Me lo ha recordado el hijo de un vecino que ayer no aprobó su examen de conducir y esta hecho polvo.

Corría por allá el siglo XX, concretamente el verano de 1964, cuando un colega de trabajo se compró un MG descapotable, de color rojo y de segunda mano.Como era un manitas lo dejó a punto y estaba con su nuevo vehículo más feliz y orgulloso que Frank Sinatra.
Hacíamos circuitos por las carreteras estrechas de la Selva Negra y me iba explicando como se hacía el embrague, cambios de marchas, forma de frena y acelerar, etc. Me animaba a que hiciera el carnet de conducir. Para esas fechas tenía yo 26 años. Nunca había tenido un vehículo propio, en todo caso una bicicleta prestada.

Llega el día del examen, me ordenan hacer todas las pruebas básicas. Hasta el momento todo salía bien. Entonces nos encontramos en una calle lateral. Stop! La calzada que teníamos por delante era preferente y con doble circulación: vehículos que venían por la izda. y otros por la dra., además en una hora de "rush hour". Espero pacientemente, sin perder los nervios; pasan cinco minutos, 10, 12,15. Por mi mente creo leer los pensamientos del examinador y del profesor de la escuela









Por suerte no tenía en estos momentos un Kalashnikow. Así de cabroncetes podían ser algunos alemanes allá por los 64.
Lo estoy viviendo como si fuera ayer.
