El “experten” Georg Peter Eder con 78 victorias, 68 en frente occidental de las cuales 56 fueron aviones norteamericanos, entre sus derribos se incluyen 36 bombarderos cuatrimotores y 14 al mando de un Me262
Tambien fue derribado 17 veces y herido otras 14 sobrevivio a la guerra
El 17 de Agosto de 1944 protagonizo dos increíbles carambolas, volando sobre Normandia derribo un Spitfire que se estrello entre dos Sherman destruyéndolos y ese mismo dia derribo otro Spit que también se estrello contra otro Sherman
http://www.luftwaffe.cz/eder.html
Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial
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Re: Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial
Aqui te pongo unos relatos de ese buen piloto... en nuestro idioma.

Combate Sobre Normandía. Georg Peter Eder
Hauptmann Georg Peter Eder
Victorias : 78
Condecoraciones :
Ehrenpokal (Copa de Honor) (16 Junio 1943)
Deutsches Kreuz in Gold (31 Agosto 1943)
Ritterkreuz (24 Junio 1944)
Ritterkreuz mit Eichenlaub (25 Noviembre 1944)
Unidades : JG 51, JG 2, JG 1, JG 26, EKdo 262, Kdo Nowotny, JG 7
14 de julio de 1943, Evreux, Normandía. Hauptmann Eder relata:
"Nosotros, los pilotos, dormíamos en el pueblo. Los dieciséis pilotos de nuestra Staffeln vivíamos en una casa grande de ladrillos color gris. Había sesenta y cuatro pilotos, más los cuatro de la Jefatura; en el II Gruppe yo era comandante del 12º Staffeln (del Jagdgeschwader 2 "Richtofen", N.d.R.). En esta época, cuatro Staffeln formaban un Gruppe y cuatro Gruppe un Jagdgeschwader. Tenía un dormitorio con teléfono de campaña y un cuarto de baño. A las tres de la madrugada de aquel día me despertaron con unos golpes en la puerta:
- Buenos días, Sr. Comandante. Son las tres. Levántese.
Me lavé y me afeité en quince minutos, luego me vestí y ajusté mi pistola a mi muslo derecho y mi cuchillo –para cortar las cinchas del paracaídas en caso de caer al mar- en la pierna derecha; en el muslo izquierdo el mapa y cargadores justo sobre la bota izquierda. Usábamos un traje azul con corbata negra. A las 3:20 A.M. partí hacia la pista, situada a dos millas de distancia. Tenía un Citroen y los demás pilotos contaban con dos Metford franceses y un camión. Desayunamos en la sala de alerta de la escuadrilla. El médico nos aconsejaba consumir pan blanco en vez de negro, puesto que este último producía mayor hinchazón del estómago a alturas. Cada piloto recibía un litro de leche y veinte gramos de café al día. También recibíamos chocolate con dextrina y chocolate con cafeína, los que mantenía en el bolsillo de mi chaqueta. Después del desayuno salí y eché una mirada a los aviones. De vuelta en la sala, informé a Operaciones:
- 12º Staffeln listo para entrar en acción, con dieciséis máquinas y catorce pilotos. ¿Cómo está la situación en el aire?
- El radar indica tres formaciones de bombarderos agrupándose sobre Inglaterra.
Generalmente teníamos una larga espera después de eso, en la que tratábamos de descansar. Inspeccioné mi avión y di la señal de ‘listo para la acción’.
A eso de las 5:30 A.M. recibimos la primera alerta:
- ¡Atención! ¡Alerta de quince minutos!
Debíamos estar listos en un cuarto de hora. En aquellos instantes solíamos fumar, ir al baño, revisar nuestros salvavidas, etc. Esa mañana tuvimos que esperar hasta las 6:30 A.M., una hora entera, antes de recibir el ‘alerta de 5 minutos’. A esa hora Operaciones informó de dónde se aproximaba el enemigo y su cantidad, y nosotros salimos y esperamos al lado de nuestros cazas.
Se nos dijo que venían en gran número y supimos su rumbo exacto. En cinco minutos se nos ordenó estar listos para despegar en cualquier momento y nos subimos a nuestras máquinas. Esa mañana algunos de los bombarderos volaban hacia Roma y otros hacia París. Tuvimos que esperar un largo rato. De pronto, a las 7:23 A.M., vimos los tres cohetes verdes disparados sobre la pista –la señal de despegue-.
Cada Schwarm informó y despegamos juntos hacia el Norte. En dos minutos los cincuenta aviones del grupo estaban en el aire y luego se juntaron los cuatro grupos.
El grupo de Mayer iba adelante, yo un poco más atrás, a la izquierda; otro grupo atrás, a la derecha, y el último grupo en el centro, detrás nuestro y un poco más alto.
Al poco rato, control de tierra nos advirtió:
- ¡Atención! ¡Bombarderos en sector G P 1! ¡6.000 metros! ¡Protegidos por muchos cazas!
El radar nos había largado en el momento preciso y justo después divisé los bombarderos:
- ¡Atención! ¡Camiones a las dos!
- Vuele en 45 grados –contestó Mayer.
Tomamos ese curso y lo seguimos, él había dirigido un ataque contra pesos pesados en enero y había derribado a 18. Volábamos a 7.000 metros, y nos acercábamos a bastante altura.
Desde aquella posición, unos tres kilómetros adelante, viramos a la derecha para efectuar un ataque frontal; Mayer me llamó por radio y me indicó que atacara una de las formaciones. Al contestar ‘Víctor’, él supo que había recibido la orden. No hubo conversación por radio después de eso. Oprimí el botón negro en el lado derecho del panel instrumental y los tres anillos concéntricos amarillos con la cruz aparecieron sobre el cristal de la mira. Me tocaba dirigir el primer grupo de los cuatro, con otro grupo a cada lado y el cuarto detrás nuestro y un poco más alto; los Staffeln se disponían de la misma manera dentro del Gruppe, como éstos en el Jagdgeschwader.
Íbamos a unos 450 km/h y descendíamos lentamente, apuntando a las narices de los B-17. El Me 109 G-6/R6 estaba armado con dos cañones de 20 mm, dos ametralladoras de 13 mm y un cañón de 30 mm, que contaba con 70 tiros, de manera que íbamos bien armados. Éramos pues doscientos cazas atacando doscientos bombarderos, pero ellos además contaban con la escolta. Nosotros queríamos atacar los bombarderos. Cuando ejecutamos nuestra maniobra, los P-47 Thunderbolt empezaron a picar hacia nosotros y aquellos se transformó en una carrera por alcanzar los bombarderos antes de ser interceptados.
Yo estaba cerca, unos 200 m por encima, y acercándome frente a frente; abrí fuego con los cañones de 20 mm a 450 m. A los 300 m abrí fuego con el de 30 mm. Fue una ráfaga breve, quizá no más de 10 granadas, pero vi estallar al bombardero y comenzar a quemarse. Pasé como un rayo a unos 15 m por encima y ejecuté una “chandela" (un viraje en trepada, con inversión del rumbo). Al dar media vuelta, me encontraba a unos 300 m sobre y por detrás de los bombarderos y me vi repentinamente entre los cazas norteamericanos.
Al completar el viraje me encontré justo adelante con un Thunderbolt y abrí fuego de inmediato. Los impactos fueron tan certeros que su ala izquierda se desprendió casi al momento y el avión se precipitó a tierra. A estas alturas sólo iban tres cazas conmigo, mi Schwarm, los demás se habían desparramado después del ataque. Volamos directamente hacia el Sur, durante unos segundos, preparándonos para repetir el ataque a los bombarderos, cuando repentinamente los vi, justo sobre nosotros. Di la alerta:
- ¡Cazas enemigos sobre nosotros!
Alcanzamos a efectuar un viraje forzado a la izquierda. Había diez P-47 y cuatro nuestros y estábamos todos trepando lo más cerrado posible. Logré virar más cerrado que el enemigo y me coloqué a 80 m de un Thunderbolt. Abrí fuego. Lo derribé rápidamente y dos de mis pilotos derribaron uno cada uno, de manera que en cosa de un minuto tres de los P-47 fueron destruidos. Mi víctima alcanzó a saltar y vi abrirse su paracaídas. Uno de mis hombres, sin embargo, había sido derribado y éramos ahora tres contra siete, de manera que di instrucciones por radio de ‘hacernos humo’ en un picado de emergencia; efectuamos un medio tonel y picamos a toda potencia. Nos hallábamos a unos 5.000 m, y el picado, con aceleración a fondo, naturalmente produjo una abundante estela de humo. Los norteamericanos pensaban que éste era un truco para hacerles creer que el avión estaba averiado, pero en realidad sólo se trataba del ‘boost’ de emergencia. Generalmente esta maniobra nos sacaba de apuros, y en esta ocasión también surtió efecto. Nos alejamos de los P-47, los cuales, al parecer, prefirieron no abandonar a los bombarderos. Como al recuperar no vimos ningún caza detrás de nosotros, comenzamos a volar hacia el sur subiendo gradualmente. Al poco rato vimos aparecer de nuevo a los bombarderos –probablemente una de las formaciones que volvía de una incursión-. Estábamos cerca de París:
- ¡Camiones delante nuesro ¡–avisé por radio
Comenzamos a descender lentamente, puesto que volaban a unos 4.000 m y ya no en formación cerrada. Eran unos doce bombarderos, y nos acercábamos directamente para efectuar un ataque frontal. En la primera pasada logramos averiar a uno de ellos, el cual empezó a perder altura, con un motor echando humo.
Dimos media vuelta y nos abalanzamos sobre el avión retrasado. A unos 300 m abrimos fuego y la Fortaleza estalló en llamas. Pero seguía disparando con sus diez ametralladoras, y justo antes que se desprendiera el ala, sentí impactos secos en el motor y en mi cabina. El motor comenzó a ratear inmediatamente, de manera que puse la hélice en paso bajo. Inicié un descenso gradual, mirando los alrededores a medida que perdía altura. Delante de mi apareció una pista –Le Bourget.
No tenía potencia y sabía que tendría que efectuar un aterrizaje con el tren retraído. Logré alcanzar la pista y accioné la palanca eléctrica del tren de aterrizaje, pero no pasó nada. Comencé a tirar de la palanca manual y el tren bajó justo a tiempo. Volaba apenas a 300 m de altura. Aterricé a gran velocidad, ¡casi a 170 km/h! Me preguntaba quién me había alcanzado; debió haber sido uno de los bombarderos de la formación. Mis dos compañeros aterrizaron conmigo y fuimos llevados en una ambulancia a un teléfono, para contactar con la base. Me preguntaron cómo me había ido en el combate. Contesté que había derribado dos B-17 y dos P-47 y que había perdido uno de mis 109. Operaciones me felicitó por mis victorias y ordenó que volviera inmediatamente a la base, enviando a uno de mis pilotos de vuelta en coche. Al aterrizar en la base supe que el ala había perdido seis o siete cazas, pero que había derribado alrededor de veinte aviones, casi todos bombarderos. Nos juntamos con Mayer para discutir la misión y luego volví a mi Staffel para redactar el informe de combate…"

Combate Sobre Normandía. Georg Peter Eder
Hauptmann Georg Peter Eder
Victorias : 78
Condecoraciones :
Ehrenpokal (Copa de Honor) (16 Junio 1943)
Deutsches Kreuz in Gold (31 Agosto 1943)
Ritterkreuz (24 Junio 1944)
Ritterkreuz mit Eichenlaub (25 Noviembre 1944)
Unidades : JG 51, JG 2, JG 1, JG 26, EKdo 262, Kdo Nowotny, JG 7
14 de julio de 1943, Evreux, Normandía. Hauptmann Eder relata:
"Nosotros, los pilotos, dormíamos en el pueblo. Los dieciséis pilotos de nuestra Staffeln vivíamos en una casa grande de ladrillos color gris. Había sesenta y cuatro pilotos, más los cuatro de la Jefatura; en el II Gruppe yo era comandante del 12º Staffeln (del Jagdgeschwader 2 "Richtofen", N.d.R.). En esta época, cuatro Staffeln formaban un Gruppe y cuatro Gruppe un Jagdgeschwader. Tenía un dormitorio con teléfono de campaña y un cuarto de baño. A las tres de la madrugada de aquel día me despertaron con unos golpes en la puerta:
- Buenos días, Sr. Comandante. Son las tres. Levántese.
Me lavé y me afeité en quince minutos, luego me vestí y ajusté mi pistola a mi muslo derecho y mi cuchillo –para cortar las cinchas del paracaídas en caso de caer al mar- en la pierna derecha; en el muslo izquierdo el mapa y cargadores justo sobre la bota izquierda. Usábamos un traje azul con corbata negra. A las 3:20 A.M. partí hacia la pista, situada a dos millas de distancia. Tenía un Citroen y los demás pilotos contaban con dos Metford franceses y un camión. Desayunamos en la sala de alerta de la escuadrilla. El médico nos aconsejaba consumir pan blanco en vez de negro, puesto que este último producía mayor hinchazón del estómago a alturas. Cada piloto recibía un litro de leche y veinte gramos de café al día. También recibíamos chocolate con dextrina y chocolate con cafeína, los que mantenía en el bolsillo de mi chaqueta. Después del desayuno salí y eché una mirada a los aviones. De vuelta en la sala, informé a Operaciones:
- 12º Staffeln listo para entrar en acción, con dieciséis máquinas y catorce pilotos. ¿Cómo está la situación en el aire?
- El radar indica tres formaciones de bombarderos agrupándose sobre Inglaterra.
Generalmente teníamos una larga espera después de eso, en la que tratábamos de descansar. Inspeccioné mi avión y di la señal de ‘listo para la acción’.
A eso de las 5:30 A.M. recibimos la primera alerta:
- ¡Atención! ¡Alerta de quince minutos!
Debíamos estar listos en un cuarto de hora. En aquellos instantes solíamos fumar, ir al baño, revisar nuestros salvavidas, etc. Esa mañana tuvimos que esperar hasta las 6:30 A.M., una hora entera, antes de recibir el ‘alerta de 5 minutos’. A esa hora Operaciones informó de dónde se aproximaba el enemigo y su cantidad, y nosotros salimos y esperamos al lado de nuestros cazas.
Se nos dijo que venían en gran número y supimos su rumbo exacto. En cinco minutos se nos ordenó estar listos para despegar en cualquier momento y nos subimos a nuestras máquinas. Esa mañana algunos de los bombarderos volaban hacia Roma y otros hacia París. Tuvimos que esperar un largo rato. De pronto, a las 7:23 A.M., vimos los tres cohetes verdes disparados sobre la pista –la señal de despegue-.
Cada Schwarm informó y despegamos juntos hacia el Norte. En dos minutos los cincuenta aviones del grupo estaban en el aire y luego se juntaron los cuatro grupos.
El grupo de Mayer iba adelante, yo un poco más atrás, a la izquierda; otro grupo atrás, a la derecha, y el último grupo en el centro, detrás nuestro y un poco más alto.
Al poco rato, control de tierra nos advirtió:
- ¡Atención! ¡Bombarderos en sector G P 1! ¡6.000 metros! ¡Protegidos por muchos cazas!
El radar nos había largado en el momento preciso y justo después divisé los bombarderos:
- ¡Atención! ¡Camiones a las dos!
- Vuele en 45 grados –contestó Mayer.
Tomamos ese curso y lo seguimos, él había dirigido un ataque contra pesos pesados en enero y había derribado a 18. Volábamos a 7.000 metros, y nos acercábamos a bastante altura.
Desde aquella posición, unos tres kilómetros adelante, viramos a la derecha para efectuar un ataque frontal; Mayer me llamó por radio y me indicó que atacara una de las formaciones. Al contestar ‘Víctor’, él supo que había recibido la orden. No hubo conversación por radio después de eso. Oprimí el botón negro en el lado derecho del panel instrumental y los tres anillos concéntricos amarillos con la cruz aparecieron sobre el cristal de la mira. Me tocaba dirigir el primer grupo de los cuatro, con otro grupo a cada lado y el cuarto detrás nuestro y un poco más alto; los Staffeln se disponían de la misma manera dentro del Gruppe, como éstos en el Jagdgeschwader.
Íbamos a unos 450 km/h y descendíamos lentamente, apuntando a las narices de los B-17. El Me 109 G-6/R6 estaba armado con dos cañones de 20 mm, dos ametralladoras de 13 mm y un cañón de 30 mm, que contaba con 70 tiros, de manera que íbamos bien armados. Éramos pues doscientos cazas atacando doscientos bombarderos, pero ellos además contaban con la escolta. Nosotros queríamos atacar los bombarderos. Cuando ejecutamos nuestra maniobra, los P-47 Thunderbolt empezaron a picar hacia nosotros y aquellos se transformó en una carrera por alcanzar los bombarderos antes de ser interceptados.
Yo estaba cerca, unos 200 m por encima, y acercándome frente a frente; abrí fuego con los cañones de 20 mm a 450 m. A los 300 m abrí fuego con el de 30 mm. Fue una ráfaga breve, quizá no más de 10 granadas, pero vi estallar al bombardero y comenzar a quemarse. Pasé como un rayo a unos 15 m por encima y ejecuté una “chandela" (un viraje en trepada, con inversión del rumbo). Al dar media vuelta, me encontraba a unos 300 m sobre y por detrás de los bombarderos y me vi repentinamente entre los cazas norteamericanos.
Al completar el viraje me encontré justo adelante con un Thunderbolt y abrí fuego de inmediato. Los impactos fueron tan certeros que su ala izquierda se desprendió casi al momento y el avión se precipitó a tierra. A estas alturas sólo iban tres cazas conmigo, mi Schwarm, los demás se habían desparramado después del ataque. Volamos directamente hacia el Sur, durante unos segundos, preparándonos para repetir el ataque a los bombarderos, cuando repentinamente los vi, justo sobre nosotros. Di la alerta:
- ¡Cazas enemigos sobre nosotros!
Alcanzamos a efectuar un viraje forzado a la izquierda. Había diez P-47 y cuatro nuestros y estábamos todos trepando lo más cerrado posible. Logré virar más cerrado que el enemigo y me coloqué a 80 m de un Thunderbolt. Abrí fuego. Lo derribé rápidamente y dos de mis pilotos derribaron uno cada uno, de manera que en cosa de un minuto tres de los P-47 fueron destruidos. Mi víctima alcanzó a saltar y vi abrirse su paracaídas. Uno de mis hombres, sin embargo, había sido derribado y éramos ahora tres contra siete, de manera que di instrucciones por radio de ‘hacernos humo’ en un picado de emergencia; efectuamos un medio tonel y picamos a toda potencia. Nos hallábamos a unos 5.000 m, y el picado, con aceleración a fondo, naturalmente produjo una abundante estela de humo. Los norteamericanos pensaban que éste era un truco para hacerles creer que el avión estaba averiado, pero en realidad sólo se trataba del ‘boost’ de emergencia. Generalmente esta maniobra nos sacaba de apuros, y en esta ocasión también surtió efecto. Nos alejamos de los P-47, los cuales, al parecer, prefirieron no abandonar a los bombarderos. Como al recuperar no vimos ningún caza detrás de nosotros, comenzamos a volar hacia el sur subiendo gradualmente. Al poco rato vimos aparecer de nuevo a los bombarderos –probablemente una de las formaciones que volvía de una incursión-. Estábamos cerca de París:
- ¡Camiones delante nuesro ¡–avisé por radio
Comenzamos a descender lentamente, puesto que volaban a unos 4.000 m y ya no en formación cerrada. Eran unos doce bombarderos, y nos acercábamos directamente para efectuar un ataque frontal. En la primera pasada logramos averiar a uno de ellos, el cual empezó a perder altura, con un motor echando humo.
Dimos media vuelta y nos abalanzamos sobre el avión retrasado. A unos 300 m abrimos fuego y la Fortaleza estalló en llamas. Pero seguía disparando con sus diez ametralladoras, y justo antes que se desprendiera el ala, sentí impactos secos en el motor y en mi cabina. El motor comenzó a ratear inmediatamente, de manera que puse la hélice en paso bajo. Inicié un descenso gradual, mirando los alrededores a medida que perdía altura. Delante de mi apareció una pista –Le Bourget.
No tenía potencia y sabía que tendría que efectuar un aterrizaje con el tren retraído. Logré alcanzar la pista y accioné la palanca eléctrica del tren de aterrizaje, pero no pasó nada. Comencé a tirar de la palanca manual y el tren bajó justo a tiempo. Volaba apenas a 300 m de altura. Aterricé a gran velocidad, ¡casi a 170 km/h! Me preguntaba quién me había alcanzado; debió haber sido uno de los bombarderos de la formación. Mis dos compañeros aterrizaron conmigo y fuimos llevados en una ambulancia a un teléfono, para contactar con la base. Me preguntaron cómo me había ido en el combate. Contesté que había derribado dos B-17 y dos P-47 y que había perdido uno de mis 109. Operaciones me felicitó por mis victorias y ordenó que volviera inmediatamente a la base, enviando a uno de mis pilotos de vuelta en coche. Al aterrizar en la base supe que el ala había perdido seis o siete cazas, pero que había derribado alrededor de veinte aviones, casi todos bombarderos. Nos juntamos con Mayer para discutir la misión y luego volví a mi Staffel para redactar el informe de combate…"

"Nos vemos en alta Mar"
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- Leutnant der Reserve
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Re: Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial


En cuanto a tu aporte CHARLY, excelente. Siempre me han fascinado esos pilotos que fueron derribados y heridos en multitud de ocasiones durante la guerra pero que en cambio sobrevivieron a ella. Sin duda, además del pan bajo el brazo nacieron con un buen puñado de buena suerte.
Un saludo.

Re: Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial
Muy buen aporte de ambos 

Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."
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- Kommodore
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Re: Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial
Esto solo puede pasar por una razón, tenian que haber Sherman's a patadas, por todas partes... asi que por probabilidad...Novich39 escribió:Vaya, éso de destruir dos Sherman por carambola con el Spitfire que acabas de derribar si que es eficacia máxima y suerte de la buena (evidentemente para los aliados envueltos en esta acción mas bien mala, muy mala). Sin lugar a dudas un hecho muy raro y excepcional; y que se repitió
. Buen aporte Ramcke.
En cuanto a tu aporte CHARLY, excelente. Siempre me han fascinado esos pilotos que fueron derribados y heridos en multitud de ocasiones durante la guerra pero que en cambio sobrevivieron a ella. Sin duda, además del pan bajo el brazo nacieron con un buen puñado de buena suerte.Un saludo.
jejeje

YES, WE JAAAAARL!!!
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- Fähnrich zur See
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Re: Otro curioso caso de la 2ª guerra mundial
eso mismo pienso yo, que habia shermans a patadas, imaginate derribar un avion en pleno desembarco en la playa, ahi daria a mogollon de peña.
aun asi tiene su "aquel", eso es efectividad
aun asi tiene su "aquel", eso es efectividad
