submarinos alemanes en primer lugar, U-9 .
El 22 de septiembre de 1914, mientras patrullaba en la región del sur del Mar del Norte sabe que los británicos como el
" amplio Fourteens ", U-9 interceptó a los tres buques de guerra de la Séptima Escuadrilla Cruiser, también conocido como el Escuadrón de cebo vivo .
Weddigen disparó sus seis torpedos, volviendo a cargar mientras está sumergido, y en menos de una hora hundió a los tres cruceros acorazados ingleses HMS Aboukir , HMS Hogue y HMS Cressy . Sesenta y dos oficiales y soldados fueron muertos 1.397, t sólo 837 sobrevivieron.



"Las victorias de la U-9" - un postal alemana contemporánea muestra la foto de Weddigen en el contexto del hundimiento "Abukir" y "Hogue".
Memorial. La inscripción dice "lugar de nacimiento de Kapitänleutnant Otto Weddigen, nuestro héroe mar de 1914 (Primera Guerra Mundial)."
Otto Weddigen fue galardonado con el Cruz de Hierro y, después de hundirse el HMS Hawke y algunos buques mercantes, Prusia 's más alto orden militar, la Pour le Mérite .
Se convirtió en uno de los seis no bávaros para recibir la Cruz de Caballero de la Orden Militar de Max Joseph , honores militares más alto de Baviera.
También recibió los más altos honores militares de los otros dos reinos del Imperio alemán, la Cruz de Caballero de Sajonia Orden Militar de San Enrique y la Cruz de Caballero de Württemberg Militar Orden del Mérito .
Weddigen murió mientras comandaba el submarino U-29 . El 18 de marzo de 1915, U-29 fue avistado navegando a profundidad de periscopio y fue embestido por el acorazado británico HMS Dreadnought en el Pentland Firth .
No hubo sobrevivientes del submarino.

fuente: Wikipedia

http://pipl.com/directory/name/Weddigen/Otto

Saludos cordiales. Kamille
Kamille Rososvky
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oarso
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Re: Otto Weddigen

OTTO WEDDIGEN

Las hazañas de Otto Weddigen, sirven para ilustrar el daño que los pequeños submarinos causaron a la Flota Británica a comienzos de la 1ª guerra mundial.
El Capitán Weddigen era de peso regular, huesudo, rubio y calmoso. Ya antes de la guerra, estaba considerado como un excelente capitán submarinista y un buen marino. Inteligente y bonachón, poseia aquel aire reservado de autoridad que caracteriza al verdadero jefe. Ni por un solo momento llegó a pensar jamás la tripulación a sus órdenes que él no dominase la situación.
Despues de una traveía tormentosa rumbo al mar del Norte, más allá de Holanda, Weddigen y Spiess, su primer oficial, contemplaban la salida del sol en un cielo extremadamente claro y sobre el sesgado movimiento de las aguas. Era el 22 de septiembre de 1914. Los dos hombres escudriñaban el mar en busca de los transportes de tropas que, según los informes, habian zarpado de Inglaterra hacia el Continente para reforzar a las apuradas fuerzas expedicionarias aliadas. Al principio, el objeto cuya punta se dibujó bajo el horizonte pareció la cofa de trinquete de un barco pesquero holandes, pero cuando se aproximó, los alemanes se animaron al descubrir las chimeneas que aparecieron junto al mástil. Entonces empezaron a hacerse visibles algunas nubes de humo que se alargaban desde las bocas de las chimeneas por el aire en calma.
- Sumergir el submarino -ordenó Weddigen.
Se dirigió al cuarto de derrota, concentrandose en mirar por el periscopio. Ahora el navio ya estaba lo bastante cerca para poder determinar su rumbo. El capitán ordenó que el U.9 diese la vuelta a fin de interceptarlo. Varias veces ordenó sumergir el periscopio bajo el agua a fin de que no pudiese ser observado por algún vigía. Después se aventuró a hechar una larga mirada.
- Johann, tenemos suerte - le dijo a Spiess -. ¡ Son tres cruceros Británicos!
Sobre el horizonte habían aparecido los tres acorazados ingleses "Aboukir", "Hogue" y"Cressy", de doce mil toneladas, transportando cada uno cuarenta oficiales y setecientos marineros. El desayuno había sido ya servido a bordo de los tres cruceros y habían empezado a efectuarse las tareas del día. Los segundos contramaestres realizaban una inspección por los dormitorios, para asegurarse de que los camastros habiían sido debidamente sacudidos y enrrollados. Hasta entonces, la Flota Imperial Alemana en el mar del Norte habia abandonado la protección de las baterías de la costa en la que estaban situados sus propios puertos. Pero aquel podia ser el dia. A las 7,30 de la mañana, los tres buques británicos iban a separarse a fin de patrullar una extensa zona. Sus chimeneas eran ya perfectamente visibles.
El U-9, sigilosamente, se acercó más. Su periscopio emergió a la superficie,y , como el ojo de un monstruo marino, sus fulgurantes lentes quedaron dirigidos hacia los tres cruceros. Luego, volvió a desaparecer de la vista.
- ¡ Preparar los torpedos!- gritó Weddigen-. ¡ Listos para bajar el periscopio! ¡Aparejar para sumergirnos rapidamente!
Spiess transmitió las ordenes a la sala de torpedos y al jefe de máquinas. El mismo manejó el elevado del periscopio, así como las palancas de disparo de los lanzatorpedos.
-¡Listos para disparar el número uno!.-exclamó Weddigen, tensa pero calmosamente- ¡ Fuego el uno !
Se oyó un silbido cuanndo el "pez" se deslizó fuera del tubo.
Sin necesidad de nuevas órdenes, la dotación del U-9 se dedicó a efectuar todo el procedimiento prescrito, en el que ya tenian larga práctica. El periscopio fue bajado suavemente hacia su guarida. El submarino se inclinó hacia delante, empezando a ganar profundidad. Un sargento consultaba el relog continuamente, marcando los segundos de cinco en cinco. Debía pasar medio minuto antes de que el torpedo alcanzase al blanco, situado a quinientas yardas. El tiempo casi quedó en suspenso. Luego llegó el instante previsto. Todos pudieron escuchar la detonación del impacto causado por el torpedo al incidir en el casco del "Aboukir", seguido por el estallido de la explosión de proa.
El capitán John E. Drummond, comandante del crucero inglés, se precipitó al puente. Faltaba, muy poco para las 6,30. En su uniforme azul había una serie de manchas ocasionadas por las gotas del té de su desayuno que le habian salpicado la guerrera.
- ¡ Debe tratarse de una mina, capitán ! ¡ Chocó contra la sala del servomotor auxiliar ! - le notificó con excitación el oficial de guardia.
- ¡ Dios mio, nos estamos hundiendo rápidamente ! ¡Debe de haber una gran vía abierta en la popa !- exclamó el Capitán Durmmond.
Grandes volutas de humo se escapaban por las enormes chimeneas del "Aboukir". Las noticias fueron llegando al puente en rápida sucesión. Pronto vió claro Drummond que solamente un milagro podría salvar al buque. Ordenó hacer señales al "Hogue" y al "Cressy", en tanto la popa del crucero se iba hundiendo cada vez más en el agua.
A bordo del "Hogue", los hombres habian oido la explosión, viendo el salto del buque al ser herido;pero nadie había divisado la estela del torpedo. El capitán Wilmot Nicholson ordenó inmediatamente rodear al barco siniestrado, a fin de prestarle asistencia. Odos los ojos estaban fijos en el crucero, seriamente averiado.
Weddigen, en el U-9, precavidamente, volvió a asomar el periscopio. Apenas pudo creer lo que estaba viendo. La poa del "Aboukir" se hundia bajo la superficie. Fue dando vueltas al periscopio, observando los otros cruceros, cuando se quedó aún más sorprendido. El solicito capitán del "Hogue" estaba entrando en su radio de acción, con gran contento de Weddigen.Este ordenó preparar de nuevo los lanzatorpedos, cuando, de improviso, el submarino cabeceó de proa peligrosamente. El jefe de máquinas rugió :
- ¡ Todos a popa !
Los marinos que no estaban ocupados con los torpedos o en el manejo de mandos, se precipitaron a popa. Lo que más rapidamente podia hacerse en aquel pequeño barco era mover el contingente humano.
Alos pocos minutos, Weddigen volvió a hechar una espaciada mirada al "Hogue", a traves de su periscopio.
- ¡ Preparados los tubos uno y dos ! Se está acercando a toda velocidad, le enviaremos los dos - ordenó
Sin la menor sospecha, el "Hogue" se dirigía hacia el maltrecho "Aboukir", cuyo capitán ya habia ordenado el abandono del buque. El cronometraje de Weddigen fue perfecto. A las 7,55 horas, los dos "peces" partieron del U-9, dirigiendose al "Hogue". Transcurrió menos de medio minuto. Solamente tenian que recorrer trescientas yardas. Las dos explosiones hicieron bambolear al submarino, mientras los dos torpedos penetraban en las entrañas del acorazado. Este se elevó bruscamente, para volver a caer desplomado sobre las aguas.
Weddigen, se ocultó una vez más bajo la superficie y navegó unos cuantos minutos.
- ¡ Atención ! - le previno al jefe de máquinas-. Necesitamos mirar por el periscopio, pero puede costarnos la vida el romper el agua. - Sigilosa y suavemente, el submarino fue ascendiendo. Luego el motor se calló, en tanto era izado el periscopio. Weddigen volvió a mirar por el ocular. Rápidamente se inguió-. ¡ Emergencia ! ¡ Atrás a toda máquina ! ¡ Vamos a ser aplastado, si no nos movemos con ligereza !
Los motores eléctricos zumbaron fuertemente y empezaron a humear. La popa del submarino se afirmó en el agua, al tiempo que las helices giraban vertiginosamente. El submarino retemblaba en tanto perdia velocidad, se detenía y lentamente empezaba a retroceder, con creciente velocidad. Weddigen miró de nuevo por el periscopio. La cosa iba mejor.
- ¡ Parad el motor de babor ! ¡ Poned el motor de babor a toda velocidad hacía delante ! - ordenó.
Con lentitud, el U-9 empezó a girar sobre su eje, desviandose del caso del "Hogue". Después, ganó profundidad, fuera del áreade peligro.
El capitán R.W. Johnson, comandante del "creeey" vió al instante que las explosiones del "Hogue" habían sido causadas por un submarino, y no por una mina. Sus artilleron escudriñaron el mar. Por fin, un vigía dio la voz de alerta desde lo alto del palo de trinquete.
- ¡ Periscopio submarino cerca del "Hogue" !
Mientras Johnson observaba, el U-9 se alejaba del crucero, desapareciendo de su vista, sin dejar tras de sí más que una ligera estela blanca que demostraba su alejamiento del lugar. La dotación, empero, ya estaba alerta.Todos los ojos vigilaban las tranquilas aguas, esperando que nuevamente apareciese el periscopio.
El capitán Johnson se enfrentó con un serio problema. Ante sus ojos estaban desperdigados los salvavidas, las lanchas y los restos del "Aboukir" y el "Hogue". Su instinto natural le impelía a correr a su rescate. Las aguas lamian ya la cubierta del "Aboukir", en su mitad posterior. Del "Hogue" salia una espesa columna de humo. Se estaba inclinando también. Docenas de marineros se aferraban desesperadamente sobre los pecios de ambos buques. Johnson decidió que los más probable era que el submarino se hubiese marchado satisfecha ya del daño causado. Así, pues, se dirigió a salvar a todos los supervivientes que pudiera.
Weddigen no había hecho tal cosa. Trazó un gran círculo, izó el periscopio de nuevo y observó al "Cressy" en sus intentos de rescate. No conseguia comprender que se quedase allí, como invitando a que le lanzasen un torpedo.
- ¡ Preparar los tubos de popa para disparo ! - decidió de pronto.
Mientras hacía girar el U-9 vió, súbitamente, el humo que salía por una de las bocas de nueve pulgadas de los cañones del "Cressy". Una bomba estalló en el agua, a corta distancia donde estaba.
- ¡ Sumergir el periscopio !- mandó vivamente-. ¡ Timón a izquierda ! ¡ Avanzar a toda marcha !
Trazó otro círculo más, con mayor radio de acción. Despues, volvió a hechar otro vistazo. Los artilleros británicos todavía estaban disparando hacia el lugar que acababa de abandonar. Columnas de agua ascendian hacía el cielo, cuando los proyectiles explotaban.
- ¡ Listos los tubos de popa ! - gritó - ¡ Fuego el uno ! ¡ Fuego el dos !
La cola del U-9, cabeceó cuando los torpedos fueron lanzados de los tubos. Weddigen oservó como los cañones ingleses giraban hacía el nuevo blanco. A los pocos segundos, una bomba pasó por encima del periscopio, perdiendose en la lejanía. Después, unas cuantas más acribillaron el mar. El contemplaba la estela espumosa dejada por los torpedos. De golpe, las chimeneas del "Cressy" lanzaron al aire una espesa nube de humo negro. Su popa vibró poderosamente mientras sus potentes hélices se hundian en el agua para evadir los peligrosos torpedos que se dirigían hacía el crucero. Pero no lo lograron. Uno de los proyectiles hizo impacto directamente en el centro del buque. Weddigen no podía apartarse del periscopio. Miraba, fascinado.
Durante unos minutos, reinó a bordo del "Cressy" un verdadero pandemónim. Después, los artilleros se reorganizaron y empezaron a disparar contra el submarino con toda precisión y punteria. Pero el delgado periscopio era un blanco demasiado dificil. En las aguas que rodeaban al "Aboukir", que se sumergía lentamente, y del "Hogue", que no iba a tardar en imitarle, centenares de hombres se agitaban locamente, tratando de saltar a las lanchas y botes de salvamento. Los marinos todavia estaban correteando por los costados de los dos cruceros fatalmente averiados. Weddigen volvió su vista hacía el "Cressy". Sus cañones seguían disparando. A aquella distancia, no parecia que hubiese quedado seriamente dañado.
- Tendremos que asegurarnos de que así sea - insistió-. ¡ Cargar de nuevo el tubo de popa !
El último torpedo que quedaba a bordo fue insertado en el tubo de deslizamiento, y Weddigen hizo virar de popa al U-9 para situarlo en posición de tiro. A los pocos segundos una estela corría hacía el crucero. El fuego de los cañones se concentró sobre el torpedo que avanzaba rápidamente, pero fue inútil. El "Cressy" no podia moverse. El primer proyectil había destrozado el cuarto de máquinas. Otra explosión conmovió al U-9, y Weddigen distinguió una columna de agua que se elevaba, al tiempo que el "Cressy" parecia quedar partido en dos. Se encabritó,inclinandose a babor. Ya no volvió a enderezarse. Lenta, pero continuamente, como si estuviese entregando el alma, rodó sobre su costado, y a los pocos minutos yacia con la quilla al aire. Eran las 8,30 de la mañana. En el mar había centenares de hombres y el agua llenaba los cascos de los tres cruceros acorazados británicos.
Weddigen abandonó el escenario de su hazaña, pero no hasta que todos los hombres de su tripulación hubiesen podido contemplar el desastre naval. El U-9 retornó a Alemania, para ser recibido como un héroe. El káiser, en persona, le entregó a Weddigen la Cruz de Hierro de primera clase, y a cada hombre de su dotación, desde el primer oficial hasta el último marinero, fue recompensado con la Cruz de Hierro de segunda clase.

http://www.24flotilla.com/foro/viewtopic.php?f=8&t=1926

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Muy bueno el reportaje de Taringa. Gracias Walther
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El mismo.
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Re: Otto Weddigen

Un poco de historia del submarino U-9

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Las correrí­as de los submarinos alemanes durante la primera guerra mundial son uno de los capí­tulos más fascinantes de la historia de ese gran conflicto, en donde se revelaron como una nueva y mortí­fera arma que revolucionó las tácticas navales que hasta entonces se vení­an aplicando en los mares. Algunos de estos Uboat (Unterseeboote, en alemán) pasarí­an a la historia bien por las peripecias de sus misiones (por ejemplo, el épico regreso del UB2), bien por la trascendencia de su proceder (el tristemente célebre U20), por lo denigrante de su actuación (el U86, que protagonizó uno de los episodios más bochornosos de la WW1), por el apabullante número de buques hundidos (como el U35, con nada menos que 224 barcos), o bien por lo laureado de sus victorias, sobre todo en los albores del conflicto, como el caso del U9 que es el que vamos a ver.

El U9 formaba parte de la segunda serie de sumergibles para la Kaiserliche Marine construidos en los astilleros Werf de Danzing constituida por cuatro unidades que recibirí­an los numerales del U9 al U12. Fue botado el 10 de Febrero de 1910 y al comienzo de las hostilidades se le adscribió a la primera Flotilla de Sumergibles, con base en Heligoland. Tení­a un desplazamiento en superficie de 500 Tm, con eslora de 57 metros, 6 de maga y 3’6 de calado, diseñado para una cota de inmersión máxima de 50 metros. La propulsión vení­a a cargo de cuatro motores Kí¶rting de combustión interna de petróleo de ciclo de dos tiempos, cada uno con 225 CV, y dos motores eléctricos de 580 CV alimentados por baterí­a de acumuladores a 210 voltios. Los Kí¶rting dieron muchí­simos problemas al inicio del desarrollo de estos sumergibles debido a problemas de fiabilidad y longevidad mecánica. Igualmente, unos de los principales inconvenientes que se achacaban a estos propulsores era la cantidad enorme de humo blanco que expulsaban en su combustión, la cual era necesario exhaustarla a través de una chimenea que en caso de inmersión era necesario abatir, con el consiguiente engorro. Más aún, por las noches podí­an verse chispazos e incluso llamaradas... con el tiempo los motores de petróleo fueron sustituidos por otros de ciclo Diesel producidos por la casa MAN, mucho más fiables, silenciosos y menos peligrosos.

El U9 tení­a una autonomí­a máxima de 1800 millas en superficie, y 80 en inmersión. Huelga decir que bajo el agua el sumergible estaba obligado a utilizar los motores eléctricos. Es por ello que estos submarinos estaban obligados a salir a la superficie regularmente para recargar las baterí­as, lo cual se hací­a por medio de los motores de petróleo, que arrastraban en su giro a los eléctricos funcionando éstos entonces como dinamos que recargaban los acumuladores.

Podí­an cargar 6 torpedos, con dos tubos lanzatorpedos a popa y otros dos a proa. En la proa, además de los dos tubos lanzatorpedos en la cámara correspondiente, se encontraba separada por una mampara desmontable el minúsculo cubí­culo de suboficiales con una única litera compartida; a continuación tras otra mampara desmontable se hallaba el camarote (por decirlo de algún modo) del comandante de la nave, que contaba con el lujo de poseer una litera, una mini-taquilla y un minúsculo escritorio. Posteriormente, junto con los acumuladores, se hallaban las literas del oficial de cubierta y del jefe de máquinas. Una escotilla estanca separaba esta cámara del sollado de marinerí­a, en donde los tripulantes dormí­an en régimen de ‘cama caliente’ o en coyes, disponiendo de una minúscula cocinilla eléctrica que casi nunca se usaba debido a los molestos humos y a los cortocircuitos que generaba (las dotaciones solí­an cocinar en cubierta cuando el tiempo y las condiciones de combate lo permití­an con una cocinilla de petróleo similares a las empleadas por los pescadores de la época. Separado de esta zona por otra escotilla estanca, y a popa del compartimiento de marinerí­a, se hallaba la cámara de mando con los gobiernos tí­picos de estas naves: timones de profundidad de proa y popa, bomba de achique, compás, giroscópica, compresor... se alzaba en este compartimento la torre con los tubos de voz, los periscopios y los mandos lanzatorpedos, y en la que se habí­an incluido en el diseño varias lumbreras para poder observar el medio. Abajo en este compartimento de mando se hallaba, tras una simple cortina, el retrete. A popa de la cámara de mando se hallaba la sala de máquinas con los humeantes Kí¶rting de petróleo y los motores eléctricos. Al final del naví­o se hallaba la cámara de torpedos popel y el servomotor de gobierno. En esta cámara se podí­an instalar más coyes para el alojo de los marineros. Como se puede inferir, las condiciones de habitabilidad en el U9 y otros coetáneos eran inauditas.

Cuando se produjo el inicio de las hostilidades, el 1 de agosto de 1914, el U9 estaba bajo el mando del comandante Otto Weggiden y adscrito como se ha dicho a la 1ª Flotilla de sumergibles con base en Heligoland. Esta primera Flotilla iba a recibir su bautismo de fuego en la primera ofensiva de la WW1 que Alemania lanzó con sus sumergibles, la cual distarí­a bastante de ser productiva. En realidad no pudo ser más desalentadora: de los 10 Uboote enviados, los U5 y U9 tuvieron que volver a la base por averí­as, el U13 desapareció sin dejar rastro (¿supersticiosos?) y el U15 fue protagonista por doble partida: lanzó el primer torpedo de la guerra (el cual falló su blanco), y ostentarí­a el dudoso honor de haber sido el primer Uboat hundido en el conflicto, al ser embestido y partido en dos por la afilada roda del crucero Birmingham mientras fue descubierto entre la niebla del amanecer cuando su tripulación trataba afanosamente de reparar una averí­a (desde el crucero británico se oyeron ruidos de martilleo y así­ fue descubierto el U15).

Ante estos tristes resultados cosechados por los submarinos en su primera intervención en la Gran Guerra, las dudas sobre la utilidad de estos nuevos artefactos volvió a ponerse en entredicho por parte de ciertas instancias de la Kaiserliche Marine. Desde un principio la acogida que los submarinos tuvieron desde las marinas correspondientes fue frí­a y escéptica, no exenta de cierto desprecio y animadversión. A las dudas sobre la posible utilidad de los Uboat se le añadí­a además una consideración de otra í­ndole: su forma de actuar. Se les consideraba como, en cierta medida, una manera un tanto indigna de ataque, casi con connotaciones de traidor. En una época en la que aún se podí­a considerar la Guerra como un Arte y en la que palabras como el honor, la caballerosidad y demás lindezas románticas que se entremezclaban í­ntimamente con el horror y la sangrí­a, el modus operandi de los submarinos era poco menos que una aberración ante los ‘buenos modales’ de los beligerantes. La cosa iba a cambiar casi inmediatamente gracias a la actuación del U9, quien acabarí­a convenciendo a los más escépticos de las posibilidades de esta nueva arma.

El 20 de Septiembre de 1914, el U9 partió de Heligoland con misión de realizar una pequeña patrulla por las aguas de Bélgica. El tiempo habí­a sido bastante inclemente, y nuestro protagonista emergió poco antes del amanecer para recargar baterí­as y ventilar tras haberse pasado en inmersión casi toda la noche capeando el temporal apoyado en el fondo marino. Con los primeros rayos de sol apareciendo por Levante, el oficial de guardia avistó un mástil y humareda en el horizonte, de lo que fue advertido el comandante Otto Weddigen. Este mandó apagar los delatores y humeantes Kí¶rting y tras observar con sus prismáticos mandó sumergir la nave 10 metros. Poco tiempo después pudo ver cómo se aproximaban tres cruceros enemigos, que iban rezagados del grupo de una patrulla debido al temporal anterior. Otto puso rumbo hacia ellos, y cuando estuvo a unos 500 metros del primer buque (el crucero ‘Aboukir’) le lanzó un torpedo desde la cámara de proa. Medio minuto más tarde, el U9 resultó sacudido por una violenta explosión. Weddigen pudo observar por el periscopio cómo el ‘Abukir’ habí­a sido alcanzado de lleno y comenzaba a escorarse mortalmente a babor. Inmediatamente, los otros dos buques británicos, el ‘Hoge’ y el ‘Cressy’ viraron a babor y a estribor para tratar de auxiliar al moribundo ‘Aboukir’con la falsa y equivocada idea de que éste último habí­a sufrido una colisión con una mina. Mientras tanto, el U9 iba describiendo un arco para situarse en posición de ataque nuevamente. Poco tiempo después tuvo al ‘Hogue’ a tiro, y tras dispararle los dos torpedos de proa éstos hicieron impacto en la obra viva del buque inglés, que comenzó a hundirse rápidamente hasta el punto que nuestro U9 tuvo que ciar (navegar hacia atrás) para no ser embestido por el ‘Hogue’.

En ese momento, desde el ‘Cressy’ comprendieron claramente cuál habí­a sido el causante de las explosiones de los dos naví­os, y comenzaron las maniobras de ataque tras descubrir el periscopio del U9. Primeramente le lanzaron varios disparos un tanto dispersos para posteriormente tratar de abordarle, sin éxito. Desde la cabina de mando del U9, Otto Weddigen se planteaba ahora qué hacer: perseguir al ‘Cressy’ o huir de inmediato. Las baterí­as estaban casi agotadas tras haber permanecido toda la noche sumergidos y no haber tenido apenas tiempo de recargarlas, y se precisaban al menos 800 amperios para arrancar los Kí¶rting siempre y cuando se pusiesen en marcha a la primera intentona (cosa poco frecuente en estos primitivos motores de petróleo), con lo que el sumergible corrí­a el peligro de quedarse al garete... Sin embargo, Weddigen no quiso dejar escapar la ocasión y siguió escrutando al ‘Cressy’ hasta que en una posición favorable le lanzó los dos torpedos de popa. Sólo uno dio en el objetivo. El U9, en esos momentos, y debido a la variación de la carga, perdió el trimado siendo necesario trasvasar parte de la tripulación de proa a popa para compensar esto. Quince minutos más tarde el U9 lanzó al maltrecho ‘Cressy’ el último torpedo que le quedaba, sentenciando al crucero británico que se fue a pique en espacio de apenas diez minutos.

El U9 avanzó aún poco más bajo la superficie alejándose del lugar de los hechos, para emerger después y poner en funcionamiento los ‘emblemáticos’ Kí¶rting y arrumbar a toda máquina en dirección a la base. Sin embargo, Otto Weggiden decidió muy acertadamente variar el previsible rumbo de retirada varias veces al pensar que probablemente empezarí­an a buscarles como posesos... y no se engañaba. Desde la vela del U9 comenzaron a verse penachos de humo en el horizonte. Poco después, tuvieron que realizar una precipitada inmersión al ser sorprendidos por un destructor británico que emergí­a desde un banco de niebla. Tan precipitada fue la inmersión que les llevó incluso a tocar fondo. Allí­ permaneció el U9 hasta el dí­a siguiente con la esperanza de que al emerger no hubiese barcos en las proximidades. Así­ fue y cuando el U9 salió a la superficie pudo contactar por radio con el destructor alemán ‘Hamburg’ para dar cuenta de lo acontecido. El dí­a 23, por fin, el U9 realizaba la entrada en Heligoland de una manera apoteósica, con las dotaciones de los buques fondeados en formación y con banda de música en su honor. Nada más desembarcar, se les entregó un telegrama del Kaiser Guillermo II concediendo a la tripulación del U9 la Cruz de Hierro (la más alta distinción) de segunda clase, y la de primera para su comandante Otto Weddigen. No acabarí­a aquí­ la cosa, sino que al dí­a siguiente se le volverí­an a rendir honores al antes despreciado y menospreciado U9 en el mismí­simo centro neurálgico de la Hochseeflotte (‘Flota de Alta Mar’) germana desde su base de Wilhelmshaven, en donde fueron recibidos por el Almirante Von Ingenohl tras haber abarloado el U9 al buque-insignia de la marina alemana, el ‘Friedrich der Grosse’. Desde ese momento, se le permitió al U9 pintar una cruz de hierro en las amuras del barco como reseña a su hazaña.

Los ecos de la proeza del U9 traspasaron las nacionalidades en conflicto, y apresuradamente todos los paí­ses (incluido España) se dieron cuenta del potencial como arma del submarino y se lanzaron en la fabricación de estos artefactos. La guerra habí­a cambiado.

Otto Weddigen aún aumentarí­a su cuenta al mando del U9 hundiendo el crucero ‘Hawke’. Poco tiempo después se le darí­a el mando del U29, con el que encontrarí­a la muerte en 1915 cuando su nave fue abordada y partida en dos por el famoso HMS ‘Dreadnough’, pereciendo toda su tripulación.

El U9 fue enviado al Báltico en 1915 posteriormente, y a consecuencia de los problemas ocasionados por los motores Kí¶rting (falta de fiabilidad, grandes penachos de humo que hací­a visible al Uboat desde mucha distancia, etc), el U9 junto con los restantes sumergibles propulsados por estos motores fueron retirados de las acciones de guerra, siendo empleados desde 1916 a labores de adiestramiento.

El U9 al final del conflicto fue, como el resto de unidades de la marina alemana, entregado al bando vencedor, siendo desguazado en Morecambe en 1919

El texto sacado de la pagina : http://www.foro.pieldetoro.net/foros/sh ... hp?t=58007
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Kamille Rososvky
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Re: Otto Weddigen

Gracias por el aporte Charly, muy bueno realmente.

Un saludo cordial para ti y la familia de Kamille :D
Kamille Rososvky
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