Uy, Spiess, uno como ese me tocó restaurar en la mili. Aún tengo pesadillas al acordarme de los laterales traseros
Desde pequeño el coche que siempre me gustó fue el Ford Capri. Cuando mi padre era chapista en un servicio Ford e iba a recojerlo con mi madre los sábados, siempre que podía me montaba en uno.
Con el paso del tiempo ese coche me seguía fascinando, en todas sus versiones, MkI, Mk2, Mk3. Hace unos ocho años un cliente entró al taller con uno en blanco. Un Mk3 2.0 S, sin embrague. Al dueño lo conocía de otras veces que vino al taller y tras darle el presupuesto, me preguntó si aún lo quería y me lo vendió por 600€.
En esa misma semana empecé su restauración. Lo desmonté entero y lo puse en cuatro borriquetas. El mecánico del taller me desmontó enterito toda la mecánica y reparó el motor: embrague, juntas, bomba de agua, limpieza de radiador, tuberías de freno, colector de escape, segmentos, etc..
A mi me tocó toda la carrocería, al desmontar puertas y sus cantoneras vimos la cantidad de masilla que traía, incluso picaduras reparadas con fibra de vidrio. Conseguir las piezas no resultó difícil, en mecánica porque compartía muchas con el Ford Sierra y de carrocería por medio del Club Capri de Madrid.
Lo cambiamos de color y lo pintamos en Rojo Vivo de Ford, color que también traían de orijen, parachoques, alerón trasero y pilotros traseros nuevos. Lo que no pudimos conseguir era el salpicadero. Estaba rajado por la parte superior y todos los que encontramos de 2º uso estaban mas o menos igual.
Por lo demás, el interior con tapicería, estaba impecable. Tras un año mas o menos de restauración lo sacamos a la calle. Una preciosidad, al acelerar se movía todo el coche. Divertido de conducir por la tracción trasera, con neúmaticos nuevos y sus ballestas era fácil de domar.
Lo disfruté durante cuatro años, cuando el Almiranztazgo se quedó embarazada, me dijo que en ese coche le costaba mucho trabajo montarse, normal, así que vinieron presiones de todos lados para que lo vendiera y me comprara un coche "normal".
Tras mucho buscar, no quería vendérselo a cualquiera, un coleccionista de Málaga se quedó con el

o mejor dicho, como a mi me hacía falta un coche, me lo cambió a pelo por un Ford Mondeo, el que tengo ahora.
Lo último que se de mi Capri es que de camino a una concentracíon sufrió un accidente, el actual propietario vino a buscar piezas por si me quedaban algunas de la restauración, como me hice de varias mas para repuestos, le regalé las que tenía. Pero el muy desagradecido no ha venido a contarme ni como ha quedado, ni como está, ni "na de na".
Aún estoy arrepentido y me jode mucho recordar que me desprendí de mi Capri, pero cuando las circustancias mandan...
Un saludo.