Fue reformado en los Astilleros Vulcano de Barcelona, con un desplazamiento de 5.284 toneladas, llevaba su propia fábrica de hidrógeno y su capacidad para hidroaviones era de unos 20, dependiendo del tamaño de ellos, más otros tantos en un hangar bajo la cubierta principal, con un ascensor que los elevaba hasta la cubierta de vuelo.

Justo un año después de su incorporación, el portahidros Dédalo, se desplaza a la costa de África para participar en la Campaña de Marruecos. El hecho, acaecido durante el mes de Agosto de 1922, fue un acontecimiento aeronáutico de gran interés para los aviadores y marinos de la época. El objetivo prioritario del Dédalo y de su escuadrilla de hidroaviones consistía en cartografíar y explorar la costa de Beni-Urriaguel y los movimientos de la cábila rifeña, a la vez de cooperar con los aviones basados en tierra y los hidroaviones de la Aeronáutica Militar con base en Mar Chica. El capitán de fragata Pedro María Cardona estuvo al mando de la escuadrilla de la Aeronáutica Naval. La primera campaña del portahidros en Marruecos (desde el 2 de Agosto hasta el 15 de Noviembre) fue todo un éxito, siendo el único buque de guerra europeo que realizó operaciones aeronavales desde la Revolución Rusa de 1917 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.
El 30 de Agosto de 1924, Primo de Rivera publica en una nota de prensa oficial que un golpe de mar en pleno temporal se había llevado de la cubierta del buque nueve hidroaviones Supermarine, recién adquiridos en Southapton, Inglaterra. Sólo pudieron salvarse dos hidroaviones Supermarine de los doce originales, que desde entonces operaron con base en Ceuta en servicios sobre Tiguisas y Lau. A los accidentes ocurridos, había que añadir el recelo que los oficiales tradicionales de la Armada sentían hacia la aviación, y las limitadas esperanzas de ascenso que tenían los oficiales que se dedicaban a la especialidad aérea; no obstante, es importante reseñar que ambas dificultades también se reflejaron en las armadas Estadounidense y Británica de la época, pioneras en el desarrollo de la aviación naval.
"los aviadores de la Aeronáutica Naval, poniendo a prueba su entusiasmo, pericia y abnegación, tanto para vencer las dificultades que presentaban las malas condiciones del Dédalo en las maniobras de botar e izar los hidros, como en el del mayor riesgo en despegues, amarajes, y vuelos de guerra, multiplicaban su esfuerzo, interesados en prestar eficaces servicios y con ello elevar el prestigio de su especialidad ante el parecer de los oficiales de los buques, que como factor común del sentir general de los profanos a la Aeronáutica de aquel tiempo, no reconocían ni apreciaban la utilidad de los servicios que a favor de los buques, o contra otros objetivos de importancia podían ejecutarse desde el aire". José Gomá Orduña en su Historia de la Aeronáutica Naval.
"¿Para qué puede servir un avión embarcado sobre un buque, un buque transporte de aviones, tipo "Dédalo" o un portaaviones moderno? El portaaviones, ni es una unidad de combate ni es un arma; es un armatoste carísimo ... Un avión embarcado sobre un buque de guerra tiene utilidad casi nula. La idea de llevarlo es anticuada...". General Francisco Echagüe, director de la Aeronáutica Militar

En 1925 se llevó a cabo el desembarco de Alhucemas, una compleja operación anfibia que tenía como objetivo pacificar definitivamente el protectorado Español de Marruecos. Según el plan de operaciones del 30 de Abril de 1925 presentado al Directorio el objetivo era "Ocupar una base de operaciones para permitir la maniobra de un cuerpo de 20.000 hombres, aproximadamente, desde la playa de Cebadilla hasta Adrar Sedun inclusive, comprendiendo en ella la península del Morro Nuevo, Cabo del Quemado, Morro Viejo, Cala Bonita, Buyifar, Monte Palomas y Monte Malmust". Nuevamente, la Aeronáutica Naval tuvo una actuación importante en tan destacada fecha y, junto con la Aeronáutica Militar, tuvo como objetivo batir las posiciones enemigas y evitar cualquier maniobra defensiva que el enemigo hubiera podido desarrollar. Durante el Desembarco de Alhucemas entró en combate la Escuadrilla de Aeronáutica Naval de Macchis bajo el mando del teniente de navío Francisco Andrade, con los siguientes pilotos: tenientes de navío Ramón Duran y Julio Guillén y los alféreces de navío Guillermo Llera, Tomás Moyano, Luis de la Guardia, Jose Barrera y José Alemán. Esta escuadrilla estaba embarcada en el Dédalo, a las ordenes del ahora capitán de fragata Pedro Cardona, que desarrolló una intensa acción ofensiva y contribuyó de manera significativa al éxito de la operación. Es interesante recordar que Francia también destacó una escuadrilla de aviación naval, la "Farman Goliat" (al mando del teniente de navío D.M. París) para dar soporte a su escuadra. El 17 de Septiembre de 1925, la Aeronáutica Naval vuelve a actuar al bombardear Sidi Dris y Cabo Quilates, además de una posiciones y cuevas construidas por los rebeldes.
Pero el material de la Aeronáutica Naval empezaba a quedarse obsoleto. Como denunciaba el Almirante Francisco Moreno en unos trabajos efectuados entre 1932 y 1933, el material de vuelo consistía únicamente en los anticuados hidroaviones Dornier y Savoia que, al no estar dotados ni de torpedos ni bombas, solo tenían capacidad para llevar a cabo misiones de exploración. Los Vickers Vildebeest que estaban siendo construidos por CASA para la Aeronáutica Naval, tampoco habían sido encargados con armamento, por lo que muchos oficiales dudaban de su operatividad futura. También era una constante preocupación de la Armada el hecho de que ninguno de los buques en servicio de la época tubiera instalaciones para llevar aviones. Los dos cruceros tipo "Canarias" que se estaban construyendo habían sido proyectados con capacidad para llevar un hidroavión, pero todavía no se había decidido ni el tipo de catapulta ni el modelo de avión a transportar. En cuanto a nuestra capacidad aeronaval, las palabras del Almirante Moreno son esclarecedoras: "El vapor Dédalo, designado erróneamente como portaaviones, es, sencillamente, un transporte de aviación, cuya principal utilidad es la que proporcionan los talleres en él instalados. Puede conducir hasta una docena de aparatos del tipo corriente; por lo demás, el buque, lento y viejo, no podrá durar mucho tiempo".
Al inicio de la Guerra Civil de 1936, la Aeronáutica Naval se encuentra en uno de sus momentos más fuertes (más en el aspecto cuantitativo que en el cualitativo), como resultado de un desarrollo brillante y una gran capacidad operativa. Si bien es cierto que no se puede hablar de aviación embarcada, debido a la inoperatividad del Dédalo por aquellas fechas, también lo es que la experiencia de los aviadores navales era muy alta. La Armada Española operaba en ese momento unas 12 escuadrillas, que cuentan con cerca de un centenar de aviones. La mayoría son hidroaviones Savoia, Dornier Wal y anticuados cazas Martinsyde F.4, pero cuenta también con una escuadrilla de 27 torpederos Vickers Vildebeest, uno de los aviones más sofisticados de la época y posiblemente los más modernos disponibles en toda la península. La mayoría de estos aparatos permanecen fieles al Gobierno de la República, junto con las bases de San Javier, Barcelona y con las reducidas instalaciones de Mahón. Por otra parte, el portahidros Dédalo se hallaba en muy mal estado operativo, siendo desguazado poco después, con lo que la Armada Española no contaba con aviación embarcada, aunque los cruceros de la clase "Canarias" fueron proyectados para manejar hidroaviones, al estar dotados de un sistema de catapulta.
Durante la contienda, las fuerzas se dividen entre el bando Nacional y el Republicano, quedando la mayoría de los medios en manos de gubernamentales. El Dédalo se desguaza y se pierden la mayoría de los mandos de la Aeronáutica Naval, mientras que la creación del Ejercito del Aire al finalizar la contienda supone la total desaparición de la especialidad aérea de la Armada.
Saludos.
http://www.geocities.com/Pentagon/3223/ ... eronav.htm