¡Coñe, Joseph!
Eso sí. Me encanta que el pabellón de la 24 Flotilla quede bien alto a nivel foros, como debe ser.
Y me vais a perdonar la "intromisión" en otro asunto, pero viene como anillo al dedo para ejemplificar algo que yo suelo tener muy presente cada vez que posteo, siempre y cuando no estamos de risas, claro. Y es lo siguiente:
Es cierto que "somos lo que escribimos", tal y como ha dicho más de un comandante en varias ocasiones. Pero hay más: también somos la 24 Flotilla y.....
La 24 Flotilla es lo que escribimos
... además, por supuesto, de nuestros torneos, manuales, etc... Creo que se me entiende sobradamente.
Y ahora volviendo al hilo en cuestión, brevísimamente porque es muy tarde, y tan sólo para dejar el debate emplazado (y abierto, por supuesto, a otras participaciones y puntos de vista).
Como bien dice Huntley, la maniobrabilidad (y, por lo tanto, la fiabilidad motriz) es indispensable del arma acorazada. El motor es el "alma" de un carro de combate, más que su armamento. Segundo apunte: totalmente de acuerdo que a un carro se le combate con armamento contracarro (aviación, cañones autopropulsados o no, minas, etc...). Tercer apunte: concebir un carro de combate para combatir a otro carro de combate es un error de concepto, además de un derroche.
En cuanto al Panther: no tuvo "problemillas" de juventud, eso no es así (y lo siento por los "pantherófilos"). Su enfermedad fue congénita, de concepción. Se pasaron con el peso, y eso el Panther lo estuvo pagando siempre: muy delicado de transmisión; problemático con los cambios; nunca se solucionó satisfactoriamente el problema del sobrecalentamiento. Sus propios manuales de uso lo ilustran perfectamente. Por supuesto, su blindaje formidable, su arma principal y su magnífica óptica hicieron de él un excelente cazador de carros. Sin embargo, los Stug III y IV reconvertidos como cazadores, con un coste infinitamente menor y una maniobrabilidad que le daba cien vueltas al Panther, no lo hicieron peor. Ni muchísimo menos. Si en 1944, Alemania necesitaba crear armamento para detener los carros enemigos, entonces debería haber construido preferentemente cazadores de carros y no carros.
Por cierto, es lo que hicieron los soviéticos en 1942 y 1943. En septiembre de 1942, cuando capturaron el primer Tiger, comprobaron que no tenían un cañón contracarro eficaz contra su blindaje (ni siquiera el terrible 76 zis). El T-34/85 ya estaba diseñado, pero lanzar su producción a gran escala suponía paralizar la producción del existente, el 76, y eso era un lujo que no se podían permitir. Sin embargo, comprobaron que los cañones de 122 mm. y 152 mm de artillería convencional sí le hacían muchísimo daño, sin necesidad de penetrarlo. En un periquete, sobre chasis de KV montaron las casamatas blindadas con cañones de 122 y 152 mm de tiro tenso y nacieron los ISU-122 e ISU-152. El último tan sólo con la energía cinética de la explosión era capaz de arrancar la torreta de un Tiger. Y eso hicieron: en Kursk alinearon varios centenares de "asesinos de animales".
Sobre las cifras de pérdidas de carros de combate de uno u otro bando, mucha tela habría que cortar ahí. Muchos "enemigos" tiene un carro de combate: aviones (el más peligroso y mortífero), otro carro, material contra carro, infantería (mucho cuidado cuando está especializada en lucha antitanque) y hasta la humilde mina, que se cobró un buen peaje. Es muy difícil establecer un balance exacto de los carros destruidos por otros carros. Las pérdidas globales de carros soviéticos reflejan perfectamente las diferentes fases de la guerra y, desde luego, los mayores índices se produjeron en 1941, porcentajes que jamás volvieron a repetirse.
En otro orden de cosas, un carro esperando y bien camuflado puede dar sorpresas muy desagradables. Wittman lo hizo en Normandía, en 1944, en la famosa escaramuza de Villier-Bocage, pero esa misma escaramuza la hizo casi tres años antes una tripulación soviética cerca de Novgorod, en 1941, atacando por sorpresa a una columna de blindados alemanes. Y, ni que decir tiene que el bando que ataca, expone y, por lo tanto, sufre más bajas, pero si el axioma de 3 atacantes por 1 defensor es correcto para que un ataque tenga éxito, entonces el arma blindada soviética en su conjunto entra dentro de esos parámetros: 3 blindados soviéticos destruidos por blindado alemán. En cualquier caso, no hubo ningún síndrome del Tiger o del Panther, como en el frente occidental, y una última cosita: los testimonios de carristas soviéticos coinciden todos en tenerle un profundo respeto al Stug, tan mortífero como un Panther, pero mucho más maniobrable.
Y, por último, lo siento, pero "apuntillemos": si el Panther y sus 45 toneladas era un carro "medio", entonces el IS-2, con sus 46 toneladas, también lo es. Y como nos pongamos a compararlos, me temo que no hay color.
Un saludo.