La R%ebelion IV

[corkran]

Contestó contando su propia experiencia y preguntándose que estaba pasando; la broma del trabajo parecía quedar descartada desde el momento en que eran dos casos en dos ciudades distintas. Esperó.
Los mensajes de respuesta fueron llegando rápidamente; desde el que simplemente se extrañaba o se preguntaba si se trataba de una broma, hasta los que escribían para mostrar su perplejidad o su incredulidad hacia lo que se estaba contando. De repente subió un nuevo correo: en Subsim habían subido dos post contando casos similares, ambos a la misma hora y entonces comenzó verdaderamente la locura, alguien llamó por teléfono a otro comandante pidiéndole que subiera un post comunicando que ahora mismo su máquina acababa de arrancar por sí sola una partida en la que le obligaba a jugar. Todos los comandantes se llamaban entre sí intentando informarse de qué era lo que estaba ocurriendo. Parecía claro que alguien podía controlar las máquinas de algunos comandantes e incluso de muchos de ellos. Alguien avisó de que desconectaría su ordenador inmediatamente. Nuevas llamadas diciendo que también habían recibido el aviso de comenzar partida. Al menos y solo en su comunidad deberían de estar disputándose unas tres o cuatro partidas simultáneas contra este nuevo contrincante o seria mejor decir contra estos nuevos contrincantes porque nadie tendría la capacidad de combatir simultáneamente contra varios oponentes; aunque en realidad el hacker o los hacker que estuvieran haciendo esto no parecían mandar los barcos, ni los destructores, se limitaban a controlar el ordenador y poner en marcha una partida y a hacer que el comandante debiera jugarla, por lo demás todo parecía bastante normal, las partidas eran distintas de las que había almacenadas en el propio juego, pero no ocurría nada extraño durante el transcurso de la misión, era la pelea habitual entre el jugador y la máquina.
Ya no era una sensación de que estaba pasando algo raro, era una certeza.

Así continuó la cosa un par de días, simplemente algún ordenador aquí y otro allá dejaba de funcionar y le proponía al comandante de turno jugar una misión en la cual si ganaba sumaría puntos de crédito para no se sabía qué y si se perdía se avisaba de terribles catástrofes para el propio ordenador o para otro. Nadie había perdido hasta ahora eran misiones demasiado fáciles del principio de la guerra.
Lógicamente el debate en la red y en los foros se hizo general. Ningún otro juego se vió afectado. Ningún caso de juegos de estrategia, en ninguna de sus versiones, ni juegos de ningún otro tipo, ni carreras de coches, ni fútbol, ni siquiera un simulador aéreo o un simulador de submarinos nucleares. Resultaba extrañamente insólito que este ataque generalizado se realizara sobre un simulador tan poco conocido como el sh3, un simulador cuyo ámbito era el de los submarinos alemanes de la segunda guerra mundial y que era practicado sólo por un puñado de aficionados en cada país, no se trataba, ni mucho menos de un juego de gran difusión y con millones de adeptos; posiblemente en toda España no hubiera más de quinientas personas que lo conociesen aceptablemente.
Por eso mismo, las comunidades de Internet compuestas por los aficionados a la simulación submarina no paraban de hacer cábalas sobre qué estaba ocurriendo pero nadie tenía una respuesta. A esas alturas pasados un par de días del primer aviso, las fronteras entre unas flotillas y otras se habían diluido un tanto y la gente entraba a cualquiera de ellas a opinar y a pedir novedades, nadie jugaba ni en single, ni en multiplayer, los foros no daban abasto y los chats se utilizaban para intercambiar comentarios sobre la situación. No era inhabitual que mientras que alguien estaba opinando desapareciera y tuviera que comunicar por móvil que había recibido aviso de jugar una misión. La frecuencia con la que se producían los avisos no solo no disminuía, sino que aumentaba levemente, se estaba llegando a las diez o quince misiones simultáneas.

(continuara...dios mediante)