Al principio de la guerra, las tácticas británicas eran, por así decirlo, poco eficientes, y en una patrulla infructuosa decidí ponerlas a prueba...
Enero de 1940.Mi tripulación y yo nos habíamos aburrido en nuestra área asignada más que una persona inteligente jugando al Final Fantasy. Me dediqué a hacer cortas carreras y luego derivas con motores parados a 50 metros de profundidad para darle caña al hidrófono, pero lo único que detectaba eran patrulleras (y para 5 torpedos que lleva mi tipo IID, yo quiero gastarlos en un carguero, no en una barquita de pesca con un cañon...), así que, como andaba cerca de Harthlepool (o como coño se escriba), decidí darme un paseo...
En el club de oficiales todavía se reían de la carrera estilo mariquita el último que me pegué en mi vano intento de internarme en Firth of Forth (jooooo, que no había profundidad suficiente, coñe...), así que le dije a mi primer oficial: "¡Con dos cojones, Klaus, vamos hasta la cocina!".
Me preparé para esquivar una profunda barrera ASW, pero fue muy facil... porque la barrera estaba formada de patrulleras costeras y un destructor muy, muy lejano. Vamos, cuando pedí un informe de estado a los chicos de la sala de torpedos, me dijeron que estaba la cosa muy jodida porque el marinero Frunze había cantado Órdago a la Chica, así que así de preocupados estaban mis hombres...
Yo no sé si es que siempre pillo una "ventana" en las defensas británicas, o si es que ese día ponían futbol por la tele, porque siempre los pillo despistados: separados por muchas millas, con trayectorias predecibles, y apenas 2 o tres patrulleras y un destructor ocasional.
Así que me metí en Harthlepool sin problema. A 4 Kilómetros ya veía a simple vista el puerto, y me puse a buscar algo de tonelaje que echar a la boca... Pintaba muy bien: un C2 allí aparcado... otro Liberty un poco más allá... todos atracados en puerto... sólo les faltaba un cartelito que dijese "Hundeme, plís".
Como me dolía la vista de hacer esfuerzo con tán poca luz, no me podía creer lo siguiente que vieron mis ojos... así que le dije a mi primer oficial que mirara él mismo... que tampoco se lo creía, y le pidió al oficial de armamento que también mirase...
Cuando el medio centenar de tripulantes de mi submarino habíamos mirado por el periscopio, llegamos al acuerdo de que tantos pares de ojos no podían equivocarse: allí, a 3 km, anclado en puerto, paradito, sin escolta por ningún sitio, perfectamente alineado había un petrolero T2...
Algunos de mis hombres dijeron de bajarse e ir a nado a comprar cupones de la ONCE, porque eso no pasaba todos los días, que esta potra había que aprovecharla...
Con toda la tranquilidad del mundo, entré en su lado del puerto, me alineé a 600m, 90º por la banda de estribor del petrolero... ni siquiera hizo falta meter los cálculos (0º de rumbo, 0 velocidad, y la distancia importaba poco). Mi segundo de abordo se frotaba las manos mientras se preparaba a anotar el tonelaje del petrolero mientras decía: "Es miiiioooo, miiiiii tesssorrrooooo...". Como era un bircho muy grande le solté una salva de 3 pescaditos en 5º de separación... que no lo mataron...
Pero como ni aún así apareció una patrullera, me dió tiempo a recargar un cuarto regalito, y mandar el petrolero al carajo. 10.000 toneladas pa la saca...
La salida, como si nada... el hidrofonista captó por primera vez el sonido de un buque el solito, sin que nadie le dijese nada (le dije: "muy bien, markus, muy bien, hoy puedes comer en la mesa con los demás, ya puedes sacar tu cena de las letrinas..."). Era un pobrecito destructor, que se dirigía a puerto... como me sobraba un torpedo... e iba a pasar a 900 metros frente a mí... en un ángulo precioso... pues le regalé mi último torpedo, que hay que saber compartir...
Vamos, que si los ingleses siguen así de empanados más tiempo, gano la guerra yo solito
