
Los efectos económicos de la guerra naval en la habilidad de una potencia enemiga de proyectar poder también son ignorados. Por ejemplo, las dos principales campañas submarinas de la Segunda Guerra Mundial son estudiadas primariamente por las lecciones militares que de ella se desprenden (sonar, radar aéreo, diversos tipos de armamento antisubmarino, torpedos, estrategias de ataque y de defensa), pero se han realizado pocos estudios en los efectos logísticos y económicos de estas campañas.

El propósito de estudio es analizar los efectos directos, indirectos y secundarios de las campañas submarinas alemana en el Atlántico y estadounidense en el Pacífico. La exitosa guerra submarina de la Marina estadounidense puede demostrarnos como la guerra naval puede incidir seriamente en el esfuerzo industrial de guerra de la potencia enemiga. La relevancia de la campaña submarina alemana es más sutil, y aunque generalmente es considerada como una campaña fallida, esta campaña demuestra como la guerra naval aunque no reduzca la producción industrial enemiga, puede causar un serio problema logístico
Guerra submarina en el Atlántico
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Kriegsmarine (KM) era demasiado pequeña para disputar el control del mar a la Royal Navy (RN) británica. La única posibilidad estratégica de Alemania era atacar el comercio aliado utilizando su pequeña flota submarina. Durante la guerra, la KM llevó a cabo una clásica guerra de corso utilizando tanto navíos de superficie, aeronaves y sobre todo, submarinos. El Alte. K. Doenitz empleó los submarinos a su mando en el punto más débil de las defensas enemigas en donde ellos pudiesen hacer el máximo de daño.
I. Resultados Directos
Durante la guerra, los alemanes hundieron 5150 barcos aliados con un desplazamiento de 21.6 millones de toneladas. De este gran total, los U-Boats fueron responsables de 2828 barcos y 14.7 millones de toneladas, es decir el equivalente a toda la flota mercante británica en 1939. Adicionalmente, hundieron 187 naves de guerra, incluyendo 6 portaaviones y 2 acorazados. Estos resultados sólo pudieron alcanzarse a un costo muy elevado: 785 submarinos destruídos de los 1158 construídos.


Torpedeamiento de un mercante del convoy ártico PQ-17 en 1942. y el portaviones HMS Courageous hundido por el U-29 el 07-09-1939.
II. Resultados Indirectos
La campaña submarina alemana, tuvo substanciales efectos indirectos y de segundo orden sobre el esfuerzo de guerra aliado. Estos efectos resultaron en un significativo problema logístico aliado. Para empezar, uno de los efectos indirectos fue la capacidad total de transporte debido al uso de convoyes. El mando naval aliado calculó que la travesía de un barco se incremente entre un 18% y un 45% (el mando de submarinos alemán estimaba un 33% en promedio) más de tiempo cuando navega en convoy.

HMS Braham, hundido por el U-331 el 25-11-1941.

Convoy en el Atlántico, 1942. la navegación en convoy incrementaba el tiempo de travesía en un 33%
El resultado de esta “pérdida de tiempo”, combinada con las significativas pérdidas (hasta julio de 1943, las pérdidas aliadas en barcos mercantes, excedían la producción de los mismos) tuvo 2 efectos en el bando aliado: Primero, se debió botar un numero mayor de barcos a los requeridos en el Atlántico. Segundo, pese a tener más barcos, los aliados seguían sin poseer la capacidad logística que deseaban. Así, la falta de mercantes obligó al Ejercito estadounidense a reducir el tamaño de sus fuerzas en las islas británicas previamente a “Overlord” a proporciones mucho más modestas (en 1942 se tenía la intención de poner en pie un ejército de 16 a 17 millones de hombres). Esto ocasionó que las fechas del ataque a la Muralla del Atlántico se fuesen postergando, porque incluso en Septiembre, sólo habían 12 divisiones estadounidenses en el Reino Unido, lo que combinado con las 13 divisiones británicas, era inferior a las 44 divisiones de la Wehrmacht estacionadas en el Occidente de Europa.
La falta de la cantidad necesaria de mercantes y auxiliares, así como la carencia en cantidades suficientes de buques y barcazas de desembarco, impidió mantener el avance aliado en la península italiana. Pero aún más significativamente, impidió que la operación “Anvil” (desembarco en el Mediodía francés) fuese llevada a cabo en forma simultanea a “Overlord” en Junio (a fin de hacer que la Wehrmacht se viese obligada a retirar fuerzas de Normandía), Cuando se realizó en el mes de Agosto, estaba desconectada estratégicamente de “Overlord” y fue de poca utilidad.
Morrison sostiene que los aliados gastaron “cientos de billones de dólares” en derrotar a los U-Boats”. El Alte. Doenitz mantuvo a los submarinos alemanes en el Atlántico incluso después de ser derrotados para prevenir que los aliados utilizaran los recursos liberados en otras formas contra Alemania. Para un observador, los aliados emplearon recursos desproporcionados en derrotar la fuerza submarina alemana. Para comprender esto es conveniente comparar los costos de ambas partes considerando:
1) El costo de los barcos destruidos por los U-boats, más los costos ocasionados por la navegación en convoy.

2) Los costos de escoltas ASW y aviones de patrulla.


3) El costo de los submarinos alemanes.

Los aliados invirtieron un total de $ 26.400 millones en comparación con el gasto alemán de $2.760 millones. Los aliados gastaron 9.6 veces más que los alemanes.
Los costos desproporcionados y el sobrecargo logístico impuesto a los aliados por los U-Boats, hacen que se replantee el veredicto de la Historia acerca del “fracaso” de la campaña submarina alemana. Aunque los submarinistas germanos no obtuvieron una victoria decisiva en el Atlántico, estos marinos claramente ganaron tiempo para el aparato militar alemán, un hecho extraordinario considerando que Alemania comenzó la guerra sólo con 57 submarinos y evantualmente combatió contra las dos principales potencias navales juntas.
Extraido de http://www.militar.org.ua/militar/sgm/S ... canos.html