LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

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Siurell
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Y Ciro, Dario, Jerges, Artajerjes y Dario III le deben una explicacion al mundo mundial por su agresiva politica expansionista, imperialista y contracultural ::juas::
Huntley
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Y los mexicas por su politica imperialista y agresiva sobre los totonacas,tlaxcaltecas,tarascos, huaxtecas... ::juas::

Saludos.
VOLLE KRAFT VORAUS- Huntley-Oficial Agregado de la ODSH
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Kamille Rososvky
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Estoy de acuerdo con ustedes y.........................
¡¡ No se olviden que Atila puso su granito de arena...!!
Pues si Comandantes, fueron Tiempos terribles. Y pensando sucesos actuales, no sienten deseos de buscar una isla desierta, y comenzar de cero

Viniendo más en el tiempo los Cruzados protegían a las peregrinos que ibana al Santo Sepulcro, Surgieron los templarios y los caballeros de San Juan.
Laro que con el poder y los dineros que tuvieron los templarios, molestaron a la Santa Sede, y los hicieron confesar bajo torura de prácticas de sodomía y luego para purfucarlos compoletamente los rotisaron.
me olvidaba que mataron a la hermana de Saladino.. Uhh. ::yono:
Todo por el tesoro :shock: del Templo de Jerusalén.
Anoche Hunthley, pensaba en que en América se gastaban sus guerras.
Asturias y austrias??.... Es par Nene pùeden leerlo, hay fotos y enlaces . Si pican la fotos se agrandan

Un cordial saludo a todos de Kamille :D

P.D. Para nene y demás Camaradas

¿eSTÁ SABROSO EL HILO ¿Humm :wink: ?

Casa de Austria

Juana I de Castilla (última reina de la casa de Trastámara) con su hijo Carlos (primer rey de la casa de Austria).

La Casa de Austria es el nombre con el que se conoce a la dinastía Habsburgo reinante en la Monarquía Hispánica en los siglos XVI y XVII; desde la Concordia de Villafáfila (27 de junio de 1506) en que Felipe I el Hermoso es reconocido como rey consorte de la Corona de Castilla, quedando para su suegro Fernando el Católico la Corona de Aragón; hasta la muerte sin sucesión directa de Carlos II el Hechizado (1 de noviembre de 1700), que provocó la Guerra de Sucesión Española.

El Emperador Carlos V (Carlos I de España) acumuló un enorme complejo territorial y oceánico sin parangón en la historia, que se extendía desde Filipinas al este hasta México al oeste, y desde los Países Bajos al norte hasta el Estrecho de Magallanes al sur. Además de la expansión ultramarina, y algunas conquistas (como Milán), fue resultado de la adición dinástica de cuatro casas europeas: las de Borgoña (1506), Austria (1519),Aragón (1516) y Castilla (1555), y conformó la base de lo que se conoció como Imperio Español, sobre todo a partir de la división de su herencia (1554-1556) entre su hermano Fernando I de Habsburgo y su hijo Felipe II. Desde entonces puede hablarse de dos ramas de la casa de Austria, los Habsburgo de Madrid (que son los de los que trata este artículo) y los Habsburgo de Viena (que continuaron reinando en Austria hasta 1918).

La Monarquía Hispánica (también conocida como Monarquía Católica) fue durante toda esa época la mayor potencia de Europa. Durante los llamados Austrias mayores (Carlos V y Felipe II) alcanzó el apogeo de su influencia y poder, sobre todo con la incorporación de Portugal y su extenso imperio; mientras que los reinados de los llamados Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), coincidentes con lo mejor del Siglo de Oro de las artes y las letras, significaron lo que se conoce como "decadencia española": la pérdida de la hegemonía europea y una profunda crisis económica y social.

La supremacía marítima española en el siglo XVI fue demostrada con la victoria sobre los otomanos en Lepanto (1571, más importante simbólicamente que por sus consecuencias) y, después del contratiempo de la Armada Invencible (1588, de consecuencias también sobrevaloradas) en una serie de victorias contra Inglaterra en la Guerra anglo-española de 1585-1604. Sin embargo a mediados del siglo XVII el poder marítimo de la Casa de Austria sufrió un largo declive con derrotas sucesivas frente a las Provincias Unidas y después Inglaterra; durante los años 1660 estaba luchando desesperadamente para defender sus posesiones exteriores de piratas y corsarios. En el continente europeo los Habsburgo de Madrid se involucraron en defensa de sus parientes de Viena en la vasta Guerra de los Treinta Años, que aunque comenzó con buenas perspectivas para las armas españolas, terminó catastróficamente tras la crisis de 1640, con la sublevación simultánea de Portugal (que se separó definitivamente), Cataluña y Nápoles. En la segunda mitad del siglo XVII los españoles fueron sustituidos en la hegemonía europea por la Francia de Luis XIV.
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Los inicios del imperio (1504-1521) [editar]
Juana la Loca, Reina de Castilla (r. 1504-1506), Kunsthistorisches Museum, Viena
Árbol genealógico de los reyes de España de la casa de Austria (en naranja). Se incluye su parentesco con las casas de Trastámara (en verde) y Borbón (en rosa). Nota: Felipe I fue sólo rey de Castilla.


España, tanto en su configuración territorial como en la definición de su entidad estatal, no llegó a presentar un aspecto similar al actual hasta la muerte de Carlos II. Con ella se produjo la extinción de los de Habsburgo de Madrid, la ascensión de Felipe V y la inauguración de la Dinastía Borbón y sus reformas. El área política referida -sobre todo en su percepción exterior- como España era, de hecho, la unión en la persona del rey de muy diversas entidades políticas salidas de la Edad Media. La trascendencia del matrimonio de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla en 1469, y las personalidades de estos reyes tuvieron mucho que ver con ello, aunque también el azar que fue frustrando algunos de sus proyectos y haciendo triunfar otros. No había sido la única opción considerada, habiendo sido posible igualmente una unión de Castilla con Portugal, bien sin Aragón (de haber triunfado su hermanastra Juana la Beltraneja en la Guerra de Sucesión Castellana) o bien con él (de haber sobrevivido su nieto el príncipe Miguel de Paz).

En 1504, la reina Isabel murió, y aunque Fernando intentó mantener su posición sobre Castilla tras su muerte, las Cortes de Castilla escogieron coronar reina a la hija de Isabel, Juana. Su marido, Felipe de Habsburgo, hijo del Emperador del Sacro Imperio Romano Maximiliano I y María de Borgoña, simultáneamente se convirtió en el rey-consorte Felipe I de Castilla. Poco después Juana comenzó a caer en la locura. En 1506, Felipe asumió la regencia, pero murió poco más tarde, ese mismo año bajo circunstancias que algunas fuentes consideran compatibles con un envenenamiento ordenado por su suegro[1]. Como su hijo mayor, Carlos, tenía sólo seis años, las Cortes, a regañadientes, permitieron a Fernando, el padre de Juana, gobernar el país como el regente de Juana y Carlos.

España estaba ahora unida bajo un sólo gobernante, Fernando II de Aragón. Como único monarca, Fernando adoptó una política más agresiva que la que tuvo como marido de Isabel, ampliando la esfera de influencia de España a Italia, fortaleciéndola contra Francia. Como gobernante de Aragón, Fernando estuvo involucrado en la lucha contra Francia y Venecia por el control de Italia; estos conflictos se convirtieron en el centro de la política exterior de Fernando como rey. El primer uso de fuerzas españolas por parte de Fernando llegó en la Guerra de la Liga de Cambrai contra Venecia, donde los soldados españoles se distinguieron en el campo de batalla al lado de sus aliados franceses en la Batalla de Agnadello (1509). Sólo un año más tarde, Fernando se unió a la Liga Católica contra Francia, viendo una oportunidad de tomar Nápoles y Navarra -de las que mantenía una reivindicación dinástica-. En 1516 Francia aceptó una tregua que dejó Milán bajo control francés y reconoció la hegemonía española en Nápoles y el sur de Navarra. El matrimonio de Fernando con Germana de Foix, de haber sobrevivido el hijo de ambos, hubiera roto la unidad política de Castilla y Aragón, pero su hijo Juan murió a temprana edad.
Estandarte de los monarcas de la Casa de los Austrias en España, usado desde 1580 hasta 1668.

La muerte de Fernando llevó a la ascensión al trono del joven Carlos como Carlos I de Castilla y Aragón. Su herencia española incluyó todas las posesiones españolas en el Nuevo Mundo y alrededor del Mediterráneo. Después de la muerte de su padre Habsburgo en 1506, Carlos había heredado el territorio denominado Flandes o los Países Bajos (donde había nacido y crecido) y el Franco Condado. En 1519, con la muerte de su abuelo paterno Maximiliano I, Carlos heredó los territorios Habsburgos de Alemania, y fue debidamente elegido ese mismo año como Emperador con el nombre de Carlos V. Su madre permaneció como la reina titular de Castilla hasta su muerte en 1555, pero debido a su salud, Carlos (con el título de rey también allí) ejerció todo el poder sin contemplaciones, lo que produjo la sublevación conocida como Guerra de las Comunidades. Sofocada la sublevación en 1521, al igual que la simultánea de las Germanías de Valencia, el Emperador y Rey Carlos era el hombre más poderoso de la Cristiandad.

La acumulación de tanto poder en un hombre y una dinastía preocupaba mucho al rey de Francia, Francisco I, que se encontró rodeado de territorios Habsburgo. En 1521, Francisco invadió las posesiones españolas en Italia e inauguró una segunda ronda del conflicto franco-español. Las Guerras Italianas fueron un desastre para Francia, que sufrió derrotas tanto en la llamada Guerra de los Cuatro Años (1521-1526) -Biccoca (1522) y Pavía (1525, en donde Francisco fue capturado)- como en la Guerra de la Liga de Cognac (1527-1530) -Landriano (1529)- antes de que Francisco cediera y abandonara Milán, en beneficio una vez más de España.
Véase también: Descubrimiento de América y Conquista de Navarra
Un emperador y un rey (1521-1556) [editar]
Un mapa de los dominios de los Habsburgo después de la Batalla de Mühlberg (1547) como se muestra en The Cambridge Modern History Atlas (1912); las tierras de los Habsburgo están pintadas en verde.

La victoria de Carlos en la Batalla de Pavía en 1525, sorprendió a muchos italianos y alemanes y suscitó preocupaciones de que Carlos se esforzaría por ganar todavía más poder. El papa Clemente VII cambió de bando y se unió a Francia y a importantes estados italianos contra el Emperador Habsburgo en la Guerra de la Liga de Cognac. En 1527, debido a la incapacidad de Carlos de pagar suficientemente a sus ejércitos en el Norte de Italia, éstos se amotinaron y saquearon Roma por el botín, forzando a Clemente, y a los sucesivos papas, a ser considerablemente más prudentes en sus tratos con las autoridades seculares: en 1533, el rechazo de Clemente a anular el matrimonio de Enrique VIII de Inglaterra con Catalina de Aragón (tía de Carlos) fue una consecuencia directa de su deseo de no ofender al emperador y tener quizá su capital saqueada una segunda vez. La Paz de Barcelona, firmada entre Carlos y el Papa en 1529, estableció una relación más cordial entre ambos líderes. De hecho, el Papa nombró a España como el protector de la causa Católica y reconoció a Carlos como rey de Lombardía a cambio de la intervención española en derrocar a la rebelde República florentina.

En 1543, Francisco I, rey de Francia, anunció su alianza sin precedentes con el sultán otomano, Solimán el Magnífico, ocupando la ciudad de Niza, controlada por España, en cooperación con las fuerzas turcas. Enrique VIII de Inglaterra, que guardaba mayor rencor contra Francia que el que tenía contra el Emperador por resistirse en el camino a su divorcio, se unió a Carlos en su invasión de Francia. Aunque el ejército español fue completamente derrotado en la Batalla de Cerisoles, en Saboya, a Enrique le fue mejor, y Francia fue forzada a aceptar los términos. Los austríacos, liderados por el hermano menor de Carlos, Fernando, continuaron luchando contra los otomanos en el Este. Con Francia vencida, Carlos pudo ocuparse de un problema más antiguo: la Liga de Esmalcalda.
Carlos I de España en su victoria contra los Protestantes en la Batalla de Mühlberg (1547), pintado por Tiziano

La Reforma Protestante había comenzado en Alemania en 1517. Carlos, a través de su posición como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, sus estratégicas posesiones patrimoniales situadas a lo largo de las fronteras alemanas, y su cercana relación con sus parientes Habsburgos en Austria, tuvo gran interés en mantener la estabilidad del Sacro Imperio Romano Germánico. La Guerra de los campesinos había estallado en Alemania en 1524 y devastó el país hasta que fue completamente sofocada en 1526. Carlos, incluso estando tan lejos de Alemania, estaba comprometido en mantener el orden. Desde la Guerra de los campesinos, los protestantes se habían organizado en una liga defensiva para protegerse del Emperador Carlos. Bajo la protección de la Liga de Esmalcalda, los estados protestantes habían cometido un gran número de atrocidades a los ojos de la Iglesia Católica — la confiscación de algunos territorios eclesiásticos, entre otras cosas— y habían desafiado la autoridad del Emperador.

Quizá en gran medida desde la perspectiva estratégica del rey español, la Liga se había aliado con los franceses, y sus esfuerzos en Alemania para debilitar la Liga habían sido desairados. La derrota de Francisco en 1544 llevó a la anulación de la alianza con los protestantes, y Carlos aprovechó la oportunidad. Primero intentó el camino de la negociación en la Dieta de Worms de 1521 y el Concilio de Trento de 1545, pero el liderazgo protestante y el sentimiento de traición creado por la postura tomada por los católicos en el concilio llevaron a aquéllos a la guerra, liderados por el elector Mauricio de Sajonia. Como respuesta, Carlos invadió Alemania al frente de un ejército compuesto por tropas españolas y flamencas, esperando restaurar la autoridad imperial. El emperador personalmente infligió una severa derrota militar a los protestantes en la histórica Batalla de Mühlberg en 1547, pero no llegó a tener consecuencias decisivas, pues en 1555 Carlos tuvo que firmar con los estados protestantes la Paz de Augsburgo, que restauraba la estabilidad en Alemania a través del principio cuius regio, eius religio; es decir, el reconocimiento de la libertad religiosa en la práctica para los príncipes alemanes protestantes del norte. La implicación de Carlos en Alemania establecería un rol para España como protectora de la causa católica-Habsburgo en el Sacro Imperio Romano Germánico; el precedente sentado entonces llevaría siete décadas más tarde a la participación en las Guerra de los Treinta Años que acabarían finalmente con el status de España como una de las potencias líderes de Europa.

En 1526, Carlos se casó con la Infanta Isabel, hermana de Juan III de Portugal. En 1556, Carlos abdicó de sus posiciones, pasando su imperio español a su único hijo superviviente, Felipe II de España, y el Sacro Imperio Romano Germánico a su hermano, Fernando. Carlos se retiró al monasterio de Yuste (Extremadura, España), donde se piensa que tuvo una crisis nerviosa, y murió en 1558.
De San Quintín a Lepanto (1556-1571) [editar]
El Triunfo de la Muerte (c. 1562), por Pieter Brueghel el Viejo, refleja el tratamiento severo que las Diecisiete Provincias recibieron en el siglo XVI.

Europa aún no estaba en paz, ya que el agresivo Enrique II de Francia llegó al trono en 1547 e inmediatamente renovó el conflicto armado. El sucesor de Carlos, Felipe II, consiguió aplastar al ejército francés en la Batalla de San Quintín en Picardía en 1557 y derrotar a Enrique de nuevo en la Batalla de Gravelinas el año siguiente. La Paz de Cateau-Cambrésis, firmada en 1559, reconoció definitivamente las reivindicaciones de España en Italia. En las celebraciones posteriores al tratado, Enrique murió por una astilla desviada de una lanza. Durante los siguientes treinta años Francia fue azotada por guerras civiles y desórdenes internos (véase Guerras de religión de Francia) y fue incapaz de competir eficazmente con España y los Habsburgo en la lucha por el poder europeo. Liberado de cualquier oposición francesa seria, España presenció el apogeo de su poder y expansión territorial en el periodo 1559-1643.

Según un extendido punto de vista, que a veces era expresado por los diputados castellanos en las Cortes, Carlos y sus sucesores, en vez de centrar sus esfuerzos en Castilla, el corazón de su Imperio, intentando una unificación de los territorios españoles con una perspectiva centralista, la consideraron sólo como otra parte de su imperio. En eso la monarquía autoritaria de los Habsburgo difería de la orientación absolutista o precozmente nacionalista de otras potencias europeas (Francia, Inglaterra o los Países Bajos), siendo debatido por la historiografía su condición moderna (el estado-nación) o más bien continuadora de ideales y entidades medievales de vocación universal (papado e imperio). Conseguir los objetivos políticos de la dinastía –que ante todo significó debilitar el poder de Francia, mantener la hegemonía Católica Habsburga en Alemania, y contener al Imperio Otomano– fue más importante para los gobernantes Habsburgo que la protección de España. Este énfasis, que se explicitó en la frase atribuida a Felipe II: Antes preferiría perder mis Estados y cien vidas que tuviese que reinar sobre herejes, contribuiría decisivamente al declive del poder imperial español.

El Imperio Español había crecido sustancialmente desde los días de Fernando e Isabel. Los imperios azteca e inca fueron conquistados durante el reinado de Carlos, de 1519 a 1521 y de 1540 a 1558, respectivamente. Se establecieron asentamientos españoles en el Nuevo Mundo: Florida fue colonizada en los años 1560, Buenos Aires fue asentada en 1536 y Nueva Granada (actualmente Colombia) fue colonizada en los años 1530. Manila, en las Filipinas, fue asentada en 1572. El Imperio Español en el extranjero se convirtió en el origen de la riqueza y poder español en Europa, pero contribuyó también a la inflación. En vez de impulsar la economía española, la plata americana hizo a España dependiente de los recursos extranjeros de materias primas y bienes manufacturados. Las transformaciones económicas y sociales que orientaban a Europa Noroccidental en la transición del feudalismo al capitalismo no tuvieron el mismo ritmo en España -ni en la Europa Central y Meridional-.
La Batalla de Lepanto (1571) marcó el final de la expansión del Imperio Otomano en el Mediterráneo.

Después de la victoria de España sobre Francia en 1559 y el inicio de las guerras religiosas de Francia, las ambiciones de Felipe crecieron. El Imperio Otomano había amenazado desde hacía tiempo los límites de los dominios de los Habsburgo en Austria y el Noroeste de África, y como respuesta Fernando e Isabel habían enviado expediciones al Norte de África, capturando Melilla en 1497 y Orán en 1509. Carlos prefirió combatir a los otomanos a través de una estrategia considerablemente más marítima, obstaculizando los desembarcos otomanos en los territorios venecianos en el Este del Mediterráneo. Sólo en respuesta al hostigamiento contra las costas mediterráneas españolas, Carlos lideró personalmente los ataques contra los asentamientos en el Norte de África, como en la Jornada de Túnez en 1535 y la Jornada de Argel en 1541. En 1565, los españoles derrotaron un desembarco otomano en la estratégicamente vital isla de Malta, defendida por los Caballeros de San Juan. La muerte de Solimán el Magnífico el año siguiente y su sucesión por el menos capacitado Selim II envalentonó a Felipe, que decidió llevar la guerra a las tierras otomanas. En 1571, una expedición naval mixta (con Génova, Venecia y el Papado) liderada por el hijo ilegítimo de Carlos, Juan de Austria, aniquiló la flota otomana en la Batalla de Lepanto, una de las más célebres de la historia naval. El éxito cristiano, sin comprometer la hegemonía naval otomana en el Mediterráneo Oriental, sí consiguió aliviar la presión sobre el Occidental, manteniéndose el statu quo durante los siglos siguientes.
El rey agitado (1571-1598) [editar]

El tiempo de júbilo en Madrid fue efímero. En 1566, disturbios liderados por calvinistas en los Países Bajos Españoles (aproximadamente equivalentes a los actuales Países Bajos y Bélgica, heredados por Felipe de la mano de Carlos y sus antepasados borgoñones) provocaron que el Duque de Alba dirigiera una expedición militar para restaurar el orden con una enérgica represión. En 1568, Guillermo de Orange encabezó una sublevación armada contra Alba, al tiempo que inicia la guerra propagandística antiespañola conocida como "Leyenda Negra". Fue el inicio de la Guerra de los Ochenta Años que, con el tiempo, dividió el territorio entre un norte mayoritariamente protestante que obtuvo la independencia (las Provincias Unidas encabezadas por Holanda), y un sur católico que permaneció bajo control español (la actual Bélgica).

Desde la Baja Edad Media existía una fuerte conexión económica entre Flandes y los intereses laneros de la aristocracia y los comerciantes castellanos, particularmente con el vital puerto de Amberes, que se habían intensificado con la explotación colonial de América. En 1572, una banda de rebeldes corsarios holandeses conocidos como los watergeuzen ("Mendigos de mar") tomaron varios pueblos costeros holandeses, cortando la salida al mar de Amberes y los territorios del norte, en apoyo de Guillermo.
La defensa de Cádiz, por Zurbarán

Para España, la guerra fue un verdadero desastre. En 1574, el ejército español al mando de Luis de Requesens fue repelido en el asedio de Leiden después de que los holandeses destruyeran los diques que contenían el Mar del Norte, inundando el territorio e impidiendo las maniobras militares. En 1576, a la vista de la imposibilidad de sostener los costes de su ejército de ocupación de los Países Bajos de 80.000 hombres y los de la enorme flota vencedora de Lepanto, Felipe tuvo que aceptar la quiebra. El ejército en los Países Bajos se amotinó no mucho después, saqueando Amberes y el Sur de los Países Bajos, impulsando a varias ciudades de las anteriormente pacíficas provincias del Sur a unirse a la rebelión. Los españoles escogieron el camino de la negociación y pacificaron la mayoría de las provincias del Sur de nuevo con la Unión de Arras en 1579.

El acuerdo de Arras requirió que todas las tropas españolas abandonaran estas tierras. En 1580, esta circunstancia le dio al rey Felipe la oportunidad de consolidar su posición hegemónica en Europa, cuando el último miembro masculino de la familia real portuguesa, el Cardenal Enrique de Portugal, murió. Felipe reclamó sus derechos sucesorios al trono portugués y en junio envió un ejército a Lisboa al mando del Duque de Alba para asegurarlos. Los territorios castellanos y portugueses en ultramar pusieron en las manos de Felipe la casi totalidad del Nuevo Mundo explorado junto a un vasto imperio comercial en África y Asia.
La Armada Invencible (1588)

Mantener Portugal bajo control requirió una amplia fuerza de ocupación y España estaba todavía recuperándose de la quiebra de 1576. En 1584 Guillermo de Orange fue asesinado por un fanático católico. La muerte del popular líder de la resistencia holandesa (cuya cabeza había sido puesta a precio por Felipe II) se esperaba que traería el fin de la guerra, pero no lo hizo. En 1586, la reina Isabel I de Inglaterra, apoyó la causa protestante en los Países Bajos y Francia, y Sir Francis Drake hostigaba los intereses comerciales españoles en el Caribe y el Océano Pacífico, junto con un ataque particularmente agresivo al puerto de Cádiz. En 1588, esperando acabar con la intromisión de Isabel, Felipe envió la Armada Invencible a atacar Inglaterra. De los 130 barcos enviados en la misión, sólo la mitad regresaron a España sin incidentes, y unos 20.000 hombres perecieron. Algunas fueron víctimas de los barcos ingleses, pero la mayoría lo fueron del duro tiempo encontrado durante su viaje de regreso. El desastroso resultado, consecuencia de una combinación del tiempo desfavorable y de la suerte y eficacia de la flota inglesa de Lord Howard de Effingham, provocó una completa revisión y reparación de los barcos de la armada española, las armas y las tácticas. Los ataques ingleses fueron respondidos, y gracias a un errado contraataque inglés (Armada Inglesa) el poder naval español recuperó rápidamente la posición preeminente que mantuvo durante otro medio siglo. España también proporcionó ayuda a una durísima guerra irlandesa que vació a Inglaterra de recursos y donde también resultaron asaltados los pueblos costeros ingleses. No obstante, ahora la Casa de Austria tenía otra vez un poderoso enemigo con quien competir, forzando a España a mantener una armada todavía más fuerte y cara, además de los enormes gastos de los ejércitos en sus muchos territorios dispersos.

España se había implicado en la guerra religiosa de Francia después de la muerte de Enrique II. En 1589, Enrique III, el último del linaje Valois, murió en las murallas de París. Su sucesor, Enrique IV de Navarra, el primer rey de Francia Borbón, fue un hombre de gran capacidad, que obtuvo victorias clave contra la Liga Católica en Arques (1589) e Ivry (1590). Decididos a evitar que Enrique se convirtiera en rey de Francia, los españoles dividieron su ejército en los Países Bajos e invadieron Francia en 1590.
Véase también: Crisis sucesoria en Portugal (1580)
"Dios es español" (1596-1626) [editar]

Afrontando las guerras contra Inglaterra, Francia y los Países Bajos, cada una dirigida por líderes extraordinariamente capaces, la ya agotada España estaba desbordada. Luchando continuamente contra la piratería que dificultaba su tráfico marítimo en el Atlántico aunque no interrumpía sus vitales envíos de oro desde el Nuevo Mundo (sólo fue capturado uno de los convoyes, el de 1628, por el holandés Piet Hein), la Real Hacienda se vio forzada a admitir la quiebra de nuevo en 1596. Los españoles intentaron liberarse de varios conflictos en los que estaban involucrados, primero firmando la Paz de Vervins con Francia en 1598, reconociendo a Enrique IV (convertido al catolicismo desde 1593) como rey de Francia y restaurando muchas de las estipulaciones de la anterior Paz de Cateau-Cambrésis. Un tratado con Inglaterra fue acordado en 1604, después de la ascensión del más tratable rey estuardo Jacobo I.

La paz con Inglaterra y Francia significó que España podría centrar sus energías en restaurar su gobierno de las provincias holandesas. Los holandeses, liderados por Mauricio de Nassau, el hijo de Guillermo de Orange y quizá el mejor estratega de su tiempo, tuvieron éxito en tomar varias ciudades de la frontera desde 1590, incluyendo la fortaleza de Breda. Después de la paz con Inglaterra, el nuevo comandante español Ambrosio Spinola presionó duramente a los holandeses. Spinola, un general de capacidad similar a Mauricio, no pudo conquistar los Países Bajos, entre otras cosas por la repetición de una nueva quiebra en 1607. En un ejercicio de realismo adecuado al temperamento del rey Felipe III y su valido el duque de Lerma, se firmó en 1609 la Tregua de los Doce Años entre España y las Provincias Unidas, periodo conocido como Pax Hispánica.

España no consiguió grandes ventajas de la tregua, las finanzas siguieron en desorden y el imperio colonial siguió sufriendo ataques cada vez más humillantes, en beneficio sobre todo de Holanda. En los Países Bajos, el gobierno de la hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia y su marido, el archiduque Alberto, restauró la estabilidad en los Países Bajos del Sur y amortiguó los sentimientos antiespañoles en el área. El sucesor de Felipe II, Felipe III, fue un hombre de capacidad limitada no interesado en política, que prefería permitir que otros se encargaran de los detalles. Su valido, Lerma, atento sobre todo a lo que tocaba a sus intereses particulares, logró dar la vuelta a los libros de cuentas españoles y hacerse uno de los hombres más ricos de Europa con una fortuna de unos 44 millones de táleros. El éxito personal de Lerma le acarreó enemigos y alegaciones bien fundadas de corrupción, que llevaron al cadalso a su hombre de confianza, Rodrigo Calderón. En 1618 es sustituido por su hijo el duque de Uceda, en lo que puede considerarse como una transición, pues alcanzó el poder apoyado por el bando nobiliario rival a su propio padre. No será hasta 1621, con la llegada del nuevo rey, Felipe IV, que los Sandoval fueran sustituidos en el puesto de máxima confianza por los Zúñiga (primero Baltasar de Zúñiga y luego el conde duque de Olivares). Mientras que los validos de Felipe III se habían desinteresado por los asuntos de Austria, su aliado dinástico; Zúñiga era un veterano embajador de Viena y creyó que la clave para contener a los resurgentes franceses y eliminar a los holandeses era una alianza más cercana con los Habsburgo.
La rendición de Breda (1625) de Ambrosio Spinola, por Velázquez. No se representa el triunfalismo habitual de la victoria.

En 1618, tras las defenestraciones de Praga, Austria y el Emperador del Sacro Imperio Romano, Fernando II, se embarcaron en una campaña contra la Unión Protestante y Bohemia. El nuevo rey y sus validos eran considerablemente más activos que Felipe III, pero incluso durante los últimos años de éste, Zúñiga, que ya gozaba de una posición elevada en la corte, había conseguido el apoyo a los Habsburgo austríacos en la guerra, y Ambrosio Spinola, la creciente estrella del ejército español, fue enviado como el jefe del Ejército de Flandes para intervenir, invadiendo el Palatinado. Así, España entró en la Guerra de los Treinta Años. A la muerte de Zúñiga en 1622, éste fue reemplazado por su sobrino Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, un hombre capacitado que creía que el centro de todas las tragedias de España se encontraba en Holanda. Después de ciertos contratiempos iniciales, los bohemios fueron derrotados en la batalla de la Montaña Blanca en 1621, y de nuevo en Stadtlohn en 1623. Mientras estuvo en vigor la tregua de los doce años, España estaba en paz con los Países Bajos protestantes, pero la tregua, que expiraba en 1621, no se renovó, añadiendo otro frente de conflicto. Spinola tomó la fortaleza de Breda en 1625. La intervención del rey danés Cristián IV en la guerra aumentó las preocupaciones (Cristián era uno de los pocos monarcas de Europa que no tenía problemas con sus finanzas) pero la victoria del general imperial Albrecht von Wallenstein sobre los daneses en Dessau y de nuevo en Lutter, ambas en 1626, eliminó la amenaza. Hubo esperanza en Madrid de que los Países Bajos podían ser finalmente reincorporados dentro del Imperio, y después de la derrota de Dinamarca los protestantes en Alemania parecían apagados. Francia se vio envuelta de nuevo en sus propias inestabilidades (el famoso asedio de La Rochelle comenzó en 1627), y la preeminencia de España parecía irrefutable. El conde-duque de Olivares estridentemente afirmó "Dios es español y combate con nuestra nación estos días” (Brown and Elliott, 1980, p. 190) y muchos de los adversarios de España habrían estado de acuerdo a regañadientes.
El camino hacia Rocroi (1626-1643) [editar]
El rey Felipe IV de España (r. 1621-1665) por Velázquez

Olivares fue un hombre desgraciadamente fuera de tiempo; se dio cuenta de que España necesitaba reformarse, y para reformarse necesitaba paz. La destrucción de las Provincias Unidas de los Países Bajos fue añadida a su lista de necesidades porque detrás de cada coalición anti-Habsburgos había dinero holandés: los banqueros holandeses respaldaban los comerciantes de India Oriental de Sevilla, y en todas partes del mundo los emprendedores y colonizadores holandeses debilitaban las hegemonías española y portuguesa. Spinola y el ejército español se centraron en los Países Bajos, y la guerra parecía ir a favor de España.

En 1627, la economía castellana se desplomó. Los españoles habían estado devaluando su moneda para pagar la guerra y los precios estallaron en España de la misma manera que lo hicieron los años anteriores en Austria. Hasta 1631, partes de Castilla funcionaban en una economía de trueque como resultado de la crisis monetaria, y el gobierno era incapaz de recaudar cualquier impuesto significativo del campesinado, dependiendo en cambio de sus colonias (Flota de Indias). Los ejércitos españoles en Alemania se reordenaron para "pagarse entre ellos" en la tierra. Olivares, que había apoyado ciertas medidas en los impuestos de España pendientes de la conclusión de la guerra, fue además culpado por una embarazosa e infructuosa guerra en Italia (véase Guerra de Sucesión de Mantua). Los holandeses, que durante la Tregua de los Doce Años habían hecho de su armada una prioridad, devastaron el comercio marítimo español y especialmente el portugués, del cual España era completamente dependiente después del desplome económico. Los españoles, con los recursos esparcidos, eran cada vez más incapaces de lidiar con las rápidamente crecientes amenazas navales.

En 1630, Gustavo Adolfo de Suecia, uno de los más capaces comandantes del momento, desembarcó en Alemania y liberó el puerto de Stralsund que era la última fortaleza en el continente controlada por fuerzas alemanas contrarias al Emperador. Gustavo entonces marchó hacia el Sur obteniendo victorias notables en Breitenfeld y Lützen, atrayendo más respaldo de la causa protestante a medida que avanzaba. La situación para los católicos mejoró con la muerte de Gustavo en Lützen en 1632 y una impresionante victoria de las fuerzas imperiales bajo el Cardenal-Infante Fernando y Fernando II de Hungría en la batalla de Nördlingen en 1634. Desde una posición de fuerza, el Emperador se acercó a los estados alemanes cansados de la guerra con una paz en 1635; muchos aceptaron, incluidos los dos más poderosos, Brandeburgo y Sajonia.

El Cardenal Richelieu había sido un fuerte partidario de los holandeses y los protestantes desde el inicio de la guerra, enviando fondos y material en un intento de detener la fuerza de los Habsburgo en Europa. Richelieu decidió que la recién firmada Paz de Praga era contraria a los intereses franceses y declaró la guerra al emperador del Sacro Imperio Romano y a España pocos meses después de haberse firmado la paz. Las más experimentadas fuerzas españolas se anotaron éxitos iniciales; Olivares ordernó una campaña relámpago en el Norte de Francia desde los Países Bajos Españoles, esperando destrozar la firmeza de los ministros del rey Luis XIII y derrocar a Richelieu antes de que la guerra agotara las finanzas españolas y de que los recursos militares de Francia pudieran ser completamente desplegados. En el "année de Corbie", 1636, las fuerzas españolas avanzaron al Sur hasta Amiens y Corbie, amenazando París y terminando la guerra en sus cercanías.
La Batalla de Rocroi (1643), el fin simbólico de España como la gran potencia dominante.

Después de 1636, no obstante, Olivares, temeroso de poder provocar otra desastrosa quiebra, paró el avance. El ejército español nunca penetraría de nuevo. Así, los franceses ganaron tiempo para movilizarse correctamente. En la batalla de las Dunas en 1639 una flota española fue destruida por la armada holandesa, y los españoles se encontraron incapaces de reforzar y proveer adecuadamente a sus fuerzas en los Países Bajos. El Ejército de Flandes español, que representó lo mejor de los soldados y líderes españoles, se enfrentó a una invasión francesa liderada por Luis II de Borbón, príncipe de Condé en los Países Bajos Españoles en Rocroi en 1643. Los españoles, liderados por Francisco de Melo, fueron devastados, con la mayoría de la infantería española masacrada o capturada por la caballería francesa. La buena reputación del Ejército de Flandes fue rota en Rocroi, y con ella, el esplendor de España.
El fin de la Casa de Austria (1643-1700) [editar]

Apoyados por los franceses, los catalanes, napolitanos y portugueses se levantaron en revuelta contra el monarca español en los años 1640. Con los Países Bajos Españoles efectivamente perdidos después de la batalla de Lens en 1648, los españoles hicieron las paces con los holandeses y reconocieron la independencia de las Provincias Unidas en la Paz de Westfalia que acabó tanto la Guerra de los Ochenta Años como la Guerra de los Treinta Años.

La guerra con Francia continuó durante once años más. Aunque Francia sufrió una guerra civil en 1648-1652 (véase Guerras de la Fronda) la economía española estaba tan agotada que fueron incapaces de sacar provecho de la inestabilidad francesa. Nápoles fue tomada de nuevo en 1648 y Cataluña en 1652, pero la guerra llegó efectivamente a su final en la batalla de las Dunas donde el ejército francés bajo el vizconde de Turenne derrotó los restos del ejército español en los Países Bajos. España aceptó la Paz de los Pirineos en 1659, en la que cedió a Francia el Rosellón, Conflent, Vallespir y parte de la Cerdaña, Foix, Artois, parte de Lorena y otras plazas europeas.

Portugal se había rebelado en 1640 bajo el liderazgo de Juan IV, pretendiente al trono de la dinastía de Braganza, en lo que se conoce como la Guerra de Restauración. Recibió un apoyo generalizado de los portugueses, y los españoles – que tenían que ocuparse de las rebeliones en otros lugares y de la guerra contra Francia – fueron incapaces de responder. Los españoles y portugueses vivieron en un estado de paz de facto de 1644 a 1657. Cuando Juan IV murió en 1657, los españoles intentaron arrancar Portugal de su hijo Alfonso VI, pero fueron derrotados en Ameixial (1663) y Montes Claros (1665), conduciendo al reconocimiento de España de la independencia portuguesa en 1668.
Carlos II, el último Habsburgo rey de España (r. 1665-1700)

Felipe IV, que había visto durante el transcurso de su vida la devastación del imperio de España, cayó lentamente en una depresión después de tener que despedir a su cortesano favorito, Olivares, en 1643. Se entristeció todavía más después de la muerte de su hijo Baltasar Carlos en 1646 a la pronta edad de diecisiete años. Felipe fue cada vez más místico cerca del final de su vida, y en última instancia intentó enmendar algunos de los daños que había hecho a su país. Murió en 1665 antes de que nada pudiera ser cambiado, esperando que su hijo podría ser de alguna manera más afortunado. Carlos, su único hijo superviviente, era gravemente deforme y retrasado mental, y permaneció bajo la influencia de su madre durante toda su vida. Luchando contra sus deformidades, las expectativas y las burlas de su familia y la corte, Carlos llevó una desgraciada existencia, lo que le supuso llevar el mote de "el hechizado" .

Carlos y su regencia fueron incompetentes en ocuparse de la Guerra de Devolución que Luis XIV de Francia llevó adelante contra los Países Bajos Españoles en 1667-1668, perdiendo considerable prestigio y territorio, incluyendo las ciudades de Lille y Charleroi. En la Guerra de los Nueve Años Luis de nuevo invadió los Países Bajos Españoles. Las fuerzas francesas lideradas por el duque de Luxemburgo derrotaron a los españoles en Fleurus (1690), y posteriormente vencieron a las fuerzas holandesas bajo Guillermo III, que luchaban en el bando de España. La guerra acabó con la mayoría de los Países Bajos Españoles bajo ocupación francesa, incluyendo las importantes ciudades de Gante y Luxemburgo. La guerra mostró al mundo lo vulnerables y retrasadas que eran las defensas y burocracia españolas, aunque el ineficaz gobierno español no tomó ninguna acción para mejorarlas.

Las últimas décadas del siglo XVII vieron la decadencia y el estancamiento completo en España; mientras el resto de Europa pasó por apasionantes cambios en el gobierno y la sociedad - la Revolución Gloriosa en Inglaterra y el reinado del "Rey Sol" Luis XIV en Francia - España continuó a la deriva y cerrada en sí misma. La burocracia española que se había forjado alrededor del carismático, trabajador e inteligente Carlos I y Felipe II exigía un monarca sólido; la debilidad de Felipe III y IV llevó a la decadencia de España. Como sus deseos finales, el rey de España sin hijos deseó que el trono pasara al príncipe Borbón Felipe de Anjou, en vez de a un miembro de la familia que le había atormentado durante toda su vida. Carlos II murió en 1700, finalizando la línea de la Casa de Austria exactamente dos siglos después de que naciera Carlos I.
La sociedad española y la Inquisición (1516-1700) [editar]
Un auto de fe, pintado por Francisco Ricci, 1683
Artículo principal: Inquisición española

La Inquisición española fue formalmente fundada durante el reinado de los Reyes Católicos, continuada por sus sucesores Habsburgos, y no terminó hasta el siglo XIX. Bajo Carlos I la inquisición se convirtió en un ministerio formal del gobierno español que adquirió un control propio a medida que avanzaba el siglo XVI. Carlos también aprobó los Estatutos de limpieza de sangre, una ley que impedía el acceso a muchas instituciones y cargos públicos a los que no eran cristianos viejos puros, sin sangre judía. Aunque la tortura era común en Europa, la manera cómo se practicaba en la Inquisición fomentó la corrupción y delación, y se convirtió en un factor coadyuvante de la decadencia española. Se convirtió en un método para enemigos, amigos celosos e incluso relaciones reñidas para usurpar influencia y propiedades. Una acusación, incluso si era en gran parte infundada, llevaba a un largo y angustioso proceso que podía durar años antes de llegar a un veredicto, y entre tanto la reputación y estima del acusado eran destruidas. El tristemente célebre auto de fe era un espectáculo social, en que se humillaba públicamente a los penitentes (el espectáculo dantesco de quema de los "relajados" en la hoguera se realizaba en "braseros", lugares apartados).

Si Carlos continuó la práctica de la Inquisición, Felipe II la expandió, e hizo de la ortodoxia religiosa un objetivo de la política pública. En 1559, tres años después de que Felipe llegara al poder, se prohibió a los estudiantes de España viajar al extranjero, los líderes de la Inquisición fueron puestos a cargo de la censura, y se impidió la importación de libros. Felipe intentó con vigor eliminar el protestantismo en España, participando en innumerables campañas para eliminar la literatura luterana y calvinista del país, esperando evitar el caos que ocurría en Francia.

La iglesia en España había sido purgada de muchos de sus excesos administrativos en el siglo XV por el Cardenal Cisneros, y la Inquisición sirvió para expurgar a muchos de los reformadores más radicales que intentaban cambiar la teología de la iglesia a como los reformadores protestantes querían. En cambio, España, recién salida de la Reconquista, se convirtió en la impulsora de la Contrarreforma. Se desarrollaron en España dos hilos únicos de pensamiento contrarreformista en las personas de la abulense Santa Teresa de Jesús y el vasco Ignacio de Loyola. Teresa defendía el monasticismo estricto y un restablecimiento de tradiciones más antiguas de penitencia. Experimentó un éxtasis místico que resultó profundamente influyente en la cultura y arte español. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, tuvo una influencia mundial en su énfasis en la excelencia espiritual y mental y contribuyó a un resurgimiento del conocimiento en Europa. En 1625, en un momento cumbre de prestigio y poder español, el Conde-Duque de Olivares estableció el Colegio Imperial jesuita en Madrid para preparar a los nobles españoles en las humanidades y las artes militares.
La expulsión de los Moriscos de Valencia

Los moriscos del sur de España habían sido convertidos a la fuerza al cristianismo en 1502, pero bajo el gobierno de Carlos I pudieron obtener un grado de tolerancia de sus gobernantes cristianos. Se les permitió practicar sus costumbres anteriores, indumentaria e idioma; y las leyes religiosas fueron laxamente impuestas. No obstante, en 1568, bajo Felipe II los moriscos se rebelaron (véase Rebelión de las Alpujarras) después de que se impusieran de nuevo las antiguas leyes. La revuelta sólo pudo ser sofocada por tropas italianas bajo Don Juan de Austria, e incluso entonces los moriscos se retiraron a las zonas montañosas y no fueron derrotados hasta 1570. A la revuelta le siguió por un enorme programa de reasentamiento en donde 12.000 campesinos cristianos reemplazaron los moriscos. En 1609, aconsejado por el Duque de Lerma, Felipe III expulsó a los 300.000 moriscos de España.

La Ilustración criticó principalmente a los españoles por su excesivo celo religioso y su "pereza". Entre los miembros de la aristocracia, que gozaban de más seguridad en sus posiciones de poder (a diferencia de sus colegas en Francia e Inglaterra que eran cada vez más competitivos) podía aplicarse el argumento de la "pereza española". La expulsión de los trabajadores moriscos y judíos ciertamente hizo poco para ayudar a la economía y sociedad española que dependía de su trabajo y habilidad mucho más de lo que los cristianos creían.
La burocracia española (1516-1700) [editar]

Los españoles recibieron un enorme influjo de oro como botín desde las colonias en el Nuevo Mundo cuando éstas fueron conquistadas, mucho del cual Carlos lo usó para llevar adelante sus guerras en Europa. No fue hasta los años 1540 que grandes depósitos de plata fueron encontrados en Potosí y Guanajuato y una estable fuente de ingresos fue obtenida. Los españoles dejaron la minería a la iniciativa privada pero establecieron un impuesto conocido como el "quinto real" a través del cual una quinta parte del metal era recaudado por el gobierno. Los españoles tuvieron bastante éxito haciendo cumplir el impuesto en la totalidad de su vasto imperio en el Nuevo Mundo; todos los lingotes tuvieron que pasar a través de la Casa de Contratación de Sevilla, bajo la dirección del Consejo de Indias. El suministro de mercurio de Almadén, vital para extraer plata de la mena, fue controlado por el estado y contribuyó al rigor de la política de impuestos española.

Aunque las conquistas iniciales en las Américas proporcionaron marcados repuntes en importaciones de oro desde las colonias, no fue hasta los años 1550 cuando se convirtieron en una fuente habitual y vital de los ingresos de España. La inflación - tanto en España como en el resto de Europa - fue principalmente causada por la deuda; Carlos había llevado a cabo la mayoría de sus guerras a crédito, y en 1557, un año después de que abdicara, España se vio forzada en su primera quiebra.
Un galeón español, el símbolo del imperio marítimo de España.

Afrontando la creciente amenaza de la piratería, en 1564 los españoles adoptaron un sistema escolta muy adelantado a su tiempo, con la salida de las flotas del tesoro de las Américas en abril y agosto. La política resultó eficiente, y tuvo bastante éxito. Sólo dos convoyes fueron capturados; uno en 1628 que fue capturado por los holandeses, y otro en 1656, capturado por los ingleses, pero para entonces los convoyes eran una sombra de lo que habían sido en su momento cumbre a finales del siglo anterior. No obstante incluso sin ser completamente capturadas, frecuentemente fueron atacadas, lo que inevitablemente tuvo un precio. No todo el comercio marítimo del disperso imperio podía protegerse por grandes convoyes, permitiendo a los corsarios holandeses, ingleses y franceses y a los piratas tener la oportunidad de devastar el comercio entre las costas americana y española y asaltar asentamientos aislados. Esto fue particularmente salvaje a partir de los años 1650, con ambos bandos cayendo en extraordinarios niveles de barbarie, incluso por los estándares contemporáneos. España también tuvo que encargarse de la piratería berberisca en el Mediterráneo y de Oriente y la piratería holandesa en las aguas alrededor de las Filipinas.

La expansión del imperio español en el Nuevo Mundo fue llevada a cabo desde Sevilla, sin la cercana dirección de los dirigentes de Madrid. Carlos I y Felipe II estuvieron principalmente ocupados con sus deberes en Europa, y así el control de las Américas fue llevado por virreyes y administradores coloniales que funcionaban con efectiva autonomía. Los reyes Habsburgos consideraron sus colonias como sociedades feudales en vez de partes integrantes de España. Los Habsburgo, familia que había gobernado tradicionalmente sobre diversos dominios no contiguos y había sido forzada a delegar autonomía a administradores locales, duplicaron estas políticas feudales en España, particularmente en el País Vasco y Aragón.
Kamille Rososvky
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III.. LOS AUSTRIAS

II PARTE
http://es.wikipedia.org/wiki/Casa_de_Austria

Es el mismo enlace

II La casa de HASBURGO CONOCIDA COMO LOS AUSTRIAS

Para Nene y demás Compañeros Saludos de Kamille

Esto significó que los impuestos, la mejora de infraestructuras y las políticas de comercio interior fueron definidas independientemente por cada región, llevando a muchas barreras de aduanas interiores y peajes, y políticas contradictorias incluso dentro de los dominios de los Habsburgo. Carlos I y Felipe II fueron capaces de dominar las diferentes cortes a través de su impresionante energía política, pero Felipe III y IV permitieron que decayera, y Carlos II fue completamente incapaz de controlarlas. El propio desarrollo de España fue obstaculizado por el hecho de que Carlos I y Felipe II pasaran la mayoría de su tiempo en el extranjero; durante la mayor parte del siglo XVI, España fue administrada desde Bruselas y Amberes, y fue sólo durante la Guerra de Flandes que Felipe regresó a España, donde pasó la mayoría de su tiempo en retiro en el palacio monástico de El Escorial. El desigual imperio, mantenido unido por un decidido rey que conservaba la hinchada burocracia junta, se desenmarañó cuando un débil gobernante llegó al trono.

Hubo intentos para reformar la anticuada burocracia española. Carlos, al convertirse en rey, chocó con sus nobles durante la Guerra de las Comunidades de Castilla cuando intentó ocupar posiciones de gobierno con efectivos oficiales holandeses y flamencos. Felipe II se encontró con una importante resistencia cuando intentó imponer su autoridad sobre los Países Bajos, contribuyendo a la rebelión en ese país. El Conde-Duque de Olivares, ministro jefe de Felipe IV, siempre consideró esencial para la supervivencia de España que la burocracia estuviera centralizada; Olivares incluso apoyó la unión completa de Portugal con España, aunque nunca tuvo la oportunidad de hacer realidad sus ideas. Sin la mano firme y diligencia de Carlos I y Felipe II, la burocracia se hizo cada vez más hinchada y corrupta hasta que, por la destitución de Olivares en 1643, se volvió obsoleta.
La economía española (1516-1700) [editar]
La ciudad de Zaragoza, por Juan Bautista Martínez del Mazo, lienzo frecuentemente atribuido a Velázquez.

Como la mayoría de Europa, España había sufrido hambruna y la peste durante los siglos XIV y XV. Para el año 1500, Europa estaba comenzando a salir de estos desastres demográficos, y las poblaciones comenzaron a crecer - Sevilla, que era hogar de 60.000 personas en 1500 creció rápidamente a 150.000 para finales del siglo. Hubo un movimiento sustancial hacia las ciudades de España para sacar provecho de las nuevas oportunidades como constructores de barcos y comerciantes para servir al impresionante y creciente imperio español.

La inflación en España, como resultado de la deuda del estado y la importación de plata y oro desde el Nuevo Mundo, provocó privaciones para el campesinado. El coste medio de los bienes se quintuplicó en el siglo XVI en España, encabezado por la lana y los cereales. Aunque razonable cuando se compara con el siglo XX, los precios en el siglo XV cambiaron muy poco, y la economía europea fue sacudida por la llamada revolución de los precios. España, junto con Inglaterra era el único productor europeo de lana, inicialmente beneficiado por el rápido crecimiento. Sin embargo, como en Inglaterra, allí en España comenzó un movimiento de desamortización que ahogó el crecimiento de alimentos y despobló pueblos enteros cuyos residentes estuvieron forzados a trasladarse a las ciudades. Pero a diferencia de Inglaterra, la alta inflación, la carga de las guerras de los Habsburgo y los exagerados impuestos aduaneros que dividían el país y restringían el comercio con las Américas, ahogaron el crecimiento de la industria que podía haber proporcionado una fuente alternativa de ingresos en los pueblos.

La ganadería de ovejas fue practicada extensamente en Castilla, y creció rápidamente con el aumento de precios de la lana apoyado por el rey. Ovejas merinas eran trasladadas anualmente cada invierno desde las montañas del norte hasta el más cálido sur, ignorando los senderos mandados por el estado que tenían la intención de evitar que la oveja pisoteara las tierras de labranza. Las quejas presentadas contra el gremio de pastores, la Mesta, fueron ignoradas por Felipe II que obtenía un buen negocio de los ingresos de la lana. Finalmente, Castilla se volvió estéril, y España fue completamente dependiente de alimentos importados que, dado el coste del transporte y el riesgo de la piratería, eran mucho más caros en España que en cualquier otro lugar. Como resultado, la población de España creció mucho más lentamente que la de Francia; en tiempos de Luis XIV, Francia tenía una población mayor que la de España e Inglaterra combinadas.
Los segadores por Pieter Brueghel el Viejo

El crédito surgió como una extendida herramienta de negocio española en el siglo XVI. La ciudad de Amberes, en los Países Bajos Españoles, estaba en el corazón del comercio europeo y sus banqueros financiaron la mayoría de los créditos de las guerras de Carlos V y Felipe II. El uso de "notas de cambio" se volvió común a medida que los bancos de Amberes fueron cada vez más poderosos y llevó a una amplia especulación que ayudó a exagerar los cambios de precios. Aunque estas tendencias pusieron los cimientos para el desarrollo del capitalismo en España y Europa en conjunto, la falta total de regulación y la corrupción dominante significó que los pequeños terratenientes a menudo perdieron todo con un único golpe de mala suerte. Los terrenos en España se volvieron progresivamente más grandes y la economía se volvió cada vez menos competitiva, particularmente durante los reinados de Felipe III y IV cuando crisis especulativas repetidas sacudieron a España.

La Iglesia Católica había sido siempre importante para la economía española, y particularmente en los reinados de Felipe III y IV, que tuvo ataques de intensa piedad personal y filantropía religiosa, grandes áreas del país fueron donadas a la Iglesia. Los últimos Habsburgo no hicieron nada para fomentar la redistribución de las tierras, y a finales del reinado de Carlos II, la mayoría de Castilla estaba en las manos de unos pocos selectos terratenientes, el mayor de los cuales era de lejos la Iglesia.
Arte y cultura española (1516-1700) [editar]
Artículo principal: Siglo de Oro
Véase también: Renacimiento español, Barroco español, Literatura española del Renacimiento, Literatura española del Barroco, Humanismo español, Escuela de Salamanca, Arbitrismo, Ciencia y técnica en el Siglo de Oro español y Historia del cristianismo en España#Edad Moderna
Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial

El Siglo de Oro español fue un floreciente periodo para las artes y la literatura en España, que abarcó aproximadamente desde 1492 hasta 1650. En esta época surgieron figuras de la talla de El Greco y Velázquez en pintura o Garcilaso de la Vega, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Lope de Vega y Calderón de la Barca en cuanto a las letras se refiere. En América destaca la poeta Juana Inés de la Cruz, la última representante de la literatura áurea en español.

El monumento arquitectónico más relevante de la época es el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, mandado erigir en el reinado de Felipe II como símbolo de la monarquía universal católica, que, con su estilo renacentista pero austero debido al diseño de Juan de Herrera, quería representar la cumbre del Imperio Español en su periodo de máximo esplendor.

Los pintores más destacados del Siglo de Oro podrían ser El Greco y Velázquez. El primero, activo a fines del siglo XVI, es reconocido por sus representaciones religiosas. El segundo está considerado como el más importante de los artistas españoles en el terreno pictórico por sus precisos y realistas retratos de la corte contemporánea de Felipe IV. Además de estas dos figuras capitales, un nutrido grupo de pintores les secundaron con similares méritos: Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Zurbarán o José de Ribera se cuentan entre los pintores de primera fila que produjo esta época.

El Greco, formado en su tierra natal de Creta y posteriormente en Italia, donde admiró y aprendió el arte de Miguel Ángel, llega a España para cultivar un peculiar manierismo relacionado con el espíritu ascético y místico de la realidad española del reinado de Felipe II y con la prosa y el verso de estas corrientes en su vertiente literaria de Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Luis de Góngora, por Velázquez

En cuanto a Velázquez, se aprecia, además de su pintura de corte, los de temas religiosos, como El Cristo, los de género mitológico, como La fragua de Vulcano o El triunfo de Baco e incluso se ha querido ver en él a un precursor del impresionismo en el tratamiento de la luz y la pincelada suelta que reflejan sus pequeños cuadros de la Villa Médici. Pero sin duda sus obras maestras son Las hilanderas, pintado hacia el final de su trayectoria, y sobre todo Las Meninas, un cuadro que ha producido largas reflexiones, como la que le prodigó José Ortega y Gasset.

El esplendor de las letras castellanas se inicia con la obra teórica del humanista Antonio de Nebrija, que en 1492 publica la primera Gramática castellana. A partir de 1528 y con la obra poética de Garcilaso de la Vega, la lírica experimentará un importante cambio de rumbo, adoptando la métrica italiana de los autores del Renacimiento y fijando así, con plenitud, la que había de ser la literatura del Siglo de Oro español, inmersa completamente en los temas y maneras del renacimiento literario.

Una obra realista anónima inaugura el género que posteriormente se llamó novela picaresca: El Lazarillo de Tormes. Su atención a la marginalidad social y la crítica implícita de las instituciones religiosas y la hipocresía social provocó una serie de novelas continuadoras entre las que destaca el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. El género fue ampliamente imitado posteriormente en Francia y Alemania en obras como el Gil Blas de Lesage o Moll Flanders de Daniel Defoe.

Cervantes escribe a comienzos del siglo XVII Don Quijote de la Mancha, la obra más universal de la literatura española de todos los tiempos. Concebida como una crítica en forma de parodia de los aspectos más fabulosos de los libros de caballería, la que ha sido considerada el punto de inicio de la novela moderna refleja la realidad deprimida del campo español y consigue reunir todos los géneros narrativos del renacimiento para darles nueva forma con una perspectiva irónica y distanciada no exenta, sin embargo, de un conocimiento profundo de la esencial humanidad de los personajes.

Muy importante asimismo es la creación de la Comedia Nueva por parte de un conjunto de dramaturgos encabezados por Lope de Vega. La capacidad de conectar con el público a la vez que creara las bases para un desarrollo integral del teatro español, le granjeó el calificativo del «Fénix de los Ingenios». Tragedias como El caballero de Olmedo o comedias como La dama boba cimentan su condición de figura clásica del teatro hispano. Digno sucesor tuvo en el más cerebral y barroco Calderón de la Barca, que dominó la escena desde la muerte de Lope hasta pasada la mitad del siglo XVII. La vida es sueño es considerada la obra cumbre del teatro español por sus implicaciones filosóficas.

Por lo que respecta a la poesía barroca, dos figuras, mucho tiempo consideradas opuestas pero hoy unidas en la estética del concepto, dominaron la jerarquía lírica: El difícil y brillante, pero de belleza inmarcesible, Luis de Góngora y el ingenioso, mordaz y gran creador del lenguaje Francisco de Quevedo. Es Juana Inés de la Cruz la última gran escritora del Siglo de Oro. Murió en Nueva España en 1695. Atisbos de reivindicación de la condición femenina y un lenguaje culterano de gran profundidad conceptual avalan su calidad poética.
Véase también [editar]

* Casa de Habsburgo
* Historia de España
* Imperio Español
* Instituciones españolas del Antiguo Régimen
* Siglo de Oro

Referencias [editar]
En español [editar]

* Black, Jeremy (2003). Atlas ilustrado de la guerra: Del Renacimiento a la Revolución, 1492-1792. Ediciones Akal. ISBN 84-460-0979-X
* Braudel, Fernand (1953). El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Fondo de Cultura Económica. ISBN 84-375-0095-8
* Brown, J. y Elliott, J. H. (1981). Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Revista de Occidente: Alianza Editorial. ISBN 84-292-5111-1
* Domínguez Ortiz, Antonio (1989). El siglo de Oro (siglo XVI). Editorial Planeta.
* Edwards, John (2001). La España de los Reyes Católicos: 1474-1520. Editorial Crítica. ISBN 84-8432-266-1
* Kamen, Henry (1997). Felipe de España. Siglo XXI de España Editores. ISBN 84-323-0962-1
* Kamen, Henry (2003). Imperio: la forja de España como potencia mundial. Editorial Aguilar. ISBN 84-663-1277-3
* Kamen, Henry (1984). Una sociedad conflictiva: España, 1469-1714. Alianza Editorial. ISBN 84-206-0064-4
* Parker, Geoffrey (1988). La Guerra de los Treinta Años. Editorial Crítica. ISBN 84-7774-238-3
* Parker, Geoffrey (2000). El ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659). Alianza Editorial. ISBN 84-206-2933-2
* Parker, Geoffrey (1997). Felipe II. Alianza Editorial. ISBN 84-206-6365-4
* Stradling, R. A. (1989). Felipe IV y el gobierno de España, 1621-1665. Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-0823-6
* Varios (2000). Historia de la literatura española. Editorial Ariel.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Sí.

Seguramente, será el dia que los romanos le pidan perdon a los galos, los griegos a los persas y los hunos, a los otros.

Y Ciro, Dario, Jerges, Artajerjes y Dario III le deben una explicacion al mundo mundial por su agresiva politica expansionista, imperialista y contracultural
Había un monolito espectacular en el centro mismo del canchón de Machu Pichu, ese monolito fue retirado a la mala en 1978 para que pudiese aterrizar con más comodidad el helicóptero que transportaba al Rey de España.

No son los romanos, ni los griegos, ni atila, cirio, dario, etc. los que siguen jodiendo.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Entré perfectamente en la página: Este es el tema de los enemigos de Los Tercios por lo que se especifica a continuación, en esta parte. Está ilustrada con figuras realizadas al parcer en loza, porcelana, son preciosas, ¡¡no se las pierdan!! Saludos de Kamille

El Ejército Francés:

La monarquía francesa fué el principal enemigo de los reyes españoles, durante la primera mitad del siglo XVI (1500 - 1557) y desde 1635 hasta 1700.

Siglo XVI
Durante la mayor parte del siglo XVI, el ejército francés tenía una buena caballería y artillería pero una infantería pobre, especialmente la nativa. La mejor parte de la infantería francesa la componian mercenarios: Piqueros suizos (6 000 a 16 000 hombres) y lansquenetes alemanes (5 000 a 10 de 000). El resto de la infantería estaba compuesta por las compañías mercenarias francesas o las milicias locales elaboradas para la campaña. Parece que una compañía francesa tenía en aquella época 400 hombres (10 oficiales, 240 piqueros 150 arcabuceros).
La fuerza ofensiva del ejército francés residía en su caballería. La caballería estaba organizada en lanzas, cada una estaba compuesta de un gendarme (caballería pesada), dos arqueros a caballo (una versión más ligera de los gendarmes), un coustillier (caballería ligera) y dos no-combatientes. Las lanzas estaban organizadas en una compañía de ordenanza: 100 lanzas = 400 jinetes.

En 1523, el rey francés Francisco I, invadió Italia con 1350 lanzas (17 compañías), 480 lanzas italianas y 27.000 soldados de infatería: Unos 34.000 en total. Dicha fuerza fué frenada y aniquilada en la batalla de Pavía (1525), el rey francés fué hecho prisionero.

Las Guerras de Religión (1560 a 1598) destruirían el poderío militar francés.

Desde 1598 a 1660
Con el final de las Guerras de Religión, el nuevo rey frances Enrique IV, empiezó a reorganizaron su estado y las fuerzas armadas. La reforma seguiría la trayectoria del sistema holandés importado en Francia por french Huguenot que luchó con Maurice de Nassau. La reorganización del ejército francés continuaría con el cardenal Richelieu y el rey Luis XIII.

En 1602, la infantería francesa estaba organizada en regimientos permanentes (los viejos regimientos y los pequeños viejos regimientos) y los regimientos provisionales alistados para la campaña. Los regimientos estaban organizados en 20 compañías de 120 hombres con el 40% de piqueros y el 60% de arcabuceros/mosqueteros.
En 1635, el cardenal Richelieu reorganizó el ejército con regimientos de 20 compañías de 52 hombres (1 capitán, 1 teniente, 2 sargentos, 1-2 tambores, 3 cabos y 44 soldados). Muchos regimientos, como el "Gardes Françaises" tenían más de 20 compañías, 30 compañías de 300 hombres (en teoría) en este caso. En este tiempo, la infantería francesa tenía solo 19 regimientos permanentes de tropas nativas.

La caballería también fué reformada en los regimientos de Richelieu. Cada regimiento de cavallería consistía en 2 escuadrones de 2 compañías. Cada compañía de caballaería tenía entre 100 y 35 hombres (desde 1635 a 1659). La caballería estaba organizada en:
-Regimientos de caballería pesada, armada con espadas y pistolas, protejida con armadura. (peto y espaldar)
-Regimientos de caballería ligera, armada con espadas y pistolas, con protección ligera (generalmente un morrión)
-Regimientos de dragones, armados con espadas y mosquetes ligeros o carabinas, sin protección.



El Ejército de Luis XIV 1660 - 1715
El joven rey Luis XIV, con la ayuda de competentes consejeros: (le Telliers, Turenne, Vauban, Colbert etc..), organizó un poderoso ejérctio francés.
La unidad principal sigió siendo el regimiento, pero se subdividió en batallones. En 1670, cada batallón tenía 14 compañías de infatería y una compañía de granaderos. Con el incremento de la potencia de fuego, el batallón francés fué reducido en 1695 a 12 compañías de infantería y una companía de granaderos.


Teoricamente, en 1670, la compañía estaba compuesta por 10 oficiales (1 capitán, 1 teniente, 1 sub-teniente, 2 sargentos, 3 cabos y dos tambores) y 60 hombres, pero en 1690, la compañía fué reducida a 40 hombres. Normalmente, el regimiento tenía 2 batallones de 900 hombres en 1670 y 650 hombres en 1695.

En realidad, la compañía era de 25-40 hombres y el batallón de 350-700. En campaña, la infantería estaba organizada, normalmente, en brigadas de 2 a 5 batallones.
Organización de un regimiento francés en 1695: 12 compañías de infantería y una compañía de granaderos (en gris).

La infantería estaba, en principio, armada con pica y mosquete, pero en 1680 el ejérctio francés introdución el fusil y la bayoneta. La pica desapareción completamente en el 1700.

La organización de la caballería había cambiado en 1672, a un regimiento de 4 o 6 compañías. Cada compañía tenía 54 jinetes con 3 oficiales. En total, cada remiento era de 340 hombres (más la plana mayor). El jinete tenía pequeña protección, y su arma principal era la espada (89,3 cm) y un par de pistolas de chispa o una carabina. La caballería ligera provenía del este de Europa, aunque, el primer regimiento de caballería nativa, Regimiento de Husares (Hussard-Royaux) que fué creado en 1690.


El Ejército flamenco

La organización del ejército holandés fué modificada por Mauricio de Nassau al final del siglo XVI.
En 1595, un regimiento holandés tenía entre 10 o 20 compañías. Cada compañía tenia una plana mayor de 13 hombres (3 oficiales, 5 sargentos, un barbero y un monje) y 136 soldados (59 piqueros y 86 mosqueteros). Después de 1601, la compañía tenía solo 100 soldados (30 piqueros y 70 mosqueteros).

En 1610, a excepción de Julich (actualmente Almenia), el ejército holandes contaba con 12.550 soldados subdivididos en 136 compañías (11 regimientos). Así pues, tenemos un total de 92 hombres por compañía y 12,4 compañías por regimiento
La caballería holandesa estaba organizada en regimientos de 3 - 6 compañías con 12 oficiales y 80 - 100 jinetes. Tacticamente, los holandeses usaban pequeños escuadrones de 70 - 80 hombres.


Aunque, en 1610, la caballería contaba con 2.855 jinetes subdivididos en 36 compañías (11 regimientos). Así pues, tenemos 79 hombres por compañía y 3,3 compañías por regimiento.


El Ejército sueco
Al comienzo del siglo XVII, el rey sueco Gustavo Adolfo, modificó la organización de las fuerzas armadas en su país, creando un ejército formidable.
En la infantería, la unidad básica fué el regimiento, formado normalmente por 8 compañías (algunos regimientos mercenarios, tenían de 12 a 16 compañías). Cada compañía tenía una plana mayor de 16 oficiales y 126 soldados (54 piqueros y 72 arcabuceros). Incluyendo a la plana mayor, el regimiento nativo estaba formado por 1.160 hombres.
En campaña, las compañías estaba organizadas en medio regimiento o escuadrón, de 600 hombres (teoricamente, 4 compañías). Tras la muerte de Gustavo Adolfo, la tendencía fué de el reducir el número de piqueros e incrementar el de mosqueteros.
La caballería sueca, estaba organizada en regimientos de 8 compañías, aunque, algunos regimientos eran de 4 o 12 compañías. Cada compañía tenía 13 oficiales y 102 jinetes. En campaña, los regimientos estaban organizados en escuadrones de 200 a 400 hombres.

El Ejército otomano


El Imperio Otomano lucho principalmente en:
-En el este de Europa, contra los estados cristianos como Hungría, el Sacro Imperio y Polonia.
-En el mediterraneo, contra los estados italianos y España.
-En el Oriente Medio, contra el regimen persa.

Desde la segunda mitad del siglo XV hasta el final del XVI, los otomanos llegaron a movilizaron acerca de 300.000 hombres, de los 25.000 eran soldados profesionales. El ejército otomano estaba organizado en tres cuerpos:
-La Armada Naval, tropas navales de levanta y especialistas.
-La milicia provincial o Eyâlet Askerleri, que formaba el bloque del ejército otomano.
-El Ejército del Sultán o Kapikulu Askerli, con los Jenízaros como infantería y los Shapis como caballería.

Milicias provinciales: Un miliciano era, generalmente, un hombre a caballo, reclutado para tiempos de guerra. La mayoría estaban armados con espadas, lanzas, arcos, etc.. Había dos diviones de "Timar", o caballería regular: la Timar de Anatolia y la Timar de los Balcanes.
Aunque, desde el siglo XVII, era usual que los milicanos de infantería, estuvieran armados con espadas, mosquetes, pistolas, arcos, etc...
Los Jenízaros eran reclutados entre los niños cristianos y educados en un monaterio - barracones. La unidad básica era el Orta: el Orta tenía un Çorbasi o "cocinero de sopas" (el capitán), 6 oficiales, un monje, u Iman y unos 90 jenízaros (en el siglo XVI). El cuerpo de jenízaros estaba dividido en tres divisiones: Ceemat (101 Ortas), Böluck (61 Ortas) y Sekban (34 Ortas). No todos los Ortas eran unidades de batalla, algunos eran de guardianes y otros servían para entrenar otros Ortas.
En el siglo XVI, la principal arma era el arcabuz, los sables y la daga. También usaban picas, lanzas, hachas, mazas y jabalinas. La armadura consistía en un pequeño escudo redondo, un casco de metal y una cota de malla ligera.

Los Shapis, eran la unidad de élite de la caballería otomana, con un número de jinetes que oscilaba entre 10.000 y 12.000 hombres. Cada hombre era responsable del reclutamiento y el entrenamiento de otros 2 a 6 jinetes. Las armas principales eran: el arco, la lanza o la espada corta. Generalmente, no solían llevar amadura.

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Kamille Rososvky
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Para NENE: Gracias por dedicarme esas dos pinturas.
Antes de saber que un dia navegaria en una flotilla de Lobos Grises, sentí alestudiar la pintura de Velzquez, como si yoestuviese dentro del cuadro, como que fuese una espectadora invisible, y no solamente admirar un cuadro, fuera tela o retablo.
Gracias Nene, busque a la reina bajando de un navío con un traje, que solo ella podía lucir.
Lo tengo tan guarado ahora que no lo encuentro, salió en un Correo de la Unesco, en l página central impreso en papeñ satinado.
Velázquez, fue algo en pintura maravilloso.
tengo otroas reproduciones, como Las Meninas, pero esa reina es Espléndida.
Quetengas un buen comienzo de semana.
Un caluroso saludo de Kamille :D

P.D Si soy romántica, aunque quiera mostrame como una señora adusta
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Siurell
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Korsar escribió:
Sí.

Seguramente, será el dia que los romanos le pidan perdon a los galos, los griegos a los persas y los hunos, a los otros.

Y Ciro, Dario, Jerges, Artajerjes y Dario III le deben una explicacion al mundo mundial por su agresiva politica expansionista, imperialista y contracultural
Había un monolito espectacular en el centro mismo del canchón de Machu Pichu, ese monolito fue retirado a la mala en 1978 para que pudiese aterrizar con más comodidad el helicóptero que transportaba al Rey de España.

No son los romanos, ni los griegos, ni atila, cirio, dario, etc. los que siguen jodiendo.
Mire Comandante Korsar, resulta que la palabra "canchón" que emplea lo situa en Perú o Bolivia.

canchón.
(De cancha1).
1. m. Bol. y Perú. Terreno rústico amplio y cercado.


Ya tuve que aguantar el año 92 a gente como Ud a ambos lados del Atlantico renegando de uno de los hitos mas importantes en la historia del hombre.

Aqui venimos a divertirnos, a compartir y a intentar no polemizar. La 24 es una flotilla de ambito hispano y tiene el orgullo de contar entre sus miembros con personas de todo lugar y condición.

Y si quiere que sigamos lo hacemos en privado. Pero no me-nos pida que pidamos disculpas por lo que hicieron probablemente sus antepasados (que no los mios) hace cientos de años.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Estoy de acuerdo con Siurell y los otros Comandantes, con los cuales, estábamos armando un hilo histórico y Cultural.
Inicié el hilo, porque amo a mi país de nacimiento en América y a las Américas cuando sus estados así lo ameritan. Y amo a España, pese a no ser de origen español.
¿qué vamos a hacer? seguir permitiendo que nos aturdan la mente con países que si tienen cultura es la que se ha heredado desde las primeras civilizaciones pasando luego a Egipcios, El reino de Ur, Babilonia, la cultura Cretomicénica, Grecia, Roma, (con sus errores como todos) a Italia, España, Francia con lo suyo y Alemania?
A medida que las culturas crecían en diferentes continentes influían en otros territorios.
Las culturas de América tuvieron un arte maravilloso que soy la primera en admirar y seguir estudiando, porque esqa es mi asignatura, pero no podemos culpar a un solo Estado europeo, fueron muchos los que tomaron parte de determinados territorios de América.
Primero, por los metales preciosos, luego acá en el sur por las tierras lo que se llamó las vaquerías.
Desearía seguir con un hilo sin tiranteces ni recriminaciones, porque si caemos en esto, todos tenemos motivos para recriminar algo-
Hoy mi Patria está de luto y era lo primero que iba a publicar.
Cayó un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que integraba las Fueras de Paz de la Naciones Unidas en Haití.
Era tripulado por seis uruguayos e iban seis Jordanos.
Aún no sabemos las causas pero era personal altamente calificado.
Me duele la muerte de mis compatriotas como la de los militares Jordanos.
ASi te quedan dudas, como dijo el Comandante Siurell, envíame un MP.
Recibe un cordial saludo de esta camarada. Kamille Rososvky
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Korsar escribió: Había un monolito espectacular en el centro mismo del canchón de Machu Pichu, ese monolito fue retirado a la mala en 1978 para que pudiese aterrizar con más comodidad el helicóptero que transportaba al Rey de España.

No son los romanos, ni los griegos, ni atila, cirio, dario, etc. los que siguen jodiendo.
δημαγωγία... y además de la barata.

Yo no voy a ser tan diplomático como Siurell así que le recuerdo que su país obtuvo la independencia allá entre los años 1824-1826 , hace unos 185 años , así que deje el victimismo trasnochado y de culpar de todas las desgracias a los españolitos de a pie y reflexione acerca de la cuestión si quizás no tendrán algo que ver Uds. mismos en la causa y en la posible solución de sus problemas, aunque sólo sea un poquitoooo...pero claro está siempre es más cómodo echarle la culpa a los de siempre, que queda más molón y tirar de un populismo cateto en basado en que antes del descubrimiento vivían en el Jardín del Edén.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Korsar escribió: Había un monolito espectacular en el centro mismo del canchón de Machu Pichu, ese monolito fue retirado a la mala en 1978 para que pudiese aterrizar con más comodidad el helicóptero que transportaba al Rey de España.

No son los romanos, ni los griegos, ni atila, cirio, dario, etc. los que siguen jodiendo.
Querido compañero (y sin embargo amigo) Korsar (rio) me parece que te has montado un cirio ¿pascual? con los griegos y los persas. De los que te dire, por si no lo sabes, que ni los primeros estaban siempre dando por......
Ni los segundos eran los que lavaban más blanco.
Quizas deberias informarte un poco de quien fueron Ciro, Jerjes, Dario, Alejandro el grande, Anibal, Escipion, Cesar, Atila, Carlomagno y en fin, unos cuantos más antes de pedirnos nada.

Personalmente, te dire, que no me creo eso del monolito. Quizas lo que quitaron fue a un tipo gordo que se llamaba Manolito y estaba estorbando, que es una cosa que saben hacer muy bien los gordos, sobre todo si se llaman Manolito. En cualquier caso ¿Tú lo viste? no sé si te das cuenta, pero estoy dando todas estas vueltas para decirte, con mucho disimulo y diplomacia que esa chorrada que acabas de escribir, es pura y llanamente mentira.

Mira, a mi nunca se me ocurriria esperar que viniesen los descendientes de Publio Cornelio Escipión (el Africano) a pedirme disculpas por habernos traido la civilización, la cultura y el latin, si el latin, esa lengua barbara que es cuna y origen de este instrumento que estamos usando tú y yo para tirarnos los trastos a la cabeza, de forma que cada uno sepa a donde apunta el otro.
Por lo tanto, no esperes que vaya yo a pedir perdon de nada. Si hay algo en lo que pueda ayudar, dimelo. Pero no me cuentes chorradas y por favor, por favor, no me aburras.


Y como hoy es 12 de Octubre, aprovechare que el Pisuerga pasa por Valladolid, para desearte que tengas un muy feliz dia de la Hispanidad.
"Ninguna gilipollez es respetable. Lo unico respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas."
Arturo Pérez-Reverte.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Korsar escribió:Había un monolito espectacular en el centro mismo del canchón de Machu Pichu, ese monolito fue retirado a la mala en 1978 para que pudiese aterrizar con más comodidad el helicóptero que transportaba al Rey de España.

No son los romanos, ni los griegos, ni atila, cirio, dario, etc. los que siguen jodiendo.
::amar:

Aún estás a tiempo de dejar el tema. Si insistes, tendré que tomar medidas. A la 24 no venimos para resucitar rencores de la Historia. Habrás podido comprobar que hay bastantes hermanos hispanoamericanos entre nosotros, y no tenemos ningún problema, yo quiero que siga asi.
A los demas, dejarlo correr el tema.

Saludos
Navegando las tormentas como mejor se puede.
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Gracias Hunthley, por recomendar a tu autor favorito:

Este libro si ir más lejor Banderas Lejanas debe ser muy bueno. Miré así mismo los otros titulos.
Mi lista para Santa Klaus, se va agrandando :shock: .
Disculpa que no te contesté antes, pero tuvimos visitas, hubo que salir, el trabajo, en fin uno propone.. y Dios dispone.
Un cordial saludo de Kamille :wink:

P.D Si notaste una "comidita de letras" me disculpo. Pese a que usé las gafas... me caía de sueño.
Nuestras visitas son de confianza y nos quedamos conversando hasta tarde, tomando algo de cerveza, picando un pastel de fiambre... y pizza casera..
Así que para la próxima, voya escribir de día.... y sin el vaso de cerveza
Que tengas un buen dia. Cordiamente Kamille :oops: :D
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Estuve buscando pinturas o dibujos de los tercios españoles. Encontré logias que se visten como lo hacían los soldados de los tercios, y tienen torneos, para mies una novedad e imagino que si está bien presentado, debe ser todo un espectáculo.
Buscar lo que a mi me gusta es algo personal así que ya les dejo el enlace.
Hay imágnes de un cuadro famoso de Velázquez y otros, incluso el libro que inspiró la película de "El Capitán Alatriste"

Puse en busqueda de imágnes de Google "imágenes y cuadros de los Tercios Españoles


"robertoybetania..

algargosarte.

http://www.elgrancapitan.org/portal/ima ... /ter11.jpg

Este es el enlace para que ustedes vean los imágenes.
Un saludo a todos de Kamille :wink:
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Re: LOS TERCIOS ESPAÑOLES AL MORIR FELIPE III de ASTURIAS

Pensé que notendría más material sobre los tercios.
En este artículo se explica su organización y la batalla de Roma, muy cruenta, sangrienta es el término que usan generalmente los historiadores.
La organización de Fernando de Argagón en compañías no daban el resultado que se necesitaba.
Saludos Comandantes. que tengais una buena jornada para mañana. Kamille

fuente:

http://es.geocities.com/capitancontreras/terciose.htm

Al finalizar la Edad Media el influjo de la antigüedad clásica se deja sentir poderosamente en Europa promoviendo la aparición de profundas transformaciones políticas y sociales que marcan el nacimiento de los modernos Estados europeos. Como consecuencia de la superación de las estructuras medievales se crean ejércitos permanentes en cuya concepción y organización influyen no poco los principios constitutivos de la milicia romana.
En España ese tipo de ejército de carácter permanente se configura a finales del siglo XV con motivo de las guerras entabladas con Francia en Italia por Fernando el Católico, quien en 1496 organizó la Infantería en unidades tácticas denominadas compañías que constaban de quinientos hombres. Sin embargo estas unidades no poseían suficiente capacidad de combate para operar aisladamente por lo que más adelante se creó una unidad superior denominada coronelía, que constaba de veinte compañías y contaba además con elementos de caballería y de artillería.


Tras las victorias del Gran Capitán sobre los franceses en Italia, las afortunadas campañas del cardenal Cisneros en África y la elevación de Carlos V al trono imperial de Alemania, España se convierte en pieza fundamental de la dinámica europea configurada por la expansión del protestantismo en el norte y por la amenaza turca en el Mediterráneo.
Para defender la unidad espiritual y política de Europa, el César Carlos convierte al ejército que le legara el cardenal Cisneros en una formidable máquina de guerra, en la que la Infantería organizada en tercios asombrará en adelante a Europa por su eficacia y disciplina. Los primeros tercios creados en Italia a propuesta del Duque de Alba, fueron los de Lombardía, Sicilia y Nápoles.

En su génesis es preciso tener en cuenta tanto la doctrina y la práctica militares del Gran Capitán recogidas y asimiladas por sus oficiales y sucesores como la fusión del influjo de la antigüedad clásica con la tradición militar forjada en España a lo largo de siglos de enfrentamiento con el Islam así como las transformaciones en las tácticas de combate promovidas por la aparición de las armas de fuego portátiles.

La influencia de la antigüedad clásica se manifiesta sobre todo en la evidente filiación grecorromana de los órdenes de marcha y combate, en la disposición genuinamente romana de los campamentos, y en la preponderancia de la Infantería sobre la Caballería. Si durante el Medioevo la Caballería había constituido el elemento decisivo en las batallas quedando relegados los combatientes a pie a un papel meramente auxiliar. Durante el siglo XV esta relación de fuerzas comienza a cambiar de signo, convirtiéndose gradualmente la masa infante en la unidad fundamental de combate. El caballero se siente cada vez más impotente ante las formaciones erizadas de picas entre las que se sitúan tropas armadas con arcabuces, y, en un esfuerzo desesperado por no perder la hegemonía conservada en el campo de batalla durante siglos, se reviste de armaduras cada vez más pesadas que si bien le proporcionan cierta protección frente al impacto de los proyectiles, le van restando movilidad hasta el punto de dejarle inerme frente al enemigo cuando cae de su cabalgadura.

La tradición militar hispanoárabe se advierte fácilmente en la existencia en la España del Renacimiento de un ambiente belicoso propicio a fomentar la carrera de las armas. De esta forma, aunque Carlos V empleó el sistema de levas para organizar las tropas de Italia y las guarniciones de África, su ejército se nutrió en gran medida de voluntarios. A fin de regular el alistamiento voluntario la Real Hacienda hacía un contrato con un capitán cuya reputación garantizara su capacidad para alistar a un cierto número de soldados, y los inspectores reales determinaban si se habían cumplido las condiciones establecidas en el contrato antes de pagar a aquél. Los que voluntariamente se alistaban, llamados guzmanes, eran con frecuencia hijos de familias nobles que preferían la carrera militar a la cortesana o eclesiástica y deseaban ponerse al servicio de los oficiales de mayor fama.
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