También agradecer públicamente la generosidad y caballerosidad, rasgos genéticos propios de la 24, de todos los Comandantes compañeros de manada de la misión, por conceder y legitimar por unanimidad la pieza que se me atribuye en tan singular cacería, que por otra parte considero cobrada en buena lid, pues tras impactar de lleno 10 torpedos en sus tripas, sólo los duendes del fondo del mar pueden explicar que a estas horas no esté durmiendo apaciblemente el sueño de los justos a la derecha de Poseidón.
Aunque no hay mal que por bien no venga, pues ha llegado a mis oídos, que en los corrillos de la Academia, mis compañeros Comandantes se refieren a mí como Flashy "El persistente"



Lo dicho, valió la pena como siempre