Una de las cosas que me apasiona de Silent Hunter III es la posibilidad de "bailar" con los destructores. Esta misión se desarrollaba en el verano de 1940 y al menos en esta época hay bastantes posibilidades de escapar de la persecución de un destructor. Resultan muy efectivas las maniobras de cambio de rumbo y de velocidad; en mi caso no podía operar en profundidad dado que que tenía el fondo a 4 metros por debajo de la quilla. Mi aproximación al puerto del Plysmouth se desarrolló bastante bien fui sorteando todos aquellos destructores que se me ponía al paso en un momento dado opte por hundir a uno que se repuso literalmente delante. En ese momento el resto de los destructores se abalanzaron sobre mi como una auténtica manada de fieras de todas formas fui capaz de sortearlos.
Según me iba acercando a la bocana del puerto del Plysmouth se me acababa el espacio donde maniobrar y aumentaba el número de destructores. En un momento dado uno de ellos fue capaz de localizarme y otra vez volvió llamar a todos sus compañeros. Al igual que la primera ocasión fue capaz, durante un tiempo, de mantener la distancia con ellos. Lamentablemente en uno de los ataques que realizaron contra mi u-135 lograron dañarme la popa, como consecuencia se inició una inundación. Esta inundación ocasionó que mi submarino se hundiera de popa y dado el fondo estaba a sólo 4 metros acabe "tocando" el fondo.
A partir de aquí ya todo estaba decidido si bien mi submarino no tenía daños de importancia, salvo la inundación que con el tiempo era reparable, perdí toda capacidad de movilidad con lo que mis posibilidades de realizar maniobras de evasión que me permitieran escapar del acecho de los destructores desaparecieron por completo. Mientras todo esto ocurría lo iba observando todo por medio de la cámara externa y es curioso comprobar cómo los destructores en ese momento cambiaron su táctica. Es como si supieran que mi submarino estaba inerte y a partir de ahí se lo tomaron con mucha calma prácticamente todos ellos bajaron su velocidad a 3 nudos. De vez en cuando un destructor realizaba una pasada matemáticamente sobre mi posición y me dejaba caer tres o cuatro cargas de profundidad nada más (además solamente de las de popa).
Realmente Silent Hunter III es un juego apasionante y una de las cosas que lo hace tan apasionante es lo poco previsible y repetitivo es el comportamiento de los elementos que en el intervienen.
Aquellos dejó unas imágenes de la masacre.
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