"...Hemos pasado unos días maravillosos e inolvidables. París nos recibió con una sonrisa abierta, con el saber estar de una ciudad que se sabe bella, eterna y que se deja querer. Cálida y amorosa incluso cuando llueve. Como una de esas mujeres que nunca se acaban. Como mi mujer.
No voy a hablar de sus paseos ni de sus plazas, ni de sus puentes, su rio o sus avenidas, porque sería inútil...
Hay que verla. Sentirla, olerla, pisarla.
Entregarse a ella, como ella se te entrega a tí..."
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Es solo un aperitivo...prometo -o amenazo con, no sé, porque igual es un tostón marinero...
