Alemanes en las Islas Canarias Enlace y fotos

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Kamille Rososvky
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Alemanes en las Islas Canarias Enlace y fotos

Buscando material, encontré este artículo con ls fotos. algunas no pude subirlas, por un erro de la conxión en todo caso, las subo aparte. Saludos de Kamille

Fuente:http://www.angulo13.com/angulo13_alfonsoferrer2.htm

Alfonso Ferrer

Hay aspectos de nuestra historia que más bien parecieran extraídos de una novela de espionaje. ¿Cómo se quedaría si le digo que, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, submarinos de la Alemania nazi, pasaron por los puertos de Canarias? ¿Me creería usted si le digo que agentes del régimen alemán paseaban por nuestras islas a sus anchas? ¿Tuvieron una base de operaciones en una misteriosa casa en Fuerteventura?



Encuentro de Franco y Hitler en Hendaya
La neutralidad de España


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España, a priori, no desempeñó un papel relevante durante la guerra. De hecho su postura era, supuestamente, neutral. Sin embargo, muchos datos hacen pensar que hubo algunos acercamientos entre Franco e Hitler. Sin ir más lejos, la Alemania nazi fue uno de los primeros estados en reconocer al régimen franquista.
El encuentro de Hendaya, que tuvieron ambos dirigentes a petición de la parte española, el 23 de octubre de 1940, aunque no dio los frutos esperados, sí fue testigo de estas simpatías. En esta reunión se hicieron una serie de demandas por ambas partes. Una de las peticiones de Hitler era la cesión de una de las islas Canarias (todo hace pensar que Fuerteventura). El archipiélago constituía para el Führer un emplazamiento idóneo para sus operaciones en África. Además, estuvo interesado en Gibraltar. Esto debió despertar las iras de Churchill. El Primer Ministro del Reino Unido amenazó con un todo un despliegue militar para conquistar Canarias si las demandas de Hitler se veían atendidas. Era la denominada Operación Pilgrim: un operativo que incluiría un portaaviones y 5.000 paracaidistas para tomar los puertos de Las Palmas, Tenerife y el aeropuerto de Gando, también en Las Palmas. Aunque, finalmente, Franco y Hitler no llegaron aun acuerdo sí hubo presencia nazi en Canarias como lo demuestra el hecho de que la GESTAPO funcionaba aquí libremente o la visita del almirante Canaris, jefe del servicio de contraespionaje alemán, a Las Palmas, en 1941.
Fuere como fuere, lo que sí parece claro es que barcos y submarinos alemanes atracaron en puertos canarios .No es descabellado pensar que las islas pudieran constituir una zona de paso estratégica, durante los años de la guerra, tanto para los navíos alemanes como para los aliados.


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Los submarinos hacían grandes recorridos a lo largo y ancho del océano Atlántico. El Puerto de la Luz, en Las Palmas o el de Santa Cruz de Tenerife, permitirían el avituallamiento de los sumergibles, que pasaban largas temporadas en alta mar. Pruebas de ello hay. En algunas fotografías de la época podemos observar a estos submarinos alemanes en nuestras
senas.

Las pruebas de lo que contamos están en las profundidades de nuestro mar. Algunos de estos sumergibles hundidos son testigos mudos de una época convulsa que afectó a nuestra geografía. Por que no todas las batallas se libraron en pleno corazón del Atlántico. El U-118 gobernado por el capitán Verner Dreschler, fue hundido por los ingleses, en el norte de Lanzarote. En otro caso, el navío inglés Rochester acabó con los días del U-135, en aguas de Fuerteventura.
Estos episodios los conoce muy bien el periodista Jaime Rubio, autor de “Submarinos y Arqueología Nazi en Canarias”. En sus páginas da cuenta de algunos incidentes de la contienda, que tenían como escenario el archipiélago canario. También nos dice, en una entrevista : “A Canarias llegaban regularmente buques alemanes a través de la consignataria Woermann Linie, con base en el Puerto de La Luz. Durante las dos guerras mundiales el paso de barcos de guerra y submarinos alemanes por Canarias fue constante. Ha habido presencia de submarinos en casi todas las islas, La Palma , La Gomera , Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura. En el caso de los puertos de Gran Canaria y Tenerife existen pruebas documentales del avituallamiento de submarinos nazis durante la II Guerra Mundial, así como de sus barcos nodrizas. También hay constancia de la visita del crucero Schlewig-Holstein a Lanzarote en 1937 y Tenerife en 1938, así como la del acorazado de bolsillo Deuschtland a La Palma en 1938, acompañado de los submarinos U-27 y U-30. En 1939 visitaría Gran Canaria el acorazado Gneisenau, de 26 mil toneladas”
El submarino alemán U118 fue abatido en Canarias.




El último libro de Jaime Rubio habla de la presencia nazi en Canarias.
Espiando en Canarias
Obviamente, todo ese trajín marítimo que se observaba en los puertos canarios iba acompañado de una serie de maniobras de Inteligencia. En palabras de Rubio : “En España, la Alemania de Hitler tenía miles de agentes, unos 10 mil según las listas de los aliados, metidos en casi todos los puntos clave del país: el Ejército, la Policía , la prensa (RNE), los puertos y los servicios secretos. Incluso la primera línea aérea española, Iberia, se fundó con aviones alemanes, al igual que Radio Nacional de España, cuya primera emisora era completamente alemana. La academia general del Ejército estaba dirigida por oficiales alemanes y la Gestapo organizaba la Policía española. ¿Neutral? Sí, en los papeles nada más”
Todo esto requería unas instalaciones. Los nazis encontraron una serie de cuarteles en nuestra geografía desde los que llevar cabo sus operaciones. Existía una base de Inteligencia en el edificio de la casa Woermann, en el Puerto de La Luz , en Las Palmas de Gran Canaria. En esta isla, también contaban con un chalet en Tafira, para refresco de las tripulaciones y una estación de radio, en Pico de Bandama. En Tenerife, los nazis estaban dirigidos por Federico Schmall, que tenía una casa en el Puerto de la Cruz.
En 2006, el investigador Héctor Fajardo y un servidor nos dedicamos a recorrer la geografía canaria en busca de algunos de estos emplazamientos, para elaborar un reportaje para la serie de televisión “Phenomena”. En el Puerto de la Cruz , encontramos la denominada “Casa Amarilla”. Este inmueble semiderruido, tiene un gran valor histórico. No en vano, constituyó el laboratorio del afamado psicólogo Wolfhang Kohler, el máximo exponente de la escuela de la Gestalt. Kohler llevó a cabo en esta casa una serie de experimentos de primer orden con primates. Así, la Casa Amarilla pasó a ser el primer laboratorio primatológico de la historia.


Sin embargo, no pocas voces sitúan a Kohler como jefe de los espías alemanes de la Primera Guerra Mundial. Desde la casa del Puerto de la Cruz habría llevado a cabo interceptaciones de las comunicaciones entre los aliados. Hay que admitir que no deja de ser una historia algo especulativa. Sí es cierto, sin embargo, que esta localidad del norte de Tenerife, gozaba de gran popularidad entre los turistas de toda Europa. Así, bien pudiera haber constituido una puerta de entrada para algunos individuos que no sólo venían a disfrutar de los placeres y paisajes de este lugar.
Pero sin duda, si buscamos un sitio donde lo novelesco cobre dimensiones épicas, debemos desplazarnos a Fuerteventura.


La enigmática Casa Winter
Mucho se ha hablado de un inmueble solitario, ubicado en la península de Jandía. Los rumores situaban a su propietario, Gustav Winter, como espía, al servicio de Hitler. Las controversias han sido innumerables. Los herederos de Winter han intentado defender la figura de su padre, convencidos de que nada tenía que ver con el régimen nazi. Sin embargo, la leyenda no ha hecho más que acrecentarse con el tiempo.
Gustav Winter, fue un ingeniero industrial que llegó a España en 1912. Tras construir varias centrales eléctricas en la península ibérica, llega a Canarias en 1926, mandado por el ministro de Industria de entonces, Antonio Goicoechea. En Las Palmas de Gran Canaria, inaugura el CICER, la actual UNELCO.
Un día, en una travesía con su yate, conoce las costas de Fuerteventura. Winter se habría quedado prendado de la belleza de la solitaria playa de Cofete, en Jandía, Fuerteventura.

La villa Winter



Tras dejar su puesto en la CICER , adquiere la península de Jandía, en 1937. Según los testimonios locales, aquí se hizo dueño y señor de esta tierra. Winter era toda una autoridad y tenía la capacidad de convocar a la Guardia Civil cuando fuera necesario.




Playa de Cofete
La casa de Cofete habría servido de lugar de refresco de tropas. Aquí llegarían los tripulantes de los submarinos para descansar tras largos meses de andaduras por el Atlántico.
La leyenda de la Casa Winter se ha engordado hasta tal punto que incluso se afirma que los submarinos accederían a la villa, a través de cuevas que daban al mar. En gran medida, la fama de este inmueble es debida al libro “Fuerteventura” de Alberto Vázuez Figueroa, en donde relata cómo los soldados alemanes llegaban exhaustos a la casa y eran atendidos por bellas señoritas que hacían más agradable la estancia. En el libro del escritor canario, la casa es una especie de burdel. Si bien es cierto que, a lo largo del libro no se menciona explícitamente a Winter (siempre se habla de una casa en Fuerteventura), las conexiones son inevitables.
En un viaje a Madrid, Vazquez Figueroa nos atendió muy cortésmente en su casa. Lejos de querer elaborar una fábula, me confirmó que su libro está basado en hechos reales… y el escritor es de los que se documentan antes de escribir.


“Parece ser que era una base a donde iban a descansar los oficiales de los submarinos alemanes” nos comenta. “Durante años, el sur de Fuerteventura fue alemán. Los españoles no podían pasar. Se dijo que mucho de los jerarcas nazis hicieron escala allí”. Ciertamente, un muy conocido semanario nacional publicó, hace muchos años que aquí vendría Hitler, nada menos, una vez terminada la guerra. Los familiares de Gustan Winter, llevaron a la revista a los tribunales.
Sobre la figura de Winter, Vázquez Figueroa nos cuenta que “estuvo considerado como uno de los perseguidos por los aliados una vez terminada la guerra”.




Gustav Winter
Hace unos años, el rotativo El País, publicó una “lista negra”. Estaba incluida en un documento desclasificado proveniente de los archivos del Ministerio de Exteriores. Se trataba de una relación de agentes alemanes afincados en España que los aliados pedían a Franco, una vez terminada la guerra, con el objetivo de juzgarlos. En ella de podía leer el nombre de Gustav Winter.
Finalmente, después de documentarnos y hablar con todo el mundo, decidimos poner rumbo a Cofete. Nos sentíamos afortunados de poder acceder a los interiores de la casa Winter y ser los primeros en poder filmarlo todo, por primera vez, para una televisión. Las conversaciones con los responsables de la empresa propietaria en la actualidad, Lopesan, dieron sus frutos. Siempre hubo buen entendimiento con Vicente, uno de los consejeros de la entidad. Hasta tal punto fue así que puso a nuestra disposición un todo terreno y un guía.
Partimos de Morro Jable, al sur de la isla, a mediodía, acompañados de Jaime Rubio . El viaje transcurre por un camino pedregoso y polvoriento. Sólo vemos cabras y tierra. Llegamos a una pista de aterrizaje abandonada. Ésta era usada por Winter, según la leyenda para recibir a los jerifaltes nazis que allí aterrizaban. Según su familia, para poder despegar en caso de asistencia médica urgente hacia Las Palmas de Gran Canaria.


Nos acabábamos de enterar de que, tan sólo unos días antes de llegar nosotros, había sido utilizada por el Ejército del Aire para ejercicios militares.
Subimos por una loma hasta que llegamos a un mirador. Nos asomamos y vemos una larguísima playa (unos 15 kilómetros ) desolada. En seguida, tierra adentro, se remonta una gran cadena montañosa. En medio de aquel solitario paraje, se encuentra la Casa Winter. Desde la distancia da la apariencia de un castillito amurallado con su torre. En este momento, uno se da cuenta de cuan fácil imaginar mil y una historias. ¿Qué hacía una casa en un lugar tan alejado de todo? Parecía estar ubicada con alguna intencionalidad clara. Enfilamos la carretera (camino de tierra más bien) que nos lleva a ella. La vía fue construida por el propio ingeniero alemán.
Al llegar, lo primero que nos llama la atención es una vieja vagoneta de hierro (como las usadas antiguamente en la minería). Se encuentra al lado de la puerta de entrada de la casa. Es alemana, de la marca KRUPP. ¿Para qué una vagoneta? Sería fácil pensar que para construir una gruta artificial, una especie de pasadizo secreto. Cierto es que no hay rastro, en las cercanías, de alguna galería o algo similar.
La casa es espaciosa. La vista al mar es muy amplia. Desde aquí sería muy fácil vigilar el tráfico marítimo. De hecho existe una torre, que sería perfecta para este fin. Con respecto a esta parte de la casa, se ha rumoreado que pudiera haber tenido un faro que hubiera permitido guiar a los navíos alemanes que se aproximaran a la costa.
Nos movemos por los subterráneos. Hay multitud de pequeñas estancias que podrían parecer zonas de descanso para las tripulaciones que allí llegaban pero que, según la familia Winter, resultan ser graneros.
En esta zona de la casa existen tabiques que parecen recientes. Por lo menos más nuevos que el resto de la casa. Da la impresión de que se han limitado de esta manera los accesos a algunos habitáculos, pero no deja de ser una impresión personal.
Otro detalle importante es que da la impresión de que hay zonas huecas. En determinados sitios, al saltar, se escucha un profundo retumbar bajo nuestros pies. Ello es suficiente para imaginar cualquier cosa.
Al salir de la casa, en el cercano pueblo de Cofete, tenemos la oportunidad de hablar con un vecino, de avanzada edad, que nos afirmaba haber participado en la construcción de la casa. Nos decía que la casa se terminó en 1940. La familia Winter, sin embargo, dice que ello fue en 1946, es decir, después de la guerra, con lo cual la casa no habría tenido un uso militar.
Dejamos Fuerteventura para dirigirnos a Las Palmas. Allí se encuentra uno de los herederos de Gustav: su hijo Juan Carlos Winter. Muy amablemente nos concede una entrevista en la que defiende la figura de su padre. “ La casa la construyó allí porque mi padre era un idealista y le encantó el lugar” nos comenta Juan Carlos. Nos dice que trajo a la isla la luz, construyó carreteras, colegios y dio de comer a los niños.
También aclara: “Mi familia tras la muerte de mi padre, escribió una carta a Simon Wiesenthal (el famoso caza-nazis, fallecido en 2005). Éste emitió un certificado en el que se muestra que mi padre no hizo el servicio militar y no tuvo colaboración ni amparó a ningún criminal nazi. El documento exonera de manera clara a mi padre.” ________________________________________

Pista de aterrizaje cerca de la villa Winter

Jaime Rubio junto al autor a los pies de la pista de aterrizaje de los Winter

¿La torre pudo albergar un faro?



Sin duda, al margen de la veracidad o no de ciertas informaciones, los Winter han vivido estigmatizados por rumores, en muchas ocasiones, desproporcionados.
En cualquier caso, todas estas intrigantes historias nos servirán para darnos cuenta de que todavía quedan muchas páginas por escribir sobre el papel que jugó Canarias en algunos conflictos bélicos.
Kamille Rososvky
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