MEMEL............parte II

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Beltza
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MEMEL............parte II

MEMEL......................PARTE II

Memel en ruinas no puede albergar ni contener la importante parte de la población prusiana que se ha refugiado en su recinto. Esa población a la cual no podemos aportar mas que unos auxilios virtuales, paraliza nuestros movimientos, entorpece nuestro sistema de defensa tan precario de por si. En el semicírculo de defensa , que tiembla por el tronar de las explosiones que cubren gritos de todas clases, tropas antiguamente de selección, unidades del Volksturm, mutilados reenganchados en los servicios de organización defensiva, mujeres , niños y enfermos son crucificados en la tierra que hiela, bajo un techo de niebla que iluminan resplandores de incendios, bajo el blizzard que roza con una caricia fría el penúltimo acto de la guerra. Las raciones alimenticias , son tan escasas, que con lo distribuido ocasionalmente en un día para cinco personas , no bastaría hoy para la merienda de un escolar. Llamamientos al orden y a las restricciones son difundidos sin cesar a traves de la bruma que en parte oculta al drama. De día como de noche, embarcaciones de todas clases abandonan Memel con un cargamento máximo de gente. Las enormes filas de refugiados, que en vano se trata de censar y que avanzan hacia los pontones, ofrecen unos blancos infalibles a los pilotos mujiks, que de noche, y sobre todo de día las hostiga. Los impactos abren claros espantosos entre la multitud que grita, se doblega y muere bajo las bombas, pero que no se mueve del sitio en la esperanza de embarcar próximamente . Se insta a la paciencia, se invoca una vez mas al problema de las super restricciones. En realidad, se propone a esas gentes martirizadas el ayuno, en espera de la liberación. El drama es tan magno que el heroísmo se convierte en trivialidad. Se suicidan , y mujeres tambien, madres de familia que entregan su hijo a otra madre rogándole que este se beneficie de la ración que le corresponde a ellas. Un arma recogida a un soldado muerto lo solucionará. El heroísmo se mezcla con la desesperación. Se anima a las gentes hablándoles de mañana, pero aquí todo pierde su importancia.
Y los mártires presencian a menudo el suicidio de sus semejantes sin intervenir apenas. Algunos, en un arrebato de demencia que alcanza no se qué grado, van a matarse en los silos de muertos que una asistencia civil agrupa en determinados sitios. Quizá para facilitar la tarea de esa ayuda mutua. La capitulación, sea la que fuere, pondría un término a ese espantoso pánico. Pero el ruso ha inspirado un terror tal, ha demostrado tanta crueldad que la idea no roza ya en nadie. Hay que resistir, resistir cueste lo que cueste, puesto que finalmente seremos evacuados por mar. Hay que resistir o morir. El alto mando quizá tiene otra idea, quizá piensa conservar la fortaleza de Memel para convertirla en una cabeza de puente de donde partiría una contraofensiva destinada a escindir la progresión soviética.
¡Utopía ! Aquí , entre los que soportan el peso del calvario, nadie lo cree. Sin embargo , las fuerzas armadas desembarcan todavía en Memel como contrapartida a los civiles que se marchan. Para nosotros, aquellas solo vienen a consolidar nuestras posiciones. La idea de un contraataque parece inverosímil.
Aquí , se combate con una obstinación que el alto mando venera, únicamente con la esperanza de que , a pesar de todo, quedará alguna chalupa para evacuarnos, después que el último paisano haya abandonado Memel. Por lo tanto , hay que resistir, aunque la desesperación nos haya desolidarizado de todas las condiciones humanas. Aquí, el hombre mas fútil, el menos esforzado, se bate por definición. En Memel , no queda sitio mas que para los que combaten. Los niños y las muchachas jovencísimas han secado sus lágrimas y corren a cuidar de los heridos, a distribuir las raciones reprimiendo el deseo de devorarlas. Esos niños han rechazado en su fuero interno la emoción , el espanto, el miedo tan justificado. Acuden a los menesteres que sus mayores desbordados les indican y no discuten, no se quejan. Hay que morir o vivir. Todas las condiciones intermedias no pueden ser tomadas en consideración. Hay que morir o vivir y todos esos niños, sin poder hablar de ello ni explicarlo , lo sienten. Aquellos que hayan resistido esa escuela dramática nunca podrán considerar como serias las dificultades de una vida normal. El pueblo alemán ha ido verdaderamente al fondo de las cosas y me impone un ineluctable respeto que no se como explicar.
En medio de la descomposición de las avanzadillas, los paisanos se mezclan a veces con los soldados. Esos paisanos son igualmente combatientes, por lo demás y entre ellos hay también mujeres. A fuerza de sacrificios, el frente se sostiene. Cuando digo se sostiene , quiero decir sencillamente que no se derrumba paladinamente. En realidad, se doblega en muchos sitios y sigue encogiéndose. Los interminables fosos anticarros, excavados previamente, contribuyen seriamente a consolidar nuestra defensa. Los rusos cuentan ante todo con aniquilarnos por la aviación y su artillería pesada que refuerzan sin cesar.
Sin embargo, sus ataques les cuestan caro, muy caro. Nuestro frente , al encogerse, permite la concentración de la defensa. Los esqueletos de carros rusos de los aledaños de Memel son incontables. Los cazadores de carros ya son mas numerosos que los infantes. Cargamentos de minas son transportados por los paisanos voluntarios y colocados delante de nuestras defensas por la infantería en el curso de los pequeños contraataques destinados únicamente a esta maniobra. Solamente quedamos un poco sin defensa contra la aviación. Los cazas bombarderos rusos se obstinan en sus agresiones continuas. Al nordeste de nuestra posición, los restos de algunos vagones desmantelados han sufrido en dos días ocho bombardeos. Lo que queda de defensa antiaérea ha sido agrupada en los alrededores de los embarcaderos donde el peligro es mayor. Esto ofrece una dificultad a los pilotos rusos, que prefieren el resto del recinto donde ninguna defensa seria puede oponérseles.
Por esto , a pesar del infierno, a pesar de los hombres que han de ser borrados cotidianamente, a pesar del frío y a pesar de las innumerables privaciones, Memel, el increíble Memel, resiste de todos modos.
El mar se ha encrespado y todas las embarcaciones están cubiertas de escarcha. Su cargamento humano lo está igualmente en el momento de abandonar el muelle. Las olas rocían los rostros amoratados de los supliciados sin que se eleve ninguna queja. Abandonar el infierno de Memel representa una tal ventaja que nadie pensaría en quejarse.
Nosotros , los soldados, seguimos impidiendo a los rusos el acceso a la ciudad y sus alrededores. Las posibilidades de evacuación por vía marítima representan una tabla de salvación tan frágil que se hace lo imposible para resistir. Nos envían municiones, víveres y medicamentos. Algunos días, el machaqueo de los rusos parece remitir. A pesar del frío, que aumente sin cesar, la vida nos parece mas fácil. Lo que no sabemos es que los ejércitos soviéticos han dirigido cabalmente sus esfuerzos más al Sur. Königsberg, Heiligenbeil, Elbing y mas tarde Gotenhafen se hallan cada vez más amenazados.
El problema de los refugiados, como sabré mas adelante, se verá todavía decuplicado en esos puntos. Los rusos abandonan pues momentáneamente Memel para emplearse a fondo en Prusia, donde una resistencia desesperada se les opone. Pero no sirve de nada. Los tres ejércitos soviéticos temiblemente potentes que han penetrado en territorio alemán disponen de medios muy superiores a los que nos quedan a nosotros. Además, una fe salvaje los anima. Ivan ha añadido a su bandera las palabras “ desquite” y “ venganza “, y el pueblo supliciado de Prusia se acordará hasta la noche de los tiempos lo que quiere decir esto.
Hay , además, entre esos desdichados, lituanos, rusos antibolcheviques, polacos y hasta prisioneros ingleses y canadienses que comparten nuestra suerte aquí en Memel. El terror de los rusos ha rebasado la idea de patria y las divergencias de opinión. Es el terror al estado bruto y no asimilable. Todo el mundo huye cuando no es posible hacer otra cosa. Incluso para hombres como los prisioneros ingleses y canadienses, la posibilidad de ser distinguidos por las unidades de asalto rusas se mantiene problemática. Mujeres de todas las edades se exponen por su parte a otra forma de ultraje.....La cifra de evacuados por mar alcanzará varios millones.

Continuará................................

Mamstein
U-2311
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