
Leido: Historia Naval Española.
Moderador: MODERACION
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- Könteradmiral
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Oñe, en la pagina que nos paso Orland, en el apartado 3D vienen imagenes del simulador que comentaba Hitman.
El Santísima Trinidad ya está disponible para la versión de Virtual Sailor 6.5 para descargar el modelo pincha aquí: Santísima Trinidad
Si queréis descargar una versión demo del simulador de navegación Virtual Sailor 6.5 podéis visitar la página de nuestro ingeniero Andrés Merino que ha terminando este modelo y lo incluido en el simulador.
Descomprimir el auto-ejecutable en la carpeta boat dentro de la carpeta donde halláis instalado Virtual Sailor
(Esto esta copiado del apartado 3D de la pagina que proporciono Orland)






Sencillamente acojonantes, que bueno

El Santísima Trinidad ya está disponible para la versión de Virtual Sailor 6.5 para descargar el modelo pincha aquí: Santísima Trinidad
Si queréis descargar una versión demo del simulador de navegación Virtual Sailor 6.5 podéis visitar la página de nuestro ingeniero Andrés Merino que ha terminando este modelo y lo incluido en el simulador.
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(Esto esta copiado del apartado 3D de la pagina que proporciono Orland)






Sencillamente acojonantes, que bueno





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- Könteradmiral
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Bueno, eso ya es otra cosa
Vaya diferencia de Virtual Sailor al juego de piratas ese....
Unos comentarios: Fijaos que la bandera ondea en la dirección correcta ( Me pregunto si "flamea" o sólo apunta, haría falta ver el juego en marcha para saberlo ), y las velas siguen la orientación correcta. Tiene poca escora para lo que este trasto debía inclinarse, así que supongo que al modelo virtual le han rebajado mucho el centro de gravedad y tal vez aumentado el lastre ( Fijaos en las fotos con transparencias del agua en el calado que tiene esta bestia
, en proporción mucho mas que un acorzado de la 2ª GM, claro que no había que preocuparse de los torpedos, je,je... ). En la última foto vá navegando con viento por la "aleta", es decir, que le llega de unos 140º relativos a su proa. Casi seguro es como mas veloz era el barco, porque con viento de popa entera las velas cuadradas tienen el desagradable efecto de tapar a las del mastil de delante y provocar turbulencias a veces entre los mástiles. En la primera está posiblemente navegando de ceñida, es decir, haciendo zig-zags con las velas cazadas al máximo para intentar hacer ángulos contra el viento. Este armatoste de velas cuadradas es muy raro que pudiera ceñir mas de 75 u 80 grados, así que se tenía que hacer eterno intentarlo. Si yo tuviera que hacerlo, recogería las cuadradas y largaría sólo foques y foques flotantes de entre los mástiles, mas la cangreja del mesana ( El palo de atrás ), porque esas velas triangulares seguro que le permiten ceñir al menos 65º, que es mucho mejor.
Por último, decir que sólo que la única limitación de VSailor es que si queremos darle al gatillo y ver que efectos provocan en la costa sus baterías, nos quedaremos con las ganas
, porque segun me han dicho el simulador no admite cañones. Ojalá alguien los añadiera al motor del juego, porque podríamos montar batallas on-line de galeones para morirte de gusto
. Hasta recrear Trafalgar, y ganarlo esta vez
Y añadir, que me muero de ganas por probarlo, aunque sea sin cañones ( Joer, no hay careto de "smiley" babeando
??)

Unos comentarios: Fijaos que la bandera ondea en la dirección correcta ( Me pregunto si "flamea" o sólo apunta, haría falta ver el juego en marcha para saberlo ), y las velas siguen la orientación correcta. Tiene poca escora para lo que este trasto debía inclinarse, así que supongo que al modelo virtual le han rebajado mucho el centro de gravedad y tal vez aumentado el lastre ( Fijaos en las fotos con transparencias del agua en el calado que tiene esta bestia

Por último, decir que sólo que la única limitación de VSailor es que si queremos darle al gatillo y ver que efectos provocan en la costa sus baterías, nos quedaremos con las ganas



Y añadir, que me muero de ganas por probarlo, aunque sea sin cañones ( Joer, no hay careto de "smiley" babeando

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- Bootsmann
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Y tampoco fue tan fracasada;En batalla los hijos de la gran bretaña solo nos hundieron 2 barcos de 130,y eso de que tenian menos barcos es una mentira como una catedral.El almirante ingles Howard tenia 160 barcos,a los que habia que añadir una escuadra de refuerzo de unos 20 barcos,y al menos,una treintena mas utilizados por Guillermo de Nassau para ayudar a los ingleses,sabiendo los perros de los holandeses que su insurreccion hubiese sido aplastada de no ser porque inglaterra estaba en medio.Armada Española y la fracasada invasión de Inglaterra
Ademas,de esta flota inglesa,todos los barcos eran de guerra,veloces y bien artillados.Lo de la artilleria no es mas que un mito,ambos bandos tenian la artilleria practicamente igual,de un acaudalado fabricante aleman de la epoca.Ellos usaron brulotes,y al contrario de lo que se nos cuenta,no consiguieron nada con ellos.Consiguieron que al esquivarlo se rompiese la formacion,lo que a esos Hijos puta de rapiña les dio la oportunidad de freir un par de barcos a cañonazos.Una vez rehecha la formacion,era inexpugnable asi que se fueron corriendo a casita.Cagaos.
Luego un tercer navio embarranco.Todos los supervivientes fueron liquidados a sangre fria segun llegaban a la playa.El resto decidio marchar al norte,porque no era el momento del desembarco y habian de regresar a la fuerza.Alli,el bajo calado y sobretodo las tormentas hicieron presa de ellos.Y una vez mas,los supervivientes fueron pasados a cuchillo,los que pillaron.Otros supervivientes se unieron a las guerrillas escocesas que luchaban contra la dominacion inglesa.Otros,despues de grandes peripecias y aventuras propias de novelas,consiguieron regresar a España(No me refiero a bordo de los buques de la armada,con quienes volvieron 10.000 hombres).Otros naufragos llegaron a Irlanda,escasamente colonizada por los hijos de albion,y fundaron varios pueblos alli,que incluso hoy dia tienen ascendencia mayoritariamente española.
Asi que de que los ingleses eran menos y fue un triunfo brutal,nada.Es mas,los ingleses mandaron una armada dos meses despues con el proposito de invadir galicia antes de que España se recuperase.Mandaron 120 barcos,de los que perdieron 100(españa mando 130 navios y perdio 70) y 15.000 hombres(españa perdio 20.000),pero estos,al contrario que en inglaterra,se perdieron a cañonazo limpio,no con esas tacticas de geys

España ya estaba recuperada al año siguiente.De hecho ese mismo año mando dos armadas,de 100 barcos cada una,para invadir la perfida Albion.Esos barcos pararon antes de doblar Brest,porque volvieron a toparse con tormentas,asi que regresaron a España sin perder un solo barco.
Entonces los ingleses mandaron una gran expedicion(mas de 100 barcos y unos 12.000 hombres)a tratar de conquistar el Istmo de panama.Alli no solo fueron rechazados,sino que hayaron la tumba los dos mejores marinos ingleses de la epoca,Hawkins y Drake,y los mayores tocapelotas para nosotros.Eso si,los ingleses y los holandeses tuvieron algunos triunfos frente a la flota de las antillas.Los ingleses tomaron una de las islas alrededor de la Española,pero 20 años despues tuvieron que abandonarla tras un sitiaje duro de los españoles.
Luego,los españoles desembarcaron unos 500 hombres del tercio de desembarco en 1598,y arrasaron una villa costera inglesa al sur.Una semana despues reembarcaron hacia españa,sin perder un solo barco y con bajas humanas insignificantes.En el año 1601 un duque español desembarco en Irlanda y se mantuvo alli 9 meses.Y luego en 1721 desembarcamos alli otra vez para quemarles sus pueblos.Y en 1780 y algo en el combate de tolon,los franceses huyeron y nos dejaron en inferioridad contra los ingleses,y pese a todo pronostico,les derrotamos.
En fin,que nos han hecho creer que fuimos unos mierdas.Pero no es asi;Yo soy de los que cree que si Gravina hubiese mandado la escuadra en lugar del incompetente de Villeneuve,el resultado de la batalla quizas hubiese sido distinto,y quien sabe si tambien el destino de la historia.De hecho hay testimonios de Gravina que decia que no entendia que era lo que hacia el frances.
Los franceses son unos marinos de agua dulce,nunca han sido grandes en la mar.Ingleses y Españoles,siempre.

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- Könteradmiral
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Guskat.
Me gusta tu firma. Sobre todo ese submarino-crucero, con dos torretas de cañones dobles, en proa y en popa. Supongo que calibre 5" (127 mm).
Me huele que tendria serios problemas para sumergirse, ja,ja,ja,ja,ja. ( O una vez sumergido, para emerger)
Saludos
Me gusta tu firma. Sobre todo ese submarino-crucero, con dos torretas de cañones dobles, en proa y en popa. Supongo que calibre 5" (127 mm).
Me huele que tendria serios problemas para sumergirse, ja,ja,ja,ja,ja. ( O una vez sumergido, para emerger)
Saludos


¿Profesión?
Técnico Superior en sistemas de refrigeración de materiales de construcción.
¿El que moja los ladrillos en las obras?
El mismo.
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- Leutnant der Reserve
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Primero y antes que nada decir en mi defensa por las posibles faltas de ortografía que estoy bajo los efectos del Vermout navideño del 25 de Diciembre fun, fun, fun.Guskat''Sturmwolve'' escribió:Luego,los españoles desembarcaron unos 500 hombres del tercio de desembarco en 1598,y arrasaron una villa costera inglesa al sur.Una semana despues reembarcaron hacia españa,sin perder un solo barco y con bajas humanas insignificantes.En el año 1601 un duque español desembarco en Irlanda y se mantuvo alli 9 meses.Y luego en 1721 desembarcamos alli otra vez para quemarles sus pueblos.Y en 1780 y algo en el combate de tolon,los franceses huyeron y nos dejaron en inferioridad contra los ingleses,y pese a todo pronostico,les derrotamos.

Por favor Guskat respecto a ese extracto de tu post ¿podrías darme más datos asi como el nombre de las poblaciones? Esque tengo aqui en Zaragoza a un par de ingleses tocapelotas y por mi ignorancia histórica no tenia ni idea de esto que me cuentas. Asi que extiendete todo lo que puedas y dame toda la información que tengas para restregarsela por los morros a un par de hijos de la Pérfida Albión.
Respecto a la firma de Guskat y ese submarino de crucero, comentar señor Oarso, que los alemanes influenciados por los exitos de los sunmarinos de crucero en la 1 GM. durante el 3 Reich diseñaron el tipo Xl (U-112-115) de 3200 toneladas en superficie, 111 metros de eslora y una velocidad de 23 nudos. Podía llevar un pequeño hidro y dos cañones de 127 mm a proa y popa. Construidas sobre todo para hostigar el tráfico mercante, al final en diseño no pasó de unas primeras obras en las gradas.
Ayyyy que dolor de cabeza, que colocón.

[img]http://smilies.sofrayt.com/^/aiw/dwarf.gif[/img][img]http://smilies.sofrayt.com/^/aiw/orc.gif[/img]
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- Bootsmann
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Fijaos en este crucero submarino de 20.000 toneladas,italiano,diseñado en 1920.El arma definitiva????
20000 ton, Submarine Cruiser laid down 1920
Displacement:
19.272 t light; 20.000 t standard; 22.000 t normal; 23.511 t full load
Dimensions: Length overall / water x beam x draught
625,01 ft / 625,00 ft x 72,00 ft x 40,74 ft (normal load)
190,50 m / 190,50 m x 21,95 m x 12,42 m
Armament:
4 - 12,00" / 305 mm guns (2x2 guns), 864,00lbs / 391,90kg shells, 1920 Model
Breech loading guns in turrets (on barbettes)
on centreline ends, evenly spread
Weight of broadside 3.456 lbs / 1.568 kg
Shells per gun, main battery: 150
14 - 21,0" / 533,4 mm submerged torpedo tubes
Armour:
- Belts: Width (max) Length (avg) Height (avg)
Main: 6,00" / 152 mm 305,00 ft / 92,96 m 10,00 ft / 3,05 m
Ends: Unarmoured
Main Belt covers 75 % of normal length
- Gun armour: Face (max) Other gunhouse (avg) Barbette/hoist (max)
Main: 6,00" / 152 mm 1,00" / 25 mm 2,00" / 51 mm
- Conning tower: 6,00" / 152 mm
Machinery:
Oil fired boilers, steam turbines plus diesel motors,
Electric cruising motors plus geared drives, 4 shafts, 51.730 shp / 38.591 Kw = 25,00 kts
Range 20.000nm at 10,00 kts (Bunkerage = 3.599 tons)
Complement:
903 - 1.174
Cost:
£3,051 million / $12,202 million
Distribution of weights at normal displacement:
Armament: 432 tons, 2,0 %
Armour: 1.011 tons, 4,6 %
- Belts: 810 tons, 3,7 %
- Torpedo bulkhead: 0 tons, 0,0 %
- Armament: 99 tons, 0,5 %
- Armour Deck: 0 tons, 0,0 %
- Conning Tower: 102 tons, 0,5 %
Machinery: 1.809 tons, 8,2 %
Hull, fittings & equipment: 11.520 tons, 52,4 %
Fuel, ammunition & stores: 2.728 tons, 12,4 %
Miscellaneous weights: 4.500 tons, 20,5 %
Overall survivability and seakeeping ability:
Survivability (Non-critical penetrating hits needed to sink ship):
14.917 lbs / 6.766 Kg = 17,3 x 12,0 " / 305 mm shells or 2,2 torpedoes
Stability (Unstable if below 1.00): 1,02
Metacentric height 3,2 ft / 1,0 m
Steadiness - As gun platform (Average = 50 %): 0 %
- Recoil effect (Restricted arc if above 1.00): 0,00
Seaboat quality (Average = 1.00): 0,00
Hull form characteristics:
Hull has a flush deck
Block coefficient: 0,420
Length to Beam Ratio: 8,68 : 1
'Natural speed' for length: 25,00 kts
Power going to wave formation at top speed: 41 %
Trim (Max stability = 0, Max steadiness = 100): 50
Bow angle (Positive = bow angles forward): 5,00 degrees
Stern overhang: 0,00 ft / 0,00 m
Freeboard (% = measuring location as a percentage of overall length):
- Stem: 0,10 ft / 0,03 m
- Forecastle (30 %): 0,10 ft / 0,03 m
- Mid (50 %): 0,10 ft / 0,03 m
- Quarterdeck (15 %): 0,10 ft / 0,03 m
- Stern: 0,10 ft / 0,03 m
- Average freeboard: 0,10 ft / 0,03 m
Ship tends to be wet forward
Ship space, strength and comments:
Space - Hull below water (magazines/engines, low = better): 74,6 %
- Above water (accommodation/working, high = better): 0,6 %
Waterplane Area: 26.601 Square feet or 2.471 Square metres
Displacement factor (Displacement / loading): 175 %
Structure weight / hull surface area: 290 lbs/sq ft or 1.417 Kg/sq metre
Hull strength (Relative):
- Cross-sectional: 2,58
- Longitudinal: 1,83
- Overall: 2,00
Hull space for machinery, storage, compartmentation is excellent
Room for accommodation and workspaces is extremely poor
Ship has quick, lively roll, not a steady gun platform
Caution: Lacks seaworthiness - very limited seakeeping ability
Mendas,no recuerdo el nombre de las poblaciones.Todo lo que lees ahi sobre la guerra contra los ingleses de mediados de siglo XVI hasta principios del XVII fue sacado en un articulo de la aventura de la historia,que buscare inmediatamente.
Y mas para ti,mendas,Te has puesto a hablar del proyectado submarino de crucero aleman.Aqui lo tienes.
http://xoomer.virgilio.it/bk/NWS/Kriegs ... te_XIb.jpg
No posteo la foto del plano porque tardaria lo suyo en cargar.

Y otra foto del trinitario:

Saludetess

Un poco mas de historia, para quien le guste
El verdadero desastre del ataque británico a Cartagena de Indias (Colombia), en 1741.Fuente : Historia Extensa de ColombiaGobierno del Virrey Don Sebastián Eslava 1740-1750Sergio Elías OrtizPara saber más sobre las fortificaciones en la historia de Cartegena de Indias: http://www.lablaa.org/blaavirtual/letra ... indice.htm
En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la “guerra de la oreja de Jenkins” y planea tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias (Colombia), dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navío Centurión y seis buques más acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América. Pero Anson, fue perseguido por la escuadra de José Pizarro, cuando intentaba pasar al Pacífico. Uno de ellos, el Wager se estrelló en las costas de Chile. Dos dieron media vuelta y regresaron a Inglaterra. Tres de ellos consiguieron pasar al Pacífico: El Centurión, con la insignia del propio Anson, el Gloucester y el Triall. Tan solo el Centurión consiguió regresar a Inglaterra. Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la conflagración fue un incidente cerca de la costa de Florida cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dio lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.El 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena, la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica. En la expedición vienen 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George. Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de infantería de marina de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador. Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir: el Virrey Sebastián de Eslava, Almirante de los Reales Ejércitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el celebre Almirante de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona. Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres, y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas. Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate inglés.El 31 de marzo, Vernon, seguro de su victoria y muy arrogante, escribe a su esposa:Desde el navío "Princesa Carolina", en el puerto de Cartagena, 31 de Marzo de 1741. "Después del glorioso éxito que le ha complacido favorecernos a Dios Todopoderoso, de Cuyas múltiples gracias espero no ser olvidado nunca, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir una carta que envio a casa para haceros saber las gratas noticias, aunque con las prisas presentes no tengo mucho tiempo para entrar en detalles.... El primer ataque fue de tres de mis barcos de 80 cañones en los fuertes de San Yago y San Felipe, permaneciendo a las afueras del castillo de Boca Chica, para asegurar el desembarco; condujimos al enemigo fuera de ellos en menos de una hora, asegurando el desembarco del ejército, sin mucho más que un simple disparo de moquetón sobre ellos. Mis bravos marineros por dos veces atacaron y tomaron dos baterías en el lado opuesto del puerto; una de quince y la otra de cinco cañones de 24 libras. El general me recriminó el haber vejado a su ejército, habiendo ellos rearmado y reparado las armas después de nuestro primer ataque que las destruyó, y pudimos disponer nuestra batería en tierra. En el propicio 25 de Marzo, el día que tomé el mando, el General me envió un mensaje de su intención de atacar el castillo de Boca Chica; sobre el cual, antes del tiempo que él proponía, envié todos mis barcos cargados de hombres y armados para desembarcar sobre esas baterías destrozadas una tercera vez, con el fin de distraer por ese lado, y favorecer su ataque. Pero el enemigo estaba tan consternado, que nuestras tropas marcharon dentro del castillo a través de la brecha sin que hubiera un solo disparo sobre ellos, y sobre las diez de la noche mis bravos marineros atacaron sin abrir una brecha el fuerte de San José, desde el cual, al principio de la noche, el enemigo había estado disparando a nuestros hombres con mosquetes, sin producir ningún daño. Pero ellos no se enfrentaron al ataque, pues abandonaron el fuerte, dejando sólo a tres españoles borrachos tras de sí. Animados con este éxito, mis oficiales encontraron a los españoles quemando y hundiendo sus barcos. Parte de los botes fueron separados, para intentar salvarlos; y abordaron y tomaron el barco del almirante español, El Galicia, con la bandera izada, y con su capitán dentro, el capitan de los infantes de marina, la insignia, y 60 hombres, quienes, no teniendo botes para escapar, nos dieron la oportunidad de salvar este barco, el cual tenian órdenes de hundir igual que los otros. Además del barco del almirante tomado, de 70 cañones, quemaron el San Felipe, de 80 cañones, y hundieron el San Carlos y el Africa, de 60 cañones cada uno, en el canal; y ese mismo día los únicos soldados que quedaban aquí habían hundido el Conquistador y el Dragón, de 60 cañones cada uno, ya que ellos habían hecho que todos los galeones y otros barcos yacieran debajo de Castillo Grande cerca de cinco leguas más arriba del puerto. Solo tengo tiempo de añadir que ha complacido a Dios Todopoderoso preservar mi salud para llevar a cabo estas gloriosas fatigas, y tenerme en una buena disposición para comenzar con todo el posible vigor, para humillar a los orgullosos españoles, y llevarlos al arrepentimiento por todas las heridas y las depredaciones llevadas a cabo sobre nosotros durante mucho tiempo. Solo tengo tiempo para enviarte mi más sincero amor y afecto hacia ti y bendiciones para nuestros queridos hijos; y con saludos para todos nuestros vecinos, y al honesto Will Fisher." H. Moorhouse. Letters of English Seamen. (London: 1910).(Traducción de Margarita L. B.)Vernon se tragaría sus palabras poco tiempo después. El libro describe la batalla nocturna decisiva que ocurrió la noche del 19 al 20 de abril de 1741 cuando los británicos trataron infructuosamente de tomarse el Castillo de San Felipe de Barajas ( o de San Lázaro, que es el mismo ) y sufrieron pérdidas muy graves.El día 30 de abril hubo un canje de prisioneros y los comandantes Españoles encontraron información decisiva en lo que narraron sus compatriotas y los Granadinos recién liberados :"Los prisioneros Españoles canjeados suministraron varias noticias sobre la magnitud del desastre sufrido por los británicos, pero entre ellos una de capital importancia, a saber : que se había proyectado dar un nuevo asalto al castillo de San Felipe, pero que se desistió de él, en vista de que la tropa se negó a secundar a los jefes, por lo que hubo necesidad de retirarla de tierra después de diezmarla !, 'pasando por las armas 50' hombres por desobediencia manifesta ante el enemigo.Segun el Diario del sitio y bloqueo que se puso a los castillos y plaza de Cartagena de Indias [ Autor anónimo ], la noticia del desistimiento de una nueva intentona sobre San Lázaro, se confirmó luego con la declaración de otro testigo que presenció los aprestos que hacía el enemigo para abandonar el campo y embarcarse, lo que equivalía a haber llegado al final de su trágica aventura :'A las 5 de la tarde, escribió el 25 de abril el diarista, se pasó a esta plaza un desertor y dijo que había el enemigo embarcado el tren de artillería y la mitad de los morteros y tropa, que esta noche se embarcaría el resto, y que según había oído en su campo intentaban poner sus ataques en una legua de tierra que hay del Castillo Grande a la Plaza, y que esta retirada se había determinado porque el día 23 habiendo formado su gente, preguntó ésta dónde los llevaban y dícholes que a dar nuevo asalto al Castilllo de San Lázaro echaron todos las armas al suelo diciendo que no lo harían si no le desmontaban primero su artillería pues ya habían visto los muchos que habían muerto con más de 800 heridos por lo que había determinado su comandante embarcarlos antes de mayor rebelión'."Sucesión de Catástrofes BritánicasCuando ocurrió la acción decisiva de 1741, que fué el asalto al Castillo de San Felipe de Barajas, a las 3 am del 20 de abril, hacía exactamente 35 días que los cañones británicos disparaban sobre los defensores de la ciudad y sus fuertes.Algunos autores de la época ponen el número de muertos en la Noche Infernal en una cifra tan alta como 2,000. Otros dan 800 o 1,000. De todos modos esta fecha cambió la percepción del Cartagenero raso y del soldado Británico.La cifra total de británicos muertos en los combates en Bocachica, los navales, y del interior de la Bahía, el asalto a otros fuertes y el fatal de San Felipe posiblemente ya elevaban la cifra a un valor muy considerable, quizás 3,000 o 4,000, un poco después del asalto malhadado.Ya había empezado una horrosa epidemia de cólera que habían traído en sus buques los británicos. Los Españoles lo sabían desde hacía unas semanas y se extrañaban al oir hablar de esa enfermedad tan insólita. Ya temían a los británicos como contagiosos.Viene un tiempo absurdo de 30 días exactos, en que los británicos permancen en Cartagena sin objetivos claros. Se podían haber salvado muchos británicos marchándose, o pidiendo ayuda médica y provisiones a los Españoles y reconociendo su error. Y en lugar de ello desafían al destino, quedándose para morir en mucha mayor cantidad.El escorbuto y la malaria estaban diezmando también a los británicos que carecían de provisiones frescas y había guerrillas para no dejarlos abastecerse. Estas guerrillas si provisionaban a la plaza rompiendo el bloqueo, gracias al laberinto de ciénagas, canales, etc... que rodea a Cartagena.Vernon pone el buque 'Galicia' a disparar sobre edificios de la ciudad. Este buque lo habían capturado a los Españoles en la toma de Bocachica al forzar la entrada a la Bahía. El propósito claro era humillar el honor Español y vengarse.Pues bien los cartageneros fuera de San Felipe de Barajas y dentro de la ciudad amurallada, estaban felices de las noticias, y se contagiaron de entusiasmo marcial movilizando piezas de artillería que mataron a los británicos del Galicia y pusieron en llamas el velero.El viento sopló y llevó la nave incendiada hacia otras embarcaciones y material de guerra Inglés con grave destrucción, pérdidas y explosiones. Castillo de San Felipe.El Castillo de Manzanillo defendido por unos criollos no caía pese a un bombardeo inmisericorde y brutal de muchos grandes veleros de línea. Vernon resolvío que con un ataque de infantería se lo tomarían fácilmente pues estaba casi en ruinas.Pero los criollos dispararon con artillería cargada de metralla que tenían escondida y mataron 200 británicos en un instante. Esto desmoralizó la tropa de asalto británica y ya nadie quiso exponerse contra ningún baluarte o muralla, por fácil que pareciera.Los británicos empezaron a caer al suelo súbitamente y morir en poco tiempo sin que les diera ninguna bala. Las guerrillas se envalentonaron por todas partes.El Virrey y el Almirantes Español tenían muchas dificultades en contener a los arrojados y locos que querían hacer salidas galantes, desde el Castillo de San Felipe o desde la ciudad fortificada.Como militares de gran experiencia en Europa, de gran madurez, sensatez y juicio, sabían que esto no aportaba nada a una victoria que ya era completamente clara. Y su deber era proteger a sus defendidos aún de sí mismos. Además ya temía la plaza el contagio de enfermedades que tenían los sitiadores.No se citan otras acciones más costosas en vidas británicas, pues carecen de la espectacularidad del Galicia, de Manzanillo y de las Guerrillas. Que además prueban el valor y la contribución de los Granadinos no Españoles.Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero tienen que quemar 5 veleros por falta de tripulación. En el camino a Jamaica hunden otro velero y cada barco es un hospital desgraciado.Este dato de los veleros hundidos por falta de marineros, más otras informaciones acerca de que estaban reclutando marinos a la fuerza entre los norteamericanos indican que los muertos no pudieron ser tan pocos como 4,000 o 5,000. La cifra es probablemente más alta.Refuerzan este punto de vista informaciones fragmentarias y confusas acerca del caos en la flota británica. Se usa a los coloniales como azotadores de la marinería británica que está muy rebelde. Hay mucho odio de los Redcoats hacia los Norteamericanos.El Royal Navy que parte de Cartagena es un completo caos y un infierno de recelos y odios entre comandantes y nacionalidades. Ingleses, Escoceses, Irlandeses, Norteamericanos, etc.. se culpan y acusan de Papistas, de delincuentes, etc... Hecatombe británicaNota sobre las muertes BritánicasEdward Vernon fué recibido como un héroe en Inglaterra, con medallas conmemorativas de su 'Victoria'. Pero poco a poco se supo la horrible verdad de que no aparecían la mitad de los hombres enlistados.John Pembroke, un Inglés muy valiente de Jamaica y testigo presencial cuenta como la bahía de Cartagena era un pudridero de británicos y da una cifra muy elevada de muertos Británicos, incluidos los Coloniales Norteamericanos.De acuerdo a Pembroke, la mitad de los muertos fué causada por Artilleros Españoles y era falso culpar sólo a las enfermedades de la derrota.Vernon había elogiado el comportamiento valiente y heroico de Pembroke, por lo cual es difícil desacreditar a este rico heredero de los Barones del Azúcar de Jamaica.Los Pembroke eran tan ricos que compraban puestos en el parlamento Británico y a sus mansiones iban los primeros ministros de Inglaterra.Más abajo, en esta página transcribimos del libro de John Pembroke, las cifras son exageradas y falsas, pero no era Pembroke un pobre, un borracho, o un acomplejado, sinó un miembro del Parlamento Británico, su familia fué más tarde muy amiga de Pit.Muchos otros testigos presenciales británicos coincidieron en esta apreciación tal como el Novelista Inglés Tobias Smollett, quien fué autor favorito de George Washington y enemigo jurado del Almirantazgo Británico.En sus novelas presenta a Cartagena 1741 como un terrible desastre Inglés y a los oficiales de la Royal Navy como unos canallas. Favor recordar que esto fué antes del motín del 'Bounty' en el Pacífico, ocasionado por la crueldad del sistema de la Marina Británica.Tobias Smollett ocupa un lugar muy destacado en la Historia de la Literatura Universal. Es el primer Gran Novelista del Mar. El inventó el género. Ver más abajo Informacón sobre Smollet y Pembroke. Informe de John Pembroke sobre Cartagena 1741Testigo presencial de los hechos escribió el librito :'True Account of Admiral Vernon's conduit of Cartagena'."By honest count we lost 18,000 men dead, and according to a Spanish soldier we captured, they lost at most 200.Admiral One Leg with his excellet leadership and fire killed 9,000 of our men, General Fever killed a like number.When I last saw the harbor of Cartagena, its surface was gray with the rotting bodies of our men, who died so rapidly that we could not bury them.The poor, weak farmers from our North American colonies died four men in five."Fuente : 'Caribbean' de James A. Michener.La caída de VernonVernon recibió muchos honores en Inglaterra al regresar, ya que tenía muy poderosos aliados políticos, y se demoró muchos años para caer y desprestigiarse, veamos porqué :Empezaron los testimonios británicos que acusaban a Vernon. Se publicaban folletines y libritos anónimos. Entonces el rey George II ( Jorge II ) prohibió todo tipo de publicación sobre el tema del asalto a Cartagena en 1741.La época Napoleónica trajo un gran patriotismo y necesidad de elevar la moral y olvidar lo desagradable de las derrotas británicas. Gran Bretaña se glorificó con las victorias de Nelson y Cartagena pasó a ser un pequeñito episodio de mala suerte debido a enfermedades tropicales no conocidas en su época. Relación de Buques británicos de Cartagena 1741Por tratarse de un número tan elevado de veleros : 186 no vamos a presentar sino los barcos de 80 y 70 cañones : Buque Cañones Capitán- Russel 80 Norris - Torbay 80 Gascoyne - Cumberland 80 Stuart - Boyne o Boyme 80 Jefe de escuadra Lestock - Princess Amelia 80 Jefe Hermington - Chichester 80 Robert Trevor - Norfolk 80 Graves - Shresbury 80 Townshend - Princess Caroline 80 Griffith - Suffolk 70 Davies - Buckingham 70 Mitchel - Oxford 70 Lord Fitzroy - Prince Frederick 70 Lord Beauclerc - Prince Orange 70 Osborne Nuevos datos sobre la derrota británica.Gustavo Vargas MartínezEl asedio del almirante Edward Vernon a Cartagena en 1741 logró reunir la más grande flota de guerra británica del período colonial y amenazar seriamente la presencia española en el Caribe. De haber vencido en Cartagena, la historia habría dado un vuelco para todos: Gran Bretaña se habría hecho fuerte en la Nueva Granada, y España, en apuros, se habría visto obligada a ceder espacio en América y tal vez en la propia Europa. Por lo mismo, la victoria criollo-española de 1741 aseguró por setenta años más la hegemonía colonial de la Corona y desalentó, al menos en el Caribe, nuevas incursiones de Inglaterra.Un viejo documento redescubierto nos viene a proporcionar nuevos datos sobre el acontecimiento. En 1741, el mismo año del asedio, se publicó en París el Méthode pour étudier la géographie, escrito por Nicolas Lenglet-Dufresnoy, en seis tomos. En el último tomo, a manera de addendum de última hora, con la advertencia justificativa de que tal relato ayudaría a conocer "que la nación española conserva siempre igual el mismo coraje que ha demostrado en todas las guerras", se publica íntegro un Diario del sitio de Cartagena en América, escrito anónimamente por un español y traducido al francés por el propio embajador de España en Francia, don Luis Rigio y Branciforte, príncipe de Campoflorido, Grande de España. El diario es, en realidad, un relato bastante pormenorizado, en 17 páginas, que describe las principales contingencias de esos días y se suma, por su originalidad y rareza, a otros semejantes que son ya bien conocidos por los historiadores, pero de muy escaso conocimiento por parte del lector común, como son la "Narración de la defensa de Cartagena de Indias contra el ataque de los británicos en 1741", publicado por Cristóbal Bermúdez Plata en Sevilla (1912); los dos anónimos publicados por Juan Manuel Zapatero, a saber, el "Diario puntual de lo acaecido en la invasión hecha por los británicos a la plaza de Cartagena", tardíamente publicado por Manuel Ezequiel Corrales en 1883, y las "Memorias que podrán servir para la historia de Cartagena", escritas por "un paisano" y publicadas en La Habana. Pero aparte de estos relatos recogidos por Zapatero, están otros dos que Guillermo Hernández de Alba hizo públicos, que son el "Diario de Enrique Forbes, teniente en el regimiento de Bland", y las "Noticias de la Provincia de Cartagena de Indias escrita el año 1772". Entre los testimonios británicos vale la pena recordar también la divertida descripción de las desventuras de la flota británica escrita por Tobias Smollet, "Authentic papers related to the expedition against Carthagena", publicada por Jorge Orlando Melo en su Reportaje de la historia de Colombia (Bogotá, Planeta, 1989).Ninguno de los anteriores relatos es tan completo, tan reciente y tan preciso en la información casi periodística que proporciona, como el Diario del sitio publicado por Dufresnoy, a escasos tres meses después de ocurridos los sucesos. Por eso, y porque al decir de su editor "está escrito con tanta moderación que los vencidos no se ofenden", puede ser considerado lectura obligada y pieza documental insustitutible para toda persona que quiera enterarse del sitio de Cartagena por Edward Vernon.El victorioso ataque llevado a cabo por Vernon a Portobelo en 1739, en que con sólo seis naves de guerra, dos centenares de soldados y mucha suerte tomó a los españoles 68 cañones de bronce, 4 morteros, les inutilizó 80 cañones de hierro y les arrebató cuantioso botín, despertó tal entusiasmo en Inglaterra y supuso tal vulnerabilidad de las defensas del Imperio español, que no sólo se acuñó la famosa medalla conmemorativa de la hazaña del 22 de noviembre de ese 1739 sino que, pleno de soberbia, pensó que con un esfuerzo adicional se podría sitiar y ocupar la más importante ciudad del Caribe. Cauteloso, Vernon hizo dos simulacros cuidadosamente planeados para asegurar la victoria. Además, como en 1739 Inglaterra se decidiera a declararle la guerra a España, poco antes de su ataque a Portobelo, Vernon obtuvo un insólito apoyo en material bélico como nunca antes había intentado Inglaterra armar para guerras en América: 8 grandes navíos de tres palos. 28 de línea, 12 fragatas de combate, 130 transportes, algunos brulotes, 9.000 hombres de desembarco, 2.000 negros macheteros de Jamaica, 15.000 marineros y la escuadra angloamericana compuesta por 2.763 marines, comandados por Lawrence Washington, hermano de George, futuro libertador de Estados Unidos. En suma, casi 29.000 hombres de guerra contra una ciudad de alrededor de 20.000 habitantes, malamente defendidos por 6 barcos, 1.100 soldados veteranos, 400 bisoños, 600 marineros, 300 milicias y 600 indios, negros y mulatos, esto es, apenas 3.000 hombres de tropa.Es preciso saber que la guerra de Inglaterra contra España fue una típica guerra de rapiña, porque en realidad se trataba de diezmar las defensas españolas, consolidar la presencia británica en el área del Caribe --ya presente en Belice, Costa de Mosquitos (por cierto, cedida después a la Nueva Granada), Jaimaca, Caimán, Trinidad, Tobago-- y hacer de las Antillas un mar inglés, viejo sueño de la política exterior británica. Castigada "la arrogancia española" sería fácil presa en la mesa de negociaciones.Acostumbrados los británicos al contrabando desde Portobelo, no aceptaban que se les registrara ni en puertos ni en altamar por los guardacostas españoles. La Convención del Pardo, del 14 de enero de 1739, había aceptado pagarle a los británicos por los daños ocasionados en operaciones de registro a los contrabandistas la cantidad de 95.000 libras esterlinas. Pero Carlos III de España no sólo no pagó lo convenido, sino que consideró menos costoso declararle la guerra a los británicos, el 25 de agosto de 1739. Vernon, encargado de la represalia, se desquitó con su ataque a Portobelo. Tal vez eso explique la inusual alegría que el saqueo produjo en la opinión británica y el espíritu revanchista que envalentó a los súbditos británicos.El Diario del sitio editado por Dufresnoy nos proporciona, además de las estadísticas anotadas, otros detalles de interés. Los primeros buques enemigos fueron avistados el 13 de marzo de 1741 a las nueve de la mañana. La plaza, defendida por el virrey Sebastián de Eslava en persona, tenía de comandante a Blas de Lezo, ya mutilado por guerras anteriores. Para el día 15 toda la flota enemiga se había desplegado en plan de cerco. Al comienzo se notó la superioridad británica y fáciles acciones les permitieron adueñarse de los alrededores de la ciudad fortificada. No es el caso de recontar otra vez lo que los estudiosos ya conocen, hasta que una oportuna retraducción al español del texto francés nos permita hacer cotejos. Pero no deja de llamar la atención el énfasis que pone el anónimo redactor en la defensa del castillo de San Felipe de Barajas, de hecho el momento más crítico que sufrieron los británicos en todo el ataque: 1.200 británicos no pudieron asaltar el castillo defendido por 500 hispanoamericanos, dejando entre muertos, heridos y desertores a la mayor parte de los atacantes. Una vez más la clave de la victoria fueron las ingeniosas estratagemas que minaron la obvia ventaja británica. El Diario del sitio concluye con noticias sobre la propuesta de Vernon para el canje de prisioneros, el reconocimiento de 1.500 británicos muertos y heridos, entre ellos los mejores oficiales, las cuantiosas víctimas del escorbuto y la disentería, y la salida de la disminuida flota hacia Jamaica, el 8 de mayo. "Tales son las circunstancias más esenciales de la gran expedición que se ha hecho en los mares del Nuevo Mundo desde su descubrimiento", dice en las líneas finales.La célebre medalla en que aparece Blas de Lezo de rodillas ante Vernon se convirtió en un trofeo de los vencedores... ¡españoles! En una cara se festinaba el triunfo inglés en Portobelo, el año 1739. Pero en la otra, "la arrogancia española vencida por el almirante Vernon" se convirtió en un escarnio para, ese sí, arrogante marino inglés. Pedro Murillo Velarde, en su Geografía histórica publicada en 1752, menciona la medalla de Vernon no sin cierta ironía: "le hicieron una medalla donde estaba esculpida la acción de Vernon en Portobelo, al modo de las que hicieron los indios de Nueva España cuando cogieron a los españoles una cabeza de caballo (¡!)". En la Historia de San Martín (1888), Bartolomé Mitre registró también el dato medallístico, y la conocida y oficializada Historia de Colombia para la enseñanza secundaria de José María Henao y Gerardo Arrubla (1910), al recordar el frustrado trofeo, apunta que "pareció a los británicos que ya se había puesto el sol en los sucesores de Carlos V". Todo lo dicho pudo ser cierto, pero ahora entendemos que en una sola batalla naval, la de Cartagena, Inglaterra perdió la oportunidad de hacerse en América a un sólido bastión en Tierra Firme y que aquí, en 1741, languideció el proyecto marítimo largamente acariciado por la "pérfida Albión": enseñorearse en los mares del Nuevo Mundo.

El verdadero desastre del ataque británico a Cartagena de Indias (Colombia), en 1741.Fuente : Historia Extensa de ColombiaGobierno del Virrey Don Sebastián Eslava 1740-1750Sergio Elías OrtizPara saber más sobre las fortificaciones en la historia de Cartegena de Indias: http://www.lablaa.org/blaavirtual/letra ... indice.htm
En Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la “guerra de la oreja de Jenkins” y planea tomar la ciudad donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, Cartagena de Indias (Colombia), dominar el comercio en el Caribe y, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson que con el navío Centurión y seis buques más acosaba las colonias del Pacifico Sur, aniquilar el imperio español en América. Pero Anson, fue perseguido por la escuadra de José Pizarro, cuando intentaba pasar al Pacífico. Uno de ellos, el Wager se estrelló en las costas de Chile. Dos dieron media vuelta y regresaron a Inglaterra. Tres de ellos consiguieron pasar al Pacífico: El Centurión, con la insignia del propio Anson, el Gloucester y el Triall. Tan solo el Centurión consiguió regresar a Inglaterra. Aunque el origen de la guerra fue la rivalidad comercial entre las dos potencias, la causa inmediata de la conflagración fue un incidente cerca de la costa de Florida cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebbeca al mando de Robert Jenkins y le hizo cortar a éste una oreja; después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa y dio lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.El 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena, la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica. En la expedición vienen 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George. Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de infantería de marina de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad: el Galicia que era la nave Capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador. Este pequeño contingente está dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir: el Virrey Sebastián de Eslava, Almirante de los Reales Ejércitos con larga experiencia militar, y bajo su mando, pero en el mar, el celebre Almirante de la Armada D. Blas de Lezo, lobo de mar que ya ha participado en 22 batallas y expediciones navales perdiendo la pierna y el ojo izquierdo en Málaga y Toulon y quedándole lisiada la mano derecha en Barcelona. Seguían en la jerarquía el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de la ciudad, a cuyo cargo quedó la parte administrativa y el abastecimiento de víveres, y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas. Aunque con algunas discrepancias de criterio en materia estratégica entre Blas de Lezo y el Virrey los cuatro hombres lograron por fin unificar su acción baja la dirección de Eslava y resistir a pie firme el embate inglés.El 31 de marzo, Vernon, seguro de su victoria y muy arrogante, escribe a su esposa:Desde el navío "Princesa Carolina", en el puerto de Cartagena, 31 de Marzo de 1741. "Después del glorioso éxito que le ha complacido favorecernos a Dios Todopoderoso, de Cuyas múltiples gracias espero no ser olvidado nunca, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir una carta que envio a casa para haceros saber las gratas noticias, aunque con las prisas presentes no tengo mucho tiempo para entrar en detalles.... El primer ataque fue de tres de mis barcos de 80 cañones en los fuertes de San Yago y San Felipe, permaneciendo a las afueras del castillo de Boca Chica, para asegurar el desembarco; condujimos al enemigo fuera de ellos en menos de una hora, asegurando el desembarco del ejército, sin mucho más que un simple disparo de moquetón sobre ellos. Mis bravos marineros por dos veces atacaron y tomaron dos baterías en el lado opuesto del puerto; una de quince y la otra de cinco cañones de 24 libras. El general me recriminó el haber vejado a su ejército, habiendo ellos rearmado y reparado las armas después de nuestro primer ataque que las destruyó, y pudimos disponer nuestra batería en tierra. En el propicio 25 de Marzo, el día que tomé el mando, el General me envió un mensaje de su intención de atacar el castillo de Boca Chica; sobre el cual, antes del tiempo que él proponía, envié todos mis barcos cargados de hombres y armados para desembarcar sobre esas baterías destrozadas una tercera vez, con el fin de distraer por ese lado, y favorecer su ataque. Pero el enemigo estaba tan consternado, que nuestras tropas marcharon dentro del castillo a través de la brecha sin que hubiera un solo disparo sobre ellos, y sobre las diez de la noche mis bravos marineros atacaron sin abrir una brecha el fuerte de San José, desde el cual, al principio de la noche, el enemigo había estado disparando a nuestros hombres con mosquetes, sin producir ningún daño. Pero ellos no se enfrentaron al ataque, pues abandonaron el fuerte, dejando sólo a tres españoles borrachos tras de sí. Animados con este éxito, mis oficiales encontraron a los españoles quemando y hundiendo sus barcos. Parte de los botes fueron separados, para intentar salvarlos; y abordaron y tomaron el barco del almirante español, El Galicia, con la bandera izada, y con su capitán dentro, el capitan de los infantes de marina, la insignia, y 60 hombres, quienes, no teniendo botes para escapar, nos dieron la oportunidad de salvar este barco, el cual tenian órdenes de hundir igual que los otros. Además del barco del almirante tomado, de 70 cañones, quemaron el San Felipe, de 80 cañones, y hundieron el San Carlos y el Africa, de 60 cañones cada uno, en el canal; y ese mismo día los únicos soldados que quedaban aquí habían hundido el Conquistador y el Dragón, de 60 cañones cada uno, ya que ellos habían hecho que todos los galeones y otros barcos yacieran debajo de Castillo Grande cerca de cinco leguas más arriba del puerto. Solo tengo tiempo de añadir que ha complacido a Dios Todopoderoso preservar mi salud para llevar a cabo estas gloriosas fatigas, y tenerme en una buena disposición para comenzar con todo el posible vigor, para humillar a los orgullosos españoles, y llevarlos al arrepentimiento por todas las heridas y las depredaciones llevadas a cabo sobre nosotros durante mucho tiempo. Solo tengo tiempo para enviarte mi más sincero amor y afecto hacia ti y bendiciones para nuestros queridos hijos; y con saludos para todos nuestros vecinos, y al honesto Will Fisher." H. Moorhouse. Letters of English Seamen. (London: 1910).(Traducción de Margarita L. B.)Vernon se tragaría sus palabras poco tiempo después. El libro describe la batalla nocturna decisiva que ocurrió la noche del 19 al 20 de abril de 1741 cuando los británicos trataron infructuosamente de tomarse el Castillo de San Felipe de Barajas ( o de San Lázaro, que es el mismo ) y sufrieron pérdidas muy graves.El día 30 de abril hubo un canje de prisioneros y los comandantes Españoles encontraron información decisiva en lo que narraron sus compatriotas y los Granadinos recién liberados :"Los prisioneros Españoles canjeados suministraron varias noticias sobre la magnitud del desastre sufrido por los británicos, pero entre ellos una de capital importancia, a saber : que se había proyectado dar un nuevo asalto al castillo de San Felipe, pero que se desistió de él, en vista de que la tropa se negó a secundar a los jefes, por lo que hubo necesidad de retirarla de tierra después de diezmarla !, 'pasando por las armas 50' hombres por desobediencia manifesta ante el enemigo.Segun el Diario del sitio y bloqueo que se puso a los castillos y plaza de Cartagena de Indias [ Autor anónimo ], la noticia del desistimiento de una nueva intentona sobre San Lázaro, se confirmó luego con la declaración de otro testigo que presenció los aprestos que hacía el enemigo para abandonar el campo y embarcarse, lo que equivalía a haber llegado al final de su trágica aventura :'A las 5 de la tarde, escribió el 25 de abril el diarista, se pasó a esta plaza un desertor y dijo que había el enemigo embarcado el tren de artillería y la mitad de los morteros y tropa, que esta noche se embarcaría el resto, y que según había oído en su campo intentaban poner sus ataques en una legua de tierra que hay del Castillo Grande a la Plaza, y que esta retirada se había determinado porque el día 23 habiendo formado su gente, preguntó ésta dónde los llevaban y dícholes que a dar nuevo asalto al Castilllo de San Lázaro echaron todos las armas al suelo diciendo que no lo harían si no le desmontaban primero su artillería pues ya habían visto los muchos que habían muerto con más de 800 heridos por lo que había determinado su comandante embarcarlos antes de mayor rebelión'."Sucesión de Catástrofes BritánicasCuando ocurrió la acción decisiva de 1741, que fué el asalto al Castillo de San Felipe de Barajas, a las 3 am del 20 de abril, hacía exactamente 35 días que los cañones británicos disparaban sobre los defensores de la ciudad y sus fuertes.Algunos autores de la época ponen el número de muertos en la Noche Infernal en una cifra tan alta como 2,000. Otros dan 800 o 1,000. De todos modos esta fecha cambió la percepción del Cartagenero raso y del soldado Británico.La cifra total de británicos muertos en los combates en Bocachica, los navales, y del interior de la Bahía, el asalto a otros fuertes y el fatal de San Felipe posiblemente ya elevaban la cifra a un valor muy considerable, quizás 3,000 o 4,000, un poco después del asalto malhadado.Ya había empezado una horrosa epidemia de cólera que habían traído en sus buques los británicos. Los Españoles lo sabían desde hacía unas semanas y se extrañaban al oir hablar de esa enfermedad tan insólita. Ya temían a los británicos como contagiosos.Viene un tiempo absurdo de 30 días exactos, en que los británicos permancen en Cartagena sin objetivos claros. Se podían haber salvado muchos británicos marchándose, o pidiendo ayuda médica y provisiones a los Españoles y reconociendo su error. Y en lugar de ello desafían al destino, quedándose para morir en mucha mayor cantidad.El escorbuto y la malaria estaban diezmando también a los británicos que carecían de provisiones frescas y había guerrillas para no dejarlos abastecerse. Estas guerrillas si provisionaban a la plaza rompiendo el bloqueo, gracias al laberinto de ciénagas, canales, etc... que rodea a Cartagena.Vernon pone el buque 'Galicia' a disparar sobre edificios de la ciudad. Este buque lo habían capturado a los Españoles en la toma de Bocachica al forzar la entrada a la Bahía. El propósito claro era humillar el honor Español y vengarse.Pues bien los cartageneros fuera de San Felipe de Barajas y dentro de la ciudad amurallada, estaban felices de las noticias, y se contagiaron de entusiasmo marcial movilizando piezas de artillería que mataron a los británicos del Galicia y pusieron en llamas el velero.El viento sopló y llevó la nave incendiada hacia otras embarcaciones y material de guerra Inglés con grave destrucción, pérdidas y explosiones. Castillo de San Felipe.El Castillo de Manzanillo defendido por unos criollos no caía pese a un bombardeo inmisericorde y brutal de muchos grandes veleros de línea. Vernon resolvío que con un ataque de infantería se lo tomarían fácilmente pues estaba casi en ruinas.Pero los criollos dispararon con artillería cargada de metralla que tenían escondida y mataron 200 británicos en un instante. Esto desmoralizó la tropa de asalto británica y ya nadie quiso exponerse contra ningún baluarte o muralla, por fácil que pareciera.Los británicos empezaron a caer al suelo súbitamente y morir en poco tiempo sin que les diera ninguna bala. Las guerrillas se envalentonaron por todas partes.El Virrey y el Almirantes Español tenían muchas dificultades en contener a los arrojados y locos que querían hacer salidas galantes, desde el Castillo de San Felipe o desde la ciudad fortificada.Como militares de gran experiencia en Europa, de gran madurez, sensatez y juicio, sabían que esto no aportaba nada a una victoria que ya era completamente clara. Y su deber era proteger a sus defendidos aún de sí mismos. Además ya temía la plaza el contagio de enfermedades que tenían los sitiadores.No se citan otras acciones más costosas en vidas británicas, pues carecen de la espectacularidad del Galicia, de Manzanillo y de las Guerrillas. Que además prueban el valor y la contribución de los Granadinos no Españoles.Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero tienen que quemar 5 veleros por falta de tripulación. En el camino a Jamaica hunden otro velero y cada barco es un hospital desgraciado.Este dato de los veleros hundidos por falta de marineros, más otras informaciones acerca de que estaban reclutando marinos a la fuerza entre los norteamericanos indican que los muertos no pudieron ser tan pocos como 4,000 o 5,000. La cifra es probablemente más alta.Refuerzan este punto de vista informaciones fragmentarias y confusas acerca del caos en la flota británica. Se usa a los coloniales como azotadores de la marinería británica que está muy rebelde. Hay mucho odio de los Redcoats hacia los Norteamericanos.El Royal Navy que parte de Cartagena es un completo caos y un infierno de recelos y odios entre comandantes y nacionalidades. Ingleses, Escoceses, Irlandeses, Norteamericanos, etc.. se culpan y acusan de Papistas, de delincuentes, etc... Hecatombe británicaNota sobre las muertes BritánicasEdward Vernon fué recibido como un héroe en Inglaterra, con medallas conmemorativas de su 'Victoria'. Pero poco a poco se supo la horrible verdad de que no aparecían la mitad de los hombres enlistados.John Pembroke, un Inglés muy valiente de Jamaica y testigo presencial cuenta como la bahía de Cartagena era un pudridero de británicos y da una cifra muy elevada de muertos Británicos, incluidos los Coloniales Norteamericanos.De acuerdo a Pembroke, la mitad de los muertos fué causada por Artilleros Españoles y era falso culpar sólo a las enfermedades de la derrota.Vernon había elogiado el comportamiento valiente y heroico de Pembroke, por lo cual es difícil desacreditar a este rico heredero de los Barones del Azúcar de Jamaica.Los Pembroke eran tan ricos que compraban puestos en el parlamento Británico y a sus mansiones iban los primeros ministros de Inglaterra.Más abajo, en esta página transcribimos del libro de John Pembroke, las cifras son exageradas y falsas, pero no era Pembroke un pobre, un borracho, o un acomplejado, sinó un miembro del Parlamento Británico, su familia fué más tarde muy amiga de Pit.Muchos otros testigos presenciales británicos coincidieron en esta apreciación tal como el Novelista Inglés Tobias Smollett, quien fué autor favorito de George Washington y enemigo jurado del Almirantazgo Británico.En sus novelas presenta a Cartagena 1741 como un terrible desastre Inglés y a los oficiales de la Royal Navy como unos canallas. Favor recordar que esto fué antes del motín del 'Bounty' en el Pacífico, ocasionado por la crueldad del sistema de la Marina Británica.Tobias Smollett ocupa un lugar muy destacado en la Historia de la Literatura Universal. Es el primer Gran Novelista del Mar. El inventó el género. Ver más abajo Informacón sobre Smollet y Pembroke. Informe de John Pembroke sobre Cartagena 1741Testigo presencial de los hechos escribió el librito :'True Account of Admiral Vernon's conduit of Cartagena'."By honest count we lost 18,000 men dead, and according to a Spanish soldier we captured, they lost at most 200.Admiral One Leg with his excellet leadership and fire killed 9,000 of our men, General Fever killed a like number.When I last saw the harbor of Cartagena, its surface was gray with the rotting bodies of our men, who died so rapidly that we could not bury them.The poor, weak farmers from our North American colonies died four men in five."Fuente : 'Caribbean' de James A. Michener.La caída de VernonVernon recibió muchos honores en Inglaterra al regresar, ya que tenía muy poderosos aliados políticos, y se demoró muchos años para caer y desprestigiarse, veamos porqué :Empezaron los testimonios británicos que acusaban a Vernon. Se publicaban folletines y libritos anónimos. Entonces el rey George II ( Jorge II ) prohibió todo tipo de publicación sobre el tema del asalto a Cartagena en 1741.La época Napoleónica trajo un gran patriotismo y necesidad de elevar la moral y olvidar lo desagradable de las derrotas británicas. Gran Bretaña se glorificó con las victorias de Nelson y Cartagena pasó a ser un pequeñito episodio de mala suerte debido a enfermedades tropicales no conocidas en su época. Relación de Buques británicos de Cartagena 1741Por tratarse de un número tan elevado de veleros : 186 no vamos a presentar sino los barcos de 80 y 70 cañones : Buque Cañones Capitán- Russel 80 Norris - Torbay 80 Gascoyne - Cumberland 80 Stuart - Boyne o Boyme 80 Jefe de escuadra Lestock - Princess Amelia 80 Jefe Hermington - Chichester 80 Robert Trevor - Norfolk 80 Graves - Shresbury 80 Townshend - Princess Caroline 80 Griffith - Suffolk 70 Davies - Buckingham 70 Mitchel - Oxford 70 Lord Fitzroy - Prince Frederick 70 Lord Beauclerc - Prince Orange 70 Osborne Nuevos datos sobre la derrota británica.Gustavo Vargas MartínezEl asedio del almirante Edward Vernon a Cartagena en 1741 logró reunir la más grande flota de guerra británica del período colonial y amenazar seriamente la presencia española en el Caribe. De haber vencido en Cartagena, la historia habría dado un vuelco para todos: Gran Bretaña se habría hecho fuerte en la Nueva Granada, y España, en apuros, se habría visto obligada a ceder espacio en América y tal vez en la propia Europa. Por lo mismo, la victoria criollo-española de 1741 aseguró por setenta años más la hegemonía colonial de la Corona y desalentó, al menos en el Caribe, nuevas incursiones de Inglaterra.Un viejo documento redescubierto nos viene a proporcionar nuevos datos sobre el acontecimiento. En 1741, el mismo año del asedio, se publicó en París el Méthode pour étudier la géographie, escrito por Nicolas Lenglet-Dufresnoy, en seis tomos. En el último tomo, a manera de addendum de última hora, con la advertencia justificativa de que tal relato ayudaría a conocer "que la nación española conserva siempre igual el mismo coraje que ha demostrado en todas las guerras", se publica íntegro un Diario del sitio de Cartagena en América, escrito anónimamente por un español y traducido al francés por el propio embajador de España en Francia, don Luis Rigio y Branciforte, príncipe de Campoflorido, Grande de España. El diario es, en realidad, un relato bastante pormenorizado, en 17 páginas, que describe las principales contingencias de esos días y se suma, por su originalidad y rareza, a otros semejantes que son ya bien conocidos por los historiadores, pero de muy escaso conocimiento por parte del lector común, como son la "Narración de la defensa de Cartagena de Indias contra el ataque de los británicos en 1741", publicado por Cristóbal Bermúdez Plata en Sevilla (1912); los dos anónimos publicados por Juan Manuel Zapatero, a saber, el "Diario puntual de lo acaecido en la invasión hecha por los británicos a la plaza de Cartagena", tardíamente publicado por Manuel Ezequiel Corrales en 1883, y las "Memorias que podrán servir para la historia de Cartagena", escritas por "un paisano" y publicadas en La Habana. Pero aparte de estos relatos recogidos por Zapatero, están otros dos que Guillermo Hernández de Alba hizo públicos, que son el "Diario de Enrique Forbes, teniente en el regimiento de Bland", y las "Noticias de la Provincia de Cartagena de Indias escrita el año 1772". Entre los testimonios británicos vale la pena recordar también la divertida descripción de las desventuras de la flota británica escrita por Tobias Smollet, "Authentic papers related to the expedition against Carthagena", publicada por Jorge Orlando Melo en su Reportaje de la historia de Colombia (Bogotá, Planeta, 1989).Ninguno de los anteriores relatos es tan completo, tan reciente y tan preciso en la información casi periodística que proporciona, como el Diario del sitio publicado por Dufresnoy, a escasos tres meses después de ocurridos los sucesos. Por eso, y porque al decir de su editor "está escrito con tanta moderación que los vencidos no se ofenden", puede ser considerado lectura obligada y pieza documental insustitutible para toda persona que quiera enterarse del sitio de Cartagena por Edward Vernon.El victorioso ataque llevado a cabo por Vernon a Portobelo en 1739, en que con sólo seis naves de guerra, dos centenares de soldados y mucha suerte tomó a los españoles 68 cañones de bronce, 4 morteros, les inutilizó 80 cañones de hierro y les arrebató cuantioso botín, despertó tal entusiasmo en Inglaterra y supuso tal vulnerabilidad de las defensas del Imperio español, que no sólo se acuñó la famosa medalla conmemorativa de la hazaña del 22 de noviembre de ese 1739 sino que, pleno de soberbia, pensó que con un esfuerzo adicional se podría sitiar y ocupar la más importante ciudad del Caribe. Cauteloso, Vernon hizo dos simulacros cuidadosamente planeados para asegurar la victoria. Además, como en 1739 Inglaterra se decidiera a declararle la guerra a España, poco antes de su ataque a Portobelo, Vernon obtuvo un insólito apoyo en material bélico como nunca antes había intentado Inglaterra armar para guerras en América: 8 grandes navíos de tres palos. 28 de línea, 12 fragatas de combate, 130 transportes, algunos brulotes, 9.000 hombres de desembarco, 2.000 negros macheteros de Jamaica, 15.000 marineros y la escuadra angloamericana compuesta por 2.763 marines, comandados por Lawrence Washington, hermano de George, futuro libertador de Estados Unidos. En suma, casi 29.000 hombres de guerra contra una ciudad de alrededor de 20.000 habitantes, malamente defendidos por 6 barcos, 1.100 soldados veteranos, 400 bisoños, 600 marineros, 300 milicias y 600 indios, negros y mulatos, esto es, apenas 3.000 hombres de tropa.Es preciso saber que la guerra de Inglaterra contra España fue una típica guerra de rapiña, porque en realidad se trataba de diezmar las defensas españolas, consolidar la presencia británica en el área del Caribe --ya presente en Belice, Costa de Mosquitos (por cierto, cedida después a la Nueva Granada), Jaimaca, Caimán, Trinidad, Tobago-- y hacer de las Antillas un mar inglés, viejo sueño de la política exterior británica. Castigada "la arrogancia española" sería fácil presa en la mesa de negociaciones.Acostumbrados los británicos al contrabando desde Portobelo, no aceptaban que se les registrara ni en puertos ni en altamar por los guardacostas españoles. La Convención del Pardo, del 14 de enero de 1739, había aceptado pagarle a los británicos por los daños ocasionados en operaciones de registro a los contrabandistas la cantidad de 95.000 libras esterlinas. Pero Carlos III de España no sólo no pagó lo convenido, sino que consideró menos costoso declararle la guerra a los británicos, el 25 de agosto de 1739. Vernon, encargado de la represalia, se desquitó con su ataque a Portobelo. Tal vez eso explique la inusual alegría que el saqueo produjo en la opinión británica y el espíritu revanchista que envalentó a los súbditos británicos.El Diario del sitio editado por Dufresnoy nos proporciona, además de las estadísticas anotadas, otros detalles de interés. Los primeros buques enemigos fueron avistados el 13 de marzo de 1741 a las nueve de la mañana. La plaza, defendida por el virrey Sebastián de Eslava en persona, tenía de comandante a Blas de Lezo, ya mutilado por guerras anteriores. Para el día 15 toda la flota enemiga se había desplegado en plan de cerco. Al comienzo se notó la superioridad británica y fáciles acciones les permitieron adueñarse de los alrededores de la ciudad fortificada. No es el caso de recontar otra vez lo que los estudiosos ya conocen, hasta que una oportuna retraducción al español del texto francés nos permita hacer cotejos. Pero no deja de llamar la atención el énfasis que pone el anónimo redactor en la defensa del castillo de San Felipe de Barajas, de hecho el momento más crítico que sufrieron los británicos en todo el ataque: 1.200 británicos no pudieron asaltar el castillo defendido por 500 hispanoamericanos, dejando entre muertos, heridos y desertores a la mayor parte de los atacantes. Una vez más la clave de la victoria fueron las ingeniosas estratagemas que minaron la obvia ventaja británica. El Diario del sitio concluye con noticias sobre la propuesta de Vernon para el canje de prisioneros, el reconocimiento de 1.500 británicos muertos y heridos, entre ellos los mejores oficiales, las cuantiosas víctimas del escorbuto y la disentería, y la salida de la disminuida flota hacia Jamaica, el 8 de mayo. "Tales son las circunstancias más esenciales de la gran expedición que se ha hecho en los mares del Nuevo Mundo desde su descubrimiento", dice en las líneas finales.La célebre medalla en que aparece Blas de Lezo de rodillas ante Vernon se convirtió en un trofeo de los vencedores... ¡españoles! En una cara se festinaba el triunfo inglés en Portobelo, el año 1739. Pero en la otra, "la arrogancia española vencida por el almirante Vernon" se convirtió en un escarnio para, ese sí, arrogante marino inglés. Pedro Murillo Velarde, en su Geografía histórica publicada en 1752, menciona la medalla de Vernon no sin cierta ironía: "le hicieron una medalla donde estaba esculpida la acción de Vernon en Portobelo, al modo de las que hicieron los indios de Nueva España cuando cogieron a los españoles una cabeza de caballo (¡!)". En la Historia de San Martín (1888), Bartolomé Mitre registró también el dato medallístico, y la conocida y oficializada Historia de Colombia para la enseñanza secundaria de José María Henao y Gerardo Arrubla (1910), al recordar el frustrado trofeo, apunta que "pareció a los británicos que ya se había puesto el sol en los sucesores de Carlos V". Todo lo dicho pudo ser cierto, pero ahora entendemos que en una sola batalla naval, la de Cartagena, Inglaterra perdió la oportunidad de hacerse en América a un sólido bastión en Tierra Firme y que aquí, en 1741, languideció el proyecto marítimo largamente acariciado por la "pérfida Albión": enseñorearse en los mares del Nuevo Mundo.


La mayor derrota de Nelson. El intento de ocupación de Tenerife, julio 1797.(Fuentes: "La derrota de Nelson, el 'manco de Tenerife'" de Julio Albert Ferrero, Revista de Historia Naval, 1998, Juan Arencibia, Vicente Mira Gutiérrez, Editorial Leoncio Rodríguez, Julio N. Rancel, Museo Regional Militar de Canarias en Santa Cruz de Tenerife).
(Para saber más: http://www.mgar.net/index.html ) (Web de las pinturas de Esteban Arriaga: http://www.eumed.net/estebanarriaga/0/ )
Tras la derrota de la escuadra española en San Vicente el 14 de febrero de 1796 la escuadra vencedora de Jervis pone bloqueo a Cádiz, con el objeto de destruir la flota española allí fondeada y atacar el tráfico mercante. Pero los británicos toparon con una brillante defensa a cargo de Mazarredo, que organizó una flotilla de lanchas cañoneras que hostigaron de manera sorprendente a los buques británicos. Estas lanchas eran embarcaciones menores de los navíos y de las fuerzas sutiles de la ciudad provistos con cañones de 24 libras y obúses, y que aprovechaban su gran movilidad y la nocturnidad para infringir severos daños al enemigo, lo que obligó a la fuerza bloqueadora a retirarse más aun de la costa, lo que hizo inefectivo mucho tiempo dicho bloqueo al poder escapar muchos mercantes y entrar otros tantos y obligó a Jervis a copiar el sistema español y luchar también con lanchas, ya que era inefectivo el uso de los buques. Los franceses tomaron buena nota de esto, y en el bloqueo de Brest varios años después crearon una flotille à l'Espagnol, que era como llamaban ellos a esta forma de combatir con lanchas y cañoneras (en Brest también se formaron lanchas y cañoneras españolas de los navíos de Gravina que causaron gran servicio).Las tripulaciones británicas andaban algo desmoralizadas, llevaban mucho tiempo lejos de casa y en condiciones extremas, lo que originaba muchos problemas de insubordinación. El que Nelson formara parte de la escuadra no arreglaba la cosa. Había que dar un golpe audaz para subir la moral... y la paga. Así que siguiendo una larga tradición de oportunismo, o pirateo como dirían otros, Jervis se enteró de que los buques con tesoros provenientes de América dejaban el botín en Tenerife, que estaba fortificado, en vez de acercarse a Cádiz. Mandó dos fragatas al archipiélago para explorar, quienes tras apresar en un golpe sorpresa a una fragata de la Compañía de Filipinas en abril y la corbeta corsaria francesa La Mutine se decidió por hacer un ataque anfibio en toda regla. Inmediatamente el recientemente nombrado contraalmirante Nelson se hizo cargo de la comisión y el 14 de julio se puso en camino con los navíos de línea THESEUS de 74 cañones donde enarboló su insignia NElson y mandado por el capitán Miller, el CULLODEN de 74 mandado por el capitán Troubridge, ZEALOUS de 74 mandado por el capitán Hood, LEANDER de 50 mandado por el capitán Thompson (este navío, proveniente de Lisboa, se encontró con la escuadra cuando estaba ya iniciado el ataque), las fragatas SEAHORSE de 38 bajo el mando del capitán Freemantle, ESMERALD de 36 mandado por el capitán Waller, TERPSICHORE de 32 mandado por el capitán Bowen y el cutter FOX bajo mando del teniente Gibson, además de una bombardera, la RAYO mandada por el teniente Crompton, que se había encontrado de camino con la expedición el 15. En total 393 cañones, y 3.700 hombres armados.
El ataque a Tenerife.El teniente general Gutierrez, capitán general de Canarias se aprestó con gran efectividad la defensa, reforzando las fortificaciones y haciendo que los diferentes fuertes solaparan sus tiros, haciéndolos por tanto muy efectivos. Aquí hacemos un breve alto para hablar de este bravo general español. Gutierrez había nacido en 1734 y tenía un gran historial militar. Participó en Italia en las últimas campañas de Felipe V. Como teniente coronel mandó la fuerza que expulsó a los ingleses de las islas Malvinas, recuperándolas para España. Como general de brigada volvió a derrotar a los británicos, a las órdenes del duque de Crillón, en 1782, en la recuperación de Menorca, y en 1791 tomó el mando del archipiélago canario. Con la de 1797 sería la tercera vez que el general Gutiérrez vencería a los británicos. Las fuerzas con que contaba Gutierrez eran las siguientes:- El batallón de Canarias, unidad de élite muy preparada. 247 hombres. - Cazadores provinciales, 110 hombres.- Milicias de Laguna y Orotava, 330 hombres.- Rozadores de Laguna, 245 hombres.- Bandera de Cuba, 60 hombres.- Artilleros veteranos y de milicias, 387 hombres.- Pilotos auxiliares paisanos, 180 hombres.- Marineros franceses (de la capturada La Mutine), 110 hombres. En total 1.669 españoles y 91 cañones.El batallón de Canarias servía también como unidad de adiestramiento de los regimientos provinciales, constituídos exclusivamente por milicianos de una calidad militar muy irregular, tal y como se verá más adelante se quejaría Gutierrez de esto, pero el resto de tropas se comportó de manera extraordinaria y muy adiestrada, mención especial a los artilleros que sirvieron las piezas de manera notable y efectiva. Una pena no hubieran sido artilleros navales y haberlos tenido en San Vicente meses antes. Los marinos del bergantín corsario La Mutine y que en el momento de su captura estaba cargado con las ganancias de sus correrías contra los británicos, querían desquitarse de la pérdida de su barco, ya que las lanchas de las dos fragatas británicas Lively y Mineve que mandó Jervis en la exploración de la isla antes del desembarco, se apoderaron del barco adentrándose en el puerto, mientras el comandante y gran parte de la tripulación estaba en tierra divirtiéndose descuidadamente.El día 17 Nelson convocó a los capitanes británicos en su buque insignia para preparar el plan de asalto. Este plan de ataque consistía en que las tres fragatas de su escuadra, que tenían menos calado que los grandes navíos, se acercarían a la costa lo más posible en la oscuridad y desembarcarían las tropas para atacar las partes altas y las baterías al nordeste de la ciudad. El capitán de navío Troubridge del Culloden sería el encargado de la fuerza de desembarco. La bombardera Rayo abriría entonces fuego en la ciudad en ese momento con sus morteros. Al amanecer los navíos de línea se acercarían, preparados para bombardear la ciudad. A menos que los buques mercantes que se hayaran en el muelle y su carga y todo el tesoro o lingotes que se hubieran desembarcado en la ciudad fueran entregados, la ciudad sería destruida por el bombardeo. El día 18 la tripulación se dedicó a la instrucción de armas cortas. El día 20 Troubridge se traslada al Theseus para recibir las últimas instrucciones y detalles de la operación. La fuerza de desembarco consistía de 200 hombres por cada navío de línea, 100 más por cada una de las fragatas, completada por 80 artilleros, es decir, unos 1.000 hombres. La maniobra de desembarco comprendería dos fases. En la primera se desembarcaría a unas dos millas al nordeste del muelle de Santa Cruz, en la playa de Valle Seco, para tomar en maniobra de envolvimiento el castillo de Paso Alto. En la segunda fase, si no se rendía la ciudad tras conquistar Paso Alto, se dirigirían al muelle, para ocupar desde allí la ciudad. Entre el 21 y 22 de julio se pone en marcha el plan. Sin embargo, las fragatas con las corrientes fuertes inesperadas no pueden acercarse a menos de una milla de la costa y desde la ciudad se dio la alrma, perdiendo la sorpresa estratégica, aunque no la táctica, ya que no se sabía donde iban a desembarcar. No se pudo realizar un bombardeo naval, ya que los navíos no podían acercarse y las fragatas al estar armadas con cañones navales de tiro directo no podían hacer un fuego efectivo. Un gran fallo fue el contar sólo con una bombardera provista de morteros de tiro curvo por elevación. Ni siquiera contaban con obúses y sus afamadas carronadas no servían de nada en esta situación. Navegaban en dos formaciones de botes. Una compuesta por 23 lanchas que se dirigían al barranco del Bufadero y la otra, con 16, se dirigía al centro de la ciudad. Pero las malas condiciones metereológicas y el alertamiento del enemigo hacen abortar el desembarco y se vuelven a los buques con alguna pérdida de lanchas que zozobraron. A las 10 de la mañana del 22 las fragatas, remolcadas por sus botes, fondean en las proximidades del barranco del Bufadero y desembarcan 1.000 hombres, que pusieron pie en la playa de Valle Seco, a pesar del fuego de Paso Alto. El desembarco se realizó en condiciones penosas, algunos botes zozobraron en la oscuridad y debido al desconocimiento de la zona quedaron muy desperdigados, además la artillería de campaña a falta de caballería para su movilización tenía que ser transportada por los hombres, con el cansancio y lentitud que esto suponía. Las fuerzas defensoras enviadas previamente por Gutierrez en el risco de la Altura frena a los británicos, estas fuerzas estaban compuestas por unos 165 hombres escogidos de la guarnición. Gutiérrez ante la posibilidad de que desembarcaran más hombres mandó al jefe del batallón Canarias ir al pueblo cercano de La Laguna para conseguir más milicianos y que se dirigiera con ellos hacia el Valle Seco, cortando la posible progresión de los británicos. Así, con 30 hombres de su batallón y 50 civiles, ocuparon el mismo día 22, tras una rapidísima marcha, los objetivos previstos. Durante todo el 23 hubo un intercambio de fuego de fusil y de cañón. Los británicos, atascados y sin posibilidad de progresar procedieron al reembarque, tras dar Nelson la señal desde el Theseus de retirada, con la pérdida de dos hombres. Las tres fragatas navegaron entonces por las proximidades del barranco Hondo y de la Candelaria tratando de desconcertar y atemorizar a los defensores. Pero lo cierto es que Gutiérrez, una vez más, se adelantó a las intenciones de Nelson y había dispuesto fuerzas en Santa Cruz, dejanto el castillo de Paso Alto sólo con 30 hombres, desplegando las fuerzas mejor adiestradas en el Castillo de San Cristóbal en el sudoeste, dejando al batallón de Canarias en reserva, para acudir donde se pusieran las cosas feas. Este ir y venir de tropas españolas hacía que pareciera que eran muchos más los defensores.Tras las tentativas fracasadas Nelson se encontraba con una situación insólita que debía resolver para salvar el honor de la Royal Navy, convocó a sus capitanes a una reunión el 23 y les dijo que, tras reconocer el fracaso de su plan inicial, que había decidido un asalto directo a Santa Cruz por la noche. Nelson había decidido atacar por el centro, yendo directamente al castillo central de San Cristóbal, donde se encontraba la mayoría de las tropas españolas. Nelson ordenó el ataque, conduciendo personalmente uno de los seis grupos de abordaje, los otros cinco eran mandados por los capitanes Troubridge, Miller, Hood, Waller y Thompson. Nelson escribió a Jervis: "Tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo fuego de las baterías de la ciudad y mañana probablemente será coronada mi cabeza con laureles o con cipreses". Desde luego Nelson se resistía a quedarse en su buque insignia como correspondería a su grado de contra almirante y se exponía a un grave peligro que podía dejar sin mando a la fuerza de desembarco. Acto valiente, pero irresponsable, tal y como se vería más tarde

Bombardeo del castillo de San Cristóbal antes de iniciar el desembarco y de escasa efectividad, ya que los disparos eran directos al utilizar los cañones navales, en vez de curvos como lo haría un mortero, pintura de Esteban Arriaga.A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina británicos y marineros se encontraban alrededor del navío Zealous donde formaron los seis grupos, con 700 hombres. Además de las lanchas iba el cúter Fox, con 180 hombres escogidos y 80 en una goleta canaria apresada varios días antes. Con remos envueltos en telas para no hacer mucho ruido comenzaron a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. Lograron llegar hasta tiro de cañón de la costa (unos 300 metros) antes de ser descubiertos por la fragata española San José, que se encontraba fondeada a 500 metros del muelle, seguido por el castillo de Paso Alto. La batalla fue emprendida en 5 frentes, el principal, el área alrededor de la plaza de la Pila, la reguera de Santos, la playa de las Carnicerias, y el monasterio de Santo Domingo. Sin embargo los primeros que llegaron a las playas se habían equivocado y se habían despistado del resto de las tropas, además la mayoría de su munición estaba inservible por el oleaje y a parte perdieron sus escaleras de mano de escalar. El resto de los grupos se vio sorprendido por un sostenido fuego de las baterias españolas que abrieron fuego desde Paso Alto hasta el castillo de San Telmo con toda clase de proyectiles, metralla y fusileria de mosquete que ocasionó el hundimiento del cutter Fox con la pérdida de 97 hombres. Según los propios atacantes parecía el mismo infierno. Algunos de los comandantes de las baterías de Paso Alto, San Miguel, San Antonio y San Pedro se disputaban la gloria del acierto de haber echado a pique al citado cúter. "El comandante del castillo de San Pedro, que estaba bajo su mando y que era el más inmediato al muelle, afirmó que fue el primero que avistó a la embarcación inglesa y que avisó a las demás fortalezas con un cañonazo que le disparó. Este dato es muy importante y probablemente exacto, porque nadie lo rectificó con posterioridad." (Juan Arencibia) [Al ser alertadas] las cuatro referidas baterías empezaron a un tiempo un fuego tan vivo y tan unido, que al momento el mar se tragó al cúter y por consiguiente las cuatro baterías fueron las que le echaron a pique, porque un solo cañonazo, dos, tres o cuatro de una batería, no lo habrían destruido con tanta prontitud. (Francisco de Tolosa. Capitán de los artilleros provinciales)

Maqueta del cutter "Fox", que fue hundido en la acción por el fuego de las baterías españolas y que perdió a la mayor parte de su dotación.
La víspera del ataque se abrió una tronera en el muro del castillo de San Cristóbal donde se colocó un cañón de 24 libras a baja altura, para dificultar el desembarco inglés en la playa que separaba este castillo del de San Pedro. Es posible que, como indica la tradición, se tratara del cañón Tigre, pero es un hecho indemostrable ya que eran numerosos los cañones que en fuego cruzado, intentaban impedir el acceso inglés a la playa y al muelle. Sin llegar a desembarcar Nelson fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, ya que el infierno les caía del cielo, mientras que Richard Bowen, comandante del Terpsichore, pierde la vida. Sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y clavan unos cañones en el muelle "fue tan vivo y tan nutrido el fuego de mosquetería y metralla que nos hicieron desde la ciudadela, ventanas y azoteas de las casas circunvecinas, que no fue poible avanzar un paso más, y el suelo estaba sembrado de cadáveres nuestros". (parte de Nelson a Jervis, 27 de julio). Al final se rinden y más de medio centenar de hombres son tomados prisioneros.El teniente Josiah Nisbet (el hijastro de Nelson) cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto," murmuró mientras Josiah lo ponía tumbado en el bote, a continuación rasgó el pañuelo de seda negra de su propio cuello y la ató como torniquete alrededor del brazo herido. Josiah vio que la vida del almirante dependía de una vuelta inmediata al barco y al cirujano. Nelson rechazó ser subido a bordo del Seahorse que era el barco más cercano, debido a la señal de socorro que izaría su capitán Betsey Fremantle y que tendría consecuencias desastrosas para la moral de las tropas, así que la lancha continuó más lejos para encontrarse con el Theseus. Su brazo derecho colgó por un lado mientras que, con su izquierda él saltó a bordo de la nave. "déjenme subir solo," el almirante gritó herido "tengo todavía mis piernas y un brazo. Diga al cirujano que se de prisa en preparar sus instrumentos- sé que debo perder mi brazo derecho, así que cuanto antes mejor." Un acto valiente ante tan desastroso desembarco. El resto de su grupo encalla o desembarca en otras zonas donde son hostigados por los milicianos. En la playa de las Carnicerias logran desembarcar 450 británicos pertenecientes a tres de los seis grupos, que se dirigen al centro de la ciudad bajo el intenso fuego. Intentan sin éxito tomar el fuerte de San Cristóbal por la retaguardia, a pesar de los contratiempos, y demostrando gran arrogancia, el capitán Troubridge envío un mensaje al general Gutiérrez para instarle a la rendición, que lógicamente fue rechazada categóricamente (estos mensajes del oficial británico eran seguramente para ganar algo de tiempo, para que a los posibles refuerzos les diera tiempo llegar hasta su posición). A continuación logran encerrase con 340 hombres supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, en el convento dominico de La Consolación, pero eran sabedores que esta situación era insostenible, ya que los barcos de guerra británicos no podían acercarse para dar refuerzos a las tropas desembarcadas. El capitán británico contaba sólo con 80 infantes de marina, 80 lanceros y 180 marineros armados con mosquetes. Los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las Carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques al principio tienen éxito, pero el batallón de Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados. El batallón de Canarias, previa orden, ocupa el muelle con el fin de cortar la retirada de Troubridge y la llegada de refuerzos. El regimiento de La Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de costa. Tanto las órdenes como los movimientos de los defensores fueron ejecutados con rapidez y eficacia. Nelson intenta de madrugada reforzar a Troubridge enviando 15 botes hacia el muelle. Las baterías costeras hunden a tres, los demás viraron y regresaron a los buques. La batería del muelle, antes inutilizada ahora ya estaba de nuevo en servicio, lo que hacía imposible otro ataque.El capitán Troubridge tras otro ridículo mensaje instando a la rendición y dándose cuenta de la triste realidad mandó a Hood a parlamentar con el gobernador. El general Gutiérrez ese día del 25 de julio tenía crisis asmática, a pesar de ello obligó al enemigo a negociar, lo que era en realidad una capitulación. Estas eran las condiciones de la negociación.
"Santa Cruz, 25 de julio de 1797Las tropas &c. pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honorSamuel HoodRatificado porT.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas." Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en la guerra, escribiría a bordo de su navío una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó el día después cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad. "Theseus, en las afueras de Tenerife, 26 de julio de 1796 (error de fecha)No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E.obedientehumilde servidorHoracio Nelson "A lo que el general contestó:"Muy Señor mío, de mi maior atención: Con mucho gusto he recivido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes devo de considerar como hermanos desde el instante que concluió el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o qualquiera de los efectos que esta Ysla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de limetones de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Seráme de mucha satisfacción tratar personalmente quando las circunstancias lo permitan, a sugeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años.Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.Dn. Antonio Gutiérrez" Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la Peninsula. Al contrario que el enemigo los españoles no tuvieron excesivas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente, sufriendo los británicos 177 muertos por ahogamiento (debido al hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas por fuego o por zozobrar), 51 muertos en combate, 5 desaparecidos y 128 heridos. Del total de las bajas tuvieron 7 oficiales muertos y 5 más heridos). Como hemos indicado anteriormente Nelson fue uno de los oficiales heridos. Además hubo bastantes prisioneros que fueron devueltos a sus barcos. En España se tomó como un desquite por la derrota en San Vicente seis meses atrás. El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. Bajas oficiales que sufrieron los ingleses en el asalto del 25 de julio de 1797
Buques Muertos Heridos Ahogados Perdidos
Theseus 12 25 34
Culloden 3 18 36
Zealous 5 21
Leander 6 5 1
Seahorse 2 31
Terpsichore8 11 4
Fox 97
Emerald 8 12 10
Total 44 123 177 5
Oficiales muertos:- Richard Bowen. Comandante de la Terpsichore - George Thorpe. Oficial de la Terpsichore- John Weterhead. Oficial del Theseus- William Earnshaw. Oficial del Leander- Robinson. Oficial del Leander - Baisham. Oficial de la Emerald- Gibson. Oficial Comandante del Fox Oficiales heridos:- Horatio Nelson. Contraalmirante- Thompson. Comandante del Leander- Freemantle. Comandante de la Seahorse- George Douglas. Oficial de la Seahorse- Guardamarina Watts, del Zealous
Elconstituídos exclusivamente por milicianos de una calidad militar muy irregular, tal y como se verá más adelante se quejaría Gutierrez de esto, pero el resto de tropas se comportó de manera extraordinaria y muy adiestrada, mención especial a los artilleros que sirvieron las piezas de manera notable y efectiva. Una pena no hubieran sido artilleros navales la costa y desde la ciudad se dio la alrma, perdiendo la sorpresa estratégica, aunque no la táctica, ya que no se sabía donde iban a desembarcar. No se pudo realizar un bombardeo naval, ya que más. Bombardeo del castillo de San Cristóbal antes de iniciar el desembarco y de escasa efectividad, ya que los disparos eran directos al utilizar los cañones navales, en vez de curvos como lo haría un mortero, pintura de Esteban Arriaga.A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina británicos y marineros se encontraban alrededor del navío Zealous donde formaron los seis grupos, con 700 hombres. Además de las lanchas iba el cúter Fox, con 180 hombres escogidos y 80 en una goleta canaria apresada varios días antes. Con remos envueltos en telas para no hacer mucho ruido comenzaron a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. Lograron llegar hasta tiro de cañón de la costa (unos 300 metros) antes de ser descubiertos por la fragata española San José, que se encontraba fondeada a 500 metros del muelle, seguido por el castillo de Paso Alto. La batalla fue emprendida en 5 frentes, el principal, el área alrededor de la plaza de la Pila, la reguera de Santos, la playa de las Carnicerias, y el monasterio de Santo Domingo. Sin embargo los primeros que llegaron a las playas se habían equivocado y se habían despistado del resto de las tropas, además la mayoría de su munición estaba inservible por el oleaje y a parte perdieron sus escaleras de mano de escalar. El resto de los grupos se vio sorprendido por un sostenido fuego de las baterias españolas que abrieron fuego desde Paso Alto hasta el castillo de San Telmo con toda clase de proyectiles, metralla y fusileria de mosquete que ocasionó el hundimiento del cutter Fox con la pérdida de 97 hombres. Según los propios atacantes parecía el mismo infierno. Algunos de los comandantes de las baterías de Paso Alto, San Miguel, San Antonio y San Pedro se disputaban la gloria del acierto de haber echado a pique al citado cúter. "El comandante del castillo de San Pedro, que estaba bajo su mando y que era el más inmediato al muelle, afirmó que fue el primero que avistó a la embarcación inglesa y que avisó a las demás fortalezas con un cañonazo que le disparó. Este dato es muy importante y probablemente exacto, porque nadie lo rectificó con posterioridad." (Juan Arencibia) [Al ser alertadas] las cuatro referidas baterías empezaron a un tiempo un fuego tan vivo y tan unido, que al momento el mar se tragó al cúter y por consiguiente las cuatro baterías fueron las que le echaron a pique, porque un solo cañonazo, dos, tres o cuatro de una batería, no lo habrían destruido con tanta prontitud. (Francisco de Tolosa. Capitán de los artilleros provinciales) Maqueta del cutter "Fox", que fue hundido en la acción por el fuego de las baterías españolas y que perdió a la mayor parte de su dotación.La víspera del ataque se abrió una tronera en el muro del castillo de San Cristóbal donde se colocó un cañón de 24 libras a baja altura, para dificultar el desembarco inglés en la playa que separaba este castillo del de San Pedro. Es posible que, como indica la tradición, se tratara del cañón Tigre, pero es un hecho indemostrable ya que eran numerosos los cañones que en fuego cruzado, intentaban impedir el acceso inglés a la playa y al muelle. Sin llegar a desembarcar Nelson fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, ya que el infierno les caía del cielo, mientras que Richard Bowen, comandante del Terpsichore, pierde la vida. Sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y clavan unos cañones en el muelle "fue tan vivo y tan nutrido el fuego de mosquetería y metralla que nos hicieron desde la ciudadela, ventanas y azoteas de las casas circunvecinas, que no fue poible avanzar un paso más, y el suelo estaba sembrado de cadáveres nuestros". (parte de Nelson a Jervis, 27 de julio). Al final se rinden y más de medio centenar de hombres son tomados prisioneros.El teniente Josiah Nisbet (el hijastro de Nelson) cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto," murmuró mientras Josiah lo ponía tumbado en el bote, a continuación rasgó el pañuelo de seda negra de su propio cuello y la ató como torniquete alrededor del brazo herido. Josiah vio que la vida del almirante dependía de una vuelta inmediata al barco y al cirujano. Nelson rechazó ser subido a bordo del Seahorse que era el barco más cercano, debido a la señal de socorro que izaría su capitán Betsey Fremantle y que tendría consecuencias desastrosas para la moral de las tropas, así que la lancha continuó más lejos para encontrarse con el Theseus. Su brazo derecho colgó por un lado mientras que, con su izquierda él saltó a bordo de la nave. "déjenme subir solo," el almirante gritó herido "tengo todavía mis piernas y un brazo. Diga al cirujano que se de prisa en preparar sus instrumentos- sé que debo perder mi brazo derecho, así que cuanto antes mejor." Un acto valiente ante tan desastroso desembarco. El resto de su grupo encalla o desembarca en otras zonas donde son hostigados por los milicianos. En la playa de las Carnicerias logran desembarcar 450 británicos pertenecientes a tres de los seis grupos, que se dirigen al centro de la ciudad bajo el intenso fuego. Intentan sin éxito tomar el fuerte de San Cristóbal por la retaguardia, a pesar de los contratiempos, y demostrando gran arrogancia, el capitán Troubridge envío un mensaje al general Gutiérrez para instarle a la rendición, que lógicamente fue rechazada categóricamente (estos mensajes del oficial británico eran seguramente para ganar algo de tiempo, para que a los posibles refuerzos les diera tiempo llegar hasta su posición). A continuación logran encerrase con 340 hombres supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, en el convento dominico de La Consolación, pero eran sabedores que esta situación era insostenible, ya que los barcos de guerra británicos no podían acercarse para dar refuerzos a las tropas desembarcadas. El capitán británico contaba sólo con 80 infantes de marina, 80 lanceros y 180 marineros armados con mosquetes. Los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las Carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques al principio tienen éxito, pero el batallón de Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados. El batallón de Canarias, previa orden, ocupa el muelle con el fin de cortar la retirada de Troubridge y la llegada de refuerzos. El regimiento de La Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de costa. Tanto las órdenes como los movimientos de los defensores fueron ejecutados con rapidez y eficacia. Nelson intenta de madrugada reforzar a Troubridge enviando 15 botes hacia el muelle. Las baterías costeras hunden a tres, los demás viraron y regresaron a los buques. La batería del muelle, antes inutilizada ahora ya estaba de nuevo en servicio, lo que hacía imposible otro ataque.El capitán Troubridge tras otro ridículo mensaje instando a la rendición y dándose cuenta de la triste realidad mandó a Hood a parlamentar con el gobernador. El general Gutiérrez ese día del 25 de julio tenía crisis asmática, a pesar de ello obligó al enemigo a negociar, lo que era en realidad una capitulación. Estas eran las condiciones de la negociación."Santa Cruz, 25 de julio de 1797Las tropas &c. pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honorSamuel HoodRatificado porT.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas." Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en la guerra, escribiría a bordo de su navío una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó el día después cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad. "Theseus, en las afueras de Tenerife, 26 de julio de 1796 (error de fecha)No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E.obedientehumilde servidorHoracio Nelson "A lo que el general contestó:"Muy Señor mío, de mi maior atención: Con mucho gusto he recivido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes devo de considerar como hermanos desde el instante que concluió el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o qualquiera de los efectos que esta Ysla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de limetones de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Seráme de mucha satisfacción tratar personalmente quando las circunstancias lo permitan, a sugeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años.Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.Dn. Antonio Gutiérrez" Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la Peninsula. Al contrario que el enemigo los españoles no tuvieron excesivas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente, sufriendo los británicos 177 muertos por ahogamiento (debido al hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas por fuego o por zozobrar), 51 muertos en combate, 5 desaparecidos y 128 heridos. Del total de las bajas tuvieron 7 oficiales muertos y 5 más heridos). Como hemos indicado anteriormente Nelson fue uno de los oficiales heridos. Además hubo bastantes prisioneros que fueron devueltos a sus barcos. En España se tomó como un desquite por la derrota en San Vicente seis meses atrás. El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. Bajas oficiales que sufrieron los ingleses en el asalto del 25 de julio de 1797
Buques Muertos Heridos Ahogados Perdidos
Theseus 12 25 34
Culloden 3 18 36
Zealous 5 21
Leander 6 5 1
Seahorse 2 31
Terpsichore 8 11 4
Fox 97
Emerald 8 12 10
Total 44 123 177 5
Oficiales muertos:- Richard Bowen. Comandante de la Terpsichore - George Thorpe. Oficial de la Terpsichore- John Weterhead. Oficial del Theseus- William Earnshaw. Oficial del Leander- Robinson. Oficial del Leander - Baisham. Oficial de la Emerald- Gibson. Oficial Comandante del Fox Oficiales heridos:- Horatio Nelson. Contraalmirante- Thompson. Comandante del Leander- Freemantle. Comandante de la Seahorse- George Douglas. Oficial de la Seahorse- Guardamarina Watts, del Zealous
Bajas de las fuerzas españolas de Tenerife
- Don Juan Bautista de Castro. Teniente Coronel del Regimiento de La Laguna- Don Rafael Fernández. Subteniente del Batallón Canarias- Antonio Miguel González. Soldado del Batallón Canarias- Manuel Fernández. Ídem - Luis Nuñez. Ídem - Antonio Delgado Sosa. Miliciano- José Benito. Ídem - Juan Pacheco. Ídem - Bernardo García. Ídem - Dionisio González. Ídem - Domingo de León Padilla. Ídem - Felipe Guerra. Ídem - José Pérez. Ídem - Don Carlos Rooney. Paisano- Don Agustín Quevedo. Ídem - Don Antonio Espinosa. Ídem - Don Domingo A. Pérez. Ídem - Don José M. Calero. Ídem - Don Juan de Regla. Ídem - Don Juan Amarilis. Ídem - Pablo Duaure. Auxiliar. Natural de Francia- Juan Chibeau. Ídem. Ídem
El general dejó reembarcar a los enemigos con sus armas y con honores de guerra, cuando debieron haberlas rendido y quedado prisioneros. Bien es verdad que con las inexpertas, indisciplinadas e inermes milicias, poco a casi nada se podía hacer, por lo cual don Antonio redactó un bando donde reconoce las indisciplinas y el poco espíritu militar de estas tropas y enmienda los fallos encontrados en las unidades de combatientes que intervienen en la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife aquel día 25 de julio de 1797. En las condiciones de la negociación los ingleses se preocuparon de que no constara en ningún lado la palabra rendición o capitulación, cuando fue así, por mucho que se dijera, y es ahí donde se aferran los británicos cuando dicen que en esta batalla Nelson no se rindió, aunque nunca han ocultado que fue una jornada trágica para su marina. Lo digan como lo digan fue una derrota sin paliativos, por número de hombres muertos y heridos, daños en lanchas y buques y porque, principalmente, no consiguieron su objetivo de adueñarse de la ciudad. Los españoles podemos decir con orgullo y sin ninguna duda que Nelson, sus hombres y su Royal Navy salieron bien derrotados. En la tarde del 26 los buques británicos rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas, en memoria del malogrado capitán de fragata Bowen, comandante del Terpsichore, muerto el día anterior. La fragata Emerald entregó en Cádiz, tal y como había dicho Nelson, el parte de la victoria española.El general Gutiérrez había demostrado un gran intuición militar al frustrar todos los intentos de desembarco, anticipándose a los movimientos de los británicos; aprovechó el terreno y explotó al máximo las posibilidades de sus fuerzas, siendo sus órdenes acatadas con precisión. Se le unió la buena movilidad de las tropas de élite y de los artilleros que habían logrado hundir muchas lanchas y un cúter. Su Majestad el Rey Carlos IV asciende a Gutiérrez, confiriéndole además la Encomienda de Esparragal en la orden de Alcántara. Su salud empeora y poco antes de las cuatro de la madrugada del día 22 de abril de 1799 fue llamado el médico de cabecera que le diagnosticó perlesía (parálisis en el brazo y en la pierna). Murió el 14 de mayo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla del Apóstol Santiago de la parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.Nelson había realizado una desastrosa acción. Sin quitarle el valor de este marino, actuó de una manera tan audaz como mal concebido los planes. La confianza de Nelson en sí mismo y, sobre todo, la minusvaloración de los defensores, fueron el principal motivo de su derrota. Según declaraciones hechas por Troubridge se desconocían las playas, la hidrografía y la metereología de la zona. El estado de la mar supuso la dispersión y el hundimiento de algunas lanchas. El bombardeo naval fue ineficaz como hemos expresado anteriormente, ya que sólo había una bombarda armada con morteros, única arma capaz de hacer daño a las defensas, por tanto el número de efectivos era insuficiente para tamaña empresa. Desembarcaron 1.000 hombres contra 1.600, pero Nelson creía incluso que los españoles eran 8.000, debido a la gran movilidad que estos tuvieron y parecía que había más defensores, lo que hacía del ataque aun más temerario. Un duro golpe al ego de Nelson y a su arrogancia.
Los Castillos de Santa Cruz Cuando Nelson atacó éstos eran, de norte a sur, los castillos y reductos fortificados: Torre de San Andrés, castillo de Paso Alto, fuerte de San Miguel (en la desembocadura del barranco de Tahodio), baterías de Santa Teresa (en la margen derecha del barranco), Candelaria, Santiago, San Rafael, Pilar, San Antonio y Santa Isabel (todas en las inmediaciones del actual solar que ocupa el acuartelamiento de Almeida), fuerte de San Pedro, baterías de la Rosa (junto a la Alameda), del Muelle y de Santo Domingo (junto al castillo de San Cristóbal), Castillo Principal o de San Cristóbal, baterías de la Concepción (donde está el edificio del Cabildo), de San Telmo (margen derecha del barranco de Santos) y de San Francisco (en la Caleta de Negros), castillo de San Juan y baterías de las Cruces y Barranco Hondo (en Puerto Caballos). Estos castillos y reductos fortificados armados con casi un centenar de cañones y una docena de morteros, estaban unidos por una muralla y hacían de Santa Cruz una plaza prácticamente inexpugnable. Nunca pudo ser ocupada por los enemigos de España.

Según cuenta la tradición desde el mismo día de la batalla, 25 de julio de 1797, el disparo que hirió al gran almirante británico fue hecho con el cañón llamado "Tigre". A los artilleros les gustaba siempre poner nombre a sus cañones. En el siglo XVIII, este nombre estaba incluso grabado en el bronce de cada uno de ellos. "Tigre" era un cañón que había sido fundido en Sevilla en el año 1768. Hoy en día todavía se puede ver en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife.

Bandera británica que se encuentra en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife junto a otras banderas y pertrechos militares ingleses capturados en el desembarco, y que perteneció a un grupo que salió de la fragata Emerald.
Título y privilegiosEste triunfo dio pie a los regidores para solicitar título y méritos, y tal fue así que, de hecho, una vez se retiraron los navíos británicos de la bahía de Santa Cruz, confirmando el fracaso de su expedición, las autoridades pensaron en hacer valer sus merecimientos ante el monarca y, también, su gratitud al cielo que los había protegido. La acción de gracias fue motivo de una manifestación colectiva, encabezada por el ayuntamiento, que se celebró el 29 de julio de 1797 y en donde se aclamó a los santos patronos, completándose el nombre del lugar que, a partir de entonces, se llamaría Santa Cruz de Santiago de Tenerife.Lo cierto es que el ayuntamiento, no sin recelos, acabó pidiendo a la Corona, con mucha discreción, tres cosas como si fueran una sola: el título y privilegio de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza, y la modificación de su nombre.Contrariamente a lo que era norma habitual en estos casos, los trámites se resolvieron con cierta rapidez y el 21 de noviembre de 1797 se firmó el decreto real por el que se concedía a Santa Cruz el título de villa y el privilegio de villazgo.Con la llegada de la noticia, el ayuntamiento resolvió que se vivieran tres noches de luminarias, con tambor y repique de campanas, y aunque la expedición del título original se hizo esperar y se extravió el expediente, al cabo de tres años todo quedó arreglado.(Extraído de: http://www.mgar.net/docs/gutierre.htm)
El cabo Correa CorbalánComo consecuencia de la sonada victoria de las tropas españolas sobre los hombres desembarcados por el contraalmirante Nelson en Tenerife, el general Antonio Gutiérrez elevó a las altas instancias españolas una petición de recompensas para los más destacados en la jornada del 25 de julio de 1797. Como era de suponer incluía a los mandos más significados, a los que se proponía para el empleo inmediato superior. En la relación estaban los jefes y oficiales, Salcedo, Marquelli, Estranio, Guinther, Greagh, Prat, Rosique, Siera, etcétera. Todo normal. Era una petición de ascenso generalizado en la que a todos se daban los mismos méritos, lo que al final resultó inefectivo, porque no hubo ascensos.Hubo una excepción, porque al incluirlo en la relación se especificaron sus méritos pormenorizados. El general Gutiérrez hizo una mención especial del cabo del Regimiento de Güímar Diego Correa, a quien proponía para el ascenso al grado de subteniente. Era un buen salto. ¿Cuáles fueron sus méritos?Pues Correa estaba de servicio en la batería de La Concepción. Desde su puesto vio que la madrugada del 25 de julio zozobraban unos botes ingleses cuando intentaban acercarse a la costa. Correa arengó a un puñado de soldados y se lanzó sobre los ingleses que intentaban alcanzar la playa. Combatió contra ellos y capturó 17 a los que llevó prisioneros al castillo de San Cristóbal ante la sorpresa general. Además se apoderó de sus armas, entre otras un cañoncito de campaña.Correa, nacido en La Laguna en 1772, fue un aventurero. Se casó a los 19 años con Pilar Bottino, hija de un comerciante genovés afincado en La Laguna. En 1803 le llegó el ascenso a subteniente. Después de ejercer de guarda mayor de montes durante un año, embarcó con el grado de capitán a Cádiz en 1808. En 1910 aparece en Estados Unidos, más tarde en La Habana, en Gibraltar, en Madrid... En 1836 fue nombrado Intendente en Filipinas, donde murió en 1843.

El escudo de armas de Santa Cruz tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra. Los británicos han parecido tener una especial inclinación en conquistar la isla. Por eso, las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra estos: Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797). De las tres, la más importante fue la última. A raíz de esta victoria, el rey Carlos IV otorgó a Santa Cruz la categoría de Villa, sus títulos honoríficos, su escudo de armas y su constitución como municipio.
Espero os haya gustado
(Para saber más: http://www.mgar.net/index.html ) (Web de las pinturas de Esteban Arriaga: http://www.eumed.net/estebanarriaga/0/ )
Tras la derrota de la escuadra española en San Vicente el 14 de febrero de 1796 la escuadra vencedora de Jervis pone bloqueo a Cádiz, con el objeto de destruir la flota española allí fondeada y atacar el tráfico mercante. Pero los británicos toparon con una brillante defensa a cargo de Mazarredo, que organizó una flotilla de lanchas cañoneras que hostigaron de manera sorprendente a los buques británicos. Estas lanchas eran embarcaciones menores de los navíos y de las fuerzas sutiles de la ciudad provistos con cañones de 24 libras y obúses, y que aprovechaban su gran movilidad y la nocturnidad para infringir severos daños al enemigo, lo que obligó a la fuerza bloqueadora a retirarse más aun de la costa, lo que hizo inefectivo mucho tiempo dicho bloqueo al poder escapar muchos mercantes y entrar otros tantos y obligó a Jervis a copiar el sistema español y luchar también con lanchas, ya que era inefectivo el uso de los buques. Los franceses tomaron buena nota de esto, y en el bloqueo de Brest varios años después crearon una flotille à l'Espagnol, que era como llamaban ellos a esta forma de combatir con lanchas y cañoneras (en Brest también se formaron lanchas y cañoneras españolas de los navíos de Gravina que causaron gran servicio).Las tripulaciones británicas andaban algo desmoralizadas, llevaban mucho tiempo lejos de casa y en condiciones extremas, lo que originaba muchos problemas de insubordinación. El que Nelson formara parte de la escuadra no arreglaba la cosa. Había que dar un golpe audaz para subir la moral... y la paga. Así que siguiendo una larga tradición de oportunismo, o pirateo como dirían otros, Jervis se enteró de que los buques con tesoros provenientes de América dejaban el botín en Tenerife, que estaba fortificado, en vez de acercarse a Cádiz. Mandó dos fragatas al archipiélago para explorar, quienes tras apresar en un golpe sorpresa a una fragata de la Compañía de Filipinas en abril y la corbeta corsaria francesa La Mutine se decidió por hacer un ataque anfibio en toda regla. Inmediatamente el recientemente nombrado contraalmirante Nelson se hizo cargo de la comisión y el 14 de julio se puso en camino con los navíos de línea THESEUS de 74 cañones donde enarboló su insignia NElson y mandado por el capitán Miller, el CULLODEN de 74 mandado por el capitán Troubridge, ZEALOUS de 74 mandado por el capitán Hood, LEANDER de 50 mandado por el capitán Thompson (este navío, proveniente de Lisboa, se encontró con la escuadra cuando estaba ya iniciado el ataque), las fragatas SEAHORSE de 38 bajo el mando del capitán Freemantle, ESMERALD de 36 mandado por el capitán Waller, TERPSICHORE de 32 mandado por el capitán Bowen y el cutter FOX bajo mando del teniente Gibson, además de una bombardera, la RAYO mandada por el teniente Crompton, que se había encontrado de camino con la expedición el 15. En total 393 cañones, y 3.700 hombres armados.
El ataque a Tenerife.El teniente general Gutierrez, capitán general de Canarias se aprestó con gran efectividad la defensa, reforzando las fortificaciones y haciendo que los diferentes fuertes solaparan sus tiros, haciéndolos por tanto muy efectivos. Aquí hacemos un breve alto para hablar de este bravo general español. Gutierrez había nacido en 1734 y tenía un gran historial militar. Participó en Italia en las últimas campañas de Felipe V. Como teniente coronel mandó la fuerza que expulsó a los ingleses de las islas Malvinas, recuperándolas para España. Como general de brigada volvió a derrotar a los británicos, a las órdenes del duque de Crillón, en 1782, en la recuperación de Menorca, y en 1791 tomó el mando del archipiélago canario. Con la de 1797 sería la tercera vez que el general Gutiérrez vencería a los británicos. Las fuerzas con que contaba Gutierrez eran las siguientes:- El batallón de Canarias, unidad de élite muy preparada. 247 hombres. - Cazadores provinciales, 110 hombres.- Milicias de Laguna y Orotava, 330 hombres.- Rozadores de Laguna, 245 hombres.- Bandera de Cuba, 60 hombres.- Artilleros veteranos y de milicias, 387 hombres.- Pilotos auxiliares paisanos, 180 hombres.- Marineros franceses (de la capturada La Mutine), 110 hombres. En total 1.669 españoles y 91 cañones.El batallón de Canarias servía también como unidad de adiestramiento de los regimientos provinciales, constituídos exclusivamente por milicianos de una calidad militar muy irregular, tal y como se verá más adelante se quejaría Gutierrez de esto, pero el resto de tropas se comportó de manera extraordinaria y muy adiestrada, mención especial a los artilleros que sirvieron las piezas de manera notable y efectiva. Una pena no hubieran sido artilleros navales y haberlos tenido en San Vicente meses antes. Los marinos del bergantín corsario La Mutine y que en el momento de su captura estaba cargado con las ganancias de sus correrías contra los británicos, querían desquitarse de la pérdida de su barco, ya que las lanchas de las dos fragatas británicas Lively y Mineve que mandó Jervis en la exploración de la isla antes del desembarco, se apoderaron del barco adentrándose en el puerto, mientras el comandante y gran parte de la tripulación estaba en tierra divirtiéndose descuidadamente.El día 17 Nelson convocó a los capitanes británicos en su buque insignia para preparar el plan de asalto. Este plan de ataque consistía en que las tres fragatas de su escuadra, que tenían menos calado que los grandes navíos, se acercarían a la costa lo más posible en la oscuridad y desembarcarían las tropas para atacar las partes altas y las baterías al nordeste de la ciudad. El capitán de navío Troubridge del Culloden sería el encargado de la fuerza de desembarco. La bombardera Rayo abriría entonces fuego en la ciudad en ese momento con sus morteros. Al amanecer los navíos de línea se acercarían, preparados para bombardear la ciudad. A menos que los buques mercantes que se hayaran en el muelle y su carga y todo el tesoro o lingotes que se hubieran desembarcado en la ciudad fueran entregados, la ciudad sería destruida por el bombardeo. El día 18 la tripulación se dedicó a la instrucción de armas cortas. El día 20 Troubridge se traslada al Theseus para recibir las últimas instrucciones y detalles de la operación. La fuerza de desembarco consistía de 200 hombres por cada navío de línea, 100 más por cada una de las fragatas, completada por 80 artilleros, es decir, unos 1.000 hombres. La maniobra de desembarco comprendería dos fases. En la primera se desembarcaría a unas dos millas al nordeste del muelle de Santa Cruz, en la playa de Valle Seco, para tomar en maniobra de envolvimiento el castillo de Paso Alto. En la segunda fase, si no se rendía la ciudad tras conquistar Paso Alto, se dirigirían al muelle, para ocupar desde allí la ciudad. Entre el 21 y 22 de julio se pone en marcha el plan. Sin embargo, las fragatas con las corrientes fuertes inesperadas no pueden acercarse a menos de una milla de la costa y desde la ciudad se dio la alrma, perdiendo la sorpresa estratégica, aunque no la táctica, ya que no se sabía donde iban a desembarcar. No se pudo realizar un bombardeo naval, ya que los navíos no podían acercarse y las fragatas al estar armadas con cañones navales de tiro directo no podían hacer un fuego efectivo. Un gran fallo fue el contar sólo con una bombardera provista de morteros de tiro curvo por elevación. Ni siquiera contaban con obúses y sus afamadas carronadas no servían de nada en esta situación. Navegaban en dos formaciones de botes. Una compuesta por 23 lanchas que se dirigían al barranco del Bufadero y la otra, con 16, se dirigía al centro de la ciudad. Pero las malas condiciones metereológicas y el alertamiento del enemigo hacen abortar el desembarco y se vuelven a los buques con alguna pérdida de lanchas que zozobraron. A las 10 de la mañana del 22 las fragatas, remolcadas por sus botes, fondean en las proximidades del barranco del Bufadero y desembarcan 1.000 hombres, que pusieron pie en la playa de Valle Seco, a pesar del fuego de Paso Alto. El desembarco se realizó en condiciones penosas, algunos botes zozobraron en la oscuridad y debido al desconocimiento de la zona quedaron muy desperdigados, además la artillería de campaña a falta de caballería para su movilización tenía que ser transportada por los hombres, con el cansancio y lentitud que esto suponía. Las fuerzas defensoras enviadas previamente por Gutierrez en el risco de la Altura frena a los británicos, estas fuerzas estaban compuestas por unos 165 hombres escogidos de la guarnición. Gutiérrez ante la posibilidad de que desembarcaran más hombres mandó al jefe del batallón Canarias ir al pueblo cercano de La Laguna para conseguir más milicianos y que se dirigiera con ellos hacia el Valle Seco, cortando la posible progresión de los británicos. Así, con 30 hombres de su batallón y 50 civiles, ocuparon el mismo día 22, tras una rapidísima marcha, los objetivos previstos. Durante todo el 23 hubo un intercambio de fuego de fusil y de cañón. Los británicos, atascados y sin posibilidad de progresar procedieron al reembarque, tras dar Nelson la señal desde el Theseus de retirada, con la pérdida de dos hombres. Las tres fragatas navegaron entonces por las proximidades del barranco Hondo y de la Candelaria tratando de desconcertar y atemorizar a los defensores. Pero lo cierto es que Gutiérrez, una vez más, se adelantó a las intenciones de Nelson y había dispuesto fuerzas en Santa Cruz, dejanto el castillo de Paso Alto sólo con 30 hombres, desplegando las fuerzas mejor adiestradas en el Castillo de San Cristóbal en el sudoeste, dejando al batallón de Canarias en reserva, para acudir donde se pusieran las cosas feas. Este ir y venir de tropas españolas hacía que pareciera que eran muchos más los defensores.Tras las tentativas fracasadas Nelson se encontraba con una situación insólita que debía resolver para salvar el honor de la Royal Navy, convocó a sus capitanes a una reunión el 23 y les dijo que, tras reconocer el fracaso de su plan inicial, que había decidido un asalto directo a Santa Cruz por la noche. Nelson había decidido atacar por el centro, yendo directamente al castillo central de San Cristóbal, donde se encontraba la mayoría de las tropas españolas. Nelson ordenó el ataque, conduciendo personalmente uno de los seis grupos de abordaje, los otros cinco eran mandados por los capitanes Troubridge, Miller, Hood, Waller y Thompson. Nelson escribió a Jervis: "Tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo fuego de las baterías de la ciudad y mañana probablemente será coronada mi cabeza con laureles o con cipreses". Desde luego Nelson se resistía a quedarse en su buque insignia como correspondería a su grado de contra almirante y se exponía a un grave peligro que podía dejar sin mando a la fuerza de desembarco. Acto valiente, pero irresponsable, tal y como se vería más tarde

Bombardeo del castillo de San Cristóbal antes de iniciar el desembarco y de escasa efectividad, ya que los disparos eran directos al utilizar los cañones navales, en vez de curvos como lo haría un mortero, pintura de Esteban Arriaga.A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina británicos y marineros se encontraban alrededor del navío Zealous donde formaron los seis grupos, con 700 hombres. Además de las lanchas iba el cúter Fox, con 180 hombres escogidos y 80 en una goleta canaria apresada varios días antes. Con remos envueltos en telas para no hacer mucho ruido comenzaron a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. Lograron llegar hasta tiro de cañón de la costa (unos 300 metros) antes de ser descubiertos por la fragata española San José, que se encontraba fondeada a 500 metros del muelle, seguido por el castillo de Paso Alto. La batalla fue emprendida en 5 frentes, el principal, el área alrededor de la plaza de la Pila, la reguera de Santos, la playa de las Carnicerias, y el monasterio de Santo Domingo. Sin embargo los primeros que llegaron a las playas se habían equivocado y se habían despistado del resto de las tropas, además la mayoría de su munición estaba inservible por el oleaje y a parte perdieron sus escaleras de mano de escalar. El resto de los grupos se vio sorprendido por un sostenido fuego de las baterias españolas que abrieron fuego desde Paso Alto hasta el castillo de San Telmo con toda clase de proyectiles, metralla y fusileria de mosquete que ocasionó el hundimiento del cutter Fox con la pérdida de 97 hombres. Según los propios atacantes parecía el mismo infierno. Algunos de los comandantes de las baterías de Paso Alto, San Miguel, San Antonio y San Pedro se disputaban la gloria del acierto de haber echado a pique al citado cúter. "El comandante del castillo de San Pedro, que estaba bajo su mando y que era el más inmediato al muelle, afirmó que fue el primero que avistó a la embarcación inglesa y que avisó a las demás fortalezas con un cañonazo que le disparó. Este dato es muy importante y probablemente exacto, porque nadie lo rectificó con posterioridad." (Juan Arencibia) [Al ser alertadas] las cuatro referidas baterías empezaron a un tiempo un fuego tan vivo y tan unido, que al momento el mar se tragó al cúter y por consiguiente las cuatro baterías fueron las que le echaron a pique, porque un solo cañonazo, dos, tres o cuatro de una batería, no lo habrían destruido con tanta prontitud. (Francisco de Tolosa. Capitán de los artilleros provinciales)

Maqueta del cutter "Fox", que fue hundido en la acción por el fuego de las baterías españolas y que perdió a la mayor parte de su dotación.
La víspera del ataque se abrió una tronera en el muro del castillo de San Cristóbal donde se colocó un cañón de 24 libras a baja altura, para dificultar el desembarco inglés en la playa que separaba este castillo del de San Pedro. Es posible que, como indica la tradición, se tratara del cañón Tigre, pero es un hecho indemostrable ya que eran numerosos los cañones que en fuego cruzado, intentaban impedir el acceso inglés a la playa y al muelle. Sin llegar a desembarcar Nelson fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, ya que el infierno les caía del cielo, mientras que Richard Bowen, comandante del Terpsichore, pierde la vida. Sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y clavan unos cañones en el muelle "fue tan vivo y tan nutrido el fuego de mosquetería y metralla que nos hicieron desde la ciudadela, ventanas y azoteas de las casas circunvecinas, que no fue poible avanzar un paso más, y el suelo estaba sembrado de cadáveres nuestros". (parte de Nelson a Jervis, 27 de julio). Al final se rinden y más de medio centenar de hombres son tomados prisioneros.El teniente Josiah Nisbet (el hijastro de Nelson) cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto," murmuró mientras Josiah lo ponía tumbado en el bote, a continuación rasgó el pañuelo de seda negra de su propio cuello y la ató como torniquete alrededor del brazo herido. Josiah vio que la vida del almirante dependía de una vuelta inmediata al barco y al cirujano. Nelson rechazó ser subido a bordo del Seahorse que era el barco más cercano, debido a la señal de socorro que izaría su capitán Betsey Fremantle y que tendría consecuencias desastrosas para la moral de las tropas, así que la lancha continuó más lejos para encontrarse con el Theseus. Su brazo derecho colgó por un lado mientras que, con su izquierda él saltó a bordo de la nave. "déjenme subir solo," el almirante gritó herido "tengo todavía mis piernas y un brazo. Diga al cirujano que se de prisa en preparar sus instrumentos- sé que debo perder mi brazo derecho, así que cuanto antes mejor." Un acto valiente ante tan desastroso desembarco. El resto de su grupo encalla o desembarca en otras zonas donde son hostigados por los milicianos. En la playa de las Carnicerias logran desembarcar 450 británicos pertenecientes a tres de los seis grupos, que se dirigen al centro de la ciudad bajo el intenso fuego. Intentan sin éxito tomar el fuerte de San Cristóbal por la retaguardia, a pesar de los contratiempos, y demostrando gran arrogancia, el capitán Troubridge envío un mensaje al general Gutiérrez para instarle a la rendición, que lógicamente fue rechazada categóricamente (estos mensajes del oficial británico eran seguramente para ganar algo de tiempo, para que a los posibles refuerzos les diera tiempo llegar hasta su posición). A continuación logran encerrase con 340 hombres supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, en el convento dominico de La Consolación, pero eran sabedores que esta situación era insostenible, ya que los barcos de guerra británicos no podían acercarse para dar refuerzos a las tropas desembarcadas. El capitán británico contaba sólo con 80 infantes de marina, 80 lanceros y 180 marineros armados con mosquetes. Los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las Carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques al principio tienen éxito, pero el batallón de Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados. El batallón de Canarias, previa orden, ocupa el muelle con el fin de cortar la retirada de Troubridge y la llegada de refuerzos. El regimiento de La Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de costa. Tanto las órdenes como los movimientos de los defensores fueron ejecutados con rapidez y eficacia. Nelson intenta de madrugada reforzar a Troubridge enviando 15 botes hacia el muelle. Las baterías costeras hunden a tres, los demás viraron y regresaron a los buques. La batería del muelle, antes inutilizada ahora ya estaba de nuevo en servicio, lo que hacía imposible otro ataque.El capitán Troubridge tras otro ridículo mensaje instando a la rendición y dándose cuenta de la triste realidad mandó a Hood a parlamentar con el gobernador. El general Gutiérrez ese día del 25 de julio tenía crisis asmática, a pesar de ello obligó al enemigo a negociar, lo que era en realidad una capitulación. Estas eran las condiciones de la negociación.
"Santa Cruz, 25 de julio de 1797Las tropas &c. pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honorSamuel HoodRatificado porT.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas." Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en la guerra, escribiría a bordo de su navío una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó el día después cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad. "Theseus, en las afueras de Tenerife, 26 de julio de 1796 (error de fecha)No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E.obedientehumilde servidorHoracio Nelson "A lo que el general contestó:"Muy Señor mío, de mi maior atención: Con mucho gusto he recivido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes devo de considerar como hermanos desde el instante que concluió el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o qualquiera de los efectos que esta Ysla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de limetones de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Seráme de mucha satisfacción tratar personalmente quando las circunstancias lo permitan, a sugeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años.Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.Dn. Antonio Gutiérrez" Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la Peninsula. Al contrario que el enemigo los españoles no tuvieron excesivas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente, sufriendo los británicos 177 muertos por ahogamiento (debido al hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas por fuego o por zozobrar), 51 muertos en combate, 5 desaparecidos y 128 heridos. Del total de las bajas tuvieron 7 oficiales muertos y 5 más heridos). Como hemos indicado anteriormente Nelson fue uno de los oficiales heridos. Además hubo bastantes prisioneros que fueron devueltos a sus barcos. En España se tomó como un desquite por la derrota en San Vicente seis meses atrás. El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. Bajas oficiales que sufrieron los ingleses en el asalto del 25 de julio de 1797
Buques Muertos Heridos Ahogados Perdidos
Theseus 12 25 34
Culloden 3 18 36
Zealous 5 21
Leander 6 5 1
Seahorse 2 31
Terpsichore8 11 4
Fox 97
Emerald 8 12 10
Total 44 123 177 5
Oficiales muertos:- Richard Bowen. Comandante de la Terpsichore - George Thorpe. Oficial de la Terpsichore- John Weterhead. Oficial del Theseus- William Earnshaw. Oficial del Leander- Robinson. Oficial del Leander - Baisham. Oficial de la Emerald- Gibson. Oficial Comandante del Fox Oficiales heridos:- Horatio Nelson. Contraalmirante- Thompson. Comandante del Leander- Freemantle. Comandante de la Seahorse- George Douglas. Oficial de la Seahorse- Guardamarina Watts, del Zealous
Elconstituídos exclusivamente por milicianos de una calidad militar muy irregular, tal y como se verá más adelante se quejaría Gutierrez de esto, pero el resto de tropas se comportó de manera extraordinaria y muy adiestrada, mención especial a los artilleros que sirvieron las piezas de manera notable y efectiva. Una pena no hubieran sido artilleros navales la costa y desde la ciudad se dio la alrma, perdiendo la sorpresa estratégica, aunque no la táctica, ya que no se sabía donde iban a desembarcar. No se pudo realizar un bombardeo naval, ya que más. Bombardeo del castillo de San Cristóbal antes de iniciar el desembarco y de escasa efectividad, ya que los disparos eran directos al utilizar los cañones navales, en vez de curvos como lo haría un mortero, pintura de Esteban Arriaga.A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina británicos y marineros se encontraban alrededor del navío Zealous donde formaron los seis grupos, con 700 hombres. Además de las lanchas iba el cúter Fox, con 180 hombres escogidos y 80 en una goleta canaria apresada varios días antes. Con remos envueltos en telas para no hacer mucho ruido comenzaron a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. Lograron llegar hasta tiro de cañón de la costa (unos 300 metros) antes de ser descubiertos por la fragata española San José, que se encontraba fondeada a 500 metros del muelle, seguido por el castillo de Paso Alto. La batalla fue emprendida en 5 frentes, el principal, el área alrededor de la plaza de la Pila, la reguera de Santos, la playa de las Carnicerias, y el monasterio de Santo Domingo. Sin embargo los primeros que llegaron a las playas se habían equivocado y se habían despistado del resto de las tropas, además la mayoría de su munición estaba inservible por el oleaje y a parte perdieron sus escaleras de mano de escalar. El resto de los grupos se vio sorprendido por un sostenido fuego de las baterias españolas que abrieron fuego desde Paso Alto hasta el castillo de San Telmo con toda clase de proyectiles, metralla y fusileria de mosquete que ocasionó el hundimiento del cutter Fox con la pérdida de 97 hombres. Según los propios atacantes parecía el mismo infierno. Algunos de los comandantes de las baterías de Paso Alto, San Miguel, San Antonio y San Pedro se disputaban la gloria del acierto de haber echado a pique al citado cúter. "El comandante del castillo de San Pedro, que estaba bajo su mando y que era el más inmediato al muelle, afirmó que fue el primero que avistó a la embarcación inglesa y que avisó a las demás fortalezas con un cañonazo que le disparó. Este dato es muy importante y probablemente exacto, porque nadie lo rectificó con posterioridad." (Juan Arencibia) [Al ser alertadas] las cuatro referidas baterías empezaron a un tiempo un fuego tan vivo y tan unido, que al momento el mar se tragó al cúter y por consiguiente las cuatro baterías fueron las que le echaron a pique, porque un solo cañonazo, dos, tres o cuatro de una batería, no lo habrían destruido con tanta prontitud. (Francisco de Tolosa. Capitán de los artilleros provinciales) Maqueta del cutter "Fox", que fue hundido en la acción por el fuego de las baterías españolas y que perdió a la mayor parte de su dotación.La víspera del ataque se abrió una tronera en el muro del castillo de San Cristóbal donde se colocó un cañón de 24 libras a baja altura, para dificultar el desembarco inglés en la playa que separaba este castillo del de San Pedro. Es posible que, como indica la tradición, se tratara del cañón Tigre, pero es un hecho indemostrable ya que eran numerosos los cañones que en fuego cruzado, intentaban impedir el acceso inglés a la playa y al muelle. Sin llegar a desembarcar Nelson fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, ya que el infierno les caía del cielo, mientras que Richard Bowen, comandante del Terpsichore, pierde la vida. Sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y clavan unos cañones en el muelle "fue tan vivo y tan nutrido el fuego de mosquetería y metralla que nos hicieron desde la ciudadela, ventanas y azoteas de las casas circunvecinas, que no fue poible avanzar un paso más, y el suelo estaba sembrado de cadáveres nuestros". (parte de Nelson a Jervis, 27 de julio). Al final se rinden y más de medio centenar de hombres son tomados prisioneros.El teniente Josiah Nisbet (el hijastro de Nelson) cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto," murmuró mientras Josiah lo ponía tumbado en el bote, a continuación rasgó el pañuelo de seda negra de su propio cuello y la ató como torniquete alrededor del brazo herido. Josiah vio que la vida del almirante dependía de una vuelta inmediata al barco y al cirujano. Nelson rechazó ser subido a bordo del Seahorse que era el barco más cercano, debido a la señal de socorro que izaría su capitán Betsey Fremantle y que tendría consecuencias desastrosas para la moral de las tropas, así que la lancha continuó más lejos para encontrarse con el Theseus. Su brazo derecho colgó por un lado mientras que, con su izquierda él saltó a bordo de la nave. "déjenme subir solo," el almirante gritó herido "tengo todavía mis piernas y un brazo. Diga al cirujano que se de prisa en preparar sus instrumentos- sé que debo perder mi brazo derecho, así que cuanto antes mejor." Un acto valiente ante tan desastroso desembarco. El resto de su grupo encalla o desembarca en otras zonas donde son hostigados por los milicianos. En la playa de las Carnicerias logran desembarcar 450 británicos pertenecientes a tres de los seis grupos, que se dirigen al centro de la ciudad bajo el intenso fuego. Intentan sin éxito tomar el fuerte de San Cristóbal por la retaguardia, a pesar de los contratiempos, y demostrando gran arrogancia, el capitán Troubridge envío un mensaje al general Gutiérrez para instarle a la rendición, que lógicamente fue rechazada categóricamente (estos mensajes del oficial británico eran seguramente para ganar algo de tiempo, para que a los posibles refuerzos les diera tiempo llegar hasta su posición). A continuación logran encerrase con 340 hombres supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, en el convento dominico de La Consolación, pero eran sabedores que esta situación era insostenible, ya que los barcos de guerra británicos no podían acercarse para dar refuerzos a las tropas desembarcadas. El capitán británico contaba sólo con 80 infantes de marina, 80 lanceros y 180 marineros armados con mosquetes. Los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las Carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques al principio tienen éxito, pero el batallón de Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados. El batallón de Canarias, previa orden, ocupa el muelle con el fin de cortar la retirada de Troubridge y la llegada de refuerzos. El regimiento de La Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de costa. Tanto las órdenes como los movimientos de los defensores fueron ejecutados con rapidez y eficacia. Nelson intenta de madrugada reforzar a Troubridge enviando 15 botes hacia el muelle. Las baterías costeras hunden a tres, los demás viraron y regresaron a los buques. La batería del muelle, antes inutilizada ahora ya estaba de nuevo en servicio, lo que hacía imposible otro ataque.El capitán Troubridge tras otro ridículo mensaje instando a la rendición y dándose cuenta de la triste realidad mandó a Hood a parlamentar con el gobernador. El general Gutiérrez ese día del 25 de julio tenía crisis asmática, a pesar de ello obligó al enemigo a negociar, lo que era en realidad una capitulación. Estas eran las condiciones de la negociación."Santa Cruz, 25 de julio de 1797Las tropas &c. pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honorSamuel HoodRatificado porT.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas." Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en la guerra, escribiría a bordo de su navío una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó el día después cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad. "Theseus, en las afueras de Tenerife, 26 de julio de 1796 (error de fecha)No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E.obedientehumilde servidorHoracio Nelson "A lo que el general contestó:"Muy Señor mío, de mi maior atención: Con mucho gusto he recivido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes devo de considerar como hermanos desde el instante que concluió el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o qualquiera de los efectos que esta Ysla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de limetones de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Seráme de mucha satisfacción tratar personalmente quando las circunstancias lo permitan, a sugeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años.Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.Dn. Antonio Gutiérrez" Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la Peninsula. Al contrario que el enemigo los españoles no tuvieron excesivas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente, sufriendo los británicos 177 muertos por ahogamiento (debido al hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas por fuego o por zozobrar), 51 muertos en combate, 5 desaparecidos y 128 heridos. Del total de las bajas tuvieron 7 oficiales muertos y 5 más heridos). Como hemos indicado anteriormente Nelson fue uno de los oficiales heridos. Además hubo bastantes prisioneros que fueron devueltos a sus barcos. En España se tomó como un desquite por la derrota en San Vicente seis meses atrás. El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. Bajas oficiales que sufrieron los ingleses en el asalto del 25 de julio de 1797
Buques Muertos Heridos Ahogados Perdidos
Theseus 12 25 34
Culloden 3 18 36
Zealous 5 21
Leander 6 5 1
Seahorse 2 31
Terpsichore 8 11 4
Fox 97
Emerald 8 12 10
Total 44 123 177 5
Oficiales muertos:- Richard Bowen. Comandante de la Terpsichore - George Thorpe. Oficial de la Terpsichore- John Weterhead. Oficial del Theseus- William Earnshaw. Oficial del Leander- Robinson. Oficial del Leander - Baisham. Oficial de la Emerald- Gibson. Oficial Comandante del Fox Oficiales heridos:- Horatio Nelson. Contraalmirante- Thompson. Comandante del Leander- Freemantle. Comandante de la Seahorse- George Douglas. Oficial de la Seahorse- Guardamarina Watts, del Zealous
Bajas de las fuerzas españolas de Tenerife
- Don Juan Bautista de Castro. Teniente Coronel del Regimiento de La Laguna- Don Rafael Fernández. Subteniente del Batallón Canarias- Antonio Miguel González. Soldado del Batallón Canarias- Manuel Fernández. Ídem - Luis Nuñez. Ídem - Antonio Delgado Sosa. Miliciano- José Benito. Ídem - Juan Pacheco. Ídem - Bernardo García. Ídem - Dionisio González. Ídem - Domingo de León Padilla. Ídem - Felipe Guerra. Ídem - José Pérez. Ídem - Don Carlos Rooney. Paisano- Don Agustín Quevedo. Ídem - Don Antonio Espinosa. Ídem - Don Domingo A. Pérez. Ídem - Don José M. Calero. Ídem - Don Juan de Regla. Ídem - Don Juan Amarilis. Ídem - Pablo Duaure. Auxiliar. Natural de Francia- Juan Chibeau. Ídem. Ídem
El general dejó reembarcar a los enemigos con sus armas y con honores de guerra, cuando debieron haberlas rendido y quedado prisioneros. Bien es verdad que con las inexpertas, indisciplinadas e inermes milicias, poco a casi nada se podía hacer, por lo cual don Antonio redactó un bando donde reconoce las indisciplinas y el poco espíritu militar de estas tropas y enmienda los fallos encontrados en las unidades de combatientes que intervienen en la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife aquel día 25 de julio de 1797. En las condiciones de la negociación los ingleses se preocuparon de que no constara en ningún lado la palabra rendición o capitulación, cuando fue así, por mucho que se dijera, y es ahí donde se aferran los británicos cuando dicen que en esta batalla Nelson no se rindió, aunque nunca han ocultado que fue una jornada trágica para su marina. Lo digan como lo digan fue una derrota sin paliativos, por número de hombres muertos y heridos, daños en lanchas y buques y porque, principalmente, no consiguieron su objetivo de adueñarse de la ciudad. Los españoles podemos decir con orgullo y sin ninguna duda que Nelson, sus hombres y su Royal Navy salieron bien derrotados. En la tarde del 26 los buques británicos rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas, en memoria del malogrado capitán de fragata Bowen, comandante del Terpsichore, muerto el día anterior. La fragata Emerald entregó en Cádiz, tal y como había dicho Nelson, el parte de la victoria española.El general Gutiérrez había demostrado un gran intuición militar al frustrar todos los intentos de desembarco, anticipándose a los movimientos de los británicos; aprovechó el terreno y explotó al máximo las posibilidades de sus fuerzas, siendo sus órdenes acatadas con precisión. Se le unió la buena movilidad de las tropas de élite y de los artilleros que habían logrado hundir muchas lanchas y un cúter. Su Majestad el Rey Carlos IV asciende a Gutiérrez, confiriéndole además la Encomienda de Esparragal en la orden de Alcántara. Su salud empeora y poco antes de las cuatro de la madrugada del día 22 de abril de 1799 fue llamado el médico de cabecera que le diagnosticó perlesía (parálisis en el brazo y en la pierna). Murió el 14 de mayo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla del Apóstol Santiago de la parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.Nelson había realizado una desastrosa acción. Sin quitarle el valor de este marino, actuó de una manera tan audaz como mal concebido los planes. La confianza de Nelson en sí mismo y, sobre todo, la minusvaloración de los defensores, fueron el principal motivo de su derrota. Según declaraciones hechas por Troubridge se desconocían las playas, la hidrografía y la metereología de la zona. El estado de la mar supuso la dispersión y el hundimiento de algunas lanchas. El bombardeo naval fue ineficaz como hemos expresado anteriormente, ya que sólo había una bombarda armada con morteros, única arma capaz de hacer daño a las defensas, por tanto el número de efectivos era insuficiente para tamaña empresa. Desembarcaron 1.000 hombres contra 1.600, pero Nelson creía incluso que los españoles eran 8.000, debido a la gran movilidad que estos tuvieron y parecía que había más defensores, lo que hacía del ataque aun más temerario. Un duro golpe al ego de Nelson y a su arrogancia.
Los Castillos de Santa Cruz Cuando Nelson atacó éstos eran, de norte a sur, los castillos y reductos fortificados: Torre de San Andrés, castillo de Paso Alto, fuerte de San Miguel (en la desembocadura del barranco de Tahodio), baterías de Santa Teresa (en la margen derecha del barranco), Candelaria, Santiago, San Rafael, Pilar, San Antonio y Santa Isabel (todas en las inmediaciones del actual solar que ocupa el acuartelamiento de Almeida), fuerte de San Pedro, baterías de la Rosa (junto a la Alameda), del Muelle y de Santo Domingo (junto al castillo de San Cristóbal), Castillo Principal o de San Cristóbal, baterías de la Concepción (donde está el edificio del Cabildo), de San Telmo (margen derecha del barranco de Santos) y de San Francisco (en la Caleta de Negros), castillo de San Juan y baterías de las Cruces y Barranco Hondo (en Puerto Caballos). Estos castillos y reductos fortificados armados con casi un centenar de cañones y una docena de morteros, estaban unidos por una muralla y hacían de Santa Cruz una plaza prácticamente inexpugnable. Nunca pudo ser ocupada por los enemigos de España.

Según cuenta la tradición desde el mismo día de la batalla, 25 de julio de 1797, el disparo que hirió al gran almirante británico fue hecho con el cañón llamado "Tigre". A los artilleros les gustaba siempre poner nombre a sus cañones. En el siglo XVIII, este nombre estaba incluso grabado en el bronce de cada uno de ellos. "Tigre" era un cañón que había sido fundido en Sevilla en el año 1768. Hoy en día todavía se puede ver en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife.

Bandera británica que se encuentra en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife junto a otras banderas y pertrechos militares ingleses capturados en el desembarco, y que perteneció a un grupo que salió de la fragata Emerald.
Título y privilegiosEste triunfo dio pie a los regidores para solicitar título y méritos, y tal fue así que, de hecho, una vez se retiraron los navíos británicos de la bahía de Santa Cruz, confirmando el fracaso de su expedición, las autoridades pensaron en hacer valer sus merecimientos ante el monarca y, también, su gratitud al cielo que los había protegido. La acción de gracias fue motivo de una manifestación colectiva, encabezada por el ayuntamiento, que se celebró el 29 de julio de 1797 y en donde se aclamó a los santos patronos, completándose el nombre del lugar que, a partir de entonces, se llamaría Santa Cruz de Santiago de Tenerife.Lo cierto es que el ayuntamiento, no sin recelos, acabó pidiendo a la Corona, con mucha discreción, tres cosas como si fueran una sola: el título y privilegio de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza, y la modificación de su nombre.Contrariamente a lo que era norma habitual en estos casos, los trámites se resolvieron con cierta rapidez y el 21 de noviembre de 1797 se firmó el decreto real por el que se concedía a Santa Cruz el título de villa y el privilegio de villazgo.Con la llegada de la noticia, el ayuntamiento resolvió que se vivieran tres noches de luminarias, con tambor y repique de campanas, y aunque la expedición del título original se hizo esperar y se extravió el expediente, al cabo de tres años todo quedó arreglado.(Extraído de: http://www.mgar.net/docs/gutierre.htm)
El cabo Correa CorbalánComo consecuencia de la sonada victoria de las tropas españolas sobre los hombres desembarcados por el contraalmirante Nelson en Tenerife, el general Antonio Gutiérrez elevó a las altas instancias españolas una petición de recompensas para los más destacados en la jornada del 25 de julio de 1797. Como era de suponer incluía a los mandos más significados, a los que se proponía para el empleo inmediato superior. En la relación estaban los jefes y oficiales, Salcedo, Marquelli, Estranio, Guinther, Greagh, Prat, Rosique, Siera, etcétera. Todo normal. Era una petición de ascenso generalizado en la que a todos se daban los mismos méritos, lo que al final resultó inefectivo, porque no hubo ascensos.Hubo una excepción, porque al incluirlo en la relación se especificaron sus méritos pormenorizados. El general Gutiérrez hizo una mención especial del cabo del Regimiento de Güímar Diego Correa, a quien proponía para el ascenso al grado de subteniente. Era un buen salto. ¿Cuáles fueron sus méritos?Pues Correa estaba de servicio en la batería de La Concepción. Desde su puesto vio que la madrugada del 25 de julio zozobraban unos botes ingleses cuando intentaban acercarse a la costa. Correa arengó a un puñado de soldados y se lanzó sobre los ingleses que intentaban alcanzar la playa. Combatió contra ellos y capturó 17 a los que llevó prisioneros al castillo de San Cristóbal ante la sorpresa general. Además se apoderó de sus armas, entre otras un cañoncito de campaña.Correa, nacido en La Laguna en 1772, fue un aventurero. Se casó a los 19 años con Pilar Bottino, hija de un comerciante genovés afincado en La Laguna. En 1803 le llegó el ascenso a subteniente. Después de ejercer de guarda mayor de montes durante un año, embarcó con el grado de capitán a Cádiz en 1808. En 1910 aparece en Estados Unidos, más tarde en La Habana, en Gibraltar, en Madrid... En 1836 fue nombrado Intendente en Filipinas, donde murió en 1843.

El escudo de armas de Santa Cruz tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra. Los británicos han parecido tener una especial inclinación en conquistar la isla. Por eso, las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra estos: Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797). De las tres, la más importante fue la última. A raíz de esta victoria, el rey Carlos IV otorgó a Santa Cruz la categoría de Villa, sus títulos honoríficos, su escudo de armas y su constitución como municipio.
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