La pelota golpeó a uno de los hombres, quien de inmediato juntó ambas manos en su entrepierna y cayó al suelo rodando y gimiendo lastimosamente.
Las mujeres corrieron hasta donde estaba el hombre lamentándose. Una de ellas, sintiéndose culpable, dijo:
- "Por favor, déjeme ayudarlo, soy quiropráctica y sé como quitarle el dolor si usted me lo permite."
- "Ouch, auuuu, hóóoo, estaré bien... el dolor se me pasará en unos minutos", contestó el hombre mientras permanecía en posición fetal, tirado en el césped y con las manos en su entrepierna. Ella insistió hasta que finalmente él le permitió ayudarlo; ella gentilmente le separó las manos y lo tumbó boca arriba, le desabrochó la bragueta puso sus manos dentro de su pantalón y empezó a masajearlo.
- "¿Se siente mejor?" preguntó la dama.
- "Me siento de puta madre", contestó el hombre, "pero el dedo me sigue doliendo..."


Un saludete.