Trozos de un diario que no pertenecen al Cuaderno de Vitàcora del U-128 (VI)
Escribo en la cama. La tarde de hoy ha estado plagada de emociones y aún no acabo de tenerlas racionalizadas, que se dice ahora o, como decíamos antes, bien digeridas del todo. Ha tenido la culpa mi hijo mayor, el que manda unos de esos submarinos nuevos donde todo funciona, donde no hay humedad, donde hay despensa, películas, duchas y lavabos, una cosa que llaman aire acondicionado y, donde, en caso de guerra, todos los de arriba saben donde estamos lo de abajo y viceversa. Hoy en día, ciertamente, no acierto a ver que gracia tiene navegar en esas aburridas latas negras donde nunca pasa nada!.
Bueno, pues hace dos días que arribaron a puerto. Venían de Estados Unidos, de participar en unas maniobras conjuntas de ataque. Cuando me llamó desde su despacho en la Base Naval para decirme que estaba aquí ( que gente tan segura, nunca dicen: ¡he llegado bien! Dan por supuesto que siempre llegan; si hubieran navegado con nosotros... ), bien... ciertamente tiene razón mi familia: debo vigilar esto de irme por las ramas. Continuo.
Cuando ha llamado me ha dicho que vendrían hoy a comer y, como era sábado, traerían a los niños, sobre todo al pequeño. Bueno, si que pensé: ¡que raro que lo diga, siempre traen a los niños! Pero tampoco le di más importancia y al colgar el teléfono yo tenía demasiado trabajo con mis recuerdos para pensar en otra cosa: ¡América! Me quedé reflexionando en América y en la Història, claro; siempre ando, como los demás que estuvieron en la guerra, dándole vueltas: vivimos cada día metidos en la Història por que la hicimos y no estamos, ahora, muy orgullosos de ello. ¡América! ¿Habrá navegado mi hijo, en el silencio y la oscuridad de las profundidades, encima de barcos hundidos por su padre, también en silencio y en tinieblas? Una vez leí que la Història debe ser una arma cargada de futuro: que las nuevas generaciones, leyendo los errores de las pasadas, deberían ser más libres, más justas, mas humanas; tenía razón el profesor que lo escribió, un tal Fontana, si no recuerdo mal; un español. ¿Habrá sabido leer mi hijo ese libro escrito en el fondo del mar? Lo espero: unos pocos años bastan para pasar de ser enemigo a ser aliado... pero... ¿Y los muertos? ¿Y la destrucción? ¿Y el dolor? ¡Dios mío, debo dejar de pensar en eso!!
Si mi hijo me oyera haría como siempre: me abrazaría, me pondría la suave manta encima de las piernas y me diría dulcemente: "descansa papà que, Història Naval I, la aprobé en la Academia en primero y, en segundo, aprobé Història Naval II. Tú ahora descansa". Y bajaría las persianas del comedor y saldría de puntillas diciéndole a mi mujer, muy bajito: "se ha dormido" ¡El muy bribón, como si Yo no supiera que se ha hecho un collar con mi insignia de submarinista de la ubootsflottille y la lleva siempre en el cuello cuando sale al mar!!
Cuando sonó el timbre avisando que entraban, los niños precedieron a los padres entrando en tromba directos a la cocina, seguros que su abuela, eternamente convencida que están flacos y mal alimentados, les estaría esperando con un fantástico pastel de chocolate, como así era. Mi hijo vino a verme donde estaba, donde estoy siempre, en mi estudio, con mis libros y mis recuerdos; con mis fotos y con mis maquetas. Estaba donde suelo estar, con mi gente aunque algunos lleven muchos años muertos.
Después del abrazo y del beso me dijo, muy enigmático, "saca tu gorra de comandante de su escondrijo, viejo zorro, ¡hoy debes salir de nuevo a alta mar!" Cuando empezaba a preguntar a que venía aquel comentario mi nieto pequeño, el que será marino, lo sé, simplemente lo sé, entró con la cara embadurnada de chocolate, con algo entre las manos (algo lleno también de chocolate) y diciéndome: "abueloenchufatuordenador!!!" Mientras lo hacía, no se decirle que no a este pequeño almirante, lo reconozco, y obedezco como si mandara el mismísimo tio Karl, vi, por el rabillo de ojo, como mi hijo salía de la habitación con una sonrisa... un poco taimada?
Mi pequeño contraalmirante me sacó de toda duda en un segundo: "miraquemehatraidopapadeamericamehadichoqueesparalosdosquetusabesmucho"
La cosa en cuestión era una especie de disco, bueno, era lo que llaman un simulador de... Dios mío... un simulador de mis u-boots!! Se llamaba Silent Hunter II, y estaba hecho por una pandilla de aficionados que se llamaban, la banda entera, UbiSoft. No supe ni que hacer ni que decir, lo admito; pero supongo que mi nieto, y mi curiosidad, pudieron más, así que... ¡Sin novedad, mi comandante; ¡tripulación en cubierta, formada y completa!
Pero no sería tan fàcil: aquello iba a ser un viaje al infierno. Mi hijo, ese pescador de agua dulce que navega en una especie marítima de central eléctrica naval, se había propuesto que me enfrentara a mis fantasmas. Pues vamos a ello: ¡En el U-128 íbamos a Bilbao, es cierto, pero también nos sabíamos meter en el centro de un convoy navegando en superficie y hacer allí nuestro trabajo!
Todo fue una mezcla de curiosidad y de incomodidad: las pantallas del simulador se iban sucediendo, unas con más gracia que otras; las órdenes se iban oyendo, algunas con más ganas que otras y así, al final, salimos a mar abierto. El único olor que me llegaba era la dulce colonia de mi nieto mezclada con el aroma de la tarta de chocolate: nada de kolibrí, nada de diesel, nada de salchichas colgando de todos lados… nada de nada: ¡si nosotros hubiéramos navegado así!!!
Pero mi almirante quería hundir barcos: "¿paraesoesunsubmarinoabueloverdad?" Así que seleccioné una misión de las que se pueden crear : nada de barquitos de la Royal Navy; de esos ya tuve bastante con mi u-boot de verdad, solo mercantes sin peligro.
Bueno, comparado con la realidad con este trasto es fàcil, muy fàcil, salir a cazar. Así que a hundir se ha dicho: primero seleccionamos un viejo y seguro IXC, como mi querido U-128; luego buen tiempo, sería en el atlàntico norte y al amanecer: todo listo. Seis buques grandes y bien cargaditos aparecieron pronto en el periscopio.
El sonido del primer torpedo al salir me sobresaltó. Incluso me puse rojo: me invadió un calor extraño. Hice de golpe un viaje en el tiempo, un viaje doloroso. Donde mi nieto veía humo y explosiones yo veía náufragos, desolación y destrucción. Dentro de mi resonaban voces y gritos que llevaban dormidos años y años: todas las cajas de los truenos fueron abiertas en aquel momento. Pero era un juego y mi nieto quería seguir jugando a toda costa, ajeno a todo lo que ocurría en mi interior. Pero la vida misma es un juego, sólo que no sabemos las reglas ni tenemos los mandos. Lástima que en la vida, en caso de fracaso, no hay un “Esc” que, apretándolo, nada haya pasado y todos volvamos a estar frescos, vivos y divertidos. Volví a pensar en lo que pensaba cada vez que, de verdad, hundíamos un buque: podía haber sido yo el que naciera en su lado del atlàntico y ellos haber sido alemanes. Todavía no sabía que ellos y nosotros no éramos enemigos; solo éramos piezas de un juego que no entendíamos demasiado pero que era el que nos había tocado jugar.
Mi nieto quería más, como era de esperar. Pero entonces algo estalló dentro de mi; entonces lo comprendí todo: mi hijo era un buen capitán de submarinos que había sabido leer correctamente el libro escrito en el fondo del mar, ahora lo veía con claridad; él si que era un zorro de las profundidades: me estaba obligando a reconciliarme conmigo mismo y, al mismo tiempo, quería que su hijo, mi nieto, aprendiera la cosa más importante que debe saber un marino: tener un infinito amor al mar. Bueno, si ese era el juego yo estaba dispuesto a jugarlo. Y mi hijo había escogido al mejor maestro: un viejo lobo gris de la Kriegsmarine; este pequeño guardiamarina no sabía con quien se las jugaba.
"Abuelo, ya no quedan barcos!" "Claro que no quedan cielo, los has hundido a todos!" "¡Pues vamos a por más! ¿donde están?!" "Pues por el mar cariño, por el mar!" "Venga abuelo ¿esto no corre más?" Aquí sonreí y pensé: ¡ya te tengo, recluta, ya te tengo!, y le contesté: "Bueno, navegando por arriba corre mas!" "Venga abuelito, arriba!" Nuestro IXC emergió y cogió sus buenos 16 nudos y yo solo tuve que esperar la pregunta que, lo sabía, iba a surgir sin ninguna duda: "¿No corre más?" "Bueno cariño, si soltamos todos los torpedos el barco pesará menos y navegará más rápido!" No esperó ni un segundo, uno a uno los peces salieron camino de ningún sitio; se recargaron los tubos sin ningún esfuerzo por parte de la tripulación virtual y así, una y otra vez, hasta quedarnos sin un solo torpedo a bordo.
En la vida real nuestro IXC hubiera ganado algo de velocidad, pero el simulador mantuvo la velocidad sin inmutarse, pero eso, claro, mi almirante no lo podía saber así que le ayudé: "No parece que corra mucho mas...!" "Vamos, abuelito, ¿que más podemos tirar?" Y así, por la borda, fueron cayendo el cañón del 88 y los antiaéreos seguidos de toda la munición. El simulador no aumentó la velocidad, evidentemente, pero está pensado para jugar y jugar quiere decir soñar. En ese momento cambié el rumbo del u-boot y el nuevo rumbo llevaba directo al país de la ilusión, de los sueños; al país de los marinos. Pero mi grumete necesitaba un poco de ayuda y a eso fui.
"Abuelo, ¿corre más ahora?" "No, cielo, no lo parece" "¡Jo, vaya rollo!" "Pero cielo ¡es mejor así!" "¿Por qué? Si no corremos más no hundiremos nada!" "Pero cariño, si hemos tirado todo lo que teníamos para hundir!!!" "¡Abuelo....! Jo, no sabes jugar ¡Así es muy aburrido!"
En ese momento la Kriegsmarine tenia a su grumete donde lo quería tener. ¡Empezaba el ataque!
"¿Aburrido dices? Venga, pon el buque sumergido a seis metros, así, despacio... ahora vamos al puente. ¿Ves la espuma contra la proa? Mira el mar, hijo, mira el mar: te está salpicando la cara... ¡Estas galopando sobre el mar! ¡Cógete fuerte, así, sin miedo, estas en el mar y eres libre...!"
Mi nieto no decía nada; sus ojos, fijos en la fría pantalla del ordenador, estaban abiertos como platos. En ese momento en el simulador empezó el amanecer. Muy suave le dije al grumetillo: "Para el barco, hijo, para el barco... mira el mar lleno de miles de resplandores de oro, mira como navegan los reflejos... mira cariño, el mar te habla y te dice que se ha vestido de luz para ti. Escucha su paz: mira, es grande, muy grande y puede ser muy cruel, pero ahora es de miel para ti. Respétalo, sigue sus leyes y será el mejor amigo que tendrás jamás".
Mi nieto no decía nada; su boca se fue abriendo poco a poco, despacio; en sus ojos asomaba la más delicada de las serenidades. Los labios, minutos más tarde, dibujaron una sonrisa de una infinita dulzura: la misma que yo había tenido en la cara en mi primer amanecer en el mar. Mi nieto había entendido la lección sin problemas y el mar había entrado en él. Sería marino, como yo, como su padre. Su padre, ese maldito corsario que había conseguido, con un juego, que también yo entendiera una lección: la de perdonarme.
De pronto ese pirata entró en el estudio. Seguramente hacía tiempo que nos miraba desde la puerta, sin decir nada. Nos abrazó a los dos y, muy bajito, nos dijo: "¿Sabéis una cosa marineros? un antiquísimo pueblo de marinos decía que vivir no es necesario pero navegar si", y nos dio un beso a cada uno.
Y Yo, en ese instante, lloré por primera vez en muchos, muchísimos años.
Trozos de un Diario VI
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- Kommodore
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Saludos Camarada.
Como siempre, muy bueno el relato.
Los estoy copiando y pegando en word.
Me ha gustado mucho eso de: Cuando me llamó desde su despacho en la Base Naval para decirme que estaba aquí ( que gente tan segura, nunca dicen: ¡he llegado bien! Dan por supuesto que siempre llegan; si hubieran navegado con nosotros... ),
Gracias.
Como siempre, muy bueno el relato.
Los estoy copiando y pegando en word.
Me ha gustado mucho eso de: Cuando me llamó desde su despacho en la Base Naval para decirme que estaba aquí ( que gente tan segura, nunca dicen: ¡he llegado bien! Dan por supuesto que siempre llegan; si hubieran navegado con nosotros... ),
Gracias.
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"La guerra es desatar con los dientes un nudo político que no se puede deshacer con la lengua"
[URL=http://imageshack.us]
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Uf
La calidad de este lobo de mar es tan grande como el oceano, la sensibilidad con la que nos trasmite sus experiencias en el combate de la vida es apabullante... Me uno a tu "legion" de lectores, de echo me e leido todos y a cual mejor...Da la sensacion de estar ahi fuera, navegando en alta mar " EXPLENDIDO "
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- Oberfähnrich zur See
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PLASPLASPLASPLASPLASPLAS
APLAUSOS
rendido a tus pies me tienes Haddock.
esta vez, nada mas ver que habias publicado un nuevo relato he entrado a leerlo y efectivamente no me has defraudado. magnifico relato.
sobre todo me impresiona tu imaginacion y con la facilidad que despliegas argumentos a partir de una sencilla situacion.
impresionante.
FELICIDADES
APLAUSOS
rendido a tus pies me tienes Haddock.
esta vez, nada mas ver que habias publicado un nuevo relato he entrado a leerlo y efectivamente no me has defraudado. magnifico relato.
sobre todo me impresiona tu imaginacion y con la facilidad que despliegas argumentos a partir de una sencilla situacion.
impresionante.
FELICIDADES
"Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens" F. V. Schiller



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- Oberfähnrich zur See
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haddock, mira este post
http://www.24flotilla.com/phpBB2/viewto ... ght=hitman
se llama por si el enlace no funciona "foro de personales" lo puso hitman el 15 de diciembre y quizas asi entiendas la referencia de wulf
http://www.24flotilla.com/phpBB2/viewto ... ght=hitman
se llama por si el enlace no funciona "foro de personales" lo puso hitman el 15 de diciembre y quizas asi entiendas la referencia de wulf
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- Bootsmann
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