
Añoro los viejos y gloriosos tiempos en que el azar y la ineptitud de los ingleses nos permitían salir de caza como si fuese de fiesta. Hoy la aventura está en sobrevivir, no sólo en lograr piezas.
En esta ocasión, con muchas averías y mi nave francamente maltrecha, he logrado regresar a Brest. Han sido tan sólo cuatro días de navegación, pero han sido terribles, los peores de mi carrera, y mi tripulación necesita un descanso.
Pero me temo que en el BdU no están por la labor de dejarnos descansar. Tal vez tengamos la suerte de que las reparaciones se alarguen un poco. La navidades están cercanas...
Saludos.