historia (parte 2)

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Aeguir
Leutnant zur See
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historia (parte 2)

barcos utilizaban estos recubrimientos consiguiendo mejoras en cuanto a su velocidad. Posteriores investigaciones demuestran que el HMS Eagle carecía de ese recubrimiento, lo que induce a pensar que pudo topar con una lámina de metal del timón, o quizás, estaba demasiado cansado para poder realizar la operación. A pesar de no tener éxito, la carga explosionó pasado el tiempo determinado, lo que obligo a los ingleses a reforzar la vigilancia y alejar sus barcos. El tortuga realizó otros intentos, pero el clima o las corrientes los convirtieron en fracasos.

En 1800 otro americano, Robert Fulton, botó su submarino el Nautilus. Obtuvo la financiación de los franceses y realizó pruebas de inmersión en el rió Sena antes de su demostración en Ruan. Con Fulton entre sus tres tripulantes, se sumergió a una profundidad de 8m y hundió un pequeño barco con una carga explosiva. Los franceses no quedaron satisfechos y tampoco convenció a los ingleses cuando trato de venderles su invento.

Mas tarde, Fulton aplicaría su ingenio a otro proyecto que sí le daría el éxito deseado, el barco de vapor. Aunque el Nautilus no convenció a nadie, tenia en su diseño novedades muy importantes, como timones horizontales, dos propulsiones distintas para superficie e inmersión (para la primera utilizaba una vela que se plegaba y en inmersión se propulsaba gracias a una hélice manual) y por ultimo, la utilización de botellas de aire comprimido para permitir a los tripulantes respirar durante cinco horas. También fue el primero construido en metal.

La historia se repitió una vez mas cuando en 1850, en la guerra entre Prusia y Dinamarca, un artillero alemán llamado Whilhelm Bauer tubo la misma salida al problema de un bloqueo naval, el submarino. Los daneses bloqueaban el puerto de Kiel y Bauer construyó el Brandtauchen, un sumergible de metal de forma rectangular que se propulsaba gracias a una hélice movida por una gran rueda en el interior de la nave. Su primera inmersión a finales del mismo año tubo éxito y obligó a los daneses a retirar el bloqueo.

Un mes mas tarde, la euforia de Bauer terminaría en el fondo a 60 metros de profundidad. Bauer tubo la sangre fría necesaria para convencer a los dos marineros que le acompañaban, e inundó el submarino, permitiendo la apertura de la escotilla. Cinco horas después del naufragio, aparecieron flotando en la superficie. En ese instante se convirtieron en los primeros en escapar de un submarino hundido. Bauer siguió construyendo e inventando nuevos navíos.

En 1855, diseñó el Seeteufel, en el que transportó varios músicos a Kronstaldt para tocar el himno nacional durante la coronación del zar Alejandro II. Tras la segunda guerra mundial como homenaje a este inventor, se le dio su nombre, al por aquel entonces mas moderno submarino de la armada alemana, un tipo XXI modificado y mejorado.

A finales del XIX, muchos inventores pusieron sus talentos en el mismo objetivo. La carrera aumentaba su ritmo y los competidores hacían grandes avances. En España, un político e inventor Narciso Monturiol, botó en 1858 su primer prototipo para la navegación submarina, se trataba del Ictíneo. Su nave media 7 metros de eslora y su tripulación la componían 6 hombres. Monturiol no pensaba en la capacidad bélica de su invento y el objetivo de su construcción era la pesca del coral y la recuperación de restos de naufragios.

Efectuó pruebas en Barcelona y Alicante que resultaron exitosas, sin embargo, la financiación prometida por el gobierno no llegaría nunca. Monturiol recurrió a otros tipos de financiación, gracias a una suscripción popular consiguió botar su segundo prototipo el Ictíneo II. Este proyecto incluía una innovación asombrosa. Por primera vez se construyó un submarino con propulsión no manual.

Su ingenio, utilizaba una maquina de vapor alimentada con carbón en la superficie y con una mezcla especial de clorato potásico, cinc y dióxido de magnesio durante la inmersión. Esta mezcla especial liberaba oxigeno durante su combustión que los tripulantes aprovecharían. En 1867, realizó la primera salida con esta propulsión y efectuó trece inmersiones a una profundidad de 30 metros y hasta 7 horas de duración.Increíblemente, la falta de apoyo del gobierno continuó, pareciendo no darse cuenta de sus posibilidades militares.Tristemente un año mas tarde, la falta de medios impidió que el proyecto continuase y su nave fue embargada y vendida como chatarra.

Tras su muerte se publicó en 1891 su obra “Ensayo sobre el arte de navegar por debajo del agua”.

La falta de visión del gobierno echó a perder la oportunidad de poner al país a la cabeza en esta carrera.

Al otro lado del Atlántico, en 1864 , en plena guerra civil americana, acontecería un hecho que despejaría las dudas de la posibilidad de un ataque submarino. Otra vez se repetiría la historia, un bloqueo naval y un intento desesperado para romperlo. Los estados de la unión bloqueaban el puerto de Charleston y la idea del ataque submarino apareció de la mano de un latifundista confederado llamado Horace L. Hunley. Hunley utilizó una gran caldera de vapor que transformó en un sumergible. Tenia 13 metros de eslora y algo mas de un metro de diámetro.


Su interior estaba atravesado de proa a popa por un gran cigüeñal que ocho hombres a modo de pistones harían girar para propulsar al submarino a una velocidad de 4 nudos. Se sumergía embarcando agua en sus tanques y disponía de timones de profundidad y dirección. No tenia ningún medio para regenerar el aire en la cabina, lo que limitaba el tiempo de inmersión. En un principio, su táctica de ataque sería pasar por debajo del objetivo llevando a remolque una carga explosiva que permanecía flotando en la superficie y que chocaría contra el casco del enemigo. Mas tarde, se sustituyó por un “torpedo pértiga”. Este consistía en un poste de madera con una carga explosiva en la punta que a modo de arpón se ensartaría en el objetivo chocando contra el.

Sus pruebas fueron desastrosas, naufragó en cinco ocasiones llevándose la vida de sus tripulantes, incluido el propio Hunley. La situación desesperada de los confederados, su tenacidad y su convicción en el potencial del arma hizo que estos no cejasen en su empeño. Reflotaron el submarino, lo llamaron CSS HUNLEY, buscaron nuevos voluntarios y encargaron al teniente George Dixon que continuase con los planes. El 17 de febrero, Dixon realizó un ataque contra el barco USS Housatonic que pasaría a la historia como el primer navío de guerra hundido por un submarino. Sin embargo la victoria no fue completa ya que el Hunley desapareció con su presa. Durante 131 años se pensó que la explosión lo había destruido. Recientemente, en 1995, se localizaron sus restos y se ha podido saber que no fue así. En la actualidad existen planes de reflotarlo para su restauración y exposición al publico.
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"LO DIFICIL SE HACE,LO IMPOSIBLE SE INTENTA"
"Thorkan no te olvidare"
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