A quien no haya navegado nunca en un submarino le será difícil hacerse una idea de lo que representa vivir durante semanas y aun meses dentro de un estrecho tubo en medio de una atmósfera viciada y húmeda. Afortunadamente, cuando el submarinista acepta de buen grado estos inconvenientes y se habitúa constitucionalmente a ellos, llega a parecerle todo normal. El que por primera vez toma parte en un crucero de guerra a bordo de un submarino — hablo por experiencia propia—, se va acostumbrando a la rutina diaria de tal modo que al fin, sin que él mismo se dé cuenta, se convierte en un perfecto submarinista y considera la navegación bajo la superficie del agua como la mejor forma de viajar en los mares.
Para el servicio de a bordo, la dotación se divide en tres grupos, que se turnan en la guardia cada cuatro horas, excepto el personal de máquinas, que se distribuye en dos turnos que se relevan cada seis horas.
Sólo hay literas para la mitad de la dotación, y, por consiguiente, los hombres duermen por turnos; a esto se llama «dormir en cama caliente». Durante un crucero de guerra no hay que pensar en desnudarse para dormir, pues el submarino puede atacar o ser atacado en cualquier momento del día o de la noche, y en el combate cada uno tiene su puesto, donde ha de acudir sin pérdida de tiempo.
El ya reducido espacio destinado a la dotación se llenaba de víveres para la duración del crucero, que podía ser de varias
emanas, lo cual, evidentemente, no había sido previsto por los ingenieros navales. Los víveres frescos, que debían ser consumidos los primeros días, formaban tal montón que apenas podía uno moverse en los compartimientos donde estaban estibados.
En todo el submarino se respiraba una atmósfera cargada de malos olores que procedían de las húmedas sentinas, de los vapores de aceite pesado, de las cocinas, de humanidad sin lavar, del Kolibri (agua de colonia que usaba la tripulación para quitarse de la cara la sal del agua de mar) y, por último, a pesar del purificador de aire, del insoportable hedor de los retretes, siempre ocupados.
Y navegando en superficie había que añadir el vivo e incesante movimiento del submarino. En cuanto había un poco de mar, la pequeña embarcación se balanceaba, cabeceaba, subía y bajaba con movimientos completamente distintos a los de un barco de superficie. Con marejada gruesa, llegaba a veces a tomar escoras de 60°, y no era raro ver a un hombre que dormía en su litera salir catapultado por encima de su barandilla e ir a dar con sus huesos en el suelo; más de una vez sucedió que, uno que estaba durmiendo en una litera alta cayera encima de otro que ocupaba una litera baja de la banda opuesta.
En los submarinos utilizados durante la guerra, los torpedos de reserva se estibaban en el alojamiento de proa de la marinería. Hasta que se disparaba un torpedo y se sacaba el primero de reserva para volver a cargar el tubo vacío no había apenas lugar donde poder estar ni de pie ni sentado; los torpedos de reserva se colocaban sobre la cubierta de la cámara, y encima de ellos se instalaba una segunda cubierta provisional de planchas de madera para la tripulación. Y aun este reducido espacio se llenaba, como todo el resto del buque, con toda clase de cestas, cajas y sacos de víveres.
El alojamiento de suboficiales, situado inmediatamente a popa de la cámara de mando (el cerebro y centro nervioso del submarino) estaba igualmente abarrotado. En el pasillo central, entre las dos filas de literas, había una larga mesa que ocupaba todo el compartimiento, y, a fin de dejar paso a los que iban a la cocina, a la cámara de motores o a la de torpedos de popa, los tableros eran rebatibles.
Debajo de ella todavía había estibados más sacos de provisiones— casi siempre patatas—, y del techo colgaban grandes bolsas de pan que obligaban a inclinar la cabeza a los que por allí pasaban.
La litera era el único sitio donde se podía pasar el tiempo libre, pero había que estar echado, ya que era imposible sentarse cómodamente a causa de la barandilla; y si alguien pa-
aba — lo que ocurría invariablemente a las horas de las comidas, en que se efectuaba el relevo de la guardia (de aquí que se llamara a este lugar Lepziger Strosse o Potsdomer Platz) —, había que poner la cabeza debajo de la litera superior, con las piernas encogidas y rodeadas por los brazos, pues de otro modo habría sido imposible el tránsito por entre las mesas y las literas, los sacos de patatas y las bolsas de pan.
Pero todo se daba por bien empleado si el crucero tenía éxito. Si, por el contrario, los días y las semanas pasaban en tan duras y anormales condiciones de vida sin lograr avistar al enemigo y sin tener la más pequeña oportunidad de una acción victoriosa, todos los esfuerzos y sufrimientos padecidos parecían vanos e inútiles, y en tales circunstancias no era extraño que los nervios de algunos llegaran a estallar y provocasen en otros el relajamiento en el servicio. Sin embargo, tales casos nunca fueron muy numerosos, y aquellos que demostraban, física o temperamentalmente, que no eran aptos para tal género de vida eran prontamente desembarcados y transferidos a otros destinos.
En la pasada guerra se dio un trato especial, sobradamente justificado, a los submarinistas. La comida era la mejor posible, dentro de las limitaciones de la duración de los cruceros. Cuando un submarino entraba en reparación y se le preparaba para un nuevo viaje, se concedía permiso a la mayor parte de la tripulación. Los restantes, a menos que fuesen necesarios en algún trabajo a bordo, eran enviados a unos alojamientos de reposo especiales situados cerca de la base, a los que llamaban «las praderas de los submarinos». Al principio de la guerra, las dotaciones eran relevadas, a pesar de las protestas, en cuanto habían realizado doce cruceros; pero a partir del año 1943 pocos submarinos regresaban de su segundo crucero, y para muchos de ellos su primer crucero era el último.
sacado del libro: ASI FUE LA GUERRA SUBMARINA.
de HARALD BUSCH...
LA VIDA EN UN SUBMARINO...
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Asunto
En resumen: Un auténtico crucero de placer
glups.-
¿Que prefiere, U-Boot o corsario? :locualo?
Corsario hombre, corsario
::ok ::boss


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Si hago una buena obra, me siento bien; y si obro mal, me encuentro mal: Esta es
mi religión. (A.Lincoln)...¡Vivir y dejar vivir: Esta es mi política!
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Fantástico relato que me acaba de abrir el apetito de leer el libro, pues lo tengo en anglocabrón y situado en la unidad E:
Gracias Charly1989
Todo un puntazo este post.
Si de una encuesta se tratase, yo, haría el viaje en un U-Boot, pues como conductor de carro de combate, estoy habituado a los espacios "muy, muy" angostos y agobiantes para la tripulación.
Un saludo.
Gracias Charly1989

Todo un puntazo este post.
Si de una encuesta se tratase, yo, haría el viaje en un U-Boot, pues como conductor de carro de combate, estoy habituado a los espacios "muy, muy" angostos y agobiantes para la tripulación.
Un saludo.
¿conductor de un carro de combate??
Yo tambien fui de gremio parecido, aunque no los conducia, los arreglaba, para ser exactos, las torres de los amx30E.. cañon de 105 MG coaxial etc...
Yo tambien lo he leido, y si tengo que elejir entre submarino o barco, no me quedo con ninguno, prefiero un FW-190 un Havilland Mosquito un ju88 o cualquier cosa parecida...
juas.- juas.- juas.-
Yo tambien fui de gremio parecido, aunque no los conducia, los arreglaba, para ser exactos, las torres de los amx30E.. cañon de 105 MG coaxial etc...
Yo tambien lo he leido, y si tengo que elejir entre submarino o barco, no me quedo con ninguno, prefiero un FW-190 un Havilland Mosquito un ju88 o cualquier cosa parecida...
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La adversidad revela el genio de un buen general, la buena suerte lo oculta.
Horacio

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Vale! pues yo como soy de infanteria, ire caminando.
Caminando sobre las aguas, como el galileo ese. juas.-
Saludete.
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Saludete.
"Ninguna gilipollez es respetable. Lo unico respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas."
Arturo Pérez-Reverte.
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¡¡Vaya, así que era de Infanteria de Marina!!..yo creia que como carpintero estaba en Ingenieros.Kamikaze Joe escribió:Vale! pues yo como soy de infanteria, ire caminando.
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Saludete.
Saludos.

PD: Por supuesto, estamos hablando del Ejército de Salvación.
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- Kapitän zur See
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