
Kamikazes
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Re: Kamikazes
Graacias charlye, intentarè ver la película(Espero que por lo menos estè subtitulada) mas que nada por ver la versión de los japos de esta parte de la guerra en el pacifico.
Siempre es bueno escuchar a las dos partes no solo a una...(ética històrica supongo)

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Re: Kamikazes
Supongo que ya la conoces, al final salen los Kamikazes.
Tambien se puede ver de nuevo...El Imperio del Sol
Mi escena favorita del "imperio del sol" http://youtu.be/RaUDBHyan48
La pelicula.
http://youtu.be/4XX-84MJ52k
Tambien se puede ver de nuevo...El Imperio del Sol
Mi escena favorita del "imperio del sol" http://youtu.be/RaUDBHyan48
La pelicula.
http://youtu.be/4XX-84MJ52k

"Nos vemos en alta Mar"
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Re: Kamikazes
Bueno esa película ni la he visto ,ni la pienso ver.
Sabiendo lo que hicieron los japoneses a los chinos, como trataban a sus prisioneros de guerra y a la población civil
en general y a los "occidentales en particular", esa escena me parece de un cinismo criminal , de muy pocos escrúpulos y de una bajeza moral que lo flipas.
es como si un judío se pusiera a saludar a un soldado de las SS.
También hay que tener en cuenta como trataban los ingleses a sus "Vasallos" en las colonias inglesas, que ya sabemos
que los indios eran malos muy malos, y caster y sus 200 eran Santos, menos cuando exterminaban poblados enteros aprovechando que los guerreros estaban de caza o buscàndolos para luchar.
Probablemente con el tiempo trascurrido, y los intereses económicos entre países (Ingleses y japoneses) les conviene
"Limar asperezas" ya se sabe, Tito Stalin durante la guerra y después el diablo en persona(Que por cierto lo era)
Te recomiendo ver:
http://www.filmaffinity.com/es/film421228.html
Un saludo.

Sabiendo lo que hicieron los japoneses a los chinos, como trataban a sus prisioneros de guerra y a la población civil
en general y a los "occidentales en particular", esa escena me parece de un cinismo criminal , de muy pocos escrúpulos y de una bajeza moral que lo flipas.
es como si un judío se pusiera a saludar a un soldado de las SS.
También hay que tener en cuenta como trataban los ingleses a sus "Vasallos" en las colonias inglesas, que ya sabemos
que los indios eran malos muy malos, y caster y sus 200 eran Santos, menos cuando exterminaban poblados enteros aprovechando que los guerreros estaban de caza o buscàndolos para luchar.
Probablemente con el tiempo trascurrido, y los intereses económicos entre países (Ingleses y japoneses) les conviene
"Limar asperezas" ya se sabe, Tito Stalin durante la guerra y después el diablo en persona(Que por cierto lo era)
Te recomiendo ver:
http://www.filmaffinity.com/es/film421228.html
Un saludo.



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Re: Kamikazes
Creo que te equivocas, pata. Es un gran película con el sello inconfundible de Steven Spielberg. Hace poco la puse en casa para que la viesen mis hijos. La escena que dices te parece cínica, en efecto, lo es vista así. Pero está sacada de contexto. La película se desarrolla desde la mente ingenua de un niño y enfrente está la realidad, la cruda y demoledora realidad. En la película no se obvia, te lo aseguro.
Esta escena es la culminación de la visión infantil del protagonista que se refugia en un mundo imaginario. Y Spielberg la cuadra. En realidad cuadra toda la película. Es extraordinario cómo es capaz de meterse en la piel del niño y hacernos ver una existencia terrible filtrada con el color y el calor de un niño.
No dejes de verla, pata. Te aseguro que no te defraudará.
Un saludo.
Esta escena es la culminación de la visión infantil del protagonista que se refugia en un mundo imaginario. Y Spielberg la cuadra. En realidad cuadra toda la película. Es extraordinario cómo es capaz de meterse en la piel del niño y hacernos ver una existencia terrible filtrada con el color y el calor de un niño.
No dejes de verla, pata. Te aseguro que no te defraudará.
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Comandante en Jefe de la 24 Flotilla
¡Larga vida a la 24!

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Re: Kamikazes
Me parece muy acertada tu comentario Beltza, creo que también se equivoca Pata. Si lo miramos todo lo que hiciron tanto los de un bando como los otros todos cometieron atrocidades....

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Re: Kamikazes
Bueno entonces creo que he escrito sin conocimiento de causa, prejuicio se le llama a eso, pues la verè y si es de spilver,
entonces, creo, mejor no, afirmo que me he equivocado de pleno.
Gracias y lo siento de verdad.

entonces, creo, mejor no, afirmo que me he equivocado de pleno.
Gracias y lo siento de verdad.




Todo lo que no sean aquellos a quienes amamos y que nos aman, es la nada, polvo y aire.
Re: Kamikazes
Jajaja, no tienes que sentir nada pata.
¡Cuántas veces he prejuzgado yo algunas películas y luego me he equivocado! A veces hasta es mejor porque luego te llevas enormes sorpresas.
Sin ir más lejos, hace poco vi Memorias de una Geisha. Me la pasó la tía de Mendas en HD. La tuve ahí almacenada y un día la puse sin mucha convicción.
¡Menuda sorpresa! Es una de las películas más maravillosas que he visto en los últimos tiempos. Cómo no, la mano de Spielberg está detrás de ella como productor. Ésta también la aconsejo fervientemente.
Un saludo.
¡Cuántas veces he prejuzgado yo algunas películas y luego me he equivocado! A veces hasta es mejor porque luego te llevas enormes sorpresas.
Sin ir más lejos, hace poco vi Memorias de una Geisha. Me la pasó la tía de Mendas en HD. La tuve ahí almacenada y un día la puse sin mucha convicción.
¡Menuda sorpresa! Es una de las películas más maravillosas que he visto en los últimos tiempos. Cómo no, la mano de Spielberg está detrás de ella como productor. Ésta también la aconsejo fervientemente.
Un saludo.
Comandante en Jefe de la 24 Flotilla
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Re: Kamikazes
Kamenz, no te descubras que te aplicamos la normativa
.

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Re: Kamikazes
Gracias por el aporte Pata y demás camaradas
::
Un saludo cordial Kamenz
Qur comiencen una semana de las buenas
Afectuosamente.. Kamille



Un saludo cordial Kamenz

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Kamille Rososvky


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Re: Kamikazes
Les dejo enlaces y el articulo
Cordiialmente Kamille
Eurasia1945
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Kamikazes
Crítica era la situación de Japón en la Segunda Guerra Mundia durante el año 1944. La desastrosa campaña de las Islas Marianas en el verano junto al hundimiento de gran parte de la Flota Imperial Japonesa en la Batalla del Mar de Filipinas, puso de manifiesto que el Imperio Japonés había cavado su propio agujero tres años después de su ataque sobre Estados Unidos en Pearl Harbor. La crisis nacional a la que se enfrentaba Japón solo podía derivar en una drástica decisión para ganar la guerra: emplear pilotos suicidas que estrellasen sus aviones contra los barcos de guerra estadounidenses, algo tan efectivo que no podría fallar a diferencia de las bombas lanzadas por bombarderos, pero a la vez de efectivo, también terrible.
El arma definitiva de Japón
Takijiro Onishi, contraalmirante japonés de la I Flota Aérea, fue el ideólogo original de la táctica kamikaze. Se inspiró fundamentalmente en el tifón que derrotó a las dos flotas de mongoles en los años 1274 y 1281 que se dirigían a invadir que Japón, causa natural atribuida en el imaginario a la Diosa del Sol Amaterasu para proteger al país con su viento divino “kamikaze” y en el que los japoneses creían fervientemente. Además la familia imperial japonesa a la que pertenecía el Emperador Hiro-Hito y sus ancestros de hacía más de 2.000 años, se los consideraban geneológicamente descendientes de la misma Amaterasu, lo cual hacía más creíble cualquier interpretación acerca de un arma milagrosa que salvara la situación de la guerra.
La misión de un kamikaze desde un punto de vista estratégico era la de un piloto que por voluntad propia aceptaba morir por su país, en este caso estrellando su avión cargado de explosivos contra las partes más vitales de los buques, especialmente los portaaviones en zonas débiles como el ascensor de cubierta o la torre de mando. Con esta teoría militar se calculaba hundir un barco enemigo casi prácticamente por avión estrellado, algo así implicaba infligir graves daños a la flota de Estados Unidos con unas pérdidas muy pequeñas, lo cual ofrecía una ventaja táctica al instante y una muy favorable ventaja estratégica. Si las previsiones se lograban, la guerra estaría ganada con total seguridad.
Voluntario kamikaze con el pañuelo “hachimaki” en la cabeza se dispone a afrontar su destino. La muerte era segura, pero también su sacrificio.
Un kamikaze desde el punto de vista de la religión Shinto consistía en un piloto de caza que cargaba su avión con explosivos y bombas y voluntaramiente estrellaba su aparato contra los buques de guerra estadounidenses para hundirlos a cambio de entregar su vida. Entonces su espíritu o kami viajaría al Santuario de Yasukuni en Tokyo, un templo levantado en el siglo XIX por el Emperador Meiji en honor a los patriotas japoneses caídos en donde el fallecido moraría y la familia de este recibiría los máximos honores. Entre los kamikazes había también creyentes pertenecientes a la religión budista, en este aspecto los japoneses budistas tenían la creencia de que convirtiéndose en kamikazes tendrían más posibilidades de alcanzar el nirvana, es decir, la iluminación divina.
Entre los rituales para ir a una muerte segura se recitaba una oración antes de partir y la ingesta de sake o vino de arroz. Siempre se llevaba atado el pañuelo llamado “hachimaki” a la cabeza, normalmente con la bandera de Japón, nombres de espíritus kamis inscritos, linajes familiares o alguien que era muy común llevar grabado: el samurai Kusunoki Masashige famoso en los años 1294-1336 por haber sido un símbolo de la guerra y el honor. El grito de guerra empleado era el clásico “¡Banzai, Banzai!”.
Aunque el propio Emperador Hiro-Hito se mostró bastante incómodo ante el uso de dichas prácticas, los altos mandos militares se deslumbraron con la posiblidad de emplear pilotos suicidas. El propio Primer Ministro Kuniaki Koiso fue el que aprobó la propuesta del empleo de kamikazes. Ohnishi contento por la aceptación de su plan en un discurso el 17 de Octubre de 1944 afirmó: “Nuestro único medio de detener al enemigo es estrellar nuestros cazas Zero, portadores de bombas de 250 kilos, contra las cubiertas de vuelo de sus portaaviones”.
Las armas empleadas normalmente por los kamikazes eran diversos aviones y bombas volantes de distintos tipos. El mítico Zero o “caza samurai” como se le conocía fue el avión más empleado para las misiones suicidas. Entre otros aparatos estaban cazabombarderos como el Nakajima B5N, Aichi Val D3A o el D4Y Judy, e incluso se emplaron bombarderos Mitsubishi G4M Betty, KI-21 Sally, KI-67 Peggy y el P1 Y1 Francés. También se fabricaron bombas volantes a reacción pilotadas por hombres para estrellarse contra objetivos americanos, fueron las llamadas Okha de las que se desarrollaron 852 unidades. Como última alternativa se idearon kamikazes navales consistentes en los minisubmarinos Kaiten, las lanchas explosivas Shinyo y buzos-mina Fukuyuru, aunque todo esto en muy menor medida.
Curiosamente la idea de los kamikaze de cara a la Segunda Guerra Mundial no la inventaron los japoneses, sino los italianos. En 1935 la Italia Fascista de Benito Mussolini invadía Etiopía y Gran Bretaña como respuesta tuvo que enviar barcos de guerra con misión intimidatoria. Aunque al final no hubo guerra con Inglaterra, durante aquellos días de gran tensión el Duce propuso la creación del Cuerpo de Aparatos Suicidas, consistente en estrellar aviones contra los barcos ingleses para despejar el Mar Rojo de la flota británica, a sabiendas de que un enfrentamiento tradicional sería catastrófico. Por suerte nunca se llegó a tal extremo.
¿Quienes eran los kamikazes?
El perfil del kamikaze era normalmente el de chicos jóvenes de 25 a 35 años, aunque llegó a reclutarse a adolescentes de 17, los cuales procedían de las fuerzas aéreas japoneses teniendo algo de experencia, aunque a medida que avanzó el conflicto todos salían de las escuelas de cadetes sin apenas haber volado lo suficiente, incluso de las universidades. La ideología de los kamikazes normalmente eran las de unos ultranacionalistas dispuestos a dar la vida por su patria, así como leales religiosos shintoístas que seguían el código de honor bushido de los samúrai, otros simplemente simpatizaban con movimientos de extrema derecha o sentían un amor absoluto por el Emperador y su familia. Sin embargo entre el perfil predominaba una cosa ante todo: el sentido de la cultura japonesa del colectivo, en el que todos se han de sacrificar por bien a la comunidad y a su familia.
Grupo de pilotos kamikazes escuchando las órdenes del instructor.
No se aceptó nunca a aquellos que eran hijo único dentro de una familia, aunque hubo un caso curioso en el que una madre indignada escribió una carta al jefe de su hijo, mostrándose indignada por no haberle permitido suicidarse por el Emperador. El oficial ante las insistencias de la madre, permitió a su hijo convertirse en kamikaze y estrellarse contra el enemigo. Otros ejemplos destacados sucedían cuando se prohibía a un piloto por una determinada razón convertirse en kamikaze, lo que llevó a que muchos en esta situación robasen aviones para cumplir su sueño de inmolación.
Existió un reducido número de kamikazes que a diferencia de la mayoría no fue del todo voluntario a las misiones suicidas. Entre estos japoneses que veían como la guerra se iba a perder y la inutilidad de esta, se presentaron voluntarios por el simple hecho de que en Japón todos los hombres habían de cometer unas obligaciones colectivas de las que no podían negarse para no dañar el orgullo propio y el de la familia. Era lógico que en dichos disidentes cuando un oficial preguntaba a los cadetes quién quería ser kamikaze y la inmensa mayoría levantara la mano, esta minoría que no quería morir tuviera que hacerlo también con tal de cumplir con el deber. No les hubieran castigado por no levantar la mano, pero de lo contrario sufrirían una humillación moral que compartirían sus seres queridos.
Hay casos, aunque muy pocos, de kamikazes que regresaron de sus misiones y por ello fueron castigados duramente. Kenichiro Oonuki, un joven kamikaze, justo cuando estaba a punto de estrellar su avión contra un buque, fue alcanzado por fuego de un caza norteamericano cercano. Como la dirección de su avión estaba dañada decidió aterrizar en una isla cercana para reparar el avión y suicidarse luego. Sin embargo al tomar tierra los soldados japoneses le acusaron de cobarde y sin un juicio previo le encerraron en una prisión donde sufrió tortura y vejaciones largos días. Por suerte al terminar la guerra Oonuki sería liberado y devuelto a casa.
Estreno en las Filipinas
Filipinas sería el escenario en donde entrarían en acción los kamikazes. Onishi en persona formó cuatro grupos de kamikazes organizados en las Escuadrillas Yamato, Shikishima, Ashahi y Yamazakura, las cuales los formaban cada una 26 cazas Zero A6M5 con bombas de 250 kilogramos y 41 pilotos voluntarios. Esta fuerza simbólicamente fue denominada “Cuerpo Especial de Asalto por Impacto”. Al comenzar la Batalla del Golfo de Leyte, simúltanea a la campaña de invasión de Filipinas en Octubre de 1944, varios centenares de kamikazes estaban listos.
Hubo un discurso antes del primer comunicado oficial a un grupo de pilotos para ser convertidos en kamikazes antes de la campaña en Filipinas. Sus palabras fueron las siguientes: “Ya no somos lo suficientemente poderosos para enfrentarnos al enemigo en combates aéreos y no nos queda otra salida que impedir el despegue de los aviones americanos. Por tanto hay que inutilizar las pistas de los portaaviones, aunque sólo sea durante una semana. Pienso que el único modo de alcanzar nuestro objetivo es cargar los aviones de caza con bombas de 250 kilogramos y estrallarlos contra el objetivo. ¿Qué piensan ustedes de ello? Al principio hubo estupefacción, pero finalmente todos aceptaron.
El momento de probar la táctica kamikaze llegó el 24 de Octubre de 1944 de una manera disimulada y que los amercanos ni se enteraron. La acción tuvo lugar al estrellarse a toda velocidad dos cazas Zero contra el barco remolacador militar USS Sonoma y el transporte de tropas LCI-1.065, los cuales resultaron hundidos posteriormente, habiendo sólamente un muerto.
Nadie se percataría de la existencia de los kamikazes hasta el 25 de Octubre cuando un avión Zero sobrevoló el portaaviones norteamericano USS Saint-Lo. Como de costumbre sus marineros intentaron derribarlo, dañándole en el fuselaje porque surgió una estela de humo. Cuando el Zero se alejó y la tripulación pensó que había pasado el peligro, el aparato dió media vuelta de nuevo y enfiló hacia el portaaviones. Los marinos no comprendían como el japonés se acercaba tanto y no corregía el vuelo, entonces casi rozando el buque soltó su carga de bombas y en línea recta el avión se estrelló contra la pista del portaaviones causando una inmensa explosión que mató a varios marineros. A continuación el hangar y las bodegas se incendiaron. Minutos más tarde el portaaviones USS Saint-Lo se hundió llevándose la vida de 114 marineros y quedando otros 300 heridos. Los supervivientes calificaron al aparato suicida “Devil Diver (Avión Diablo)”.
El portaaviones USS Saint-Lo siendo alcanzado de lleno por un kamikaze.
El resultado del hundimiento del USS Saint-Lo elevó de sobremanera la moral japonesa al ver el susto que se habían llevado sus enemigos. Los americanos, los cuales todavía no sabían como debían reaccionar, todavía dudaban de que los japoneses fueran capaces de hacer algo así, por eso lógicamente pensaron que debían ser pilotos no experimentados que accidentalmente habían chocado. No fue hasta que varios kamikazes más siguieron estrellándose contra los barcos hasta que por fin los americanos descubrieron la terrible realidad.
Con los aviones suicidas entraron también los minisubmarinos kamikaze tripulados por marineros que chocaban el sumergible contra barcos enemigos. Así sucedió el 20 de Noviembre de 1944 cuando un kaiten se inmoló bajo el agua debajo del petrolero USS Mississinewa al que hundió matando a 63 marineros.
Uno de los mejores resultados de los kamikazes fue hundir al portaaviones USS Ommaney Bay el 4 de Enero de 1945, provocándole 95 muertos en el Golfo de Lingayen. Desde el inicio de la invasión a las Filipinas hasta el 31 de Enero de 1945 cuando finalizó la campaña habían sido hundidos por ataques kamikaze los destructores USS Abner Read, USS Mahan y USS Reid; el dragaminas USS Long; el submarino USS SC-744; los torpederos USS PT-300 y USS PT-323; los mercantes SS William Ladd, SS John Burke, SS Lewis Dyche y SS Ward; el petrolero USS Porcupin; y los transportes de tropas LSM-20, LSM-318, LST-432, LST-738, LST-460 y LST-749.
Hubo otra serie de portaaviones gravemente dañados como el USS Suwanne en el que perecieron 150 personas y 100 más resultaron heridas o el USS Cabot en el que murieron 62 marinos. Entre portaaviones de daños medios estaban el USS Santee con 16 muertos, el USS Salamaua con 15 muertos y 8 heridos, los dos kamikazes que mataron en el USS Manila Bay 14 marineros y dejaron 52 heridos o el USS Kalinin Bay que tuvo 5 muertos y 55 heridos. Con daños ligeros quedaron el USS White Plains con 11 heridos o los USS Marcus Island y USS Savo Island.
Las pérdidas navales americanas causadas por kamikazes en Filipinas fueron abrumadoras. Se hundieron un total de 21 barcos repartidos en 2 portaaviones, 3 destructores, 1 dragaminas, 2 torpederos, 1 submarino, 2 petroleros, 4 cargueros militares, 1 remolcador y 7 transportes de tropas. Por si fuera poco otros 81 barcos quedaron dañados, entre estos 9 portaaviones. Sin embargo las pérdidas en kamikazes habían sido muy altas para los pocos resultados, un total de 378 aviones se estrellaron y 102 escoltas fueron derribados en el intento de protegerlos.
Banzai en Iwo Jima
Poco después de producirse la invasión de Estados Unidos a la Isla de Iwo Jima, los japoneses hicieron despegar de la Isla de Hachijo Jima un buen puñado de aviones hacia la zona de la batalla.
Caza Zero en vuelo rasante sobre el mar para suicidarse contra la línea de flotación del acorazado y así tener más posibilidades de hundirlo.
Hacia la tarde del 21 de Febrero de 1945 las oleadas de aviones kamikaze aparecieron sorpresivamente sobre Iwo Jima. La víctima principal del ataque fue el portaaviones USS Bismark Sea en el que se estrelló a toda velocidad un enorme bombardero Mitsubishi G4M Betty haciendo que el barco zozobrara y se hundiera trágicamente llevándose la vida de 218 marineros. Al mismo tiempo dos cazas Zero se suicidaron contra el portaaviones USS Saratoga destrozándole la cubierta superior y abriendo una brecha en la línea de flotación, lo que le causó daños tan graves que quedó inutilizado para el resto de la guerra además de padecer 123 muertos. El dragaminas USS Keokuk tuvo otro impacto de un Nakajima B5N que le provocó 17 muertos aunque sin resultar hundido, y por último el portaaviones USS Lunga Point y la barzaca LST-477 recibieron daños ligeros por choques mal efectuados.
De nuevo la Batalla de Iwo Jima aunque se había perdido, para los pocos kamikazes que se emplearon, casi inexistentes en esta batalla, hundieron un portaaviones, dejaron a otro fuera de combate y dañaron un tercero junto a un dragaminas, además se llevaron por delante las vidas de 358 americanos.
Último esfuerzo en Okinawa
Okinawa era el último reducto japonés antes del ocaso final de Japón. Para ello el Imperio del Sol concentró a su mayor flota aérea de kamikazes: más de 1.000 hombres, aviones y cohetes a reacción con la única intención de estamparse contra barcos enemigos. Sin embargo Estados Unidos había tomado cartas en el asunto y había adoptado una nueva táctica consistente en dispositivos de pantallas de baterías y ametralladoras antiaéreas para tapar el cielo y hacer imposible acercarse a aviones enemigos junto con grandes escoltas de cazas Corsair y Hellcats que revoloteaban en torno a la flota. Además la falta de pilotos en Japón había hecho que los voluntarios apenas tuvieran experiencia ni horas de vuelo suficientes, eso sumado a la falta de aviones por culpa de la destrucción de las industrias japonesas por parte de las fuerzas aéreas aliadas, hacía realmente difícil que los kamikazes lograran las expectativas generadas por el Estado Mayor del Imperio del Sol.
Antes del comienzo de la batalla mientras la flota de Estados Unidos navegaba hacia Okinawa, todos los barcos fueron descubiertos por un grupo de kamikazes el 19 de Marzo de 1945. El portaaviones USS Wasp sufrió un impacto directo de un Zero sobre la cubierta que le hirió gravemente y mató a 101 miembros de su tripulación. Pero peor fue el kamikaze que se estrelló contra el enorme portaaviones USS Franklin haciéndolo escorar y destruyendo el barco, sin embargo el navío permaneció a flote y fue arrastrado hasta América, pero como no tenía posibilidades de reparo fue desguazado, la tragedia de la destrucción de este gigantesco barco americano mató a 724 marineros y dejó heridos a 265 más.
Secuencia fotográfica. Derecha: Un kamikaze segundos antes de impactar contra el destructor estadounidense USS Columbia. Izquierda: El avión japonés explotando en medio del destructor en el que murieron 13 personas y 44 más quedaron heridas.
Desde el primer día de la Batalla de Okinawa en Abril de 1945 los aviones kamikazes se estamparon uno tras otro contra los barcos estadounidenses y por primera vez británicos. El 1 de Abril el primer kamikaze hizo blanco sobre la barcaza LST-884 de tropas que se dirigía a desembarcar en Okinawa hundiéndola y provocando 20 muertos y 21 heridos. Lo mismo le sucedió al carguero militar USS Hindsale que se hundió con 16 marinos.
El 11 de Mayo tuvo lugar otro suceso similar al estrellarse dos kamikazes en el portaaviones USS Bunker Hill que le provocaron 404 muertos y le destruyeron 48 de sus aviones aparcados en cubierta, además de herirle profundamente inutilizándolo para el resto de la guerra. Pero lo mejor ese día estaba por llegar para los japoneses, pues otros kamikazes inutilizaron también al mejor portaaviones de los Estados Unidos, el USS Enterprise, haciendo que se retirara para siempre de la Segunda Guerra Mundial con 14 muertos y 34 heridos.
Okinawa fue el estreno de la nueva arma kamikaze consistente en el misil a reacción llamado Ohka, en el cual dentro iba un piloto japonés que conducía el artefacto hasta el enemigo. El 12 de Abril una bomba volante Ohka con su piloto suicida se estrelló contra el destructor USS Mannert Abele haciendo que se partiera en dos a causa de la energía cinética del misil humano y que se hundiera con 73 muertos a bordo. Otras bombas Ohka dañaron a barcos como los destructores USS Jeffers y USS Stanlay, incluso causaron problemas técnicos graves al acorazado USS West Virginia. Hicieron un total de 74 misiones.
El ataque contra los portaaviones fue la principal estrategia de los japoneses para herir a la flota americana. Entre los dañados estuvieron el USS Bellaeu Wood que con el timón roto tuvo 92 muertos y 54 heridos junto a 12 aviones destruidos, el USS Ticonderoga sufrió la alta cifra de 143 muertos y 202 heridos, el USS Hanckok 62 muertos y 71 heridos, el USS Randolph 25 muertos y 106 heridos, el USS Essex fue semidestruido con 15 muertos y 44 heridos, el USS Kitkun Bay tuvo 16 muertos y 37 heridos, el USS Sangamon 11 muertos y 25 heridos, el USS Intrepid 8 muertos y el USS Bennington con el USS Wake Island, USS Kadashan Bay y el USS Natoma Island padecieron daños ligeros.
Gran Bretaña por primera vez fue víctima de los ataques kamikaze en la Guerra del Pacífico. La Marina Real Británica (Royal Navy) tuvo que soportar el peso psicológico de estar bajo ataque de pilotos suicidas. El portaaviones británico HMS Formidable fue el más castigado cuando dos kamikazes que explosionaron en su cubierta en distintas ocasiones destruyeron 18 de sus aviones provocando 8 muertos y 51 heridos. Al HMS Victorious le fueron destruidos 4 aviones Corsair además de tener 3 muertos y 16 heridos, el HMS Indefatigable sufrió 8 muertos y 16 heridos, mientras que los HMS Ilustrious y HMS Indomitable encajaron daños ligeros. Sin embargo los daños fueron menores en comparación con los portaaviones americanos, ya que los británicos disponían cubiertas de asfalto más duras y los estadounidenses de madera que fácilmente se incendiaba.
Las otros barcos menores que los kamikazes pudieron hundir de la forma tradicional fueron los destructores USS Bush, USS Colhons, USS Pringle, USS Little, USS Morrison, USS Luce, USS Drexler, USS Twiggs, USS Bates y USS Barry; los dragaminas USS Emmons y USS Swallow; los cargueros militares SS Hobbs Victory, SS Logan Victory y SS Canadá Victory; y los transportes de tropas LST-447, LCS-15, LSC-33, LSM-59, LSM-135, LSM-190, LSM-194, LSM-195.
El portaaviones estadounidense USS Bunker Hill ardiendo tras la explosión de un avión suicida.
Finalizada la Batalla de Okinawa el 22 de Junio de 1945 se habían producido más de 1.900 ataques kamikaze en la isla en las que murieron mismo número de pilotos suicidas. Los barcos destruidos a la flota de Estados Unidos habían sido abrumadores: 1 portaaviones, 11 destructores, 2 dragaminas, 4 cargueros y 9 transportes de tropas. Entre los barcos dañados angloamericanos había otros 19 portaaviones, un acorazado y otros 202 buques de diversos tipos. Las pérdidas humanas fueron de 4.900 muertos y 4.800 heridos entre tropa y marinería.
El viento se extingue
Takajiro Onishi siguió defendiendo la doctrina kamikaze como la única arma capaz de hacer frente a la invasión norteamericana y obtener la victoria.
Mientras tanto como no había invasión alguna por parte de los americanos al terriotorio japonés, se empleó en alguna a ocasión a kamikazes que chocaban sus aviones con los bombarderos B-29 estadounidenses que bombardeaban Japón, práctica debida a la escasez de munición, aunque solo se usó en situaciones muy extremas. En el mar un minisubmarino kaiten el 24 de Julio se estampó contra el destructor USS Underhill que se hundió con 112 personas a bordo que perecieron ahogadas.
El último ataque kamikaze japonés de la Historia lo llevó a cabo un caza al estrellarse el 29 de Julio de 1945 contra el destructor USS Callaghan. En el hundimiento 47 miembros de su tripulación murieron, por suerte serían los últimos de la Segunda Guerra Mundial.
Caídas las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki Japón contaba con 9.000 aviones de los que entre 3.000 y 5.000 iban a emplearse como kamikazes. El Emperador Hiro-Hito se apoyó en los sectores del Gobierno más proclives a poner fin a la guerra, pero Onishi junto a los inmovilistas militares más radicales propusieron la definitiva estrategia de enviar al suicidio con aviones a 20 millones de personas con la idea de que así Japón vencería de una vez por todas a los Estados Unidos. Horrorizado el Emperador y el resto de ministros al saber aquello, impidieron que fructiferase dicha idea. Onishi entonces escribió una carta pidiendo perdón a los miles de jóvenes kamikaze que el mismo había enviado a la muerte y a sus familias para después suicidarse haciéndose el harakiri. El 2 de Septiembre de 1945 el Eje se rindió y la Segunda Guerra Mundial tocó a su fin.
Despedida de chicas jóvenes a un avión kamikaze. Para el piloto será su último vuelo.
Las bajas que provocaron los kamikazes a la flota de Estados Unidos fueron elevadísimas. Resultaron hundidos un total de 53 barcos de guerra estadounidenses repartidos en: 4 portaaviones, 16 destructores, 3 dragaminas, 2 torpederos, 1 submarino, 8 cargueros militares, 2 petroleros, 16 transportes de tropas y 1 remolcador. La cifra de navíos dañados por kamikaze fue de 373 buques entre los que había 31 portaaviones. Las bajas entre marineros y la tropa estadounidense a manos de kamikazes fueron cerca de 7.000 muertos y 10.000 heridos.
Entre los pilotos suicidas caídos por realizar ataques kamikaze sumaron los 2.198 muertos. Con esta elevada cifra puede decirse que la táctica kamikaze, aunque merezca todo el reconocimiento de valentía y honor, fue un completo fracaso militar. De todos los pilotos suicidas fallecidos solo el 18% alcanzaron a barcos enemigos y un más reducido porcentaje provocó hundimientos a cambio de cientos de vidas japonesas sacrificadas para nada e innumerables aviones que podían haberse utilizado en defender el espacio aéreo de la nación.
Llegada la postguerra en el nuevo Japón todos los nombres de los pilotos kamikazes muertos en acción fueron escritos en el Santuario de Yasukuni. Al igual que los muchos héroes caídos en los otros conflictos de Japón que residen en Yasukuni, los kamikazes alcanzaron en la memoria de los japoneses y del mundo la eternidad.
Bibliografía:
Javier Rodríguez-Ventosa, Kamikazes, la baza desesperada de Japón, Revista Historia y Vida, Nº417 (2002), p.78-85
Lawrence Rees, El Holocausto Asiático. “Capítulo 5 Fin de la Partida”, Crítica (2009), p.164-175
Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. “La epopeya de los kamikaze”, S.A.R.P.E. (1978), p.1.897-1.911
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Kamikazes
Crítica era la situación de Japón en la Segunda Guerra Mundia durante el año 1944. La desastrosa campaña de las Islas Marianas en el verano junto al hundimiento de gran parte de la Flota Imperial Japonesa en la Batalla del Mar de Filipinas, puso de manifiesto que el Imperio Japonés había cavado su propio agujero tres años después de su ataque sobre Estados Unidos en Pearl Harbor. La crisis nacional a la que se enfrentaba Japón solo podía derivar en una drástica decisión para ganar la guerra: emplear pilotos suicidas que estrellasen sus aviones contra los barcos de guerra estadounidenses, algo tan efectivo que no podría fallar a diferencia de las bombas lanzadas por bombarderos, pero a la vez de efectivo, también terrible.
El arma definitiva de Japón
Takijiro Onishi, contraalmirante japonés de la I Flota Aérea, fue el ideólogo original de la táctica kamikaze. Se inspiró fundamentalmente en el tifón que derrotó a las dos flotas de mongoles en los años 1274 y 1281 que se dirigían a invadir que Japón, causa natural atribuida en el imaginario a la Diosa del Sol Amaterasu para proteger al país con su viento divino “kamikaze” y en el que los japoneses creían fervientemente. Además la familia imperial japonesa a la que pertenecía el Emperador Hiro-Hito y sus ancestros de hacía más de 2.000 años, se los consideraban geneológicamente descendientes de la misma Amaterasu, lo cual hacía más creíble cualquier interpretación acerca de un arma milagrosa que salvara la situación de la guerra.
La misión de un kamikaze desde un punto de vista estratégico era la de un piloto que por voluntad propia aceptaba morir por su país, en este caso estrellando su avión cargado de explosivos contra las partes más vitales de los buques, especialmente los portaaviones en zonas débiles como el ascensor de cubierta o la torre de mando. Con esta teoría militar se calculaba hundir un barco enemigo casi prácticamente por avión estrellado, algo así implicaba infligir graves daños a la flota de Estados Unidos con unas pérdidas muy pequeñas, lo cual ofrecía una ventaja táctica al instante y una muy favorable ventaja estratégica. Si las previsiones se lograban, la guerra estaría ganada con total seguridad.
Voluntario kamikaze con el pañuelo “hachimaki” en la cabeza se dispone a afrontar su destino. La muerte era segura, pero también su sacrificio.
Un kamikaze desde el punto de vista de la religión Shinto consistía en un piloto de caza que cargaba su avión con explosivos y bombas y voluntaramiente estrellaba su aparato contra los buques de guerra estadounidenses para hundirlos a cambio de entregar su vida. Entonces su espíritu o kami viajaría al Santuario de Yasukuni en Tokyo, un templo levantado en el siglo XIX por el Emperador Meiji en honor a los patriotas japoneses caídos en donde el fallecido moraría y la familia de este recibiría los máximos honores. Entre los kamikazes había también creyentes pertenecientes a la religión budista, en este aspecto los japoneses budistas tenían la creencia de que convirtiéndose en kamikazes tendrían más posibilidades de alcanzar el nirvana, es decir, la iluminación divina.
Entre los rituales para ir a una muerte segura se recitaba una oración antes de partir y la ingesta de sake o vino de arroz. Siempre se llevaba atado el pañuelo llamado “hachimaki” a la cabeza, normalmente con la bandera de Japón, nombres de espíritus kamis inscritos, linajes familiares o alguien que era muy común llevar grabado: el samurai Kusunoki Masashige famoso en los años 1294-1336 por haber sido un símbolo de la guerra y el honor. El grito de guerra empleado era el clásico “¡Banzai, Banzai!”.
Aunque el propio Emperador Hiro-Hito se mostró bastante incómodo ante el uso de dichas prácticas, los altos mandos militares se deslumbraron con la posiblidad de emplear pilotos suicidas. El propio Primer Ministro Kuniaki Koiso fue el que aprobó la propuesta del empleo de kamikazes. Ohnishi contento por la aceptación de su plan en un discurso el 17 de Octubre de 1944 afirmó: “Nuestro único medio de detener al enemigo es estrellar nuestros cazas Zero, portadores de bombas de 250 kilos, contra las cubiertas de vuelo de sus portaaviones”.
Las armas empleadas normalmente por los kamikazes eran diversos aviones y bombas volantes de distintos tipos. El mítico Zero o “caza samurai” como se le conocía fue el avión más empleado para las misiones suicidas. Entre otros aparatos estaban cazabombarderos como el Nakajima B5N, Aichi Val D3A o el D4Y Judy, e incluso se emplaron bombarderos Mitsubishi G4M Betty, KI-21 Sally, KI-67 Peggy y el P1 Y1 Francés. También se fabricaron bombas volantes a reacción pilotadas por hombres para estrellarse contra objetivos americanos, fueron las llamadas Okha de las que se desarrollaron 852 unidades. Como última alternativa se idearon kamikazes navales consistentes en los minisubmarinos Kaiten, las lanchas explosivas Shinyo y buzos-mina Fukuyuru, aunque todo esto en muy menor medida.
Curiosamente la idea de los kamikaze de cara a la Segunda Guerra Mundial no la inventaron los japoneses, sino los italianos. En 1935 la Italia Fascista de Benito Mussolini invadía Etiopía y Gran Bretaña como respuesta tuvo que enviar barcos de guerra con misión intimidatoria. Aunque al final no hubo guerra con Inglaterra, durante aquellos días de gran tensión el Duce propuso la creación del Cuerpo de Aparatos Suicidas, consistente en estrellar aviones contra los barcos ingleses para despejar el Mar Rojo de la flota británica, a sabiendas de que un enfrentamiento tradicional sería catastrófico. Por suerte nunca se llegó a tal extremo.
¿Quienes eran los kamikazes?
El perfil del kamikaze era normalmente el de chicos jóvenes de 25 a 35 años, aunque llegó a reclutarse a adolescentes de 17, los cuales procedían de las fuerzas aéreas japoneses teniendo algo de experencia, aunque a medida que avanzó el conflicto todos salían de las escuelas de cadetes sin apenas haber volado lo suficiente, incluso de las universidades. La ideología de los kamikazes normalmente eran las de unos ultranacionalistas dispuestos a dar la vida por su patria, así como leales religiosos shintoístas que seguían el código de honor bushido de los samúrai, otros simplemente simpatizaban con movimientos de extrema derecha o sentían un amor absoluto por el Emperador y su familia. Sin embargo entre el perfil predominaba una cosa ante todo: el sentido de la cultura japonesa del colectivo, en el que todos se han de sacrificar por bien a la comunidad y a su familia.
Grupo de pilotos kamikazes escuchando las órdenes del instructor.
No se aceptó nunca a aquellos que eran hijo único dentro de una familia, aunque hubo un caso curioso en el que una madre indignada escribió una carta al jefe de su hijo, mostrándose indignada por no haberle permitido suicidarse por el Emperador. El oficial ante las insistencias de la madre, permitió a su hijo convertirse en kamikaze y estrellarse contra el enemigo. Otros ejemplos destacados sucedían cuando se prohibía a un piloto por una determinada razón convertirse en kamikaze, lo que llevó a que muchos en esta situación robasen aviones para cumplir su sueño de inmolación.
Existió un reducido número de kamikazes que a diferencia de la mayoría no fue del todo voluntario a las misiones suicidas. Entre estos japoneses que veían como la guerra se iba a perder y la inutilidad de esta, se presentaron voluntarios por el simple hecho de que en Japón todos los hombres habían de cometer unas obligaciones colectivas de las que no podían negarse para no dañar el orgullo propio y el de la familia. Era lógico que en dichos disidentes cuando un oficial preguntaba a los cadetes quién quería ser kamikaze y la inmensa mayoría levantara la mano, esta minoría que no quería morir tuviera que hacerlo también con tal de cumplir con el deber. No les hubieran castigado por no levantar la mano, pero de lo contrario sufrirían una humillación moral que compartirían sus seres queridos.
Hay casos, aunque muy pocos, de kamikazes que regresaron de sus misiones y por ello fueron castigados duramente. Kenichiro Oonuki, un joven kamikaze, justo cuando estaba a punto de estrellar su avión contra un buque, fue alcanzado por fuego de un caza norteamericano cercano. Como la dirección de su avión estaba dañada decidió aterrizar en una isla cercana para reparar el avión y suicidarse luego. Sin embargo al tomar tierra los soldados japoneses le acusaron de cobarde y sin un juicio previo le encerraron en una prisión donde sufrió tortura y vejaciones largos días. Por suerte al terminar la guerra Oonuki sería liberado y devuelto a casa.
Estreno en las Filipinas
Filipinas sería el escenario en donde entrarían en acción los kamikazes. Onishi en persona formó cuatro grupos de kamikazes organizados en las Escuadrillas Yamato, Shikishima, Ashahi y Yamazakura, las cuales los formaban cada una 26 cazas Zero A6M5 con bombas de 250 kilogramos y 41 pilotos voluntarios. Esta fuerza simbólicamente fue denominada “Cuerpo Especial de Asalto por Impacto”. Al comenzar la Batalla del Golfo de Leyte, simúltanea a la campaña de invasión de Filipinas en Octubre de 1944, varios centenares de kamikazes estaban listos.
Hubo un discurso antes del primer comunicado oficial a un grupo de pilotos para ser convertidos en kamikazes antes de la campaña en Filipinas. Sus palabras fueron las siguientes: “Ya no somos lo suficientemente poderosos para enfrentarnos al enemigo en combates aéreos y no nos queda otra salida que impedir el despegue de los aviones americanos. Por tanto hay que inutilizar las pistas de los portaaviones, aunque sólo sea durante una semana. Pienso que el único modo de alcanzar nuestro objetivo es cargar los aviones de caza con bombas de 250 kilogramos y estrallarlos contra el objetivo. ¿Qué piensan ustedes de ello? Al principio hubo estupefacción, pero finalmente todos aceptaron.
El momento de probar la táctica kamikaze llegó el 24 de Octubre de 1944 de una manera disimulada y que los amercanos ni se enteraron. La acción tuvo lugar al estrellarse a toda velocidad dos cazas Zero contra el barco remolacador militar USS Sonoma y el transporte de tropas LCI-1.065, los cuales resultaron hundidos posteriormente, habiendo sólamente un muerto.
Nadie se percataría de la existencia de los kamikazes hasta el 25 de Octubre cuando un avión Zero sobrevoló el portaaviones norteamericano USS Saint-Lo. Como de costumbre sus marineros intentaron derribarlo, dañándole en el fuselaje porque surgió una estela de humo. Cuando el Zero se alejó y la tripulación pensó que había pasado el peligro, el aparato dió media vuelta de nuevo y enfiló hacia el portaaviones. Los marinos no comprendían como el japonés se acercaba tanto y no corregía el vuelo, entonces casi rozando el buque soltó su carga de bombas y en línea recta el avión se estrelló contra la pista del portaaviones causando una inmensa explosión que mató a varios marineros. A continuación el hangar y las bodegas se incendiaron. Minutos más tarde el portaaviones USS Saint-Lo se hundió llevándose la vida de 114 marineros y quedando otros 300 heridos. Los supervivientes calificaron al aparato suicida “Devil Diver (Avión Diablo)”.
El portaaviones USS Saint-Lo siendo alcanzado de lleno por un kamikaze.
El resultado del hundimiento del USS Saint-Lo elevó de sobremanera la moral japonesa al ver el susto que se habían llevado sus enemigos. Los americanos, los cuales todavía no sabían como debían reaccionar, todavía dudaban de que los japoneses fueran capaces de hacer algo así, por eso lógicamente pensaron que debían ser pilotos no experimentados que accidentalmente habían chocado. No fue hasta que varios kamikazes más siguieron estrellándose contra los barcos hasta que por fin los americanos descubrieron la terrible realidad.
Con los aviones suicidas entraron también los minisubmarinos kamikaze tripulados por marineros que chocaban el sumergible contra barcos enemigos. Así sucedió el 20 de Noviembre de 1944 cuando un kaiten se inmoló bajo el agua debajo del petrolero USS Mississinewa al que hundió matando a 63 marineros.
Uno de los mejores resultados de los kamikazes fue hundir al portaaviones USS Ommaney Bay el 4 de Enero de 1945, provocándole 95 muertos en el Golfo de Lingayen. Desde el inicio de la invasión a las Filipinas hasta el 31 de Enero de 1945 cuando finalizó la campaña habían sido hundidos por ataques kamikaze los destructores USS Abner Read, USS Mahan y USS Reid; el dragaminas USS Long; el submarino USS SC-744; los torpederos USS PT-300 y USS PT-323; los mercantes SS William Ladd, SS John Burke, SS Lewis Dyche y SS Ward; el petrolero USS Porcupin; y los transportes de tropas LSM-20, LSM-318, LST-432, LST-738, LST-460 y LST-749.
Hubo otra serie de portaaviones gravemente dañados como el USS Suwanne en el que perecieron 150 personas y 100 más resultaron heridas o el USS Cabot en el que murieron 62 marinos. Entre portaaviones de daños medios estaban el USS Santee con 16 muertos, el USS Salamaua con 15 muertos y 8 heridos, los dos kamikazes que mataron en el USS Manila Bay 14 marineros y dejaron 52 heridos o el USS Kalinin Bay que tuvo 5 muertos y 55 heridos. Con daños ligeros quedaron el USS White Plains con 11 heridos o los USS Marcus Island y USS Savo Island.
Las pérdidas navales americanas causadas por kamikazes en Filipinas fueron abrumadoras. Se hundieron un total de 21 barcos repartidos en 2 portaaviones, 3 destructores, 1 dragaminas, 2 torpederos, 1 submarino, 2 petroleros, 4 cargueros militares, 1 remolcador y 7 transportes de tropas. Por si fuera poco otros 81 barcos quedaron dañados, entre estos 9 portaaviones. Sin embargo las pérdidas en kamikazes habían sido muy altas para los pocos resultados, un total de 378 aviones se estrellaron y 102 escoltas fueron derribados en el intento de protegerlos.
Banzai en Iwo Jima
Poco después de producirse la invasión de Estados Unidos a la Isla de Iwo Jima, los japoneses hicieron despegar de la Isla de Hachijo Jima un buen puñado de aviones hacia la zona de la batalla.
Caza Zero en vuelo rasante sobre el mar para suicidarse contra la línea de flotación del acorazado y así tener más posibilidades de hundirlo.
Hacia la tarde del 21 de Febrero de 1945 las oleadas de aviones kamikaze aparecieron sorpresivamente sobre Iwo Jima. La víctima principal del ataque fue el portaaviones USS Bismark Sea en el que se estrelló a toda velocidad un enorme bombardero Mitsubishi G4M Betty haciendo que el barco zozobrara y se hundiera trágicamente llevándose la vida de 218 marineros. Al mismo tiempo dos cazas Zero se suicidaron contra el portaaviones USS Saratoga destrozándole la cubierta superior y abriendo una brecha en la línea de flotación, lo que le causó daños tan graves que quedó inutilizado para el resto de la guerra además de padecer 123 muertos. El dragaminas USS Keokuk tuvo otro impacto de un Nakajima B5N que le provocó 17 muertos aunque sin resultar hundido, y por último el portaaviones USS Lunga Point y la barzaca LST-477 recibieron daños ligeros por choques mal efectuados.
De nuevo la Batalla de Iwo Jima aunque se había perdido, para los pocos kamikazes que se emplearon, casi inexistentes en esta batalla, hundieron un portaaviones, dejaron a otro fuera de combate y dañaron un tercero junto a un dragaminas, además se llevaron por delante las vidas de 358 americanos.
Último esfuerzo en Okinawa
Okinawa era el último reducto japonés antes del ocaso final de Japón. Para ello el Imperio del Sol concentró a su mayor flota aérea de kamikazes: más de 1.000 hombres, aviones y cohetes a reacción con la única intención de estamparse contra barcos enemigos. Sin embargo Estados Unidos había tomado cartas en el asunto y había adoptado una nueva táctica consistente en dispositivos de pantallas de baterías y ametralladoras antiaéreas para tapar el cielo y hacer imposible acercarse a aviones enemigos junto con grandes escoltas de cazas Corsair y Hellcats que revoloteaban en torno a la flota. Además la falta de pilotos en Japón había hecho que los voluntarios apenas tuvieran experiencia ni horas de vuelo suficientes, eso sumado a la falta de aviones por culpa de la destrucción de las industrias japonesas por parte de las fuerzas aéreas aliadas, hacía realmente difícil que los kamikazes lograran las expectativas generadas por el Estado Mayor del Imperio del Sol.
Antes del comienzo de la batalla mientras la flota de Estados Unidos navegaba hacia Okinawa, todos los barcos fueron descubiertos por un grupo de kamikazes el 19 de Marzo de 1945. El portaaviones USS Wasp sufrió un impacto directo de un Zero sobre la cubierta que le hirió gravemente y mató a 101 miembros de su tripulación. Pero peor fue el kamikaze que se estrelló contra el enorme portaaviones USS Franklin haciéndolo escorar y destruyendo el barco, sin embargo el navío permaneció a flote y fue arrastrado hasta América, pero como no tenía posibilidades de reparo fue desguazado, la tragedia de la destrucción de este gigantesco barco americano mató a 724 marineros y dejó heridos a 265 más.
Secuencia fotográfica. Derecha: Un kamikaze segundos antes de impactar contra el destructor estadounidense USS Columbia. Izquierda: El avión japonés explotando en medio del destructor en el que murieron 13 personas y 44 más quedaron heridas.
Desde el primer día de la Batalla de Okinawa en Abril de 1945 los aviones kamikazes se estamparon uno tras otro contra los barcos estadounidenses y por primera vez británicos. El 1 de Abril el primer kamikaze hizo blanco sobre la barcaza LST-884 de tropas que se dirigía a desembarcar en Okinawa hundiéndola y provocando 20 muertos y 21 heridos. Lo mismo le sucedió al carguero militar USS Hindsale que se hundió con 16 marinos.
El 11 de Mayo tuvo lugar otro suceso similar al estrellarse dos kamikazes en el portaaviones USS Bunker Hill que le provocaron 404 muertos y le destruyeron 48 de sus aviones aparcados en cubierta, además de herirle profundamente inutilizándolo para el resto de la guerra. Pero lo mejor ese día estaba por llegar para los japoneses, pues otros kamikazes inutilizaron también al mejor portaaviones de los Estados Unidos, el USS Enterprise, haciendo que se retirara para siempre de la Segunda Guerra Mundial con 14 muertos y 34 heridos.
Okinawa fue el estreno de la nueva arma kamikaze consistente en el misil a reacción llamado Ohka, en el cual dentro iba un piloto japonés que conducía el artefacto hasta el enemigo. El 12 de Abril una bomba volante Ohka con su piloto suicida se estrelló contra el destructor USS Mannert Abele haciendo que se partiera en dos a causa de la energía cinética del misil humano y que se hundiera con 73 muertos a bordo. Otras bombas Ohka dañaron a barcos como los destructores USS Jeffers y USS Stanlay, incluso causaron problemas técnicos graves al acorazado USS West Virginia. Hicieron un total de 74 misiones.
El ataque contra los portaaviones fue la principal estrategia de los japoneses para herir a la flota americana. Entre los dañados estuvieron el USS Bellaeu Wood que con el timón roto tuvo 92 muertos y 54 heridos junto a 12 aviones destruidos, el USS Ticonderoga sufrió la alta cifra de 143 muertos y 202 heridos, el USS Hanckok 62 muertos y 71 heridos, el USS Randolph 25 muertos y 106 heridos, el USS Essex fue semidestruido con 15 muertos y 44 heridos, el USS Kitkun Bay tuvo 16 muertos y 37 heridos, el USS Sangamon 11 muertos y 25 heridos, el USS Intrepid 8 muertos y el USS Bennington con el USS Wake Island, USS Kadashan Bay y el USS Natoma Island padecieron daños ligeros.
Gran Bretaña por primera vez fue víctima de los ataques kamikaze en la Guerra del Pacífico. La Marina Real Británica (Royal Navy) tuvo que soportar el peso psicológico de estar bajo ataque de pilotos suicidas. El portaaviones británico HMS Formidable fue el más castigado cuando dos kamikazes que explosionaron en su cubierta en distintas ocasiones destruyeron 18 de sus aviones provocando 8 muertos y 51 heridos. Al HMS Victorious le fueron destruidos 4 aviones Corsair además de tener 3 muertos y 16 heridos, el HMS Indefatigable sufrió 8 muertos y 16 heridos, mientras que los HMS Ilustrious y HMS Indomitable encajaron daños ligeros. Sin embargo los daños fueron menores en comparación con los portaaviones americanos, ya que los británicos disponían cubiertas de asfalto más duras y los estadounidenses de madera que fácilmente se incendiaba.
Las otros barcos menores que los kamikazes pudieron hundir de la forma tradicional fueron los destructores USS Bush, USS Colhons, USS Pringle, USS Little, USS Morrison, USS Luce, USS Drexler, USS Twiggs, USS Bates y USS Barry; los dragaminas USS Emmons y USS Swallow; los cargueros militares SS Hobbs Victory, SS Logan Victory y SS Canadá Victory; y los transportes de tropas LST-447, LCS-15, LSC-33, LSM-59, LSM-135, LSM-190, LSM-194, LSM-195.
El portaaviones estadounidense USS Bunker Hill ardiendo tras la explosión de un avión suicida.
Finalizada la Batalla de Okinawa el 22 de Junio de 1945 se habían producido más de 1.900 ataques kamikaze en la isla en las que murieron mismo número de pilotos suicidas. Los barcos destruidos a la flota de Estados Unidos habían sido abrumadores: 1 portaaviones, 11 destructores, 2 dragaminas, 4 cargueros y 9 transportes de tropas. Entre los barcos dañados angloamericanos había otros 19 portaaviones, un acorazado y otros 202 buques de diversos tipos. Las pérdidas humanas fueron de 4.900 muertos y 4.800 heridos entre tropa y marinería.
El viento se extingue
Takajiro Onishi siguió defendiendo la doctrina kamikaze como la única arma capaz de hacer frente a la invasión norteamericana y obtener la victoria.
Mientras tanto como no había invasión alguna por parte de los americanos al terriotorio japonés, se empleó en alguna a ocasión a kamikazes que chocaban sus aviones con los bombarderos B-29 estadounidenses que bombardeaban Japón, práctica debida a la escasez de munición, aunque solo se usó en situaciones muy extremas. En el mar un minisubmarino kaiten el 24 de Julio se estampó contra el destructor USS Underhill que se hundió con 112 personas a bordo que perecieron ahogadas.
El último ataque kamikaze japonés de la Historia lo llevó a cabo un caza al estrellarse el 29 de Julio de 1945 contra el destructor USS Callaghan. En el hundimiento 47 miembros de su tripulación murieron, por suerte serían los últimos de la Segunda Guerra Mundial.
Caídas las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki Japón contaba con 9.000 aviones de los que entre 3.000 y 5.000 iban a emplearse como kamikazes. El Emperador Hiro-Hito se apoyó en los sectores del Gobierno más proclives a poner fin a la guerra, pero Onishi junto a los inmovilistas militares más radicales propusieron la definitiva estrategia de enviar al suicidio con aviones a 20 millones de personas con la idea de que así Japón vencería de una vez por todas a los Estados Unidos. Horrorizado el Emperador y el resto de ministros al saber aquello, impidieron que fructiferase dicha idea. Onishi entonces escribió una carta pidiendo perdón a los miles de jóvenes kamikaze que el mismo había enviado a la muerte y a sus familias para después suicidarse haciéndose el harakiri. El 2 de Septiembre de 1945 el Eje se rindió y la Segunda Guerra Mundial tocó a su fin.
Despedida de chicas jóvenes a un avión kamikaze. Para el piloto será su último vuelo.
Las bajas que provocaron los kamikazes a la flota de Estados Unidos fueron elevadísimas. Resultaron hundidos un total de 53 barcos de guerra estadounidenses repartidos en: 4 portaaviones, 16 destructores, 3 dragaminas, 2 torpederos, 1 submarino, 8 cargueros militares, 2 petroleros, 16 transportes de tropas y 1 remolcador. La cifra de navíos dañados por kamikaze fue de 373 buques entre los que había 31 portaaviones. Las bajas entre marineros y la tropa estadounidense a manos de kamikazes fueron cerca de 7.000 muertos y 10.000 heridos.
Entre los pilotos suicidas caídos por realizar ataques kamikaze sumaron los 2.198 muertos. Con esta elevada cifra puede decirse que la táctica kamikaze, aunque merezca todo el reconocimiento de valentía y honor, fue un completo fracaso militar. De todos los pilotos suicidas fallecidos solo el 18% alcanzaron a barcos enemigos y un más reducido porcentaje provocó hundimientos a cambio de cientos de vidas japonesas sacrificadas para nada e innumerables aviones que podían haberse utilizado en defender el espacio aéreo de la nación.
Llegada la postguerra en el nuevo Japón todos los nombres de los pilotos kamikazes muertos en acción fueron escritos en el Santuario de Yasukuni. Al igual que los muchos héroes caídos en los otros conflictos de Japón que residen en Yasukuni, los kamikazes alcanzaron en la memoria de los japoneses y del mundo la eternidad.
Bibliografía:
Javier Rodríguez-Ventosa, Kamikazes, la baza desesperada de Japón, Revista Historia y Vida, Nº417 (2002), p.78-85
Lawrence Rees, El Holocausto Asiático. “Capítulo 5 Fin de la Partida”, Crítica (2009), p.164-175
Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. “La epopeya de los kamikaze”, S.A.R.P.E. (1978), p.1.897-1.911
http://en.wikipedia.org/wiki/Kamikaze
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Re: Kamikazes
En la película el imperio del Sol al niño protagonista había que haberlo matado en el minuto 1. Es insoportable.
Curiosas imágenes con música de Spaguetti western...
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