6 de Octubre de 1939 La tripulación al completo del U4 embarca en un tren militar destino a Kiel.
Este viaje y la fiesta anterior eran algo bueno para todos, hacía que los marineros se conocieran entre ellos, ahora iban a ser hermanos y deberían comportarse como tales y yo debía prestar la atención obligada de un padre.
No me preocupaba tanto la personalidad de cada uno como sus capacidades personales. Me reuní con el oficial Fritz y le pedí que organizara un concurso de pulsos, en situación crítica de guerra serán necesarias tareas de fuerza bruta y hasta no comprobar en situación como trabaja la tripulación, ese dato podrá ser útil. Tan útil como ver a dos de los marineros ejercitar sus mentes en un tablero de ajedrez, si tengo que elegir alguien que trace rutas de interceptación creo que prefiero confiarle el teorema del coseno a uno de estos dos que al campeón de los pulsos. Los que jugaban a cartas y apostaban sus marcos no merecieron apenas mi atención, en mi nave, quien apuesta soy yo, así que los observé desde un par de metros, y pude ver como uno de ellos escondía en el bolsillo una carta que unió a su mano cuando, después de estornudar, se sacó un pañuelo.
Hacer trampas es divertido, hacer trampas con dinero encima de la mesa es denigrante.
En Kiel se nos habilitó un barracón y se nos informó que partiríamos por la mañana de patrulla. Mandé a todos a dormir, mañana sería un duro día y todos necesitarían estar despejados.
-Por cierto Wilhelm Barsch, a ti te necesito para algo, acompáñame.
Nos fuimos a comandancia
-¿Que tal el viaje Barsch?
-Muy bien, gracias señor.
-Te vi apostar fuerte.
-Sí, los chicos se pican y se dejan ir.
-¿y porqué te apuestas tu escasa paga?
-Me hace sentir bien, señor.
-Entiendo.
Llegamos a comandancia, ante el responsable que estaba de servicio:
-Quiero hacer una petición de reemplazo urgente del marinero Wilhelm Barsch.– solicité
-Rellene este formulario- se me entregó una hoja con recuadros para información mía y del marineo y las razones por las cuales se solicitaba.
Barsch se sorprendió y tartamudeando preguntó:
-pe...pero señor... ¿por qué?
-Te vi robar Barsch.
-¿robar? ¿yo?
-Te vi robar unos miserables e insignificantes marcos a tus compañeros, y digo insignificantes porqué mañana partiremos, y para que alguien pueda gastarse esos marcos es necesario volver, y para volver debemos trabajar, confiar y respetarnos entre nosotros, y contigo ya no puedo confiar ni te puedo respetar. Ya no tienes lugar en mi submarino.
Me encargue de ese desagradable asunto y luego me preocupé de completar las plazas libres que aún quedaban, la incorporación más destacada fue Georg Schaefer, un joven maquinista amante de las armas, era fuerte como un toro y según su historial también tenía buena puntería con el cañón.
7 de Octubre de 1939, A las 4 de la mañana se despertó a la tripulación.
En el muelle todos formaban junto a sus petates. El submarino ya estaba aprovisionado de combustible, comida, armamento y todo lo necesario para unos 20 días.
-Todos abordo!!!
Una vez dentro los distribuí según mi criterio. Empezaríamos turnos de trabajo así que mas de la mitad de los suboficiales y los marineros tendrían descanso.
Se que debería llamarlos por el apellido, pero mientras se mnteniera la disciplina prefería llamarles por sus nombres.
-Fritz, usted será el jefe de máquinas, compruebe los sistemas y el nivel de combustible, luego ponga avante un tercio en modo de recarga de baterías.
-Otto, usted será el oficial de navegación, nuestras órdenes son patrullar en el sector AM24, trace la ruta más corta y sígala, infórmeme en cuanto la tenga lista.
-Udo, será el oficial de armas, compruebe los torpedos y el TDC, luego podrá descansar, hasta llegar al Mar del Norte no deberíamos tener encuentros con el enemigo.
-Adolf, usted tiene vista de halcón, le entrego la responsabilidad del puente, quiero los cañones limpios y engrasados. Luego puede reunirse con Udo.
-Georg, la sala de máquinas es suya y la diversión desde el cañón de cubierta se la reservaré.
El submarino empezó a moverse y me fui al puente a supervisar la salida de puerto, partíamos a una misión considerablemente más complicada que la anterior pero el puerto estaba vacío; ni enfermeras, ni músicos, ni rosas...
Mandé aumentar la velocidad a dos tercios. El paisaje era más hermoso, cruzábamos los islotes daneses en dirección hacia el Norte.
-Señor la ruta más corta cruza el estrecho de Pentland, justo en la boca del puerto de Scapa Flow
-Electivamente Otto, por allí es donde debemos ir.
-Entonces ya tenemos ruta trazada señor.
-Estupendo, ¿a que distancia está nuestro destino?
-2801 Kms. Señor
-¿tiempo?
-Difícil de calcular hasta comprobar el estado del Mar del Norte y nuestra velocidad, lo que si le puedo decir es que los 483 kms hasta el Mar del Norte nos llevaran 24 horas 38 minutos a esta velocidad.
-Buen trabajo oficial.
Durante ese día nos cruzamos con un par de mercantes de pequeño tonelaje con bandera noruega.
8 de Octubre de 1939, Son las 2 de la mañana, el movimiento del submarino me había despertado, teníamos mar agitada, de los camarotes de proa oía a algún marinero roncar y de la sala de comandancia se oía a uno de los marineros farsanteando ante los demás con una historia sobre la pasada fiesta; en la que aseguraba haber pasado la noche bailado con una señorita, y que de echo fueron dos hermanas gemelas que se lo turnaron sin él darse cuenta, pero que al final terminó en la cama con ambas.
Amaneció un día gris. Las tonalidades de las nubes impedían incluso saber la posición del sol, el oleaje era considerablemente mayor y perdimos algo velocidad. Pedí un parte meteorológico;
Cielo nublado, sin precipitaciones, niebla ligera, velocidad del viento 15 metros por segundo dirección 176
Teníamos el viento de cara y eso nos había retrasado, pero me preocupaba más el tiempo éste, ¿cómo sería en el Mar del Norte? Quedaban apenas 2 horas para llegar
Cambiamos rumbo hacia el Oeste y las gaviotas desaparecieron, eso no era buena señal me fiaba más de ellas que de los partes meteorológicos.
9:30 de la mañana, atravesamos un temporal, llueve con fuerza, retumban los truenos y caen rayos que ponen los pelos de punta. El oleaje golpea en el puente, mandé que hubiera el mínimo de observadores, una ola podría llevarse a uno de mis hombres.
-¡¡¡Barco mercante a 10 grados, velocidad lenta, distancia media, señor!!!- gritó el marinero del hidrófono.
-Adolf!!! No quite los ojos del prismático y éste que no se mueva de los 10 grados!!
-Si señor!! Visibilidad muy mala, sin contacto visual!
-Velocidad estandar Fritz!! Que el hidrófono intente seguir al objetivo!!
-¡¡Señor!! Columna de humo divisada en el horizonte!! Exclamó Adolf.
-Mantener velocidad y rumbo! Adolf identifique la nacionalidad del navío.
Ahora que sabíamos donde se localizaba preferí que el hidrófono buscara posibles escoltas u otros barcos cercanos, el mal tiempo y estar en superficie dificultarían las posibilidades de encontrar nada pero debíamos intentarlo.
-Barco mercante costero inglés avistado!! A unos 300 metros!!!
-¿300? ¿solo?
Estábamos navegando hacia el mercante a 10 nudos por su popa, y lo teníamos a 300 metros, eso significaba que recortaríamos esa distancia rápidamente y ellos nos avistarían, eso si no lo habían echo ya, lanzar torpedos ahora no era viable, no tendrían el recorrido mínimo necesario para armarse y el cañón de cubierta no se podría usar con ese tiempo.
-Fritz, parada total de los motores.
-Señor!! El mercante está virando, parece que empieza maniobras evasivas!!
-Udo!! Prepare el TDC. Fritz atrás dos tercios, necesitamos ganar distancia, en cuanto el mercante vire lo tendremos en un ángulo aceptable. Udo! Prepare torpedos 1 y 2 a velocidad media, profundidad de impacto 5 metros.
-si señor!! Respondieron ambos.
-Abrir tubos 1 y 2.
-Tubos 1 y 2 abiertos señor.
Apunté en la parte delantera:
-Torpedo uno! FUEGO!
Rápidamente apunté en la parte trasera y a los 10 segundos di la orden de disparar el segundo torpedo.
-Rumbo 300, avante un tercio!
La tripulación permaneció en silencio expectante.
El cronómetro marcaba el paso de los segundos...
Tic tac tic tac tic tac tic tac
Se oyó una explosión
-SI!!! Impacto de torpedo!!
Tic tac tic tac tic tac tic tac
Pasaron los diez segundos sin producirse ninguna explosión más. El segundo torpedo se había perdido. Miré por el periscopio y les di la buena noticia a la tripulación, los daños en proa habían sido críticos y el mercante inglés estaba hundiéndose!!!
-Vamos vamos!! Todos a sus puestos, hay que largarse de la zona, avance estándar, Otto, retome nuestro rumbo.
Todos se fueron a sus puestos orgullosos de haber contribuido a la grandeza del Reich, y yo me acababa de apuntar mis primeras toneladas hundidas.
Durante este día, una unidad de la SS ejecutaría a 20 polacos en un cmenterio judío en Swiecie