MÁS LEYENDAS DE BARCOS Y SUBMARINOS

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Kamille Rososvky
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MÁS LEYENDAS DE BARCOS Y SUBMARINOS

EL HOLANDÉS ERRANTE

Les dejo otra leyenda, que seguramente habrán leído. También pienso en los nuevos marinos de la 24 Fth Geweih.. y para la recuerden en otra noche de insomnio, cuando llueva y el cielo se vea cruzado por los relámpagos
Buenas noches apreciados Comandantes Kamille :D

El 3 de agosto de 1942, el buque británico H.M.S. Jubileé se dirigía a su base en Simonstown, cerca de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) cuando sobre las 21:00h avistaron un antiguo buque de vela que parecía abandonado. El segundo oficial al mando ordenó al tercer oficial Nicholas Monsarrat realizar señales luminosas al buque, a fin de comprobar si alguien respondía. Pero nadie respondió.

El castillo de Falkenberg, en el land de Bavaria (Alemania), construido en 1154 y origen de una leyenda similar a la del Holandés Errante.

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A pesar de que el mar estaba en calma y de que no soplaba ningún tipo de brisa, el extraño buque de vela navegaba a todo trapo y además se dirigía hacia su posición. De hecho, se ordenó un cambio súbito de rumbo, puesto que la colisión entre ambos habría sido inevitable. Tras este breve encuentro, el buque desapareció.
El incidente fue recogido en el cuaderno de bitácora del Jubileé y el gobierno británico clasificó como secreto su contenido.
También en el bando germano se presenció lo que podrían haber sido encuentros con buque fantasma. Según el Almirante Karl Doenitz, algunas de las tripulaciones de sus U Boot habían avistado al famoso Holandés Errante precisamente muy cerca de Ciudad del Cabo. Ni que decir tiene que las infortunadas tripulaciones pensaban que tal avistamiento les proporcionaría mala suerte.

Sin embargo, el más famoso avistamiento del conocido buque fantasma se lo debemos al rey Jorge V de Gran Bretaña, quien en julio de 1881, mientras se encontraba a bordo del H.M.S. Bacchante pudo ver son sus propios ojos lo que anotó de su puño y letra en su propio diario:
”El día 11 de julio, a eso de las cuatro de la mañana, el Holandés Errante pasó por delante de nuestras narices. No tengo la menor duda de ello, puesto que el oficial de guardia en el puente de mando también fue consciente de que acabábamos de ver un buque fanstasma… […]

[...] Una extraña luz roja que se encontraba en lo alto del mástil, iluminándolo por completo, y el buque estaba tenuemente iluminado por candiles y linternas”.

Lo fascinante del asunto es que desde otros buques del escuadrón, como el H.M.S. Cleopatra y el H.M.S. Tourmaline, no menos de 30 tripulantes pudieron contemplar con estupor el fenómeno. Y algunos se preguntarán, ¿y cómo es posible que se haya tenido acceso al diario personal del rey Jorge?. Pues la respuesta es que con la ayuda del reverendo Neale Dalton, quien le instó a dar a conocer la historia que había vivido a través de una publicación titulada “El crucero del H.M.S Bacchante”, si bien antes de ponerse en circulación, las autoridades navales le echaron “un vistazo” para asegurarse de que no contenía errores.
Por supuesto existen otras historias de avistamientos, como por ejemplo una que nos narra el momento en que el conocido buque fantasma se adentró en Table Bay (Sudáfrica) y fue disparado por el alguacil del pueblo, si bien no existe constancia escrita de ello. Otra historia nos narra el encuentro que mantuvieron en privado, en 1835, un tal R. Montgomery Martin y el mismísimo Van der Decken, para colmo a bordo mismo del buque fantasma….



El castillo de Falkenberg, en el land de Bavaria (Alemania), construido en 1154 y origen de una leyenda similar a la del Holandés Errante.
Como ya se ha comentado, la historia habla de un duro e intrépido marino, que debido a su soberbia y desafío constante a las fuerzas de la Naturaleza, se ve obligado a pactar con el Diablo o simplemente es considerado un desafío inaceptable del poder religioso imperante, por lo que es condenado a vagar eternamente sobre la superficie del mar. Las leyendas sobre condenados a la vida eterna en el mar tienen su contrapartida en tierra en las leyendas del Judío Errante, Cartaphilus, Al Samiri (el hombre que hizo el becerro de oro), o la de Ashaver (el zapatero de Jerusalén).
La liturgia de Ashaver alimentó el mito en los países bañados por el Mar del Norte, donde surge la leyenda del castillo de Falkenberg, cercano a Alemania. En el viejo castillo de la provincia de Limburg, un espectro ronda por las noches y se oye una voz que grita entre las ruinas ¡Asesino, asesino! dirigiéndose al Norte, al Sur, al Este y al Oeste; y antes de que se escuchen los gritos, aparecen dos pequeñas llamas que le acompañan se gire hacia donde se gire. Hace seiscientos años que grita y durante todo ese tiempo las llamas le han acompañado.

El despechado de amor, Reginald, asesinó a su hermano y a su esposa y huyó al norte acompañado de una forma blanca a su derecha y una forma negra a su izquierda. Caminó hasta el límite de la tierra, y un barquero que luego desapareció, le condujo a bordo de un gran barco con las velas desplegadas. Seiscientos años lleva navegando esa nave sin timón ni timonel y durante todo ese tiempo han estado los dos espectros jugándose a los dados el alma de Reginald

El despechado de amor, Reginald, asesinó a su hermano y a su esposa y huyó al norte acompañado de una forma blanca a su derecha y una forma negra a su izquierda. Caminó hasta el límite de la tierra, y un barquero que luego desapareció, le condujo a bordo de un gran barco con las velas desplegadas. Seiscientos años lleva navegando esa nave sin timón ni timonel y durante todo ese tiempo han estado los dos espectros jugándose a los dados el alma de Reginald.

La versión alemana
Según una leyenda, El Holandés Errante se llamaba Bernard Fokke y era un marino que vivió en el siglo XVII, osado e inteligente, que fue capaz de viajar de Batavia a Holanda en noventa días. Se suponía que podía viajar tan rápido gracias a la ayuda del diablo y a los poderes mágicos del propio Fokke. Esta creencia se vio reforzada por el hecho de que Fokke era un hombre de constitución muy fuerte, muy feo y de carácter violento. Cierto día no regresó de uno de sus viajes y la gente dio en decir que el diablo había reclamado lo suyo. Se dijo que Fokke había sido condenado, por sus muchos pecados, a vagar eternamente en su barco desde el cabo de Buena Esperanza hasta el extremo sur de América. Todos los marinos del océano Índico aseguraban haberlo visto a él y a su tripulación, que consistía en tres ancianos de largas barbas. Tan pronto como alguien trataba de hablar con ellos, el barco desaparecía.

La versión francesa (S.XVIII)
El Voltigeur u Holandés Errante (La Volant Hollandais) envía borrascas, hunde barcos y hace perder el rumbo. Hay marinos que dicen que se atreve a visitar barcos que pasan cerca y que envía cartas que hacen volverse loco al capitán que las lea. Tiene el poder de elevar barcos y arrojarlos desde lo alto, así como de cambiar de aspecto a voluntad. Su tripulación está tan maldita como su capitán porque está formada por pecadores en grado extremo.



Richard Wagner, muy influenciado por el mundo germánico, sobre todo por el mítico y legendario, tan importante en la tradición cultural alemana, crea la ópera el Holandés Errante, bsándose en la leyenda alemana del mismo.

La ópera de Richard Wagner
Conocida también como El buque fantasma (Il vascello fantasma), el Holandés Errante (Der fliegende Holländer), es una ópera romántica en tres actos, libro y música de Richard Wagner compuesta entre 1840 y 1846. la primera representación se efectuó en Dresden en 1843, y en Italia se estrenó en Bolonia en 1877. El argumento es una leyenda nórdica transmitida por los pueblos marítimos del siglo XV, y transcrita en una balada de Heine, afín a la del Judío errante o al mito de Ulises.

Para su obra, Wagner adoptó la solución que a la leyenda dio H.Heine en 1834, y como ya resultaba casi obligado en una manifestación artística de tipo de ópera, se introdujo en el conjunto el tema del amor, como nervio y elemento central del asunto, hasta el punto de poder ser sintetizado el “granum salis” del desenlace de la opera en el sentido de tratarse de una relación de amor. Para la composición y para la necesaria ambientación, aprovechó Wagner su estancia en unos fiordos noruegos, lo que le deparó el conocimiento directo del mal tiempo en la mar y con ello el medio de poder combinar los maravillosos efectos musicales del temporal, que decrecen insensiblemente hasta quedar en la calma, al principio de la obra.

Una furiosa tempestad ha arrojado a una orilla rocosa al noruego Daland que regresaba a su patria. Y aparece otro buque, espectral y negro, con las velas sangrientas del cual desciende un negro piloto, el holandés; es ésta una de las treguas que tiene concedidas, cada siete años, a su condena de errar por el océano hasta que haya encontrado una mujer para siempre fiel; pero ahora ya está desesperado, y la tripulación con él, sólo invoca la paz de la muerte. Compadecido y al mismo tiempo atraído por los tesoros de aquel desconocido, Daland le concede que le siga a su patria y se case con su dulce hija, de quién el holandés espera nueva salvación. En el segundo acto, las doncellas cantan hilando, en casa de Daland, pero su hija Senta, se queda absorta ante la imagen de un hombre pálido y tétrico.

Después, cantando la balada del holandés errante, se exalta hasta el punto de ofrecerse ella misma a redimir el condenado, sin escuchar los ruegos aterrorizados de su prometido Erik. Y cuando entra el holandés con Daland, como influida por mágico poder Senta lo reconoce y lo acoge, prometiéndole fidelidad hasta la muerte. En el tercer acto, de noche en la rada, con la danza de la tripulación noruega contrasta con el lúgubre silencio y después el canto siniestro de los holandeses, en torno cuyo buque el mar y el viento se agitan tormentosamente. Cuando vuelve la calma, llega Senta seguida de Erik, que le recuerda su antigua promesa.

Pero el holandés le ha oído y para salvar a la joven de la condenación en que incurriría faltando al fatal juramento, se descubre a los presentes aterrorizados, salta al buque y se dirige hasta su irreparable condenación, mientras Senta le grita su fidelidad y se arroja desde una peña. El buque se hunde a lo lejos, y de las olas precipitadas se alzan Senta y el holandés transfigurados y salvados
Kamille Rososvky
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