Grandes olvidados de la historia de España

Foro general de temas relacionados con la 24ª Flotilla o temas como técnica submarina, historia de la Segunda Guerra Mundial, etc. No se permitiran los "Off-Topic" en esta sección.

Moderador: MODERACION

ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Decimoséptimo Capitán General de la Real Armada Española.
Nació en Sevilla el veintiocho de septiembre de 1767. Era sobrino del otro capitán general de la armada del mismo apellido don Antonio Valdés y Bazán. Sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cádiz, antes de cumplir los catorce años de edad.
Terminados sus estudios embarcó en la escuadra de don Luis de Córdova que bloqueaba Gibraltar cuando el ataque, que a la plaza daba el duque de Crillón.
Tomó parte Valdés en el combate que Córdova sostuvo en el estrecho de Gibraltar en 1782, contra el almirante Howe, y en el ataque a Argel dado el año siguiente por Antonio Barceló.
Formo parte asimismo, ya de teniente de navío, de la expedición de Malaspina, que contorneó toda América del sur y dio la vuelta al mundo visitando las colonias españolas; expedición realizada con objeto de conocer las necesidades políticas, económicas y militares de aquéllas, a más del estudio hidrográfico de las costas propias y extrañas, así como de las astronomía y ciencias naturales.
De dicha expedición se separó en Acapulco para emprender, por orden superior, la exploración del estrecho de Juan de Fuca, al que la crónica del viaje de Maldonado daba como el famoso paso del norte o de comunicación del Pacífico con el Atlántico. En esta expedición la goleta “Mejicana”. El jefe de la misma era Dionisio Alcalá Galiano, comandante de la “Sutil”.
En 1797, mandando el navío “Pelayo”, estuvo en la desgraciada batalla de cabo San Vicente, reñida entre las escuadra del general José de Córdova y el almirante Jervis. Daba caza el “Pelayo” a barlovento cuando oyó, el cañoneo. Por el sonido se dirigió al sitio donde más duro era el combate, al tiempo que el buque insignia, el navío “Santísima Trinidad”, era rendido por tres navíos británicos, después de haber sido desarbolado y haber perdido las dos terceras partes de su dotación.
Valdés aparece como un genio bienhechor, acercándose a toda vela en medio de espesa niebla; <<Salvemos al “Trinidad” o perezcamos todos>>dice a su gente. Un ¡Viva el Rey! estentóreo. Obligó a izar de nuevo la bandera en el “Trinidad” y haciendo prodigios de valor, secundado por Hidalgo de Cisneros que mandaba el navío “San Pablo”, salvó al buque insignia de manos de los enemigos; por esta acción fue ascendido Valdés a capitán de navío.
En el mismo año de 1797 tomó parte en la defensa de Cádiz contra las fuerzas de Nelson, a las órdenes del nuevo almirante de la armada, Mazarredo. Se condujo con bravura e inteligencia, mereciendo la recomendación de su general.
Durante los dos años siguientes Valdés hizo dos salidas con la escuadra, en persecución de fuerzas del enemigo bloqueador. En la segunda llegó hasta Cartagena, donde se unió con la francesa del almirante Bruix, con la que luego se dirigió la española, a Cádiz y a Brest.
En este puerto, por ser el “Pelayo” uno de los navíos que se entregaron a Francia por el tratado de alianza, pasó a mandar el “Neptuno”, buque insignia de Gravina. Sin dejar el mando de este navío fue nombrado mayor general de la escuadra, saliendo de Brest a finales de 1801, para sofocar la rebelión de Santo Domingo; pasó después a La Habana, volviendo a Cádiz en 1802, en cuya fecha fue ascendido a brigadier de la Real Armada.
La injustificable agresión británica a cuatro fragatas españolas en el cabo de Santa María provocó de nuevo la guerra con el Reino Unido, y a petición propia Valdés se hizo cargo del mando del navío “Neptuno”, de 74 cañones, de la escuadra de Grandallana, que se armaba en Ferrol a fines de 1804.
Mientras se alistaban estas fuerzas, sin cesar en el mando de su buque tomó el de las fuerzas sutiles con base en la Graña. Con ellas salió a la mar varias veces, sosteniendo combate con los buques enemigos bloqueadores, siempre en apoyo del comercio de cabotaje como era la misión de estas fuerzas.
En agosto de 1805 salió la escuadra de el Ferrol, uniéndose a la combinada de Gravina y Villeneuve.
En el combate de Trafalgar, reñido el veintiuno de octubre contra la escuadra de Nelson, ocupaba el “Neptuno” la cabeza de la línea; formaba parte de la división de vanguardia mandada por el contralmirante Dumanoir.
Ya trabada la lucha, el “Neptuno”, a pesar de la lentitud de Dumanoir, acudió en auxilio del “Bucentaure” y del “Trinidad”.
Cuatro navíos británicos trataban batirles por la proa concentrando sus fuegos de toda la banda; contra ellos se lanzó Valdés, pero el heroísmo del “Neptuno” no alcanzó a salvar al “Trinidad” ni al “Bucentaure”.
Los marinos españoles tenían bien presente la máxima de que <<en un día de combate no está en su puesto el capitán que no está en el fuego>>. Valdés recibió una herida grave, negándose a abandonar su puesto; al fin perdió el conocimiento y los que quedaron en el “Neptuno”, ya maltrecho y sin valor combativo, se rindieron.
El temporal que sobrevino salvó al “Neptuno” de manos de los británicos, mas fue para echarlo contra la costa, contra el castillo de Santa Catalina del Puerto de Santa María.
Por su comportamiento en el combate se le ascendió a Valdés a jefe de escuadra, tomando el mando de la que se reunió en Cartagena y arbolando su insignia en el navío “Reina Luisa”.
El diez de febrero salió con sus buques con orden de dirigirse a Tolón, mas, fuere porque previera los acontecimientos, o fuera de verdad por los malos tiempos encontrados, el hecho es que arribó a las Baleares precisamente con ocasión del alzamiento nacional, evitando de este modo que los buques cayesen en poder de Napoleón. Esta arribada fue muy criticada por el enemigo, lo cual es precisamente galardón para Valdés, que la dispuso.
Al abdicar Carlos IV y por la gran influencia que ejercía cerca del gobierno el duque de Berg, general en jefe del ejército francés, Valdés fue depuesto y residenciado.
En 1809, ya ascendido a teniente general fue nombrado gobernador, capitán general y jefe político de Cádiz. Vencido el enemigo y expulsado del suelo patrio, volvió al trono Fernando VII.
Al implantarse el absolutismo en 1814, Valdés fue confinado en el castillo de Alicante. Acudió esta vez en su ayuda su anciano tío Valdés y Bazán; se le concedería el perdón a condición de que se doblegase a pedir clemencia al rey, mas Valdés no quiso hacerlo por considerarse libre de culpa.
Al invadir España el duque de Angulema, se trasladó el gobierno a Cádiz, resuelto a hacer revivir, si preciso era, las glorias del sitio de 1810; al negarse el rey a trasladarse a dicha plaza se le incapacitó y, a propuesta del diputado Alcalá Galiano, fue nombrada una regencia compuesta por Valdés, Gabriel Ciscar y el teniente general del ejército Gaspar Vigodet. Al fin el rey llegó a Cádiz y la regencia se apresuró a resignar en él sus poderes, haciéndolo el día quince de junio de 1823.
Empezado el sitio por los franceses, Valdés fue nombrado general en jefe de las fuerzas de tierra y mar. Desempeñó cometido de tanta responsabilidad con inteligencia y valor, y son un modelo de dignidad y entereza las comunicaciones dirigidas al mayor general del ejército sitiador, con ocasión de intimar éste a Valdés en nombre del duque de Angulema a proteger la vida del rey y de su familia; amenazando con pasar a cuchillo a las principales jerarquías y hasta a los diputados a cortes si algo les acontecía.
Valdés responde que, precisamente, mientras el ejército francés y el absolutista español bombardeaban Cádiz, los amenazados con represalias se ocupaban, sólo por lealtad y no por amenazas, de la protección de la real familia y dice: <<¿O quiere S. A. (Angulema) que el mundo diga que cuando las armas francesas le atacaron era debido a un sobrado miedo, hijo de una intimación que V. E. hace por orden de S. A. ? , ¿ Y a quién ?. ¡Dirigiéndola al pueblo más digno de la tierra y aun militar que nunca hará nada por miedo!>>.
Terminada la tensión de guerra y finalizado el sitio el uno de octubre de 1823, al trasladarse el rey y la real familia al cuartel general francés, Valdés, por ser el oficial de marina más caracterizado, patroneó como prescribe la ordenanza, la falúa que condujo a las reales personas al Puerto de Santa María. Ya había sido advertido por el general francés nuevo gobernador militar de Cádiz, de que iba a ser encarcelado, pero no quiso ponerse a salvo para no dar la sensación de que tenía algo que temer.
Una vez en el puerto, para librarle de la prisión y muerte, el general francés le arrestó preventivamente en uno de sus buques al que dio orden de salir inmediatamente para Gibraltar, con el sólo objeto de salvar al capitán general español.
De Gibraltar pasó Valdés al Reino Unido, donde vivió diez años, siendo tratado con respeto, caballerosidad y admiración; con los que en guerra tanto habían combatido.
Merced a la amnistía decretada por la reina gobernadora doña María Cristina, Valdés volvió a España, siendo nombrado capitán general de la Armada y dándosele el mando del departamento de Cádiz. Fue nombrado después Prócer del Reino. Falleciendo en San Fernando el seis de febrero de 1835.

Por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez


Cada gobierno ::coc: la historia segun le conviene
Última edición por ender el 07 Nov 2008 20:16, editado 1 vez en total.
Imagen
ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

La misma historia contada de otra manera

ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 17 de septiembre de 2006


Después de la publicación, hace un par de meses, de un artículo sobre mi amigo el almirante González-Aller, donde mencionaba la admiración que compartimos por don Cayetano Valdés, marino ilustrado, veterano de Trafalgar y exiliado en Inglaterra por sus ideas liberales, algunos lectores se han interesado por el personaje. Así que tal vez sea buen momento para hablar del comandante del Neptuno. Que merece un recuerdo, porque era un hombre íntegro, sabio, valiente –virtud hoy socialmente incorrecta, pero que a algunos todavía nos impresiona–, y sobre todo porque su figura simboliza, con estremecedora fidelidad, con quién la honradez y la decencia se juegan los cuartos en España desde los tiempos de Viriato. Y siempre con la misma infame paga.

Don Cayetano empezó de guardiamarina como se empezaba entonces, a la edad de nuestros expertos en videoconsolas: trece años. Y entró en fuego a los quince, primero en el gran asedio de Gibraltar y luego en el combate naval de cabo Espartel. Pero nuestros marinos no eran entonces sólo carne de cañón, sino también hidrógrafos, astrónomos y científicos; así que, cañonazos aparte, el joven navegó en la expedición de Malaspina y en la exploración del estrecho de Fuca bajo las órdenes de un compañero que luego moriría en Trafalgar: Dionisio Alcalá Galiano. El nuevo conflicto con Inglaterra lo encontró al mando del navío Pelayo en San Vicente, donde los ingleses se pasaron por la piedra a la escuadra del almirante Córdova; aunque don Cayetano salvó los muebles, pues acudió a lo más recio del cañoneo, a tiempo de salvar al Santísima Trinidad, que ya había arriado bandera ante cuatro navíos ingleses, entre ellos el Captain de Nelson. Aún tomó parte Valdés en la defensa de Cádiz y en diversos episodios navales, y la siguiente guerra con Gran Bretaña lo puso al mando del Neptuno, con el que en la escabechina de Trafalgar acudió de nuevo –ya era una costumbre suya– en socorro del Trinidad. Rodeado de enemigos, esta vez no pudo llegar hasta él y repetir hazaña. El Neptuno, eso sí, peleó con mucha decencia hasta arriar bandera con Valdés herido, 43 tripulantes muertos y 47 heridos a bordo.

Durante la guerra de la Independencia, hombre íntegro, negándose a lamerles las botas a los gabachos, Valdés fue gobernador y capitán general de Cádiz durante el asedio, funciones que desempeñó con perfectos coraje y competencia. Después, el retorno de aquel bellaco llamado Fernando VII –el rey más vil de la historia de España, que ya es decir– y su aplastamiento de las libertades trajeron malos tiempos para el marino. Encarcelado en Alicante, se negó a pedir clemencia al rey. Alguien con mi biografía, dijo más o menos, no pide esa clase de mariconadas. Y al cabo, cuando el estallido constitucional y la nueva invasión franchute a favor de Fernando VII –vaya siglo apasionante y terrible, nuestro XIX–, Valdés se trasladó a Cádiz para organizar la defensa, formando parte de la regencia. Confinado el Borbón en Cádiz –lástima de guillotina que nunca tuvimos– Valdés, general en jefe, se comportó con exquisita caballerosidad con la familia real. Y era tal su prestigio que, cuando el monarca recobró el poder, y traicionando una vez más su palabra aplastó de nuevo las libertades, el buen don Cayetano fue apresado simbólicamente por los franceses para evitar que el rey lo sentenciara a muerte, y ellos mismos lo llevaron a Gibraltar, de donde pasó al exilio. Y diez años estuvo en Londres el héroe de San Vicente y Trafalgar, entre gente rubia, brumas y nostalgias, encontrando en sus antiguos enemigos la admiración y el respeto que le negaban en su triste patria.

Y en fin. La historia de España, esa que nadie enseña ya en los colegios, está llena de nombres como el de Cayetano Valdés. Nombres de todos los bandos y colores, olvidados, traicionados, asesinados. Ésa, y no esta murga inútil, demagógica, oportunista, con la que últimamente nos enfrentan y aburren, es nuestra verdadera y larguísima memoria histórica. La memoria exacta de nuestra perra estirpe, llena de pagos semejantes dados a gente así. Como aquel superviviente de Baler, penúltimo de Filipinas, al que, ya anciano, fueron a buscar a su casa en el año 36, pegándole un tiro aunque se colgó, el pobre abuelo, sus viejas medallas. Tiro que no recuerdo ahora si se lo pegaron los rojos o los nacionales. Los unos o los otros. Y la verdad es que me importa un carajo quién se lo pegó. En realidad siempre son, o siempre somos, los mismos.
Última edición por ender el 07 Nov 2008 20:19, editado 1 vez en total.
Imagen
ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

En revision del tema aparecen todos los mensajes (17), pero en el foro solo hasta el quince

Tengo que editar el 17 por duplicado pero no lo veo.

Que estoy haciendo mal? :oops:

Corrijome, si en el tema pongo mostrar todos los mensajes me salen 16
si pongo mostrar 1 año me salen 18 ::que:

Saludos
Imagen
Kamikaze Joe
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7692
Registrado: 31 Ene 2000 01:00

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Pues no se te ocurra poner: "Mostrar 5 siglos" o lo mismo, nos sale el inclito Perez del Pulgar en persona.

Y señalandonos, con el indice.


Saludos.
"Ninguna gilipollez es respetable. Lo unico respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas."
Arturo Pérez-Reverte.
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

!Qué pena Ender, yo aún no encontré la forma de poner un hilo, por la conxión lenta. Cuando sube la imágen, hay un Post debajo de la primera.
Hoy envié dos y espero que hayan subido bien, lo ideal sería que el lugar que tenemos para escribir o subir fotos fuera como el papel de imprimir , formato carta o legal. o que uno pudiera compaginar la página dentro de ciertos límites.
Kamikaze, ¿no has buscado nada? ¿mucho trabajo? ¿¿o está lindo con el frío para acostarse tempranito.??
Para mi si descanso bien en la noche antes de las 24, no me duermo. Por las dudas tengo uno o dos libros en la mesita de luz. Ustedes les dicen mesas de noche ¿o son nombres que ponen en las revistas de equipamiento de casas?
¡¡Hay unas revistas españolas muy buenas!!.
No sé, si mañana no salgo, o ahora voy a buscar más material para el hilo, si me permites Ender.
Buen fin de semana para todos. Cordiales saludos de Kamille :wink:
Kamille Rososvky
Imagen
Kamikaze Joe
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7692
Registrado: 31 Ene 2000 01:00

Re: Grandes olvidados de la historia de España

No se trata del frio Kamille, es que a veces pasan cosas que te dejan helado.


Pero bueno, ya tendremos fiesta en nuestra calle.


Saludo.
"Ninguna gilipollez es respetable. Lo unico respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas."
Arturo Pérez-Reverte.
ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Kamille Rososvky escribió:voy a buscar más material para el hilo, si me permites Ender.
Querida Kamille no necesitas pedir permiso para nada, en este foro vamos todos en el mismo barco !Digo Sub ::glups entonces todos contribuimos a hacerlo grande.

Efectivamente aqui las llamamos mesitas de noche.

Saludos
Kamikaze Joe escribió:Pues no se te ocurra poner: "Mostrar 5 siglos" o lo mismo, nos sale el inclito Perez del Pulgar en persona.

Y señalandonos, con el indice.

::meparto: ::meparto: ::meparto: ::meparto:
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

!Gracias Ender: me he demorado, porque anoche no me conformó lo que encontré; y hoy dormí hasta más tarde y luego estuvimos arreglando las plantas, tenemos mucho espacio pero hay que cuidarlo.
Parecía que se había termiando la sequía pero no, fue una lluvia mansa que no se ha repetido y se vienen esos calores de 30º que nos dan una idea de lo que será el verano.Por suerte que vivimos fuera de la ciudad.
Así, comandantes, me voy a navegar para encontrar un material como debe ser. Hasta luego y disfruten del sábado. Saludos cordiales de Kamille :wink:
Kamille Rososvky
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Imagen






Fuente: http://forum.stirpes.net/members/turbamulta.html

Encontré esto y me encantó el título y por quienestá firmado

La derrota de la Armada Inglesa en Cartagena de Indias en el siglo XVIII es un acontecimiento silenciado en la historia inglesa y desconcocido para la gran mayoría de españoles

La Historia está hecha de muchas mentiras, silencios y exageraciones y ésta página gloriosa de la época colonial está injustamente olvidada por el saber popular español y merece la pena contribuir a su difusión.

En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la guerra de la "oreja de Jenkins" y planea tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias (Colombia), dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navio Septrentión y buques menores acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América.

Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la conflagración fue un incidente cerca de la costa de Florida cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dió lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.

El 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena, la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica. En la expedición vienen 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George.

Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el Africa, el Dragón y el Conquistador.

Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir: el Virrey Sebastián de Eslava, Teniente General de los Reales Ejercitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el celebre General de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona. Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres, y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas.Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate inglés.

Años antes Vernon ya había merodeado dos veces Cartagena, y trazando círculos de buitre se había presentado frente a la bahía, pero Lezo lo había puesto en fuga con maestría de consumado marino. En la primera ocasión cerró el puerto con cadenas y situó sus buques en Bocachica para que los ingleses no pudieran entrar sin batirse con ellos e instaló en tierra un grueso cañón de 18 libras de su nave capitana lo que sorprendió al enemigo al contestar con artillería por un lado de la ciudad que consideraban desguarnecido. En la segunda dispuso sus naves de manera que con su fuego se encerrará a los navios ingleses dentro del campo de tiro largo y corto, los cuales de nuevo sorprendidos abandonaron la zona.

Ahora Vernon, envalentonado tras una acción de rapiña en la mal defendida ciudad de Portobelo (Pánama), vuelve con efectivos considerables y escribe a Lezo cartas desafiantes. Éste, como buen vasco, es tozudo y quisquilloso en cuestiones de honor: 'Hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera Usted insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía..."

Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y procuran ponerse a salvo. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora".El castillo está defendido por 500 hombres al mando de Coronel Des Naux. Por su parte Lezo coloca cuatro de sus navíos, el Galicia, el San Felipe, el San Carlos y el Africa del lado interior de la bahía y en las proximidades del Castillo para apoyarlo con sus cañones. Aunque la defensa de Bocachica fue heroica con Lezo y Des Naux peleando en primera fila los defensores han de evacuarlo ante la abrumadora superioridad enemiga. Lezo hace barrenar e incendiar sus buques para obstruir el canal navegable de Bocachica, cosa que consigue parcialmente ya que el Galicia no coge fuego a tiempo. Sin embargo, se ha logrado retrasar el avance inglés de forma considerable y ello favorecerá el desarrollo de epidemias entre los asaltantes.

Los defensores optaron por replegarse totalmente a la Fortaleza de San Felipe de Barajas, motivo por el cual ni siquiera intentaron la resistencia en el Castillo de Bocagrande. Y muy contra la voluntad de Lezo, que trató de evitarlo hasta el fin pero se vió obligado por disciplina, se hundieron los dos únicos navíos que quedaban, el Dragón y el Conquistador, con el ilusorio objeto de impedir la navegación por el canal de Bocagrande. Pero al igual que en Bocachica, el sacrificio resultó en vano pues los ingleses remolcaron el casco de uno de ellos para restablecer el paso y desembarcaron en las islas de Manga y Gracia dejando a un lado el Fuerte de Manzanillo. Hecho lo cual, un regimiento de colonos norteamericanos al mando de Lawrence Washington tomaron la colina de la Popa próxima ya a San Felipe de Barajas y que había sido abandonada por los españoles.

Vernon entró entonces triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas y el estandarte de General en Jefe escoltado por dos fragatas y un paquebote, y dando la batalla por ganada despachó un correo a Jamaica e Inglaterra con tan fausta noticia. Tras ello ordena el desembarco masivo de artilleria y cañonear el Castillo de San Felipe desde mar y tierra con el fin de ablandar la resistencia final.
La defensa está formada por sólo 600 hombres bajo el mando de Lezo y Des Naux. Éste ya había resistido en Bocachica e iba a batirse de nuevo contra el empuje inglés hacia la fortaleza de San Felipe.

La defensa fue numantina y la batalla violenta. Al fin Vernon resuelve que la infantería tomará fácilmente la fortaleza pues se encuentra con daños considerables. La noche del 19 al 20 de abril se dan los hechos decisivos, los atacantes al mando del General Woork avanzan entre sombras en tres columnas de granaderos y varías compañías de soldados, además de los esclavos macheteros jamaicanos que van en vanguardía. Su progresión es lenta por el pesado equipo de guerra que transportan y por el fuego de fusilería desde las trincheras y lo alto de la fortaleza. El avance se frena ante las murallas ya que por imprevisión la longitud de las escalas para salvar el foso resultan cortas y los atacantes quedan aturdidos al no disponer de fajinas y materiales para facilitar la aproximación al fuerte. Los defensores arrecian en su fuego nutrido y certero desde lo alto, lo que origina una mortalidad espantosa.

Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles que cargan a bayoneta calada provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.

El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada.
Vernon, altivo y malgeniado, recrimina al parsimonioso General Wentworth, Jefe Supremo de las tropas de desembarco, por el ignominioso fracaso y las desavenencias llegan a un punto insostenible.Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital.

Mientras en Inglaterra se supone como cierta la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. Aún se desconoce el infausto final y se acuñan medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado. En el reverso había seis navios y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis naviós, Noviembre de 1739. Éstas medallas, de las que se conservan algunas todavía, fueron motivo de burla durante mucho tiempo por parte de los enemigos de Inglaterra, "debiendo ser en sus autores tanta mayor la vergüenza cuanto fue mayor su ligereza y arrogancia".

Medalla inglesa con Lezo arrodillado ante Vernon, con la leyenda: "el orgullo español humillado por Vernon" (Grabado de Coverns, Amsterdam 1741)

Semanas después Lezo malherido y extenuado por la batalla se hunde en las tinieblas del olvido. Sus últimos momentos se enmarcan dentro de la ingratitud y la amnesia de un camastro en algún hospital de Cartagena. Su cuerpo cercenado se deposita sin honores y se ignora donde esta enterrado.

Vernon, sabedor de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena en 1742 con 56 navios, pero sus espías le informaron de la reparación de las defensas y de la presencia del Virrey Eslava en la ciudad por lo que no se decidió a atacar y partió a enfrentarse al juicio de la historia. Murió en 1757 repudiado y olvidado por su pueblo, y el rey Jorge II prohibió toda publicación sobre el asalto a Cartagena que quedó así sepultado en la historia. Inglaterra no volvió a amenazar seriamente al Imperio español que subsistió un siglo más. España, en cambio, contribuyó añós más tarde al desmoronamiento de las colonias inglesas en Ámerica, hecho que también ha tratado de silenciarse: España en la Guerra de Independencia y Bernardo de Gálvez (1746-1786) .Poco después de ello los ingleses promoverían la figura de Nelson para elevar la moral y el patriotismo ante la amenaza napoleónica.

El asalto a Cartagena de Indias pasó así a ser un anecdótico episodio de mala suerte debido a enfermedades tropicales mal conocidas. El propio Nelson fue en cierto modo víctima de esta conspiración de silencio. Poco después de afirmar que los Dons sabían hacer barcos pero no pelear tuvo que retirarse humillado y sin su brazo derecho tras el intento de captura de Tenerife (Julio de 1797), cosa que también daba por hecha, y entregar su vida en Trafalgar ante los Dons que pelearon de forma valiente bajo un inepto mando francés.

Y los españoles, por contra de los ingleses, somos tan miserables que nos avergonzamos de nuestras hazañas y hurtamos al saber popular figuras como la de Blas de Lezo y Olavarrieta, marino español y vasco de Pasajes (Guipuzcoa). Su legendaria vida, y anónima muerte, contribuyó a cambiar la historia en América y no desmerece frente al mejor guión de aventuras de Hollywood.

Todo lo que se pueda hacer por difundir esta figura silenciada por unos y olvidada por otros parece insuficiente. Su lugar en la historia ha de estar junto a los grandes nombres de la época colonial. Por mi parte sólo espero que mediante esta página contribuya, aunque fuera de forma modesta, a lograr ese objetivo.
•- •-• -••• •• •-••
Marco A. Gandarillas

__________________
España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectones o de los reyes de taifas.

Menéndez y Pelayo
Historia de los Heterodoxos Españoles

P.D Gracias por el enlace Ender, y lo mismoa los demás Comandantes
Kamille Rososvky
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

REPETIDO POR ERROR

REPETIDO POR ERROR AL CORTARSE LA CONEXIÓN. Kamille
Kamille Rososvky
Imagen
ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Efectivamente Kamille los hijos de.... la perfida Albion son asi, lo que no les cuadra o interesa lo quitan de la muy grande y embustera enciclopedia britanica. Los hispanos somos los que mas les hemos dado pal pelo y la del pulpo todas juntas y aun se empeñan que ellos son los que nos han civilizado. :shock:

Lo unico que ha estado a punto de acabar con ellos, no ha sido Roma ni la Luftwaffe, HAN SIDO LOS BARCOS ESPAÑOLES (en su tiempo)Y LOS U-BOOTS.

saludos
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Si hacemos un resúmen resumidísimo, partiendo de Grecia. ¿quienes expandieron la cultura que ha infuído en nuestra civilizacion?. Los griegos. Luego Roma conquista Grecia, pero la cultura griega, conquista a los romanos. Hasta la caida del Imperio Romano. Sigue el perído de las invasiones bárbaras. Cuando elos invasores se asientan en lo que era lRoma y sus colonias, resurge la civilización con más fuerza y ya tenemos a Carlomagno, mayordomo de palacio. Arquitectura y Arte romanico al que se superpone el gótico. ¿quienes son los últimos siempre en asimilar las nuevas culturas? los que nunca pierden. Además fueron colonia romana. Con la caída de Constantinopla, llegan , filósofos, científicos, artistas, etc con ideas de los clásicos griegos y en España en la ciudad de Toledo aparece El Greco. italia se nutre con las nuevas tendencias, lo mismo España y andamos dando pasos gigantes cen el perído pre-rencentista, el cuatrocientos. Los Reyes CatólicoS (incluí su escudo arriba), derotan a los muslmanes, y parte Colón en Busca deL paso a las Inndias, genovés o lo que fuese, quien lo apoya finacieramente España, y una de sus hijas se casa cpn "Felipe el hermoso" y que surge, ? El Sacro imperio, con Carlos V o sea Carlos I de España. No olvidar que Colón ofrecio su teoria en Portugal e Iglaterra, Ergo, de quein fue el Imperio donde nunca se ponía el sol? humm?
Si vamos a hablar de cultura, que no molesten. Nada de credos, razas , las cosas se dieron así. No hablé de Constantino ni de la cristianización ni del de Imperio Bizantino, es un mal resúmen, pero no los veo a los que NOS CIVILIZARON a la cabeza de nada.
Disculpas por el resúme improvisdo delante del monitor. Esto hay que hacerlo con los libros, los apuntes al día, en fin. te respondo, en el momento. Tampoco estamos en una competencia, y no deseo atosigar a los que no les interesa o la Historia, o la Historia del Arte.
Me interesa mucho, la historia de estos grandes hombres que mencionaste al comienzo Ender. Saludos a todos de Kamille
Kamille Rososvky
Imagen
ender
Comandancia
Comandancia
Mensajes: 2224
Registrado: 17 Sep 2008 13:31
Ubicación: entre More y Candido

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Otra de valientes sin importar bandos o ideologias.

Enrique Moreno Plaza,

de la Union (Cartagena) por mas señas, marino mercante para mas merito.

Batalla del cabo Machichaco

Articulo de Perez Reverte en El XLSemanal nº 1094

Colecciono combates navales desde niño, cuando mi abuelo y mi padre me contaban Salamina, Actium, Lepanto o Trafalgar, veía en el cine películas como Duelo en el Atlántico, Bajo diez banderas, Hundid el Bismarck, La batalla del Río de la Plata o El zorro de los océanos –John Wayne haciendo de marino alemán, nada menos–, o leía sobre el último zafarrancho del corsario Emden con el crucero Sidneyfrente a las islas Cocos. Dos episodios de la Guerra Civil española se contaron siempre entre mis favoritos: el hundimiento del Baleares y el combate del cabo Machichaco. Los conozco de memoria, como tantos otros. Cada maniobra y cada cañonazo. A veces, en torno a una mesa de Casa Lucio, cambio cromos con Javier Marías o Agustín Díaz Yanes, a quienes también les va la marcha aunque sean más de tierra firme: Balaclava, Rorke’s Drift, Stalingrado, Montecassino. Sitios así.

La del cabo Machichaco es mi historia naval española favorita del siglo XX. Sé que lo de historia española incomodará a alguno, pues se trata del más gallardo hecho de armas de la marina de guerra auxiliar vasca durante la Guerra Civil; pero luego matizo la cosa. Un episodio, éste, heroico y estremecedor, que tuvo lugar el 5 de marzo de 1937 frente a Bermeo, cuando el crucero Canarias dio con un pequeño convoy republicano formado por el mercante Galdames y cuatro bous armados de escolta. La mar era mala; el Canarias, el buque más poderoso de la flota nacional; y los bous, unos simples bacaladeros grandes, armados de circunstancias. Después de incendiar uno de ellos, el Gipúzkoa, que tras combatir pudo refugiarse en Bermeo, y alejar a otros dos, el crucero nacional dio caza al mercante, que paró sus máquinas. Luego decidió ocuparse del Nabarra.

Háganse idea. Un crucero de combate, blindado, de 13.000 toneladas, con cuatro torres dobles de 203 milímetros, capaces de enviar proyectiles de 113 kilos a 29 kilómetros de distancia, enfrentado a un bacaladero –el ex Vendaval, incautado por el gobierno vasco– de 1.200 toneladas, dotado con sólo un cañón de 101,6 a proa y otro igual a popa. El comandante del Nabarra era un marino mercante asimilado a teniente de navío, que había pasado toda su vida profesional en los bacaladeros de la empresa pesquera PYSBE, y que al estallar la contienda civil decidió seguir la suerte que corrieran los barcos de ésta. Y al verse encima al Canarias, que lo batía desde 7.000 metros de distancia con toda su artillería, decidió pelear. Puesto a ser hecho prisionero y fusilado, dijo tras reunir a sus oficiales en el puente, prefería hundirse con el barco. Todos estuvieron de acuerdo. Así que se pusieron a ello.

Fuerte marejada. Un cielo gris, viento y chubascos. Y hombres que se vestían por los pies. Arrimándose cuanto pudo, el humilde bacaladero consiguió meterle al crucero algún cañonazo en la amura de babor y otros que le tocaron palos y antenas. Durante una hora, maniobrando entre el oleaje, el Nabarra sostuvo el fuego de un modo que los mismos enemigos –el comandante y el director de tiro del Canarias– calificarían luego en sus partes de eficaz y admirable. Al fin, el cañoneo devastador del crucero liquidó el asunto cuando un impacto directo acertó en el puente del Nabarra, matando al timonel y al segundo oficial. Otro proyectil de 203 milímetros alcanzó la sala de máquinas y destrozó a cuantos estaban allí. Ya sin gobierno, aunque disparando sin cesar, el bacaladero encajó nuevos cañonazos enemigos. Al fin, viendo imposible proseguir el combate, su comandante dio orden a los supervivientes de que intentaran salvarse, quedándose él a bordo con el primer oficial hasta que el barco estalló y se fue a pique. Sólo veinte de los cuarenta y nueve tripulantes consiguieron llegar a los botes salvavidas. El resto, comandante incluido, desapareció en el mar.

Y ahora quiero apuntar un detalle que las fanfarrias oficiales y algún historiador de pesebre local suelen dejar de lado cuando se menciona la acción del cabo Machichaco: el comandante que de ese modo cumplió su deber y su palabra, hundiéndose con el barco después de tan atrevido combate, respetado y obedecido por sus hombres hasta el último instante de sus vidas, no era vasco. Había nacido en La Unión, Cartagena. Paisano mío. Estaba casado con una guipuzcoana llamada Natividad Arzac, hija del médico de Pasajes –una sobrina suya, Pilar Echenique Arzac, vive todavía en San Sebastián–, y peleó, como mandaban las ordenanzas, con la ikurriña izada en la proa y la bandera tricolor de la República Española ondeando en la popa, hasta que a las dos las desgarró, juntas y al mismo tiempo, la metralla del Canarias. Enrique Moreno Plaza, se llamaba el tío. Teniente de navío de la Euzkadiko Gudontzidia. Con un par de huevos exactamente donde hay que tenerlos. Acababa de cumplir treinta años.

http://www.xlsemanal.com/web/firma.php? ... firma=7230

Honor y gloria a todos los valientes de cualquier bando que han dado, dan y daran la vida
por nosotros, sin preguntarnos que rezamos, a quien votamos o cuanto tenemos.

saludos
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Encontré este artículo sobre la el ataque a Tenrife por parte del almirante Nelson.
Hay material en otros enlaces que no me convencieron, pudo ser que los encontré muy resumidos y en otros la forma en que se redactaron. Espero que los que ya lo leyeron, tanto como los que no lo han leído les guste: Saludos de Kamille
La Mayor derrota del Almirante Nelson
Fuente: http://www.todoababor.es/articulos/tenerife1797.htm



Archivo de Actualizaciones
Indice de la sección La mayor derrota de Nelson. El intento de ocupación de Tenerife, julio 1797.
Elaboración propia.


Tras la derrota de la escuadra española en San Vicente el 14 de febrero de 1797 la escuadra vencedora de Jervis pone bloqueo a Cádiz, con el objeto de destruir la flota española allí fondeada y atacar el tráfico mercante. Pero los británicos toparon con una brillante defensa a cargo de Mazarredo, que organizó una flotilla de lanchas cañoneras que hostigaron de manera sorprendente a los buques británicos. Estas lanchas eran embarcaciones menores de los navíos y de las fuerzas sutiles de la ciudad provistos con cañones de 24 libras y obúses, y que aprovechaban su gran movilidad y la nocturnidad para infringir severos daños al enemigo, lo que obligó a la fuerza bloqueadora a retirarse más aun de la costa, lo que hizo inefectivo mucho tiempo dicho bloqueo al poder escapar muchos mercantes y entrar otros tantos y obligó a Jervis a copiar el sistema español y luchar también con lanchas, ya que era inefectivo el uso de los buques. Los franceses tomaron buena nota de esto, y en el bloqueo de Brest varios años después crearon una flotille à l'Espagnol, que era como llamaban ellos a esta forma de combatir con lanchas y cañoneras (en Brest también se formaron lanchas y cañoneras españolas de los navíos de Gravina que causaron gran servicio).

Las tripulaciones británicas andaban algo desmoralizadas, llevaban mucho tiempo lejos de casa y en condiciones extremas, lo que originaba muchos problemas de insubordinación. El que Nelson formara parte de la escuadra no arreglaba la cosa. Había que dar un golpe audaz para subir la moral... y la paga.

Así que siguiendo una larga tradición de oportunismo, o pirateo como dirían otros, Jervis se enteró de que los buques con tesoros provenientes de América dejaban el botín en Tenerife, que estaba fortificado, en vez de acercarse a Cádiz. Mandó dos fragatas al archipiélago para explorar, quienes tras apresar en un golpe sorpresa a una fragata de la Compañía de Filipinas en abril y la corbeta corsaria francesa La Mutine se decidió por hacer un ataque anfibio en toda regla.

Inmediatamente el recientemente nombrado contraalmirante Nelson se hizo cargo de la comisión y el 14 de julio se puso en camino con los navíos de línea Theseus de 74 cañones donde enarboló su insignia Nelson y mandado por el capitán Miller, el Culloden de 74 mandado por el capitán Troubridge, Zealous de 74 mandado por el capitán Hood, Leander de 50 mandado por el capitán Thompson (este navío, proveniente de Lisboa, se encontró con la escuadra cuando estaba ya iniciado el ataque), las fragatas Seahorse de 38 bajo el mando del capitán Freemantle, Emerald de 36 mandado por el capitán Waller, Tersichore de 32 mandado por el capitán Bowen y el cutter Fox bajo mando del teniente Gibson, además de una bombardera, la Rayo mandada por el teniente Crompton, que se había encontrado de camino con la expedición el 15. En total 393 cañones, y 3.700 hombres armados.


> Diferentes momentos del bombardeo de los barcos británicos contra las fortalezas tinerfeñas. Pinturas de Esteban Arriaga. (Pulse en las imagenes para ampliarlas).
El ataque a Tenerife.
El teniente general Gutierrez, capitán general de Canarias se aprestó con gran efectividad la defensa, reforzando las fortificaciones y haciendo que los diferentes fuertes solaparan sus tiros, haciéndolos por tanto muy efectivos. Aquí hacemos un breve alto para hablar de este bravo general español. Gutierrez había nacido en 1734 y tenía un gran historial militar. Participó en Italia en las últimas campañas de Felipe V. Como teniente coronel mandó la fuerza que expulsó a los ingleses de las islas Malvinas, recuperándolas para España. Como general de brigada volvió a derrotar a los británicos, a las órdenes del duque de Crillón, en 1782, en la recuperación de Menorca, y en 1791 tomó el mando del archipiélago canario. Con la de 1797 sería la tercera vez que el general Gutiérrez vencería a los británicos.
Las fuerzas con que contaba Gutierrez eran las siguientes:
- El batallón de Canarias, unidad de élite muy preparada. 247 hombres.
- Cazadores provinciales, 110 hombres.
- Milicias de Laguna y Orotava, 330 hombres.
- Rozadores de Laguna, 245 hombres.
- Bandera de Cuba, 60 hombres.
- Artilleros veteranos y de milicias, 387 hombres.
- Pilotos auxiliares paisanos, 180 hombres.
- Marineros franceses (de la capturada La Mutine), 110 hombres.
En total 1.669 españoles y 91 cañones.
El batallón de Canarias servía también como unidad de adiestramiento de los regimientos provinciales, constituídos exclusivamente por milicianos de una calidad militar muy irregular, tal y como se verá más adelante se quejaría Gutierrez de esto, pero el resto de tropas se comportó de manera extraordinaria y muy adiestrada, mención especial a los artilleros que sirvieron las piezas de manera notable y efectiva. Una pena no hubieran sido artilleros navales y haberlos tenido en San Vicente meses antes. Los marinos del bergantín corsario La Mutine y que en el momento de su captura estaba cargado con las ganancias de sus correrías contra los británicos, querían desquitarse de la pérdida de su barco, ya que las lanchas de las dos fragatas británicas Lively y Mineve, que mandó Jervis en la exploración de la isla antes del desembarco, se apoderaron del barco adentrándose en el puerto, mientras el comandante y gran parte de la tripulación estaba en tierra divirtiéndose descuidadamente.

El día 17 Nelson convocó a los capitanes británicos en su buque insignia para preparar el plan de asalto.
Orden de Nelson a sus tropas:
Primero-. Que los botes de cada barco se mantengan reunidos remolcándose unos a otros, para tener a la gente del mismo navío junta; y que los botes en seis divisiones llegarán aproximadamente a tierra al mismo tiempo. Segundo-. Los infantes de marina de los navíos de línea se embarcarán en sus respectivas lanchas, que les transportarán. Tercero-. Desde el momento en que los botes sean descubiertos abriendo fuego sobre ellos, la bombarda comenzará su fuego sobre el pueblo, y lo mantendrá hasta que la bandera de tregua sea enarbolada tanto por el enemigo como por nosotros. Cuarto-. Que un capitán ha de encargarse de comprobar que los botes se retiren de la playa para que puedan desembarcarse con mayor rapidez más hombres con las piezas de campaña. Quinto-. Las fragatas fondearán tan pronto como les sea posible después de que esté dada la alarma, o de que las fuerzas estén en tierra, cerca de la batería de la parte N.E. de la bahía. Sexto-. Inmediatamente estén las fuerzas en tierra, se dirigirán a la retaguardia de la batería marcada con una G. en la parte N.E. de la bahía, y la asaltarán sin pérdida de tiempo, tomando posesión de la cumbre de la colina que se halla sobre ella. Cada navío desembarcará el número de hombres expresado a su lado, con su correspondiente proporción de oficiales: y los capitanes tienen la libertad de enviar tantos hombres más como deseen, dejando los suficientes para mandar el barco, y para operar la lancha, y otro bote. Todo capitán que lo estime puede desembarcar libremente y dirigir a sus marineros, bajo la dirección del capitán Troubridge.
Se recomienda poner a los marineros tantos uniformes de infantería de marina como puedan encontrarse, y que todos tengan los correajes cruzados de lona. Los soldados de infantería de marina estarán a las órdenes del capitán Oldfield, el oficial de infantería de marina más antiguo, y él está obligado a ponerse bajo la dirección del capitán Troubridge, así como el teniente Baynes de la artillería real con su destacamento. 21 de julio. Los oficiales y hombres del Culloden, únicamente con sus armas, deben de estar preparados para ir a bordo de la Terpsícore a la una de la tarde de este día, llevando consigo cuatro escalas de asalto, cada una de ellas con una cuerda de cuatro brazas de largo, mandarrias, cuñas y hachas. Los remos de los botes se forrarán con lona o buriel. El Culloden y el Zealous construirán cada uno una plataforma para un cañón de a 18, y el Theseus un cordaje para arrastrar artillería. Cada barco fabricará tantas baquetas de hierro como le sea posible, ya que se ha visto que las de madera son muy propensas a romperse cuando se usan con prisas. La Seahorse construirá una plata forma para un cañón de a 9.
(*)Plan de ataque elaborado por Nelson entre el 17 y el 21 de julio acompañado de un croquis. [Envío y traducción del original de Manuel García]
Este plan de ataque consistía en que las tres fragatas de su escuadra, que tenían menos calado que los grandes navíos, se acercarían a la costa lo más posible en la oscuridad y desembarcarían las tropas para atacar las partes altas y las baterías al nordeste de la ciudad. El capitán de navío Troubridge del Culloden sería el encargado de la fuerza de desembarco. La bombardera Rayo abriría entonces fuego en la ciudad en ese momento con sus morteros. Al amanecer los navíos de línea se acercarían, preparados para bombardear la ciudad. A menos que los buques mercantes que se hayaran en el muelle y su carga y todo el tesoro o lingotes que se hubieran desembarcado en la ciudad fueran entregados, la ciudad sería destruida por el bombardeo.

El día 18 la tripulación se dedicó a la instrucción de armas cortas. El día 20 Troubridge se traslada al Theseus para recibir las últimas instrucciones y detalles de la operación. La fuerza de desembarco consistía de 200 hombres por cada navío de línea, 100 más por cada una de las fragatas, completada por 80 artilleros, es decir, unos 1.000 hombres. La maniobra de desembarco comprendería dos fases. En la primera se desembarcaría a unas dos millas al nordeste del muelle de Santa Cruz, en la playa de Valle Seco, para tomar en maniobra de envolvimiento el castillo de Paso Alto. En la segunda fase, si no se rendía la ciudad tras conquistar Paso Alto, se dirigirían al muelle, para ocupar desde allí la ciudad.
Orden de Nelson a Troubridge:
Theseus, en alta mar, 20 de julio
Señor:
Deseo que toméis bajo vuestro mando el número de marineros e infantes de marina nombrados al margen (a), que estarán a las órdenes de los capitanes Hood, Miller, Fremantle, Bowen y Waller; y los infantes de marina bajo el cuidado del capitán Thomas Oldfield, y un destacamento de la artillería real mandada por el teniente Baynes, los cuales están ahora embarcados en las fragatas Seahorse, Terpsichore y Emerald. Con este destacamento os acercaréis a la plaza de Santa Cruz tanto como os sea posible, procurando no ser descubierto; y entonces embarcará a todos aquellos hombres que puedan transportar los botes y efectuará su desembarco en la parte nordeste de la bahía de Santa Cruz, próximo a una gran fortaleza. Desde el momento en que se encuentre en tierra, le recomiendo que primero asalte la batería; después de lo cual, una vez tomada, y asegurada su posición, procederá a asaltar la población y la batería de la cabeza del muelle, o enviará mi carta, como lo juzguéis más a propósito, que contiene una intimación de la cual le envío una copia; y los términos han de ser aceptados o rechazados en el plazo especificado, a menos que usted vea alguna buena causa para prorrogarlo, aunque no se alterará su sentido en lo más mínimo: y usted llevará a cabo cualesquiera otros medios que juzgue más oportunos para el pronto cumplimiento de mis órdenes, que son las de posesionarme de todos los cargamentos y tesoros que puedan estar desembarcados en la isla de Tenerife. Teniendo la más firme confianza en su habilidad, valentía y celo, así como en la de todos los que están bajo su mando, sólo me resta desearle de corazón que triunfe, y asegurarle que soy su más obediente y fiel servidor.
Horatio Nelson [Envío y traducción del original de Manuel García]
A continuación exponemos la carta intimidatoria que Nelson escribió y dio a Troubridge. No tiene desperdicio la educación de Nelson al comienzo de la misma. Hoy en día pudiera parecernos incluso de burla, pero era un lenguaje y unas costumbres de respeto y admiración muy usuales entre oficiales de alta graduación aún entre países en guerra:
Comienzo del mensaje de intimidación a la plaza:
Theseus, 20 de Julio.
Tengo el honor de informarle que he venido a exigir la inmediata entrega del navío Príncipe de Asturias, procedente de Manila y con destino a Cádiz, perteneciente a la Compañía de Filipinas, junto a su entero y completo cargamento, y así mismo todos aquellos cargamentos y propiedades que hayan podido ser desembarcadas en la isla de Tenerife, y que no sean para el consumo de sus habitantes. Y, siendo mi ardiente deseo que ni uno sólo de los habitantes de la isla de Tenerife sufra como consecuencia de mi petición, ofrezco los términos más honrosos y liberales; que si son rechazados, los horrores de la guerra que recaerán sobre los habitantes de Tenerife deberán ser imputados por el mundo a vos, y a vos únicamente; pues destruiré Santa Cruz y las demás poblaciones de la isla por medio de un bombardeo, exigiendo una muy pesada contribución a la isla.
Artículo 1°. Deberán entregarme los fuertes poniendo al momento a las fuerzas británicas en posesión de las puertas.
Artículo 2°. La guarnición depondrá las armas, permitiéndose sin embargo a los oficiales que conserven sus espadas y aquélla, sin condición de ser prisionera de guerra, será transportada a España o quedará en la isla, siempre que su conducta agrade al oficial comandante.
Artículo 3º. Con tal que se cumpla con el primer artículo de que me entreguen los cargamentos ya citados, no se exigirá a los habitantes ni la más pequeña contribución; al contrario, gozarán bajo mi protección de toda seguridad en sus personas y propiedades. [...]
(H.Nelson) [Envío y traducción del original de Manuel García]
Entre el 21 y 22 de julio se pone en marcha el plan. Sin embargo, las fragatas con las corrientes fuertes inesperadas no pueden acercarse a menos de una milla de la costa y desde la ciudad se dio la alrma, perdiendo la sorpresa estratégica, aunque no la táctica, ya que no se sabía donde iban a desembarcar. No se pudo realizar un bombardeo naval, ya que los navíos no podían acercarse y las fragatas al estar armadas con cañones navales de tiro directo no podían hacer un fuego efectivo. Un gran fallo fue el contar sólo con una bombardera provista de morteros de tiro curvo por elevación. Ni siquiera contaban con obúses y sus afamadas carronadas no servían de nada en esta situación. Navegaban en dos formaciones de botes. Una compuesta por 23 lanchas y botes que se dirigían al barranco del Bufadero y la otra, con 16, se dirigía al centro de la ciudad. Pero las malas condiciones metereológicas y el alertamiento del enemigo hacen abortar el desembarco y se vuelven a los buques con alguna pérdida de lanchas que zozobraron.

A las 10 de la mañana del 22 las fragatas, remolcadas por sus botes, fondean en las proximidades del barranco del Bufadero y desembarcan 1.000 hombres, que pusieron pie en la playa de Valle Seco, a pesar del fuego de Paso Alto. El desembarco se realizó en condiciones penosas, algunos botes zozobraron en la oscuridad y debido al desconocimiento de la zona quedaron muy desperdigados, además la artillería de campaña a falta de caballería para su movilización tenía que ser transportada por los hombres, con el cansancio y lentitud que esto suponía. Las fuerzas defensoras enviadas previamente por Gutierrez en el risco de la Altura frena a los británicos, estas fuerzas estaban compuestas por unos 165 hombres escogidos de la guarnición. Gutiérrez ante la posibilidad de que desembarcaran más hombres mandó al jefe del batallón Canarias ir al pueblo cercano de La Laguna para conseguir más milicianos y que se dirigiera con ellos hacia el Valle Seco, cortando la posible progresión de los británicos. Así, con 30 hombres de su batallón y 50 civiles, ocuparon el mismo día 22, tras una rapidísima marcha, los objetivos previstos.

Durante todo el 23 hubo un intercambio de fuego de fusil y de cañón. Los británicos, atascados y sin posibilidad de progresar procedieron al reembarque, tras dar Nelson la señal desde el Theseus de retirada, con la pérdida de dos hombres. Las tres fragatas navegaron entonces por las proximidades del barranco Hondo y de la Candelaria tratando de desconcertar y atemorizar a los defensores. Pero lo cierto es que Gutiérrez, una vez más, se adelantó a las intenciones de Nelson y había dispuesto fuerzas en Santa Cruz, dejanto el castillo de Paso Alto sólo con 30 hombres, desplegando las fuerzas mejor adiestradas en el Castillo de San Cristóbal en el sudoeste, dejando al batallón de Canarias en reserva, para acudir donde se pusieran las cosas feas. Este ir y venir de tropas españolas hacía que pareciera que eran muchos más los defensores.

Tras las tentativas fracasadas Nelson se encontraba con una situación insólita en su carrera que debía resolver para salvar el honor de la Royal Navy. Para ello convocó a sus capitanes a una reunión el 23 y les dijo que, tras reconocer el fracaso de su plan inicial, que había decidido un asalto directo a Santa Cruz por la noche. Nelson había decidido atacar por el centro, yendo directamente al castillo central de San Cristóbal, donde se encontraba la mayoría de las tropas españolas. Nelson ordenó el ataque, conduciendo personalmente uno de los seis grupos de abordaje, los otros cinco eran mandados por los capitanes Troubridge, Miller, Hood, Waller y Thompson.

Nelson escribió a Jervis: "Tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo fuego de las baterías de la ciudad y mañana probablemente será coronada mi cabeza con laureles o con cipreses".

Desde luego Nelson se resistía a quedarse en su buque insignia como correspondería a su grado de contra almirante y comandante en jefe de la operación, y se exponía a un grave peligro que podía dejar sin mando a la fuerza de desembarco. Acto valiente, pero irresponsable, tal y como se vería más tarde.


> Bombardeo del castillo de San Cristóbal antes de iniciar el desembarco y de escasa efectividad, ya que los disparos eran directos al utilizar los cañones navales, en vez de curvos como lo haría un mortero, pintura de Esteban Arriaga.
A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina británicos y marineros se encontraban alrededor del navío Zealous donde formaron los seis grupos, con 700 hombres. Además de las lanchas les acompañaba el cúter Fox, con 180 hombres escogidos y 80 en una goleta canaria apresada varios días antes. Con remos envueltos en telas para no hacer mucho ruido comenzaron a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. Lograron llegar hasta tiro de cañón de la costa (unos 300 metros) antes de ser descubiertos por la fragata española San José, que se encontraba fondeada a 500 metros del muelle, seguido por el castillo de Paso Alto. La batalla fue emprendida en 5 frentes, el principal, el área alrededor de la plaza de la Pila, la reguera de Santos, la playa de las Carnicerias, y el monasterio de Santo Domingo. Sin embargo los primeros que llegaron a las playas se habían equivocado y se habían despistado del resto de las tropas, además la mayoría de su munición estaba inservible por el oleaje y a parte perdieron sus escaleras de mano de escalar.
El resto de los grupos se vio sorprendido por un sostenido fuego de las baterias españolas que abrieron fuego desde Paso Alto hasta el castillo de San Telmo con toda clase de proyectiles, metralla y fusileria de mosquete, que ocasionó el hundimiento del cutter Fox con la pérdida de 97 hombres. Según los propios atacantes parecía el mismo infierno. Algunos de los comandantes de las baterías de Paso Alto, San Miguel, San Antonio y San Pedro se disputaban la gloria del acierto de haber echado a pique al citado cúter. "El comandante del castillo de San Pedro, que estaba bajo su mando y que era el más inmediato al muelle, afirmó que fue el primero que avistó a la embarcación inglesa y que avisó a las demás fortalezas con un cañonazo que le disparó. Este dato es muy importante y probablemente exacto, porque nadie lo rectificó con posterioridad." (Juan Arencibia)
[Al ser alertadas] las cuatro referidas baterías empezaron a un tiempo un fuego tan vivo y tan unido, que al momento el mar se tragó al cúter y por consiguiente las cuatro baterías fueron las que le echaron a pique, porque un solo cañonazo, dos, tres o cuatro de una batería, no lo habrían destruido con tanta prontitud. (Francisco de Tolosa. Capitán de los artilleros provinciales)


> Maqueta del cutter "Fox", que fue hundido en la acción por el fuego de las baterías españolas y que perdió a la mayor parte de su dotación.
La víspera del ataque se abrió una tronera en el muro del castillo de San Cristóbal donde se colocó un cañón de 24 libras a baja altura, para dificultar el desembarco inglés en la playa que separaba este castillo del de San Pedro. Es posible que, como indica la tradición, se tratara del cañón Tigre, pero es un hecho indemostrable ya que eran numerosos los cañones que en fuego cruzado, intentaban impedir el acceso inglés a la playa y al muelle. Sin llegar a desembarcar Nelson fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, ya que el infierno les caía del cielo, mientras que Richard Bowen, comandante de la Terpsichore, pierde la vida. Posteriormente, Nelson se enojaría con el Almirantazgo inglés, porque no se le hizo caso al solicitar un monumento o una placa conmemorativa en la Catedral de St. Paul de Lóndres en memoria de Bowen, ni siquiera una mención en el Parlamento, al hombre que había considerado como uno de los más prometedores oficiales británicos. El Almirantazgo le respondió que no se hacían homenajes a los que habían protagonizado un hecho desafortunado a las armas británicas. Con cosas así se comprende la "afición" inglesa de contar sólo las hazañas y no las derrotas.

Tras la muerte de Bowen sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y clavan unos cañones en el muelle "fue tan vivo y tan nutrido el fuego de mosquetería y metralla que nos hicieron desde la ciudadela, ventanas y azoteas de las casas circunvecinas, que no fue poible avanzar un paso más, y el suelo estaba sembrado de cadáveres nuestros". (parte de Nelson a Jervis, 27 de julio). Al final se rinden y más de medio centenar de hombres son tomados prisioneros.

El teniente Josiah Nisbet (el hijastro de Nelson) cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto," murmuró mientras Josiah lo ponía tumbado en el bote, a continuación rasgó el pañuelo de seda negra de su propio cuello y la ató como torniquete alrededor del brazo herido. Josiah vio que la vida del almirante dependía de una vuelta inmediata al barco y al cirujano. Nelson rechazó ser subido a bordo de la fragata Seahorse que era el barco más cercano, debido a la señal de socorro que izaría su capitán Betsey Fremantle y que tendría consecuencias desastrosas para la moral de las tropas, así que la lancha continuó más lejos para encontrarse con el navío Theseus. Su brazo derecho colgaba inerme por un lado mientras que, con la izquierda se apoyaba para ir a bordo de la nave. "déjenme subir solo," el contralmirante gritó herido "tengo todavía mis piernas y un brazo útiles. Diga al cirujano que se de prisa en preparar sus instrumentos- sé que debo perder mi brazo derecho, así que cuanto antes mejor." Un acto valiente ante tan desastroso desembarco. El resto de su grupo encalla o desembarca en otras zonas donde son hostigados por los milicianos.

En la playa de las Carnicerias logran desembarcar 450 británicos pertenecientes a tres de los seis grupos, que se dirigen al centro de la ciudad bajo el intenso fuego. Intentan sin éxito tomar el fuerte de San Cristóbal por la retaguardia, a pesar de los contratiempos, y demostrando gran arrogancia, el capitán Troubridge envío un mensaje al general Gutiérrez para instarle a la rendición, que lógicamente fue rechazada categóricamente (estos mensajes del oficial británico eran seguramente para ganar algo de tiempo, para que a los posibles refuerzos les diera tiempo llegar hasta su posición). A continuación logran encerrase con 340 hombres supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, en el convento dominico de La Consolación, pero eran sabedores que esta situación era insostenible, ya que los barcos de guerra británicos no podían acercarse para dar refuerzos a las tropas desembarcadas. El capitán británico contaba sólo con 80 infantes de marina, 80 lanceros y 180 marineros armados con mosquetes.

Los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las Carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques al principio tienen éxito, pero el batallón de Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados.

El batallón de Canarias, previa orden, ocupa el muelle con el fin de cortar la retirada de Troubridge y la llegada de refuerzos. El regimiento de La Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de costa. Tanto las órdenes como los movimientos de los defensores fueron ejecutados con rapidez y eficacia.

Nelson intenta de madrugada reforzar a Troubridge enviando 15 botes hacia el muelle. Las baterías costeras hunden a tres, los demás viraron y regresaron a los buques. La batería del muelle, antes inutilizada ahora ya estaba de nuevo en servicio, lo que hacía imposible otro ataque.

El capitán Troubridge tras otro ridículo mensaje instando a la rendición y dándose cuenta de la triste realidad mandó a Hood a parlamentar con el gobernador. El general Gutiérrez ese día del 25 de julio tenía crisis asmática, a pesar de ello obligó al enemigo a negociar, lo que era en realidad una capitulación.

Estas eran las condiciones de la negociación.
"Santa Cruz, 25 de julio de 1797
Las tropas &c. pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.
Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honor
Samuel Hood
Ratificado por
T.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas."
Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en la guerra, escribiría a bordo de su navío una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó el día después cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad.
"Theseus, en las afueras de Tenerife, 26 de julio de 1796 (error de fecha)
No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E. obediente humilde servidor
Horacio Nelson "
A lo que el general contestó:
"Muy Señor mío, de mi maior atención: Con mucho gusto he recivido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes devo de considerar como hermanos desde el instante que concluió el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o qualquiera de los efectos que esta Ysla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de limetones de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Seráme de mucha satisfacción tratar personalmente quando las circunstancias lo permitan, a sugeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años.
Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797
B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.
Dn. Antonio Gutiérrez"
Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la Peninsula. Al contrario que el enemigo los españoles no tuvieron excesivas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente, sufriendo los británicos 177 muertos por ahogamiento (debido al hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas por fuego o por zozobrar), 51 muertos en combate, 5 desaparecidos y 128 heridos. Del total de las bajas tuvieron 7 oficiales muertos y 5 más heridos). Como hemos indicado anteriormente Nelson fue uno de los oficiales heridos. Además hubo bastantes prisioneros que fueron devueltos a sus barcos. En España se tomó como un desquite por la derrota en San Vicente seis meses atrás, y desde luego para los británicos fueron unas pérdidas mucho más cuantiosas (y por número de oficiales de alto rango muertos y heridos) que en dicha batalla sufrieron.
Bajas oficiales que sufrieron los ingleses en el asalto del 25 de julio de 1797
Buques Muertos Heridos Ahogados Desaparecidos
Theseus 12 25 34 -
Culloden 3 18 36 -
Zealous 5 21 - -
Leander 6 5 - 1
Seahorse 2 31 - -
Terpsichore 8 11 - 4
Fox (hundida) - - 97 -
Emerald 8 12 10 -
Total 44 123 177 5
Oficiales muertos:
- Richard Bowen. Comandante de la Terpsichore
- George Thorpe. Oficial de la Terpsichore
- John Weterhead. Oficial del Theseus
- William Earnshaw. Oficial del Leander
- Robinson. Oficial del Leander
- Baisham. Oficial de la Emerald
- Gibson. Oficial Comandante del Fox

Oficiales heridos:
- Horatio Nelson. Contraalmirante. Comandante en Jefe.
- Thompson. Comandante del Leander
- Freemantle. Comandante de la Seahorse
- George Douglas. Oficial de la Seahorse
- Guardamarina Watts, del Zealous


Bajas mortales de las fuerzas españolas de Tenerife
- Don Juan Bautista de Castro. Teniente Coronel del Regimiento de La Laguna
- Don Rafael Fernández. Subteniente del Batallón Canarias
- Antonio Miguel González. Soldado del Batallón Canarias
- Manuel Fernández. Ídem
- Luis Nuñez. Ídem
- Antonio Delgado Sosa. Miliciano
- José Benito. Ídem
- Juan Pacheco. Ídem
- Bernardo García. Ídem
- Dionisio González. Ídem
- Domingo de León Padilla. Ídem
- Felipe Guerra. Ídem
- José Pérez. Ídem
- Don Carlos Rooney. Paisano
- Don Agustín Quevedo. Ídem
- Don Antonio Espinosa. Ídem
- Don Domingo A. Pérez. Ídem
- Don José M. Calero. Ídem
- Don Juan de Regla. Ídem
- Don Juan Amarilis. Ídem
- Pablo Duaure. Auxiliar. Natural de Francia
- Juan Chibeau. Ídem. Ídem


El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. El general dejó reembarcar a los enemigos con sus armas y con honores de guerra, cuando debieron haberlas rendido y quedado prisioneros. Bien es verdad que con las inexpertas, indisciplinadas e inermes milicias, poco a casi nada se podía hacer, por lo cual don Antonio redactó un bando donde reconoce las indisciplinas y el poco espíritu militar de estas tropas y enmienda los fallos encontrados en las unidades de combatientes que intervienen en la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife aquel día 25 de julio de 1797.
Informe de de Troubridge a Nelson:
Culloden, 25 de Julio.
Señor:
Debido a la oscuridad de la noche no encontré inmediatamente el Muelle, el punto señalado para el desembarco, pero avancé hacia la costa bajo la batería del enemigo, cerca del sur de la ciudadela; el capitán Waller desembarcó al mismo tiempo y otros dos o tres botes. El oleaje era tan grande que muchos retrocedieron; los botes se llenaban de agua en un instante y se estrellaban contra las rocas, mojándose la mayor parte de las municiones guardadas en los saquitos. Tan pronto como hube reunido unos pocos hombres avancé inmediatamente con el capitán Waller hacia la plaza, el lugar de reunión, esperando encontrarnos allí con usted y el resto de la gente; y aguardé cerca de una hora, tiempo durante el cual envié un sargento con dos señores del pueblo a intimidar a la ciudadela. Sospecho que mataron al sargento en su encargo ya que no he oído nada de él desde entonces. Perdidas todas las escalas de asalto en la resaca, o sin ser posible encontrarlas, no se pudo hacer ningún asalto a la ciudadela; por ello, marché a reunirme con los capitanes Hood y Miller, de quienes había sabido que hicieron bueno su desembarco, con una porción de hombres, al S.O. del lugar donde yo lo había realizado. Traté entonces de adquirir alguna noticia de Vos y del resto de los oficiales, pero sin éxito.
Al amanecer habíamos reunido cerca de ochenta soldados de infantería de marina) ochenta marineros armados de picas y ciento ochenta marineros; estos supe que eran todos los que quedaban vivos que habían hecho un buen desembarco; con es tas fuerzas, habiéndome procurado algunas municiones de los prisioneros españoles que habíamos hecho, estábamos marchando para ver qué se podía hacer con la ciudadela sin escalas de asalto; y encontramos todas las calles defendidas por piezas de campaña, y más de 8000 españoles y 100 franceses armados acercándose por todas las avenidas. Como todos los botes estaban destrozados, y no vi la posibilidad de obtener más hombres en tierra, con las municiones mojadas y sin provisiones, envié al capitán Hood con bandera parlamentaria al Gobernador para decirle que estaba preparado para incendiar el pueblo, lo que llevaría a efecto inmediatamente si se acercaba una pulgada más; y al mismo tiempo deseé que el capitán Hood dijera que esto sería realizado con pesar ya que no deseaba dañar a los habitantes; que si aceptaba mis términos, yo estaba dispuesto a parlamentar; a lo que accedió. Tengo el honor de enviarle una copia de ellos por medio del capitán Waller, que espero concuerde con su aprobación, y parecen sumamente honrosos. Debido al pequeño número de hombres, compuesto en su mayor parte de marineros armados de picas y fusiles, que sólo pueden llamarse irregulares, con muy poca munición en los saquitos pero que se había mojado en el oleaje al desembarcar, no podía esperar tener éxito en ningún intento contra el enemigo, cuya fuerza superior ya he mencionado anteriormente. Los Oficiales Españoles me aseguraron que nos esperaban y que estaban perfectamente preparados, con todas las baterías y el número ya citado de hombres sobre las armas. Esto, unido a la gran desventaja de una costa peñascosa, a un fuerte oleaje y el hacer frente a cuarenta cañones, mostrará, aunque no tuvimos éxito, de lo que es capaz un Inglés. Tengo el placer de informaros que a nuestro regreso marchamos a través del pueblo con los colores británicos ondeando delante de nosotros.
P.D. También me permito deciros que, una vez firmados y ratificados los términos, el Gobernador nos obsequió del modo más generoso con una gran cantidad de vino, pan, etc., para refrescar a la gente, dándonos toda muestra de atención en su poder.
Thomas Troubridge [Envío y traducción del original de Manuel García]
En las condiciones de la negociación los ingleses se preocuparon de que no constara en ningún lado la palabra rendición o capitulación, cuando fue así, por mucho que se dijera, y es ahí donde se aferran los británicos cuando dicen que en esta batalla Nelson no se rindió, aunque nunca han ocultado que fue una jornada trágica para su marina. Lo digan como lo digan fue una derrota sin paliativos, por número de hombres muertos y heridos, daños en lanchas y buques y porque, principalmente, no consiguieron su objetivo de adueñarse de la ciudad.
El propio día 25 el general Gutierrez mandó un oficio al Rey en un primer informe para el conocimiento de la confrontación por parte de las autoridades españolas:
"El día 22 del corriente amaneció enfrente de esta plaza una escuadra inglesa compuesta de tres navíos de 74, tres fragatas, una bombardera, un cúter y otro barco pequeño con sus lanchas formadas en dos divisiones; la primera ya muy cerca de tierra, y pronta a desembarcar sus tropas a nuestra izquierda. Mandé hacer la señal de alarma, y a ella viraron y bogaron en en vuelta de fuera las lanchas enemigas.
A las 7 volvieron a seguir su primera dirección, desembarcando fuera del alcance de nuestro cañón por la playa del Valle Seco, en cuya inmediación fondearon las tres fragatas: inmediatamente hice tomar las alturas dominantes y asegurar los desfiladeros, de forma que viendo frustradas por esa parte sus ideas, después de haber mantenido su posición todo el día, se reembarcaron aquella noche, y al amanecer del día siguiente se hizo a la vela el todo de la escuadra.
El 24 amaneció esta a la vista con otro navío de aumento; se mantuvo boltegeando, y por la tarde fondeó sobre nuestra izquierda, dando indicios de querer atacar el castillo de Paso Alto. Estos preparativos, lejos de engañarme, me persuadieron que su verdadera intención era atacar y asaltar el frente, por lo que di las disposiciones que me parecieron convenientes para en tal caso rechazarlos, sin desatender por eso la izquierda.
Efectivamente al anochecer del día de ayer acercaron a Paso Alto una fragata y la bombardera, empezando a bombardear el castillo; y a las 2 y media de la madrugada asaltaron el frente en distintos puntos, y en todos con arrojo y vigor, consiguiendo a pesar de nuestra bien dirigida metralla, internar sus tropas en el pueblo; y estuvieron estas peleando con las nuestras, hasta que a las 4 de esta mañana solicitaron que yo les entregase la plaza, en cuyo caso a nadie perjudicarían, y que de lo contrario la incendiarían: respondí que aun tenía pólvora, balas y gente; continuaron batiéndose. Sucesivamente se presentó un oficial, a nombre del Comandante, manifestándome que no era su intención perjudicar a nadie en su persona ni intereses, y que así no nos molestarían si se les entregaban los caudales de S.M. pero que de lo contrario no podía responder de las consecuencias: di la misma respuesta; y a corto rato vino a parlamentar el segundo Comandante de la tropa, haciendo igual propuesta, a la que contesté en los mismos términos que a las anteriores; y de resultas se reembarcaron.
Los ingleses tuvieron una considerable pérdida; pues malogrado el objeto de tan costosa expedición mandada por oficiales de mayor crédito, su Almirante Nelson perdió un brazo, su segundo fue herido igualmente que otros varios oficiales; murió el capitán Bowen y muchos soldados, siendo también considerable el número de heridos y nuestra pérdida de poca consideración.
Hago esta relación muy deprisa, reservándomela hacerla más circunstanciada en otra ocasión, sin deber por eso omitir ahora el suplicar a V.E. que al tiempo de enterar al Rey de la gloria que han conseguido sus Reales Armas, se sirva hacerle también presente, que sólo deseo ocasiones en que acreditar mi celo por su mejor servicio, y mi amor por su Real persona".
(Fuente: Gaceta de Madrid de 25 de agosto de 1797. Encontrado y transcrito por Todo a Babor).
En la tarde del 26 los buques británicos rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas, en memoria del malogrado capitán de fragata Bowen, comandante de la fragata Terpsichore, muerto el día anterior. La fragata Emerald entregó en Cádiz, tal y como había prometido Nelson, el parte de la victoria española.

El general Gutiérrez había demostrado una gran intuición militar al frustrar todos los intentos de desembarco, anticipándose a los movimientos de los británicos; aprovechó el terreno y explotó al máximo las posibilidades de sus fuerzas, siendo sus órdenes acatadas con precisión. Se le unió la buena movilidad de las tropas de élite y de los artilleros que habían logrado hundir muchas lanchas y un cúter.

Su Majestad el Rey Carlos IV asciende a Gutiérrez, confiriéndole además la Encomienda de Esparragal en la orden de Alcántara. Su salud empeora y poco antes de las cuatro de la madrugada del día 22 de abril de 1799 fue llamado el médico de cabecera que le diagnosticó perlesía (parálisis en el brazo y en la pierna). Murió el 14 de mayo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla del Apóstol Santiago de la parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.

Nelson había realizado una desastrosa acción. Sin quitarle el valor a este marino, actuó de una manera tan audaz como mal concebido los planes. Gran estratega en operaciones de navegación de cabotaje había demostrado que en las operaciones fuera de los buques fallaba estrepitósamente, como le pasó también en Cádiz y en Brest. La confianza de Nelson en sí mismo y, sobre todo, la minusvaloración de los defensores, fueron el principal motivo de su derrota. Según declaraciones hechas por Troubridge se desconocían las playas, la hidrografía y la metereología de la zona. El estado de la mar supuso la dispersión y el hundimiento de algunas lanchas. El bombardeo naval fue ineficaz como hemos expresado anteriormente, ya que sólo había una bombarda armada con morteros, única arma capaz de hacer daño a las defensas, por tanto el número de efectivos era insuficiente para tamaña empresa. Desembarcaron 1.000 hombres contra 1.600, pero Nelson creía incluso que los españoles eran 8.000, debido a la gran movilidad que estos tuvieron y parecía que había más defensores, lo que hacía del ataque aun más temerario. Un duro golpe al ego de Nelson y a su arrogancia.
Informe oficial de Nelson a Jervis:
Theseus, 28 de julio, frente a Santa Cruz
Señor,
En obediencia a sus órdenes de hacer un vigoroso asalto al pueblo de Santa Cruz en la isla de Tenerife, envié desde los diferentes barcos bajo mi mando 1000 hombres, que incluían a los infantes de marina, para que se prepararan para desembarcar bajo la dirección del capitán Troubridge del navío Culloden, y los capitanes Hood, Thompson, Fremantle, Bowen, Miller y Waller, quienes ofrecieron voluntaria y muy amablemente sus servicios; y aunque estoy bajo la dolorosa necesidad de informarle que no nos ha sido posible tener éxito en nuestro asalto, es mi deber afirmar que creo que nunca mayor osada intrepidez se mostró por los capitanes, oficiales y hombres que usted hizo el honor de colocar bajo mi mando; y el informe que le envío adjunto, espero le convencerá de que mis disposiciones, humildes como son, han sido ejercidas en la ocasión presente. Adjunto le envío también una lista de los fallecidos y heridos, y entre los primeros, con e más profundo dolor, tengo que colocar el nombre del capitán Richard Bowen, del navío Terpsíchore, el oficial más emprendedor, competente y valiente que haya servido en la marina de su Majestad; y con mucha pena tengo que mencionar la pérdida del teniente John Gibson, comandante del cúter Fox, y de un gran número de valientes oficiales y hombres.
(H.Nelson) [Envío y traducción del original de Manuel García]


> Momento del desembarco de las tropas británicas bajo la cobertura de los cañones de los navíos y fragatas. Foto Museo Naval de Madrid.


> El Teniente Josiah Nisbet, el hijastro de Nelson, está de pie detrás de él y salva su vida al practicarle un torquinete que evita la pérdida de sangre. Detrás de él y a la izquierda hay dos tenientes más. También en la barcaza y a la derecha del grupo se encuentra un tercer teniente que agarra el bote, con dos marineros detrás de él. En el primer plano izquierdo que está de pie en el agua es el Capitán Thompson, junto con otro teniente. Cuadro del National Maritime Museum, London, Greenwich Hospital Collection. Por Richard Westall.
Los Castillos de Santa Cruz
Cuando Nelson atac ó éstos eran, de norte a sur, los castillos y reductos fortificados: Torre de San Andrés, castillo de Paso Alto, fuerte de San Miguel (en la desembocadura del barranco de Tahodio), baterías de Santa Teresa (en la margen derecha del barranco), Candelaria, Santiago, San Rafael, Pilar, San Antonio y Santa Isabel (todas en las inmediaciones del actual solar que ocupa el acuartelamiento de Almeida), fuerte de San Pedro, baterías de la Rosa (junto a la Alameda), del Muelle y de Santo Domingo (junto al castillo de San Cristóbal), Castillo Principal o de San Cristóbal, baterías de la Concepción (donde está el edificio del Cabildo), de San Telmo (margen derecha del barranco de Santos) y de San Francisco (en la Caleta de Negros), castillo de San Juan y baterías de las Cruces y Barranco Hondo (en Puerto Caballos). Estos castillos y reductos fortificados armados con casi un centenar de cañones y una docena de morteros, estaban unidos por una muralla y hacían de Santa Cruz una plaza prácticamente inexpugnable. Nunca pudo ser ocupada por los enemigos de España.


> Según cuenta la tradición desde el mismo día de la batalla, 25 de julio de 1797, el disparo que hirió al gran almirante británico fue hecho con el cañón llamado "Tigre". A los artilleros les gustaba siempre poner nombre a sus cañones. En el siglo XVIII, este nombre estaba incluso grabado en el bronce de cada uno de ellos. "Tigre" era un cañón que había sido fundido en Sevilla en el año 1768. Hoy en día todavía se puede ver en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife.


> Bandera británica que se encuentra en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife junto a otras banderas y pertrechos militares ingleses capturados en el desembarco, y que perteneció a un grupo que salió de la fragata Emerald.
Título y privilegios
Este triunfo dio pie a los regidores para solicitar título y méritos, y tal fue así que, de hecho, una vez se retiraron los navíos británicos de la bahía de Santa Cruz, confirmando el fracaso de su expedición, las autoridades pensaron en hacer valer sus merecimientos ante el monarca y, también, su gratitud al cielo que los había protegido.
La acción de gracias fue motivo de una manifestación colectiva, encabezada por el ayuntamiento, que se celebró el 29 de julio de 1797 y en donde se aclamó a los santos patronos, completándose el nombre del lugar que, a partir de entonces, se llamaría Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Lo cierto es que el ayuntamiento, no sin recelos, acabó pidiendo a la Corona, con mucha discreción, tres cosas como si fueran una sola: el título y privilegio de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza, y la modificación de su nombre.
Contrariamente a lo que era norma habitual en estos casos, los trámites se resolvieron con cierta rapidez y el 21 de noviembre de 1797 se firmó el decreto real por el que se concedía a Santa Cruz el título de villa y el privilegio de villazgo.
Con la llegada de la noticia, el ayuntamiento resolvió que se vivieran tres noches de luminarias, con tambor y repique de campanas, y aunque la expedición del título original se hizo esperar y se extravió el expediente, al cabo de tres años todo quedó arreglado.
(Extraído de: http://www.mgar.net/docs/gutierre.htm)
El cabo Correa Corbalán
Como consecuencia de la sonada victoria de las tropas espa ñolas sobre los hombres desembarcados por el contraalmirante Nelson en Tenerife, el general Antonio Gutiérrez elevó a las altas instancias españolas una petición de recompensas para los más destacados en la jornada del 25 de julio de 1797. Como era de suponer incluía a los mandos más significados, a los que se proponía para el empleo inmediato superior. En la relación estaban los jefes y oficiales, Salcedo, Marquelli, Estranio, Guinther, Greagh, Prat, Rosique, Siera, etcétera. Todo normal. Era una petición de ascenso generalizado en la que a todos se daban los mismos méritos, lo que al final resultó inefectivo, porque no hubo ascensos.

Hubo una excepción, porque al incluirlo en la relación se especificaron sus méritos pormenorizados. El general Gutiérrez hizo una mención especial del cabo del Regimiento de Güímar Diego Correa, a quien proponía para el ascenso al grado de subteniente. Era un buen salto. ¿Cuáles fueron sus méritos?

Pues Correa estaba de servicio en la batería de La Concepción. Desde su puesto vio que la madrugada del 25 de julio zozobraban unos botes ingleses cuando intentaban acercarse a la costa. Correa arengó a un puñado de soldados y se lanzó sobre los ingleses que intentaban alcanzar la playa. Combatió contra ellos y capturó 17 a los que llevó prisioneros al castillo de San Cristóbal ante la sorpresa general. Además se apoderó de sus armas, entre otras un cañoncito de campaña.

Correa, nacido en La Laguna en 1772, fue un aventurero. Se casó a los 19 años con Pilar Bottino, hija de un comerciante genovés afincado en La Laguna. En 1803 le llegó el ascenso a subteniente. Después de ejercer de guarda mayor de montes durante un año, embarcó con el grado de capitán a Cádiz en 1808. En 1910 aparece en Estados Unidos, más tarde en La Habana, en Gibraltar, en Madrid... En 1836 fue nombrado Intendente en Filipinas, donde murió en 1843.
El escudo de armas de Santa Cruz tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra. Los británicos han parecido tener una especial inclinación en conquistar la isla. Por eso, las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra estos: Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797). De las tres, la más importante fue la última. A raíz de esta victoria, el rey Carlos IV otorgó a Santa Cruz la categoría de Villa, sus títulos honoríficos, su escudo de armas y su constitución como municipio.


(Fuentes: "La derrota de Nelson, el 'manco de Tenerife'" de Julio Albert Ferrero, Revista de Historia Naval, 1998, Juan Arencibia, Vicente Mira Gutiérrez, Editorial Leoncio Rodríguez, Julio N. Rancel, Museo Regional Militar de Canarias en Santa Cruz de Tenerife).
(Para saber más: http://www.mgar.net/index.html, agradecimiento especial a Manuel García)
(Web de las pinturas de Esteban Arriaga: http://www.eumed.net/estebanarriaga/0/ )
Indice de la sección


Portada | Quienes Somos | Cómo colaborar | Enlaces | Mapa Web | Buscador Jueves, 13 de Noviembre de 2008» Artículos Listado de los Navíos de Línea
Indice de la sección
Artículos
Indice de la sección
» Artículos especiales
» Campañas y Batallas
» Artículos de Opinión
» Personajes Ilustres
» Artículos sobre la época
Datos y Documentación
Indice de la sección
» Listados de barcos
» Datos históricos
» Barcos y navegación
» Otra Documentación
Foro de la web
» Foro de Historia Naval
» Sobre el foro
Pinturas
Indice de la sección
Maquetas
Indice de la sección
Relatos
Indice de la sección
Vida en los barcos
Indice de la sección
» Armamento en los buques
» Armamento de las tripulaciones
» El navío de línea español
» La vida a bordo
» Organización de la Real Armada
Libro de Firmas
» Firmar Libro
» Leer Libro
Kamille Rososvky
Imagen
Kamille Rososvky
Leutnant der Reserve
Leutnant der Reserve
Mensajes: 7957
Registrado: 17 May 2008 01:44
Ubicación: Río de la Plata Uruguay

Re: Grandes olvidados de la historia de España

Sigamos con el hilo, que estos hombres están ligados por hechos históricos, como hijos de España que fueron, y que son en el recuerdo de los amantes de la HIstoria.
Buen fin de semana, Saludos cordiales de Kamille

Enlace: http://www.todoababor.es/articulos/bio_cvaldes.htm

Cayetano Valdés y Flor

Indice de la sección Biografía de don Cayetano Valdés y Flores.
(Por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez y aportada por Antonio Luis Martinez Guanter).
Decimoséptimo Capitán General de la Real Armada Española.
Nació en Sevilla el veintiocho de septiembre de 1767. Era sobrino del otro capitán general de la armada del mismo apellido don Antonio Valdés y Bazán. Sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cádiz, antes de cumplir los catorce años de edad.
Terminados sus estudios embarcó en la escuadra de don Luis de Córdova que bloqueaba Gibraltar cuando el ataque, que a la plaza daba el duque de Crillón.
Tomó parte Valdés en el combate que Córdova sostuvo en el estrecho de Gibraltar en 1782, contra el almirante Howe, y en el ataque a Argel dado el año siguiente por Antonio Barceló.
Formo parte asimismo, ya de teniente de navío, de la expedición de Malaspina, que contorneó toda América del sur y dio la vuelta al mundo visitando las colonias españolas; expedición realizada con objeto de conocer las necesidades políticas, económicas y militares de aquéllas, a más del estudio hidrográfico de las costas propias y extrañas, así como de las astronomía y ciencias naturales.
De dicha expedición se separó en Acapulco para emprender, por orden superior, la exploración del estrecho de Juan de Fuca, al que la crónica del viaje de Maldonado daba como el famoso paso del norte o de comunicación del Pacífico con el Atlántico. En esta expedición la goleta “Mejicana”. El jefe de la misma era Dionisio Alcalá Galiano, comandante de la “Sutil”.
En 1797, mandando el navío “Pelayo”, estuvo en la desgraciada batalla de cabo San Vicente, reñida entre las escuadra del general José de Córdova y el almirante Jervis. Daba caza el “Pelayo” a barlovento cuando oyó, el cañoneo. Por el sonido se dirigió al sitio donde más duro era el combate, al tiempo que el buque insignia, el navío “Santísima Trinidad”, era rendido por tres navíos británicos, después de haber sido desarbolado y haber perdido las dos terceras partes de su dotación.
Valdés aparece como un genio bienhechor, acercándose a toda vela en medio de espesa niebla; <<Salvemos al “Trinidad” o perezcamos todos>>dice a su gente. Un ¡Viva el Rey! estentóreo. Obligó a izar de nuevo la bandera en el “Trinidad” y haciendo prodigios de valor, secundado por Hidalgo de Cisneros que mandaba el navío “San Pablo”, salvó al buque insignia de manos de los enemigos; por esta acción fue ascendido Valdés a capitán de navío.
En el mismo año de 1797 tomó parte en la defensa de Cádiz contra las fuerzas de Nelson, a las órdenes del nuevo almirante de la armada, Mazarredo. Se condujo con bravura e inteligencia, mereciendo la recomendación de su general.
Durante los dos años siguientes Valdés hizo dos salidas con la escuadra, en persecución de fuerzas del enemigo bloqueador. En la segunda llegó hasta Cartagena, donde se unió con la francesa del almirante Bruix, con la que luego se dirigió la española, a Cádiz y a Brest.
En este puerto, por ser el “Pelayo” uno de los navíos que se entregaron a Francia por el tratado de alianza, pasó a mandar el “Neptuno”, buque insignia de Gravina. Sin dejar el mando de este navío fue nombrado mayor general de la escuadra, saliendo de Brest a finales de 1801, para sofocar la rebelión de Santo Domingo; pasó después a La Habana, volviendo a Cádiz en 1802, en cuya fecha fue ascendido a brigadier de la Real Armada.
La injustificable agresión británica a cuatro fragatas españolas en el cabo de Santa María provocó de nuevo la guerra con el Reino Unido, y a petición propia Valdés se hizo cargo del mando del navío “Neptuno”, de 74 cañones, de la escuadra de Grandallana, que se armaba en Ferrol a fines de 1804.
Mientras se alistaban estas fuerzas, sin cesar en el mando de su buque tomó el de las fuerzas sutiles con base en la Graña. Con ellas salió a la mar varias veces, sosteniendo combate con los buques enemigos bloqueadores, siempre en apoyo del comercio de cabotaje como era la misión de estas fuerzas.
En agosto de 1805 salió la escuadra de el Ferrol, uniéndose a la combinada de Gravina y Villeneuve.
En el combate de Trafalgar, reñido el veintiuno de octubre contra la escuadra de Nelson, ocupaba el “Neptuno” la cabeza de la línea; formaba parte de la división de vanguardia mandada por el contralmirante Dumanoir.
Ya trabada la lucha, el “Neptuno”, a pesar de la lentitud de Dumanoir, acudió en auxilio del “Bucentaure” y del “Trinidad”.
Cuatro navíos británicos trataban batirles por la proa concentrando sus fuegos de toda la banda; contra ellos se lanzó Valdés, pero el heroísmo del “Neptuno” no alcanzó a salvar al “Trinidad” ni al “Bucentaure”.
Los marinos españoles tenían bien presente la máxima de que <<en un día de combate no está en su puesto el capitán que no está en el fuego>>. Valdés recibió una herida grave, negándose a abandonar su puesto; al fin perdió el conocimiento y los que quedaron en el “Neptuno”, ya maltrecho y sin valor combativo, se rindieron.
El temporal que sobrevino salvó al “Neptuno” de manos de los británicos, mas fue para echarlo contra la costa, contra el castillo de Santa Catalina del Puerto de Santa María.
Por su comportamiento en el combate se le ascendió a Valdés a jefe de escuadra, tomando el mando de la que se reunió en Cartagena y arbolando su insignia en el navío “Reina Luisa”.
El diez de febrero salió con sus buques con orden de dirigirse a Tolón, mas, fuere porque previera los acontecimientos, o fuera de verdad por los malos tiempos encontrados, el hecho es que arribó a las Baleares precisamente con ocasión del alzamiento nacional, evitando de este modo que los buques cayesen en poder de Napoleón. Esta arribada fue muy criticada por el enemigo, lo cual es precisamente galardón para Valdés, que la dispuso.
Al abdicar Carlos IV y por la gran influencia que ejercía cerca del gobierno el duque de Berg, general en jefe del ejército francés, Valdés fue depuesto y residenciado.
En 1809, ya ascendido a teniente general fue nombrado gobernador, capitán general y jefe político de Cádiz. Vencido el enemigo y expulsado del suelo patrio, volvió al trono Fernando VII.
Al implantarse el absolutismo en 1814, Valdés fue confinado en el castillo de Alicante. Acudió esta vez en su ayuda su anciano tío Valdés y Bazán; se le concedería el perdón a condición de que se doblegase a pedir clemencia al rey, mas Valdés no quiso hacerlo por considerarse libre de culpa.
Al invadir España el duque de Angulema, se trasladó el gobierno a Cádiz, resuelto a hacer revivir, si preciso era, las glorias del sitio de 1810; al negarse el rey a trasladarse a dicha plaza se le incapacitó y, a propuesta del diputado Alcalá Galiano, fue nombrada una regencia compuesta por Valdés, Gabriel Ciscar y el teniente general del ejército Gaspar Vigodet. Al fin el rey llegó a Cádiz y la regencia se apresuró a resignar en él sus poderes, haciéndolo el día quince de junio de 1823.
Empezado el sitio por los franceses, Valdés fue nombrado general en jefe de las fuerzas de tierra y mar. Desempeñó cometido de tanta responsabilidad con inteligencia y valor, y son un modelo de dignidad y entereza las comunicaciones dirigidas al mayor general del ejército sitiador, con ocasión de intimar éste a Valdés en nombre del duque de Angulema a proteger la vida del rey y de su familia; amenazando con pasar a cuchillo a las principales jerarquías y hasta a los diputados a cortes si algo les acontecía.
Valdés responde que, precisamente, mientras el ejército francés y el absolutista español bombardeaban Cádiz, los amenazados con represalias se ocupaban, sólo por lealtad y no por amenazas, de la protección de la real familia y dice: <<¿O quiere S. A. (Angulema) que el mundo diga que cuando las armas francesas le atacaron era debido a un sobrado miedo, hijo de una intimación que V. E. hace por orden de S. A. ? , ¿ Y a quién ?. ¡Dirigiéndola al pueblo más digno de la tierra y aun militar que nunca hará nada por miedo!>>.
Terminada la tensión de guerra y finalizado el sitio el uno de octubre de 1823, al trasladarse el rey y la real familia al cuartel general francés, Valdés, por ser el oficial de marina más caracterizado, patroneó como prescribe la ordenanza, la falúa que condujo a las reales personas al Puerto de Santa María. Ya había sido advertido por el general francés nuevo gobernador militar de Cádiz, de que iba a ser encarcelado, pero no quiso ponerse a salvo para no dar la sensación de que tenía algo que temer.
Una vez en el puerto, para librarle de la prisión y muerte, el general francés le arrestó preventivamente en uno de sus buques al que dio orden de salir inmediatamente para Gibraltar, con el sólo objeto de salvar al capitán general español.
De Gibraltar pasó Valdés al Reino Unido, donde vivió diez años, siendo tratado con respeto, caballerosidad y admiración; con los que en guerra tanto habían combatido.
Merced a la amnistía decretada por la reina gobernadora doña María Cristina, Valdés volvió a España, siendo nombrado capitán general de la Armada y dándosele el mando del departamento de Cádiz. Fue nombrado después Prócer del Reino. Falleciendo en San Fernando el seis de febrero de 1835.
Indice de la sección

TODO A BABOR. HISTORIA NAVAL


Portada | Quienes Somos | Cómo colaborar | Enlaces | Mapa Web | Buscador Viernes, 14 de Noviembre de 2008» Artículos Listado de los Navíos de Línea
Indice de la sección
Artículos
Indice de la sección
» Artículos especiales
» Campañas y Batallas
» Artículos de Opinión
» Personajes Ilustres
» Artículos sobre la época
Datos y Documentación
Indice de la sección
» Listados de barcos
» Datos históricos
» Barcos y navegación
» Otra Documentación
Foro de la web
» Foro de Historia Naval
» Sobre el foro
Pinturas
Indice de la sección
Maquetas
Indice de la sección
Relatos
Indice de la sección
Vida en los barcos
Indice de la sección
» Armamento en los buques
» Armamento de las tripulaciones
» El navío de línea español



Contacto | Bibliografía | Foro | Blog© TODO A BABOR. HISTORIA NAVAL
Kamille Rososvky
Imagen
Responder

Volver a “FORO GENERAL TEMATICO”