Operación "Externbrink"

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Operación "Externbrink"

GEKADOS
ALTO SECRETO

El presente documento es altamente confidencial. Sólo debería ser visto por las personas a las que va directamente dirigido. Jamás, bajo ningún concepto, debería ser divulgado ni publicado.



La mayoría de los estudiosos de la Segunda Guerra Mundial ha oído hablar, naturalmente, de muchas de las operaciones alemanas de la época: Operación Baldur (hazaña de Scapa Flow); Operación Bernhard (falsificación de millones de libras esterlinas); Operación Salto de Longitud (Intento de eliminación de los tres grandes durante la conferencia de Teherán); Operación Guardia al Rin (ofensiva de las Ardenas), etc.
En cambio, hay algunas operaciones que no son conocidas en absoluto. Entre ellas, quizá la más oscura, fantástica y secreta es la conocida como Operación Externbrink, llamada así por su impulsor. Se expondrá a continuación un resumen de dicha operación.

Entre el séquito de personas que formaban los círculos íntimos de Adolf Hitler, hubo muchas dedicadas a los temas más heterodoxos concebibles: adivinos, curanderos, radioestesistas, brujos, etc. A ellos, por ejemplo, se les consultó para averiguar el paradero de Benito Mussolini durante su encierro después de la capitulación italiana (por cierto que uno de esos adivinos aprovechó la ocasión para escaparse de sus captores). Entre este séquito se encontraba una persona que era conocida sólo por el propio Hitler, sus ayudantes y, por razones obvias, el Gran Almirante Raeder y el entonces Capitán de Navío Dönitz.
Su nombre era Burkard Externbrink, y era un estudioso de temas parapsicológicos, fundamentalmente la reencarnación de las personas. El fue el que propuso, primeramente a Dönitz, al que conocía a través de la esposa de Adalbert Schnee, y luego a Raeder y a Hitler, la realización de un experimento para reencarnar a los más exitosos comandantes de U-boote. Habida cuenta de que la clonación de seres humanos, ya por aquel entonces en estudio, quedaba todavía fuera del alcance de la ciencia (a pesar de lo que diga Ira Levin en su libro “Los niños del Brasil”), y además sus resultados, por razones obvias, no serían útiles a corto plazo, se decidió impulsar la propuesta de Externbrink.
Ésta tenía la ventaja de que la reencarnación de una persona no tiene límite temporal. Ello significa que, al no fluir el tiempo en el “mundo” donde habitan las almas entre una encarnación y otra, se podría hacer que alguien se reencarnase en otra persona que hubiese existido ya con anterioridad. Las sucesivas reencarnaciones no tienen por que ser una a continuación de la otra en la historia de nuestro mundo, sino que pueden ir salteadas, en orden aleatorio e incluso coexistir. Ello significaba que una persona nacida en 1895 y muerta en 1949, por ejemplo, podía reencarnarse en otra nacida en 1915, o en 1325 o en 1968.
Por ello, se intentó practicar la reencarnación del mismo Dönitz y de los mejores comandantes de U-boote, entre los que estaban Otto Kretschmer, Wolfgang Lüth, Viktor Schütze y Reinhard Hardegen, para poder, por así decirlo, tenerlos por partida doble y contar con su concurso a tiempo para la SGM. Por supuesto que los nombres y físicamente las personas serían distintas de los originales, e incluso, cabía la posibilidad de que no se supiese quienes eran, pero estarían ahí, lo cual era, al fin y al cabo, el resultado buscado por el experimento.
Por otro lado, el Seekriegsleitung (alto mando de la marina alemana) decidió que, al retirar del servicio de combate a Reinhard Hardegen por sus impedimentos físicos (una pierna algo más corta y dificultades estomacales) y una vez que Otto Kretschmer fue capturado, necesitaba dar mucha propaganda a algún comandante en concreto que resultase ser invencible, a fin de disminuir la moral aliada mediante la divulgación de sus hazañas. Algo parecido a lo que sucedió con Erwin Eugen Rommel en las campañas del Norte de África, donde llegó a ser el coco de los soldados aliados.
La búsqueda de este Comandante Invencible fue fácil: se ordenó a varios Comandantes que, cuando dieran cuenta de hundimientos, los radiaran con la enigma de 3 ruedas (que los alemanes ya sabían desfondada por los aliados), identificándose como el U-123 de Reinhard Hardegen.
Al parecer, la parte del experimento fantástico relativo a la reencarnación no tuvo exactamente el éxito esperado, debido al fallo de alguno de los parámetros deseados, lo cual fue corroborado por una comisión de investigación aliada al terminar la guerra.
Este Comité (llamado Comité Lewis, por su presidente, senador por Kentucky durante 4 legislaturas consecutivas), fue formado al tomar conocimiento de los archivos de la marina alemana (Kriegsmarine), en los que había una vaga referencia a Burkard Externbrink y su especialidad. Entre los resultados y recomendaciones finales del Comité Lewis se encontraba la destrucción de los documentos de la US Navy relativos a Reinhard Hardegen y a la búsqueda de su U-boot desde 1943 hasta 1945, al comprobarse que los aliados habían picado cándidamente en el anzuelo puesto por los alemanes.
En relación a la parte del experimento consistente en la reencarnación de los Comandantes más exitosos, se intentó, por procedimientos bastante esotéricos ideados por Burkard Externbrink, que se produjera en alemanes nacidos entre 1910 y 1915. Debido al desconocimiento de varios de los factores que influían en su realización y a la imposibilidad de comprobar si, efectivamente, se habían producido las reencarnaciones, ya que, como se dijo, los nombres, apariencia física y conciencia de los reencarnados serían distintos de los reencarnantes, al final de la guerra, el experimento cayó en el olvido. Además, Externbrink consiguió evadir la persecución de la que fue objeto por parte del comité Lewis, instalándose en otro país, donde vivió con otro nombre y con una profesión tan distinta como la de charcutero.




Muchos años después, en 1977, un chavalillo nacido en Gran Canaria en 1962 que se encontraba en el pueblecito de Beaconsfield, cerca de Londres, Inglaterra, conoció un matrimonio amigo de la familia donde se hospedaba que tenía un cierto acento extranjero.
Una noche, durante una velada dedicada a ciertos experimentos parapsicológicos tan propios de la época, tipo güija, en la que participaba este matrimonio, que decía ser suizo, sostuvo una conversación con el marido, que le dejó escéptico y perplejo. Este hombre era el charcutero del pueblecito.
Le confesó que, en realidad, era procedente de Alemania, y su verdadero nombre no era otro que el de Burkard Externbrink. El asombrado muchacho oyó toda la historia anterior, además del desarrollo posterior a la SGM.
Según decía, a finales de los años 60 descubrió que su experimento había logrado varias reencarnaciones y localizó algunas de las personas reencarnadas, que resultaron haber nacido no en 1910-1915 en Alemania, sino en 1955-1975 en España. Supo así de la existencia de un chico de BARCELONA, que correspondía a Dönitz; OTRO NACIDO EN JEREZ DE LA FRONTERA, que era Viktor Schütze; un tercero nacido en BILBAO, el famoso Otto Kretschmer; Heinrich Liebe, nacido en MADRID; y, amén de muchos otros más, Reinhard Hardegen, nacido en Gran Canaria.
Para su asombro, Externbrink le dijo que él, el chico canario, era su mejor resultado, ya que sus ojos eran exactamente iguales que los de Hardegen, del mismo color y con la misma expresión. También le comunicó que en el futuro participaría otra vez en la misma historia, pero de otra forma distinta y, esta vez, nada dañina para la humanidad, en la que, tal vez, tendría la oportunidad de demostrar que el mejor comandante de U-boot era él, Hardegen y que en la SGM, sus impedimentos físicos le habían negado la oportunidad de haber terminado con el mayor número de tonelaje y barcos hundidos, superando con creces a Otto Kretschmer.
Le contó también que aproximadamente entre los años 2.000 y 2.005 recordaría esta historia al ver una fotografía de Reinhard Hardegen y darse cuenta del tremendo parecido de sus ojos. Estaría de nuevo a las órdenes de Dönitz, y volvería a estar entre algunos de sus antiguos camaradas: Viktor Schütze, Wolfgang Lüth y Otto Kretschmer, con los que volvería a competir por ser el mejor. Incluso sería posible que hubiese algunas curiosas coincidencias en detalles, como números o iniciales.
Al final, estas coincidencias de detalle se dieron, con algunas modificaciones:
- Dönitz volvió a ser Comandante en Jefe, con la misma inicial de su apellido. Ahora comanda la 24ª flotilla de Unterseeboote Geweih, con el nombre de Defcon.
- Viktor Schütze no conservó su nombre ni su acento. Ahora es Juan Pedro “Mancuso”, y tiene acento sevillano. De nuevo bajo su mando el U-103.
- Otto Kretschmer hoy vuelve a ser uno de los mejores comandantes de submarino. Es el Comandante HZ, del U-999.
- Wolfgang Lüth vuelve a ser hoy uno de los Comandantes más destacados, y con mayor dedicación y sentido del deber. Curiosamente, la primera solicitud de su reencarnación actual a la oficina de traducciones ha sido ¡traducir un discurso suyo, de Wolfgang Lüth! Su nombre es Pep, y comanda el U-236.
- Heinrich Liebe se ha reencarnado en el más exitoso comandante del torneo Kretschmer III, y atiende al nombre de Alfonsuas.

Todo esto ha llevado al Comandante en Jefe y al Staff de la 24ª flotilla a preguntarse, ya que todo esto es cierto y se ha comprobado por diversos medios: ¿¿Quién es entonces el Comandante Kron??

El caso de Reinhard Hardegen es, efectivamente, en el que mejor salió la “operación Brinkmann”. Tiene, efectivamente, los ojos azules, con la misma expresión que antes. Quizá incluso demasiado bien, pues si en aquel entonces Hardegen no pudo seguir participando en las operaciones en el frente por una pierna más corta y un estómago enfermo, hoy tampoco puede hacerlo. Esta vez sus impedimentos son un PC con todos los puertos cerrados (que analogía más amarga) y sin posibilidad de luchar en la batalla del Atlántico al no poder acceder a chats ni a modo multiplayer. Hoy, Reinhard Hardegen vuelve a comandar el U-123 y ha tomado el nombre de Eskivoski. Pero es posible que, gracias a los avances técnicos y a la perseverancia, pueda demostrar por fin su auténtica valía.
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