El cañón de 10 cms. comenzó a hacer fuego, y su primer proyectil cayó por la proa del Stier, tan cerca qeu el pique se desplomó casi sobre su castillo. El segundo cañonazo americano alcanzó al corsario, inutilizando el timón, que se atoró, obligandole a navegar en circulo, y el tercero seccionó las tuberías de alimentación de los motores principales, que quedaron parados momentáneamente.
Fue un tiro muy bueno, pero hay que tener en cuenta que la distancia era inferior a una milla. Mientras tanto, el Stephen Hopkins transmitiía una señal de socorro que el Tannenfels se encargó de interferir, y con tanta eficacia que nadie pudo recoger el SOS del buque "Liberty".
El cañón norteamericano de 10 cms. disparaba sin cesar, y también la pieza de proa y las ametralladoras efectuaban un fuego endiablado, que hizo creer a los alemanes que se las habían con un buque mucho mejor armado de lo que en realidad estaba. Pero pese a navegar todavía en círculo, los cañones del corsario alemán disparaban con regularidad y eficacia, y al disminuir la distancia a unos mil metros, entraron también en acción sus ametralladoras y cañones ligeros, cuyos proyectiles caían sobre las cubiertas y el casco del Hopkins, sembrando la muerte y la ruina por doquier.
Gerlach quiso lanzar sus torpedos, pero no lo logró debido al fallo de la corriente eléctrica, pues los tubos del Stier eran submarinos. Fue una grave contrariedad para los alemanes, pues a aquella distancia, sin duda los peces de cero hubieran puesto punto final al combate. De cualquier modo, el "Liberty" estaba sentenciado. Un proyectil germano perforó su casco, haciendo explosión junto a una de sus calderas, la cual reventó. Toda la cámara quedó envuelta en ardiente vapor, teniendo que ser evacuada. Las revoluciones de la máquina empezaron a caer hasta quedar en cero, deteniéndose el andar del buque, en el que por otra parte se habían declarado ya varios importantes incendios. Las granadas alemanas de alto explosivo y las incendiarias seguían lloviendo por doquier, y llegó un momento en que todos los sirvientes del cañón de popa y las ametralladoras de 20 cms. contiguas a él se encontraban muertos o heridos.
Willet, como sabemos, estaba también herido, y era el único que se mantenía en pie sobre la toldilla. Rodeado de cadáveres y moribundos, intentó el solo recargar el cañón, pero no pudo lograrlo debido a su creciente debilidad originada por la pérdida de sangre. Un mecánico subió a ayudarle, y entre ambos consiguieron disparar cinco veces contra el Stier antes de que , al ser alcanzado por un proyectil alemán, el pañol de municiones situado bajo ellos hiciera explosión, enviando a las alturas el ascensor y parte de la cubierta. Las municiones desaparecieron.
Otro impacto se produjo en la caseta de radio del Hopkins, dejándola destrozada y matando al operador, que, impertubable, no había cesado de hacer llamadas desde que comenzara el combate. Inmovilizado, con los cañones y las ametralladoras inútiles y el barco ardiendo furiosamente en diversas partes y a punto de hundirse, su bravo capitán hizo sonar la sirena ordenando el abandono del buque. Unos segundos después, el puente era alcanzado por un proyectil alemán del 15 que mataba a Buck, quien ya se hallaba dispuesto a abandonarlo llevando consigo la caja contenedora de los documentos y códigos secretos de su barco.
Continuará.........
