Saludos Comandantes:
El AMC, tiene el placer de informarles que la segunda misión Single de la Campaña de 1942, está disponible en descargas. Su autor Zaunkonig, es ya un veterano en la creación de misiones para la 24, lo cual asegura el éxito.
INFORME DE LA MISION
El Sabado 7 de Diciembre de 1941, los japoneses lanzaron un ataque devastador sobre la flota estadounidense en Pearl Harbor.
El III Reich decidio cumplir su compromiso con Japon, el 11 de Diciembre Alemania declaro la guerra a los Estados Unidos.
Dönitz estaba encantado, en su opinion los Estados Unidos habian hecho la guerra a sus submarinos burlando la neutralidad, y ahora se le ofrecia la oportunidad de devolver el golpe, la guerra con Estados Unidos comenzaria con un "redoble de tambor".
La primera oleada estaria en posicion de ataque a mediados de Enero de 1942, para esta mision Dönitz decidio enviar Submarinos con gran autonomia del Tipo IXC(1941)
Dirijase a la costa este de los Estados Unidos entre el río San Lorenzo y el cabo Hatteras, aprovisionese de combustible y alimentos tanto como le sea posible, su mision consiste en operar a la altura de Nueva York, no debe lanzar ningun ataque antes de llegar allí, para no revelar su posicion, la única excepción es si se tropieza con un buque de 10.000 Tm o más.
Buena Suerte.
Bdu
Misión 1942-B-Single Operación Paukenschlag
Moderador: MODERACION
Misión 1942-B-Single Operación Paukenschlag
Última edición por franbelap el 13 Oct 2006 21:40, editado 2 veces en total.


Operación Paukenschlag
Dos días antes del ataque a Pearl Harbour, 7 de diciembre de 1941, Hitler dió la orden de levantar todas las limitaciones a la guerra submarina contra los EE.UU. Un mes antes se había comprometido con el Imperio del Sol Naciente a realizar una operación de ataque al tráfico marítimo estadounidense en la costa este. La primera acción fue llamada Paukenschlag (redoble de tambor) e implicó a un total de 26 U-boote. Poco antes de partir el Almirante reunió a sus comandantes y les dijo: “Van a ir a operar en las costas americanas desde Nueva escocia hasta el cabo Hatteras. En esas aguas, todavía vírgenes, deben encontrar condiciones al menos tan favorables como las de las aguas británicas hace poco más de un año. Todo aconseja aprovechar tal situación con rapidez y energía. La inexperiencia de los americanos no durara mucho. Halifax se encuentra a 2400 millas de aquí, Nueva York a 3000, la rada de Sydney (Nueva escocia) a 2200. Partirán por separado cuando estén dispuestos. La travesía deberá hacerse a marcha económica –diesel y eléctrica- para permanecer el mayor tiempo posible en la zona de operaciones. A partir de los 40 grados de longitud quedaran invisibles y no atacaran, excepto a barcos de guerra a partir de cruceros y a buques mercantes por encima de las 10000 toneladas, y estos últimos solo si pasan por delante de sus tubos de lanzamiento. Una vez lanzado su último torpedo, volverán a toda velocidad para repostar y regresar. Me reservo fijar la fecha del, «Paukenschalg», nombre de esta operación. La fecha dependerá del tiempo, porque es necesario que estén todos presentes para ese «redoble de tambor». De día quedaran posados en el fondo en la proximidad de la costa, para atacar de noche en superficie.”
Hardegen fue el primero en atacar antes de la fecha indicada por Donitz, 10 de enero de 1942. Opinó que el Cyclops (británico, 9076 Tm) era “digno de un torpedo” aunque no estuviera en su zona de operaciones.

El 13 de enero fue el día escogido para el ataque y el U-123 de Hardegen estaba en Nueva York. Anotó en su diario de a bordo: “Lástima que delante de Nueva York no tenga conmigo dos grandes minadores para poner bancos de explosivos, y esta noche diez o veinte submarinos además del mío. Estoy seguro de que todos habrían logrado éxitos muy satisfactorios. He podido contar una veintena de mercantes, parte de ellos con las luces de posición encendidas, que se mantenían muy cerca de la costa.”

Los americanos siguieron sin tomar ninguna medida lo que permitió a Hardegen en las cercanías de hundir entre los días 14 y 15 al Norness (panameño, 9577 Tm) y al Coimbra (británico, 6768 Tm).


No fue hasta el día 19 que Hardegen volvio a entrar en acción y lo hizo contundentemente. Dejemos que el mismo nos lo cuente con su anotación en el diario: “Emerjo hacia la una frente al Cabo Hatteras. Tengo todavía seis torpedos. Debo utilizarlos aquí. A las 3,04 horas una luz a la derecha. Un mercante de 4.000 toneladas muy cargado. Lanzo desde 800 metros a las 4,41. Fallado. El torpedo ha tomado una falsa trayectoria; lo indica sin posibilidad de duda nuestro aparato de escucha que sigue la marcha del torpedo. En el barco no se han percatado de nada. Me acerco a 400, a 300 metros detrás de él, sobre su misma ruta y a su misma velocidad, y luego adelanto a la derecha a toda velocidad. A algunas millas al noroeste de la boya de Wimble Shoal lanzo otro torpedo a distancia de 450 metros. El proyectil acierta al mercante a popa de la chimenea y lanza al aire una canoa de salvamento y parte de la superestructura... La nave se hunde con rapidez; la popa choca pesadamente con el fondo del mar mientras la proa se dirige al cielo. Durante el ataque han pasado otros tres buques en sentido opuesto, con rumbo a mar abierto. ¿Han oído la explosión? Pronto lo sabré. A toda velocidad parto en su seguimiento. No, porque mientras tanto me he fijado en una luz que me interesa más. Esta vez se trata de un barco de pequeño cabotaje, demasiado pequeño para uno de los cuatro torpedos que me quedan. Me abstengo. Llegan otros. El siguiente mercante debe desplazar casi 4.000 toneladas. Está tan próximo a las balizas del canal que debo atacar en un punto donde la profundidad es apenas de 7-8 metros, teniendo en cuenta la claridad que proviene de la orilla. ¡Menuda desgracia para mi si me descubre! En esta profundidad no puedo sumergirme. Los barcos siguen abundando por el paraje. Una nave enorme pasa delante de mí y naturalmente me localiza. No tengo otra posibilidad. La gran nave se dirige a nosotros directamente para tratar de embestirnos. No había previsto tal eventualidad y suponía que habría escapado. La distancia que nos separa es sólo de 400 metros, pero los motores rugen a todo régimen. El agua no es más profunda de 20
metros. Para una inmersión rápida, a toda velocidad, la profundidad no es suficiente y además de todos modos la nave me embestiría durante la inmersión.
A 600 metros el petrolero "Osmos II" de 16.966 toneladas comienza a seguirnos. Creerá que tenemos entre manos algo feo. No conociendo bien los submarinos, el comandante del petrolero no puede saber que una "vaca marina" difícilmente puede sumergirse con un fondo de sólo veinte metros. Es ya una suerte que no pueda hacer fuego a causa de la altura de su proa. Lentamente la distancia aumenta y dos horas después ya no pueden alcanzarnos. Comunican todavía nuestra posición y nuestra ruta y dan a la aviación los datos. Regulo la trayectoria del torpedo a dos metros para que, al salir del tubo de lanzamiento, no vaya a hincarse de cabeza en el fondo del mar.
Para estar seguro de hacer blanco me acerco a 250 metros. El torpedo da dos saltos fuera del agua, prosigue su curso en una estela de espuma y acierta a la nave en la parte de popa. El estruendo de la explosión nos zumba en los oídos, y el submarino tiembla. Una verdadera suerte que no nos haya sucedido nada. Poco tiempo después el mercante reposa en el fondo del mar.
Son las 9,30. Detrás de mí varias luces a la vista, cinco buques en fila india. El de cabeza es un petrolero. Sobre el horizonte me parece bastante corto, lo calculo de sólo 2.000 toneladas. ¡No vale un torpedo! Entonces con el cañón. Me pongo en su estela. Los otros cuatro barcos están a 2.000, 3.000 metros a popa, luego bastante alejados. Emerjo detrás de él.
A las 10,34 mando abrir el fuego. Todo marcha de maravilla. El petrolero ha recibido al menos seis proyectiles a popa, en las máquinas. Se para y se incendia. Ya que está ardiendo, juzgo que por el momento tiene suficiente y voy a ocuparme de los otros con los torpedos. La nave más cercana marcha a 14-15 nudos, y así tengo dificultad para alcanzarla Pero ya otra viene en sentido inverso dirigida al norte. ¡Dios mío, qué tráfico! Por tanto, cambio de blanco. Pero también, ésta se aleja velozmente, y dentro de poco será de día. Apenas tendré tiempo de lanzar antes de que se levante el sol. En este momento mi petrolero transmite por radio que sigue en llamas, que ha sido atacado a cañonazos por un submarino y que hay que avisar a la primera estación naval.
Se trata del "Malay", 8.027 toneladas de desplazamiento. No pensaba que pudiera ser tan grande. Tengo que darle el golpe de gracia. Desdichadamente se para un Diesel por rotura de un tubo de refrigeración. Me lanzo a toda velocidad con un solo motor válido contra otro mercante. A las 12 llego a una distancia de 450 metros y lanzo. Toco el blanco detrás de la chimenea. El carguero, destrozado, se hunde pesadamente. Con este buque el submarino habrá hundido más de un total de 200.000 toneladas, de ellas 100.000 bajo mi mando.
Y ahora, rápido hacia el "Malay" que ha apagado su incendio y señala por radio que se ha salvado. Pero ya no se ve. Para fortuna nuestra, el fuego se reaviva a bordo. Lo seguimos por el olfato cuando vemos dos sombras paradas ante nosotros. Poco antes de llegar nosotros, el petrolero sale hacia Norfolk, a 340°. La otra nave, "City of Delhi", de 7.443 toneladas de desplazamiento, está bajando al mar una lancha. Podría lanzar muy bien sobre este barco parado, pero me molesta ver todavía a salvo el petrolero. Quiero aguarle la fiesta, ya que lleva un cargamento precioso. Son ahora las 12,44, y voy a dar el golpe de gracia al petrolero. Después de una carrera de 28 segundos, blanco en las máquinas a popa. Esto es lo que pasa cuando se anuncia demasiado pronto la salvación. ¡Estábamos a la escucha a 600 metros! Ahora parece lo mejor que me aleje, con los motores a toda marcha.”

Las últimas victimas del U-123, de vuelta a casa, fueron el Culebra (británico, 3044Tm) y el Pan Norway (noruego, 9231 Tm). Ambos fueron hundidos con el cañon de proa porque no quedaban torpedos. Hardegen hundió ocho barcos que sumaron 49421 Tm y daño otro de 8206. Al enterarse de este éxito Donitz mandó, muy eufórico para su forma de ser, este mensaje: "An den Paukenschläger Hardegen. Bravo! Gut gepaukt. Dönitz." (Para el tamborilero Hardegen. ¡Bravo! Buen redoble. Doenitz).

En total durante la operación Paukenschlag se hundieron 72 barcos, entre ellos 23 petroleros, sumando unas 401000Tm.
Y yo les pregunto: ¿Será la 24 capaz de batir estos registros?
El AMC.
Dos días antes del ataque a Pearl Harbour, 7 de diciembre de 1941, Hitler dió la orden de levantar todas las limitaciones a la guerra submarina contra los EE.UU. Un mes antes se había comprometido con el Imperio del Sol Naciente a realizar una operación de ataque al tráfico marítimo estadounidense en la costa este. La primera acción fue llamada Paukenschlag (redoble de tambor) e implicó a un total de 26 U-boote. Poco antes de partir el Almirante reunió a sus comandantes y les dijo: “Van a ir a operar en las costas americanas desde Nueva escocia hasta el cabo Hatteras. En esas aguas, todavía vírgenes, deben encontrar condiciones al menos tan favorables como las de las aguas británicas hace poco más de un año. Todo aconseja aprovechar tal situación con rapidez y energía. La inexperiencia de los americanos no durara mucho. Halifax se encuentra a 2400 millas de aquí, Nueva York a 3000, la rada de Sydney (Nueva escocia) a 2200. Partirán por separado cuando estén dispuestos. La travesía deberá hacerse a marcha económica –diesel y eléctrica- para permanecer el mayor tiempo posible en la zona de operaciones. A partir de los 40 grados de longitud quedaran invisibles y no atacaran, excepto a barcos de guerra a partir de cruceros y a buques mercantes por encima de las 10000 toneladas, y estos últimos solo si pasan por delante de sus tubos de lanzamiento. Una vez lanzado su último torpedo, volverán a toda velocidad para repostar y regresar. Me reservo fijar la fecha del, «Paukenschalg», nombre de esta operación. La fecha dependerá del tiempo, porque es necesario que estén todos presentes para ese «redoble de tambor». De día quedaran posados en el fondo en la proximidad de la costa, para atacar de noche en superficie.”
Hardegen fue el primero en atacar antes de la fecha indicada por Donitz, 10 de enero de 1942. Opinó que el Cyclops (británico, 9076 Tm) era “digno de un torpedo” aunque no estuviera en su zona de operaciones.

El 13 de enero fue el día escogido para el ataque y el U-123 de Hardegen estaba en Nueva York. Anotó en su diario de a bordo: “Lástima que delante de Nueva York no tenga conmigo dos grandes minadores para poner bancos de explosivos, y esta noche diez o veinte submarinos además del mío. Estoy seguro de que todos habrían logrado éxitos muy satisfactorios. He podido contar una veintena de mercantes, parte de ellos con las luces de posición encendidas, que se mantenían muy cerca de la costa.”

Los americanos siguieron sin tomar ninguna medida lo que permitió a Hardegen en las cercanías de hundir entre los días 14 y 15 al Norness (panameño, 9577 Tm) y al Coimbra (británico, 6768 Tm).


No fue hasta el día 19 que Hardegen volvio a entrar en acción y lo hizo contundentemente. Dejemos que el mismo nos lo cuente con su anotación en el diario: “Emerjo hacia la una frente al Cabo Hatteras. Tengo todavía seis torpedos. Debo utilizarlos aquí. A las 3,04 horas una luz a la derecha. Un mercante de 4.000 toneladas muy cargado. Lanzo desde 800 metros a las 4,41. Fallado. El torpedo ha tomado una falsa trayectoria; lo indica sin posibilidad de duda nuestro aparato de escucha que sigue la marcha del torpedo. En el barco no se han percatado de nada. Me acerco a 400, a 300 metros detrás de él, sobre su misma ruta y a su misma velocidad, y luego adelanto a la derecha a toda velocidad. A algunas millas al noroeste de la boya de Wimble Shoal lanzo otro torpedo a distancia de 450 metros. El proyectil acierta al mercante a popa de la chimenea y lanza al aire una canoa de salvamento y parte de la superestructura... La nave se hunde con rapidez; la popa choca pesadamente con el fondo del mar mientras la proa se dirige al cielo. Durante el ataque han pasado otros tres buques en sentido opuesto, con rumbo a mar abierto. ¿Han oído la explosión? Pronto lo sabré. A toda velocidad parto en su seguimiento. No, porque mientras tanto me he fijado en una luz que me interesa más. Esta vez se trata de un barco de pequeño cabotaje, demasiado pequeño para uno de los cuatro torpedos que me quedan. Me abstengo. Llegan otros. El siguiente mercante debe desplazar casi 4.000 toneladas. Está tan próximo a las balizas del canal que debo atacar en un punto donde la profundidad es apenas de 7-8 metros, teniendo en cuenta la claridad que proviene de la orilla. ¡Menuda desgracia para mi si me descubre! En esta profundidad no puedo sumergirme. Los barcos siguen abundando por el paraje. Una nave enorme pasa delante de mí y naturalmente me localiza. No tengo otra posibilidad. La gran nave se dirige a nosotros directamente para tratar de embestirnos. No había previsto tal eventualidad y suponía que habría escapado. La distancia que nos separa es sólo de 400 metros, pero los motores rugen a todo régimen. El agua no es más profunda de 20
metros. Para una inmersión rápida, a toda velocidad, la profundidad no es suficiente y además de todos modos la nave me embestiría durante la inmersión.
A 600 metros el petrolero "Osmos II" de 16.966 toneladas comienza a seguirnos. Creerá que tenemos entre manos algo feo. No conociendo bien los submarinos, el comandante del petrolero no puede saber que una "vaca marina" difícilmente puede sumergirse con un fondo de sólo veinte metros. Es ya una suerte que no pueda hacer fuego a causa de la altura de su proa. Lentamente la distancia aumenta y dos horas después ya no pueden alcanzarnos. Comunican todavía nuestra posición y nuestra ruta y dan a la aviación los datos. Regulo la trayectoria del torpedo a dos metros para que, al salir del tubo de lanzamiento, no vaya a hincarse de cabeza en el fondo del mar.
Para estar seguro de hacer blanco me acerco a 250 metros. El torpedo da dos saltos fuera del agua, prosigue su curso en una estela de espuma y acierta a la nave en la parte de popa. El estruendo de la explosión nos zumba en los oídos, y el submarino tiembla. Una verdadera suerte que no nos haya sucedido nada. Poco tiempo después el mercante reposa en el fondo del mar.
Son las 9,30. Detrás de mí varias luces a la vista, cinco buques en fila india. El de cabeza es un petrolero. Sobre el horizonte me parece bastante corto, lo calculo de sólo 2.000 toneladas. ¡No vale un torpedo! Entonces con el cañón. Me pongo en su estela. Los otros cuatro barcos están a 2.000, 3.000 metros a popa, luego bastante alejados. Emerjo detrás de él.
A las 10,34 mando abrir el fuego. Todo marcha de maravilla. El petrolero ha recibido al menos seis proyectiles a popa, en las máquinas. Se para y se incendia. Ya que está ardiendo, juzgo que por el momento tiene suficiente y voy a ocuparme de los otros con los torpedos. La nave más cercana marcha a 14-15 nudos, y así tengo dificultad para alcanzarla Pero ya otra viene en sentido inverso dirigida al norte. ¡Dios mío, qué tráfico! Por tanto, cambio de blanco. Pero también, ésta se aleja velozmente, y dentro de poco será de día. Apenas tendré tiempo de lanzar antes de que se levante el sol. En este momento mi petrolero transmite por radio que sigue en llamas, que ha sido atacado a cañonazos por un submarino y que hay que avisar a la primera estación naval.
Se trata del "Malay", 8.027 toneladas de desplazamiento. No pensaba que pudiera ser tan grande. Tengo que darle el golpe de gracia. Desdichadamente se para un Diesel por rotura de un tubo de refrigeración. Me lanzo a toda velocidad con un solo motor válido contra otro mercante. A las 12 llego a una distancia de 450 metros y lanzo. Toco el blanco detrás de la chimenea. El carguero, destrozado, se hunde pesadamente. Con este buque el submarino habrá hundido más de un total de 200.000 toneladas, de ellas 100.000 bajo mi mando.
Y ahora, rápido hacia el "Malay" que ha apagado su incendio y señala por radio que se ha salvado. Pero ya no se ve. Para fortuna nuestra, el fuego se reaviva a bordo. Lo seguimos por el olfato cuando vemos dos sombras paradas ante nosotros. Poco antes de llegar nosotros, el petrolero sale hacia Norfolk, a 340°. La otra nave, "City of Delhi", de 7.443 toneladas de desplazamiento, está bajando al mar una lancha. Podría lanzar muy bien sobre este barco parado, pero me molesta ver todavía a salvo el petrolero. Quiero aguarle la fiesta, ya que lleva un cargamento precioso. Son ahora las 12,44, y voy a dar el golpe de gracia al petrolero. Después de una carrera de 28 segundos, blanco en las máquinas a popa. Esto es lo que pasa cuando se anuncia demasiado pronto la salvación. ¡Estábamos a la escucha a 600 metros! Ahora parece lo mejor que me aleje, con los motores a toda marcha.”

Las últimas victimas del U-123, de vuelta a casa, fueron el Culebra (británico, 3044Tm) y el Pan Norway (noruego, 9231 Tm). Ambos fueron hundidos con el cañon de proa porque no quedaban torpedos. Hardegen hundió ocho barcos que sumaron 49421 Tm y daño otro de 8206. Al enterarse de este éxito Donitz mandó, muy eufórico para su forma de ser, este mensaje: "An den Paukenschläger Hardegen. Bravo! Gut gepaukt. Dönitz." (Para el tamborilero Hardegen. ¡Bravo! Buen redoble. Doenitz).


En total durante la operación Paukenschlag se hundieron 72 barcos, entre ellos 23 petroleros, sumando unas 401000Tm.
Y yo les pregunto: ¿Será la 24 capaz de batir estos registros?
El AMC.
Última edición por arahoel el 13 Oct 2006 17:36, editado 1 vez en total.

No lo dudes arahoel, la 24 tiene la misma valía y calidad para igualar esa cifra. Ahora mismo me la bajo y a darle a los yanquis duro. Un saludo y a por ellos. 
Editado. Lo se cami y gracias por tu puntualizacion, ya lo he quitado para no herir sensibilidades, era un momento de euforia, jejeje.

Editado. Lo se cami y gracias por tu puntualizacion, ya lo he quitado para no herir sensibilidades, era un momento de euforia, jejeje.

Última edición por Haifisch el 13 Oct 2006 16:29, editado 3 veces en total.
Kapitantunant,,, Frus Fris Von_Haifisch
Comandante del U-178, Calaverorcio alado de la 24,
La guerra es dura, caballeros; los Follonarios, más

Comandante del U-178, Calaverorcio alado de la 24,
La guerra es dura, caballeros; los Follonarios, más
