.comisionado
Una vez formada una nueva tripulación, incluyendo una mezcla equilibrada de 'novatos' y marinos con cierta experiencia, se les asigna un U-boot todavía en construcción. Se inicia aquí otra etapa dividida en varias fases, con una duración total de alrededor de tres meses, que une indisolublemente a los hombres con su nave.
- Baubelehrung. El Comandante y su tripulación visitan el astillero y, comenzando desde la quilla, colaboran con los obreros familiarizándose con las diferentes secciones, su funcionamiento y sus particularidades. Es un proceso muy útil que permite conocer a fondo las interioridades y 'secretos' del submarino, como actúa, por que se avería, como se repara, etc.
Los torpederos se afanan sobre el monstruo de 7 metros y tonelada y media de acero recubierto de grasa, comprueban los sistemas de disparo, guiado, propulsión y la correcta presión del aire comprimido acumulado en su interior o en caso de que sea eléctrico la adecuada carga de las baterías. Después lo introducen meticulosamente en el tubo donde una serie de pernos de acero deben encararse milimétricamente con unos orificios en el propio cuerpo del arma, por estos pernos pasan los datos recibidos del TDC que marcan el ángulo de salida, la profundidad y el tipo de detonador a utilizar ya sea magnético o de contacto.
La orden "¡ Torpedo Los !" (lanzad torpedo), o bien la más escueta "¡ Los !" dispara el "Aal" (anguila) hacia su objetivo. En caso de un lanzamiento simultaneo de varios torpedos debe aumentarse proporcionalmente el volumen de los tanques de lastre, evitando que la súbita liberación de peso eleve bruscamente al submarino hacia la superficie. Todos aguantan la respiración mientras en el cronometro manual pasan los segundos. Los problemas con los detonadores son desgraciadamente muy frecuentes, en ocasiones el giroscopio que marca la profundidad del torpedo no actúa como es debido y, simplemente, pasa varios metros por debajo de la quilla del blanco. Sin embargo, si nada de esto se produce y los cálculos han sido correctos una sorda explosión llenará de jubilo a los lobos grises. Otra exploración de la zona con el periscopio y suben a la superficie. Si es necesario el agonizante navío es finiquitado con unos cuantos disparos del cañón de cubierta.
Mucho más complicado es sortear una pantalla protectora de escoltas y golpear un convoy, pero lo mas duro es soportar un ataque ASW (antisubmarino) en inmersión. Los 'pings' del ASDIC (sonar) hielan el corazón de los tripulantes, llega un momento en que oyen perfectamente las hélices de destructores o corbetas pasando sobre sus cabezas seguidas de una serie de siniestros chapoteos. Las cargas de profundidad (Wasserbombe) agitan el submarino como si fuese un corcho, la estructura entera cruje, bombillas, indicadores y válvulas revientan, si alguna carga explota lo suficientemente cerca puede resquebrajar el casco de presión llevando a sus ocupantes a un final horrible. Constantemente se varía de profundidad y dirección mientras los motores ronronean al mínimo de revoluciones intentando desconcertar a los perseguidores, nadie habla, nadie se mueve. Pasan las horas y el aire del interior comienza a corromperse; se utilizan entonces los "Kalipatrone", unas cajas unidas a un respirador que contienen un cartucho de potasa para filtrar el dióxido de carbono dominante.
El pánico puede llevar al temido "Blechkoller", la neurosis de la lata de conserva, una forma de tensión nerviosa que conduce a los hombres a una violenta histeria. El Comandante debe mostrar aquí su nivel de liderazgo y mantener la calma con experiencia y con frialdad, pero no es extraño que si tienen la inmensa suerte de sobrevivir suban inmediatamente a superficie, las escotillas se abran y una violenta bocanada de aire fresco les devuelva a la vida.
Durante el regreso nadie se relaja pero ahora la alegría aflora en los cansados rostros. Si la patrulla ha sido exitosa pintan banderines representando el tonelaje de buques hundidos, luego entran al puerto de origen luciéndolos con orgullo en la torre. Les reciben con honores, es posible que incluso con alguna condecoración, para luego gozar de su mejor premio: un permiso de unas dos semanas, tan solo un pequeño retén (que se organiza de manera rotatíva) permanece a bordo. La paga es similar a las del resto de la Kriegsmarine pero los extras y pluses casi doblan el total. Un tren (BdU Zug) especialmente organizado les transporta directamente a sus hogares con sus familias... hasta la próxima misión.
SALU2
- Unterseebootabnahmekommando (UAK). El U-boot pasa una serie de pruebas y evaluaciones técnicas (navegación, inmersión, etc.) que certifican su correcto funcionamiento.
- Tecnnische Ausbildungsgruppe für Frontunterseeboote (Agrufront). Una vez aceptado y ya comisionado en la Kriegsmarine, el submarino y su tripulación inician un periodo de entrenamiento en condiciones similares al combate. Normalmente un oficial veterano les acompaña actuando como 'instructor' ocupándose de forzar situaciones extremas, observando y corrigiendo las acciones de la tripulación. Al finalizar esta fase el submarino es devuelto al astillero donde se realizan los últimos ajustes.
- Indienststellung. Ceremonia de entrega a la marina alemana, en la que el nuevo Comandante dirige un discurso a la tripulación y a algunos representantes del astillero y sus trabajadores. A todos los efectos el submarino es ahora un arma puesta al servicio de la Ubootwaffe. A partir de aquí se dirige a la base asignada para ser abastecido e iniciar su carrera.
Existe un último proceso que no consta oficialmente en libros ni documentos. Denominado por algunos como Seelenfang, implica la absoluta fusión de todos los miembros del U-boot otorgándole su mayor eficacia operativa. No existe ya una obediencia ciega, sino un deseo incondicional de seguir a su Comandante partiendo de un respeto y una confianza absolutos. Esta fase de reconocimiento mutuo varía según el carácter de los hombres y las circunstancias del servicio, en ocasiones ni siquiera se cumple.
combate
Con el Comandante, algunos Oficiales y parte de la tripulación impecablemente formados en cubierta y acompañados por la música de una banda que toca alegres marchas desde el muelle, los lobos grises parten entre aclamaciones hacia una nueva misión de caza. Un buque de escolta (U-bootbegleitschiff) les guía hasta mar abierto hacia la gloria. Sin embargo la realidad no es tan glamorosa, la vida a bordo de un submarino no tiene nada ni de sencillo ni de cómodo.
Después de avituallarse con combustible, unas 14 toneladas de víveres y torpedos los U-boot cumplen cruceros que promedian unos tres meses de duración. Normalmente navegan en superficie para no agotar las baterías manteniendo una velocidad de unos 10 nudos utilizando los motores diesel, esta posición sin embargo les sitúa a merced de los elementos: en un mar agitado el cocinero (Smutje) no puede utilizar sus fogones y deben comerse viandas frías durante días soportando mareos continuos, además una ola puede barrer a los hombres de vigía en el puente sin que nadie lo note. En el interior las tripulaciones ocupan estrechos aposentos atestados de maquinaría, instrumentos, alimentos o torpedos y duermen en planchas encima de los proyectiles hasta que estos se utilizan, dejando entonces espacio para literas o hamacas.
Los motores hacen subir la temperatura dentro del casco de presión (Druckkörper) rozando en ocasiones los 50º centígrados, el aire se vuelve sofocantemente rancio y la humedad acompaña al submarino durante toda su travesía. Los alimentos frescos se pudren rápidamente, pronto la higiene desaparece y la barbas comienzan a crecer, escasea el agua dulce, no hay duchas y nadie se baña durante una patrulla a menos que se navegue en zonas cálidas; un tufo indefinible lo impregna todo, es una mezcla de sudor y olor de las sentinas, letrinas, cocina, moho y gas oil, mezclado con la colonia al limón (Kolibri) que usan la cincuentena de hombres para eliminar la costra de sal marina de sus cuerpos. No existen ni la intimidad ni la tranquilidad, siempre hay luces encendidas, ruidos desde la sala de radio, el omnipresente traqueteo de los motores y el zumbido de las válvulas de entrada de aire. Para combatir el tedio se organizan actividades a bordo, se juega a las cartas y al ajedrez, se escucha música (el jazz está muy de moda) conectada a los altavoces desde el gramófono de la nave, se leen libros y revistas; todo es bueno para entretenerse, incluso pasar un par de horas arrancando el moho de las hogazas de pan negro (Kommissbrot) de la marina.
La disciplina se relaja pero no se conoce caso alguno de motín o conflictos graves a bordo de un submarino. El Comandante es la figura que aglutina su espíritu, se sienten orgullosos de él y la nave funciona con un único propósito, todos confían en sus camaradas, todos conocen sus obligaciones y cumplen con su deber. No puede ser de otro modo, dependen los unos de los otros y un error o un acto de desidia puede llevarlos a la muerte dentro del ataúd de acero.
Al grito de "¡ Auf Gefechstationen !" (a los puestos de combate), o al más urgente de "¡ Alarm !" (alarma) los hombres en el puente se abalanzan literalmente hacia el interior por las escotillas asegurándolas firmemente, el submarino comienza a sumergirse mientras el personal libre de servicio corre hacia la proa para servir de contrapeso y acelerar la maniobra, una tripulación bien entrenada puede conseguir llevar al fondo a un tipo VII en unos 20 segundos, los motores eléctricos sustituyen a los diesel y la nave se nivela a profundidad de periscopio utilizando los hidroplanos, el timón de profundidad y un preciso llenado de los tanques de lastre. El experimentado "Unterwasserhorcher" (escucha submarino) intenta centrar el objetivo e incluso distinguir si se trata de un carguero o un buque de guerra.
El Comandante observa por el periscopio de navegación y calcula sus posibilidades; si la zona es segura puede llevar de nuevo al submarino arriba, especialmente de noche, e intentar un ataque en superficie. Si se decide por esta posibilidad se arrancan los diesel, todavía en inmersión, y se dirige su escape hacia los tanques para ahorrar así aire comprimido expulsando el agua, la nave emerge y una dotación ocupa rápidamente el puente. El I Wach Offizier ajusta el UZO (U-bootzieloptik), conectado directamente al calculador de tiro (TDC), y el submarino maniobra para colocarse en una buena posición de ataque.
Si por el contrario es más recomendable intentarlo sumergido el Comandante y el I WO suben hasta el periscopio de ataque, situado en la torre entre el puente y la Zentrale (sala de control). Mientras el primero encuadra las miras y las escalas de alcance y dirección el segundo maneja el TDC con la ayuda de varios diales graduados, los datos aparecen en rojo, amarillo, verde, negro y blanco según el tipo de información que proporcionan.

Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."