ANDRES DE URDANETA - EL TORNAVIAJE

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ANDRES DE URDANETA - EL TORNAVIAJE

En RELATOS a petición. Siendo quién es el solicitante, imposible negarme.

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Este retrato de Andrés de Urdaneta lo realizó Antonio Valverde “Ayalde”

Esto es lo que dice Valverde respecto a la realización del retrato :

Teniendo en cuenta que su hazaña más famosa la realizó perteneciendo a la Orden Agustina, pensé en un hombre algo viejo, vestido con habito negro y con la cara en penumbra, para disimular las quemaduras en dos explosiones de pólvora.
Pero un cuadro así iba a resultar un tanto tétrico y vendria a recargar el tono severo de la serie que estaba haciendo pues ya dos de ellos – San Ignacio y el de Larramendi – estaban entonados en grises y negros.

Sometida esta cuestión a dirección de la Caja de Ahorros Municipal, se convino en representar un Urdaneta joven, antes de las explosiones de pólvora y antes de su ingreso en religión. El modelo fue un joven irunes , Julio Amostegui.del barrio de Santiago.

El traje que viste Urdaneta tuve que agenciarmelo en una casa de alquiler de ropa de época en Madrid. Me quedé desconcertado cuando me preguntaron si deseaba un traje de Cristóbal Colón o de Don Juan Tenorio. Como no había al parecer, más elección, les pedí el de Cristóbal Colón.

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Este retrato, digamos que es .....más clásico. Fué realizado por VÍCTOR VILLÁN DE AZA, el año de 1890.

Es un óleo sobre lienzo de 2190 x 1480 mm.

Se conserva en El Escorial.


Andrés de Urdaneta nació en Ordizia a finales de 1507 o principios de 1508, contra lo que afirman sus biógrafos más antiguos, que lo hacen una década más viejo.
Pero él mismo dirime la cuestión en su carta al rey de 28 de mayo de 1560: "y dado que según mi edad que pasa de 52 años".

Sus padres, Juan Ochoa de Urdaneta y Gracia de Cerain, pertenecían a la burguesía goierritarra. El padre fue alcalde de Villafranca en 1511, y la madre al parecer tendría relación familiar con el sector de las ferrerías, a la luz de su parentesco, según Velasco, con Legazpi, y el reconocimiento por Urdaneta de Andrés de Mirandaola como sobrino suyo.

Aunque la tradición ordiziarra ubica su cuna en el caserío Oianguren, parece más lógico suponer que su casa natal se hallaba en el casco de la villa; Isasti reseña, en 1625, la existencia de una casa 'de Urdaneta'.


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MONUMENTO A ANDRES DE URDANETA DE URIBESALGO EN ORDIZIA

Se desconoce lo referente a su educación, pero a la vista de los resultados, ésta hubo de ser esmerada, especialmente en las ciencias exactas. Cuando embarcó por primera vez con 17 años, era ya una persona con una caligrafía cuidada y que redactaba con gran soltura. Sus escritos evidencian grandes dotes de observación y una memoria excepcional.

Urdaneta era profundamente bilingüe: escribía en castellano lo que pensaba en euskara. Sus escritos, en un castellano trufado de léxico de otros romances vecinos, resultan a veces difíciles de entender sin recurrir al euskara, del cual traslada construcciones sintácticas y locuciones.

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Firma de Urdaneta

Recibió su bautismo de mar en la expedición de Loaysa que Carlos V envió a la Especiería (Molucas) en 1525, en la carrera que Castilla y Portugal mantenían por el dominio de aquellas islas de enorme valor económico. El responsable náutico de la expedición era el circumnavegador Elcano, que mandaba la nao Sancti Spiritus, en la que embarcó Urdaneta, en un cargo sin especificar pero de responsabilidad.

Aunque se ha conjeturado, dada su edad, que embarcó como grumete o paje, las funciones que realizó nunca fueron tales: firmó como testigo documentos trascendentales como el testamento de Elcano, asumió pronto diversas responsabilidades y criticó, acertadamente, varias veces en su diario a su jefe directo por su gestión náutica.

La expedición, compuesta de 7 naves, zarpó el 24 de julio de 1525 de La Coruña. Tras graves vicisitudes en el estrecho de Magallanes y la pérdida de 6 naves por razones varias y de casi todos los dirigentes por enfermedad, arribó a Mindanao con una sola nave el 6 de octubre de 1526 bajo el mando de Carquizano, para posteriormente dirigirse a Molucas.

Urdaneta permaneció 9 años en estas islas, demostrando sus dotes de diplomático, estratega y observador. Allí adquirió, del fracaso de los intentos de retornar a América por el Pacífico y de su trato con navegantes asiáticos, conocimientos sobre el clima y la navegación local que resultarán cruciales para el tornaviaje de 1565.

El 22 de abril de 1528, Carlos V vendió a Portugal sus pretendidos derechos sobre las Molucas; al saberlo, varios años más tarde, los pocos castellanos que allí quedaban negociaron con los portugueses su retorno. Urdaneta partió de allí el 15 de febrero de 1535, arribando a Lisboa el 26 de junio de 1536. A su llegada, los portugueses le requisaron toda la documentación de que era portador, que incluía los derroteros de los viajes de Loaysa y Saavedra, mapas y "otras memorias y escripturas, lo cual tomo la dicha Guarda Mayor sin auto de escribano, ni nada, sino así de hecho".

Tras huir de Portugal por indicación del embajador español, el 26 de febrero de 1537 entregó en Valladolid un relato del viaje, hecho de memoria, que refleja sus dotes de observación, el gran conocimiento de las islas y su interés por los rendimientos de aquellas.

Por aquellas fechas le contactó Pedro de Alvarado, para que le acompañase en una nueva expedición desde la Nueva España. Para ello zarparon de Sevilla el 16 de octubre de 1538, pero a su llegada a México quedó en suspenso por las malas relaciones de Alvarado y el virrey Mendoza. La muerte de Alvarado dejó definitivamente esta expedición en manos de Villalobos, que volvería a fracasar en el intento de tornaviaje.

Urdaneta permaneció en México ocupándose de cometidos de responsabilidad, como la investigación sobre la fracasada expedición de Cabrillo a la costa californiana en 1542. Por estas fechas escribe un relato sobre variados temas como la navegación por el Caribe, la formación de los ciclones tropicales, la reproducción de las tortugas marinas o la curación de las fiebres tropicales. En 1547 se le encomendó la organización de una armada para pacificar el Perú, pero el éxito de Lagasca hizo innecesaria la expedición.

El 20 de marzo de 1553, en México, Urdaneta ingresó en la orden de los agustinos, muy implicados en la educación de las élites indígenas. No hay muchos datos acerca su actividad religiosa pero sí sabemos que perseveró en sus actividades náuticas, ya que participó en la fracasada expedición de Tristán de Luna y Arellano a Pensacola en 1559, y mantuvo estrechas relaciones con su posterior conquistador, Pedro Menéndez de Avilés.

El 24 de septiembre de 1559, Felipe II ordenó al virrey Luis de Velasco el envío de una expedición a las Filipinas y disponía la participación Urdaneta como máximo experto náutico de lo que ya se proyectaba como una ruta estable. Existen controversias sobre el destino final de esta expedición, pero la documentación existente permite establecer que las pretendidas contradicciones se debían muy posiblemente a una maniobra de enmascaramiento destinada a no despertar las suspicacias portuguesas.

Felipe II sabía, puesto que fue informado de ello, que las Filipinas caían en la demarcación portuguesa según el Tratado de Tordesillas, pero también era sabedor de que en Filipinas no había portugueses.
Para consolidar el dominio de Filipinas y establecer un puente comercial con China era imprescindible, sin embargo, hallar una ruta de retorno a través de Pacífico hasta Nueva España. Cinco intentos anteriores de tornaviaje habían fracasado y Urdaneta era el hombre clave para resolver el desafío.

La expedición zarpa, al mando de Legazpi, el 21 de noviembre de 1564 del puerto de La Navidad, en Nueva España. Siguiendo una de las tres alternativas propuestas por Urdaneta, navegó por la ruta más ecuatorial, bien conocida porque ya la habían usado para la ida Saavedra y Villalobos.

Urdaneta dio pruebas sobradas de la precisión de sus cálculos y su conocimiento del inmenso Pacífico. El 21 de enero de 1565 avisaba de la proximidad de la isla de Guam, avistada al día siguiente; los pilotos de la expedición creían estar ya en Filipinas, a donde no llegarían hasta el 13 de febrero.

A su llegada, exploraron diversas islas del archipiélago filipino en busca de un asentamiento definitivo. El 15 de marzo de 1565, mientras continuaban con sus exploraciones, fondearon en Bohol, por la gran cantidad de madera existente en ella, para reparar la nao San Pedro destinada a efectuar el tornaviaje.

Los informes favorables de la fragata enviada al efecto indujeron a Legazpi a elegir Cebú como emplazamiento final de los expedicionarios que permanecerían para iniciar la conquista. La flota se trasladó allí el 27 de abril y Urdaneta fue el primero en ir a tierra para negociar con los nativos por sus conocimientos lingüísticos (al parecer, hablaba fluidamente el malayo, lengua de relación en buena parte del Sudeste asiático, además de tener conocimientos de varias lenguas locales más).
Establecido el asentamiento definitivo en Filipinas, sólo restaba descubrir la ruta que permitiera la conexión estable con la Nueva España.


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SELLO CONMEMORATIVO EN EL IV ANIVERSARIO

EL TORNAVIAJE

El regreso de Filipinas a México en 1565 marcó un hito en la historia de la navegación. Se trataba del viaje más largo, 7.644 millas, navegando por una ruta desconocida, de los realizados hasta entonces.

Un viaje de tanta transcendencia se ejecutó bajo el mando de un muchacho de 18 años, Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi, y la dirección técnica de un fraile de 57 años, Urdaneta. Sólo la confianza que inspiraba éste puede explicar lo que, en cualquier otra circunstancia, hubiera sido una temeridad suicida.

La nao San Pedro zarpó de Cebú el 1 de junio de 1565, aunque la navegación transpacífica propiamente dicha comenzó el día 9 al salir del estrecho de San Bernardino.

Impulsados por el monzón de verano, hasta el 4 de agosto navegaron al nordeste buscando la corriente del Kuro-Shivo que los impulsaría hasta Acapulco; ese día alcanzaron por primera vez los 39º de latitud norte en una longitud de 170º oeste. Posteriormente, descendieron a los 32º N, y volvieron a subir a los 39º 30' N el 4 de septiembre. Ni estos dos 'picos' que prolongaban 'innecesariamente' la navegación fueron casuales: Urdaneta intentaba verificar la longitud, coordenada indomeñable por entonces pero imprescindible para cruzar el Pacífico transversalmente.
Sus cálculos resultaron más que atinados ya que el piloto Espinosa, al concretar la primera estimación de distancia al continente americano, anota en su diario que Urdaneta calcula estar a 270 leguas del actual Cabo Mendocino, una distancia que se verificará tras los posteriores 15 días de navegación. Navegando exclusivamente por estima, tras 7000 millas sería imposible lograr tal precisión.

El 18 de septiembre avistan la isla californiana de Santa Rosa con lo que culminaban la primera travesía del Pacífico de oeste a este. A partir de ese día, con una tripulación agotada pero no sin verse apremiados por el hambre o la sed, descendieron a buena velocidad costeando hasta el destino elegido por Urdaneta, Acapulco, a donde arribaron el 8 de octubre.

No sólo se deshizo el extendido mito de su imposibilidad, sino que fue un tornaviaje rápido y sin contratiempos, en el que nada se improvisó. Los frutos directos de aquel viaje perduraron hasta marzo de 1815 en que zarpó el último galeón de Manila; los indirectos, se siguen materializando en una de las principales rutas marítimas del mundo moderno.

Tras la llegada del Tornaviaje a la Nueva España y prestar declaración ante la Audiencia, Urdaneta se embarcó con destino a Castilla para rendir cuentas ante Felipe II.
Ya en Castilla, nuestro hombre redactó el documento “Parecer del P. Andrés de Urdaneta”, sobre la posesión de las islas de acuerdo a los términos del Tratado de Tordesillas, el 8 de octubre de 1566.
Cumplido este trámite y con la venía del Consejo de Indias, regresó al convento de San Agustín de México donde falleció el 3 de junio de 1568

Este texto fue publicado en Euskonews nº 211. zbk (2003 / 05 / 23-30) . http://www.euskonews.com , y su autor es José Ramón de Miguel Bosch, Capitán de la Marina Mercante y autor del libro “Urdaneta en su tiempo”.

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Urdaneta en su tiempo. La importancia histórica de la figura de Andrés de Urdaneta radica en que fue el descubridor de la ruta de regreso desde Filipinas a América.
Este hito abrirá una de las rutas comerciales más importantes y prolíficas del mundo, la que comunica el oeste del Pacífico y Asia con América, que permanecerá vigente durante 250 años, y que no desaparecerá hasta la implantación de la navegación a motor. Proporcionalmente su importancia económica podría compararse con las rutas abiertas por Marco Polo o Colón y social y políticamente con la llegada de Neil Amstrong a la luna.


Un mundo dividido en dos. A finales del S XV las dos potencias marítimas europeas, Portugal y Castilla, miraban a la fachada atlántica. Sus intereses expansionistas chocan en diversas ocasiones y optan por el arbitrio papal para dividir sus zonas de influencia y colonización. En 1493 el papa Alejandro VI fijará en la bula Inter Coetera una línea de demarcación, que se verá modificada en 1494 con la firma del tratado de Tordesillas, por la que se dividía el mundo en dos con una línea a 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde, quedando el oeste para Castilla y el este para Portugal. Este tratado supone una "frontera" que dividirá las zonas susceptibles de ser colonizadas por cada corona. Esta es la razón por la cual Castilla se vio obligada a mandar expediciones bordeando América para obtener una ruta directa para el comercio de la especia, que en su época suponía la mercancía más valiosa, mayor incluso que el oro.

El tornaviaje. La verdadera importancia del Tornaviaje radica en la apertura de una nueva vía de comunicación de carácter estratégico y sobre todo económico. Hay que tener en cuenta que el comercio de la especia fue uno de los motores fundamentales en la economía, sobre todo en Europa. En la Edad Media este comercio lo realizaban caravanas procedentes de Asia y que se dirigían al Mediterráneo Oriental, siendo este el lugar donde comerciantes, como los venecianos, lo distribuían al resto de Europa. Más tarde los portugueses iniciaron el comercio rodeando África y llegando hasta la India y las islas Pacíficas, teniendo el monopolio de esta ruta.

El descubrimiento de América, del Océano Pacífico y la primera vuelta al mundo, provocó que la Corona española empezase a potenciar expediciones (Magallanes, Saavedra, Villalobos o López de Retes fueron algunos que dirigieron estos primeros intentos) con la intención de encontrar una ruta hacia Asia por Occidente, evitando los controles y asentamientos portugueses, que poseían el monopolio del comercio por la ruta oriental.
Con la expedición de Loaysa se intentó rodear América siguiendo la ruta de Magallanes pero enseguida se vio la ventaja de partir desde la costa pacífica de México, concretamente desde Acapulco, ya que era una bahía que ofrecía una gran protección.
Y esto es lo que hizo Urdaneta al dirigirse a Filipinas en su segunda expedición al mando de la cual se encontraba Legazpi. Partieron de Acapulco el 21 de noviembre de 1564 con una flota de 4 navíos, llegando finalmente a las Molucas 74 días más tarde después de haber recorrido 2060 leguas. Al poco de su llegada prepararon a uno de los navíos, la nao San Pedro, para el regreso, iniciándolo el 1 de junio de 1565 y arribando el 8 de octubre del mismo año a Acapulco, tomando a su favor los vientos y corrientes (que Urdaneta definió como "continuos" y "permanentes"); descubriendo así el Tornaviaje. Este descubrimiento nada tuvo que ver con el azar sino que fue debido a años de estudio y observación por parte de Urdaneta.


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MONUMENTO A URDANETA Y LEGAZPI EN MANILA


Tras arribar a Filipinas en 1565, y mientras Legazpi organizaba la conquista del territorio, se dispuso la partida de un galeón hacia Nueva España para dar cumplimento a las órdenes del Rey. El tráfico entre Asia y América comenzó el 1 de junio de 1565, cuando el galeón San Pedro salió desde el archipiélago filipino hacia Nuevo México, contando con Andrés de Urdaneta como piloto mayor. Urdaneta ordenó dirigirse hacia el noreste hasta alcanzar los 39º grados, latitud en la que encontró la corriente del Kuro Shivo que le llevaría hasta las costas de California, a las que llegó a mediados de septiembre. Desde allí fue costeando el continente hasta que atracó en el puerto de Acapulco en octubre, tras algo más de cuatro meses de navegación y más de 7.000 millas de recorrido.
Después de cinco intentos anteriores que terminaron en fracaso, Urdaneta había conseguido por primera vez realizar el tornaviaje, la ruta marítima que conectaba Asia con América. Este descubrimiento posibilitó la presencia española de carácter estable en Asia, y dio inició a una ruta comercial conocida como el Galeón de Manila o la Nao de la China que enlazó Asia y América hasta 1815, cuando con motivo de la independencia de México, se interrumpieron los viajes del galeón.

Durante 250 años, los galeones transportaron entre Manila y Acapulco, toda clase de manufacturas asiáticas, muchas de las cuales, tras ser embarcadas de nuevo en Veracruz, llegaron a España y a Europa. En sentido contrario, llevaron a Manila productos novohispanos. Pero sobre esto, y sobre las implicaciones actuales del tráfico comercial entre Asia y Latinoamérica,

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El galeón de Manila. El Galeón de Manila, también llamado nao de Acapulco o de China, no es un barco concreto sino que se trata de una flota comercial de navíos, que desde 1565 hasta 1815 realizaban el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco. Se considera a la nao San Pedro, de Andrés de Urdaneta, el primer galeón de Manila ya que completó con éxito el viaje de ida y de vuelta, llevando un cargamento de canela.


LOS INTENTOS DE TORNAVIAJE

EL PRIMER INTENTO

Durante el viaje de Magallanes y Elcano, un hecho circunstancial --el que una nave, la Trinidad , necesitase largas reparaciones en Tidore (Molucas) y no siguiese a la otra, la Victoria , en su viaje de vuelta por el oeste-- hizo que su capitán, Gonzalo Gómez de Espinosa, para no retrasarse más, intentara volver a Panamá dirigiéndose hacia el este, atravesando el Pacífico.


La neve Trinidad reinició su viaje de vuelta el 6 de aril de 1522, tocó dos islas de las Carolinas que los europeos no conocían, siguió hasta el paralelo 40º, casi, precisamente a la altura de la ruta que más tarde se adoptaría para ir de Filipinas a México. Pero los vientos contrarios, las tempestades y las numerosas muertes por escorbuto, le decidieron a volver a Tidore, donde fue capturado, junto con otros españoles, por los portugueses, que se habían instalado en esa isla de las Molucas. La intentona había fracasado.


EL SEGUNDO INTENTO

Lo realizó cinco años más tarde, en 1527, Álvaro de Saavedra. Éste habia sido encargado por su primo Hernán Cortés de hallar las expediciones de Loaysa y de Caboto y de llevar refuerzos con una flota desde México --sería la primera vez que salían de allí--, a los castellanos que habían conseguido instalarse en algunas de las islas Molucas y estaban en conflicto casi permanente con los portugueses.

En Junio de 1528 Saavedra salía de Tidore en la nave Florida con la intención de volver con refuerzos, y trató de retornar a México por el este. Pasó por algunas de las islas melanesias próximas, por el norte, a Nueva Guinea, luego se dirigió hacia las Carolinas; pero las corrientes contrarias, las calmas y las tempestades lo forzaron a retroceder por las Marianas y las Filipinas y volver a Tidore en noviembre del mismo año.

(El 14 de junio de 1528 zarpó Saavedra con la Florida rumbo a Nueva España. Tras cinco meses de navegación y tras alcanzar los l4° de latitud norte, cayeron en la red de los vientos alisios del nordeste y fueron arrastrados nuevamente a las Molucas (l9 de noviembre), tras pasar por las Marianas y Mindanao)

EL TERCER INTENTO

Lo va a protagonizar también Saavedra. En Tidore repara el Florida y en mayo de 1529, en contra de la "opción oeste" para el tornaviaje, del gobernador español de las Molucas, levó anclas otra vez y se dirigió a México. Y de nuevo tempestades y calmas lo detuvieron semanas y meses, pero consiguió llegar a las Carolinas orientales y quizá se acercó también a Wake y a las Hawai. Pero Saavedra murió, y aunque la tripulación prosiguió el viaje, pronto, al llegar al 31º de latitud, el barco estaba en tan malas condiciones y el mar y los vientos hicieron el resto. A fines de 1529 el Florida ha de dar la vuelta hacia Gilolo, en las Molucas. Es el tercer fracaso

(. Reparada la Florida, el 3 de mayo de 1529 emprendió Saavedra su segundo y último intento de retorno navegando por una ruta más al sur. De nuevo tuvo a los elementos en contra, ahora en forma de calmas. Logró alcanzar los 26°, quizá en el grupo septentrional de las Hawai, donde murió Saavedra. La navegación continuó hacia el norte, pero el estado de la nao y los tiempos adversos les obligaron a regresar a las Molucas, en esta ocasión a Gilolo).

EL CUARTO INTENTO

Sólo en 1544 se insistirá en el tornaviaje. En 1542 el virrey de la Nueva España , organiza una expedición desde el puerto de Navidad, en la costa mexicana del Pacifico. La manda el malagueño Ruy López de Villalobos, pariente del virrey.

Después de alcanzar el archipiélago filipino, y tras diversos contratiempos, decidió pedir ayuda al virrey de México. Para ello encargó a Bernardo de la Torre que con el navío San Juan tratase de llegar a América por el este. Salió el marino desde la isla de Sarangán, en Filipinas, en agosto de 1544. Se dirigió al noreste, hacia las islas de los Ladrones (luego llamadas Marianas) y alcanzó la isla de Kazan Rettó, del archipiélago de las Bonin -hoy Japones-; pero más al norte una fortísima borrasca lo obligó a volver sobre sus pasos.


EL QUINTO INTENTO

Mientras tanto, Villalobos, con los barcos y las tripulaciones muy maltrechos, buscaba refugio y ayuda en las Molucas portuguesas: los portugueses los ayudaron a reparar las naves, en particular la San Juan , con la que Iñigo Ortiz de Retes debía realizar un nuevo intento de volver a México por el este para pedir ayuda. En mayo de 1545 inicia la nueva búsqueda del tornaviaje: pasa por diversas islas próximas a Nueva Guinea y por la costa norte de esta isla, de la que tomó posesión (obviamente nominal), en nombre de la Corona española, en junio de 1545.

Pero a partir de agosto, las borrascas y el descontento de las tripulaciones forzaron el regreso a Tidore, en octubre. Tras este nuevo fracaso, pasaron algunos años antes de que los castellanos intentaran de nuevo volver del Pacífico occidental a América por el oriente.

( La San Juan protagonizó una nueva tentativa de regresar a Nueva España atravesando el Pacífico de este a oeste. Villalobos confió el mando al alférez mayor y maestre de campo Íñigo Ortiz de Retes, que partió de Tidore el 16 de mayo de 1545. Ante los fracasos anteriores por el norte, Retes buscó una ruta alternativa por el sur. En su navegación descubrieron diversas islas –Sevillana, Gallega y los Mártires– al norte de Nueva Guinea; de ésta costearon 250 leguas de su litoral septentrional,
la nombraron Nueva Guinea por la similitud de sus pobladores con los de su homónima africana, y tomaron posesión de ella en nombre de España.

La singladura siguió por el paralelo 3° de latitud sur, bautizando islas entre la línea equinoccial y la costa nordeste de Nueva Guinea, hasta llegar, el 27 de agosto, a las islas que llamaron de los Hombres Blancos Anacoretas–, donde los pilotos, ante la imposibilidad de seguir navegando por los temporales, el 3 de octubre decidieron volver a Tidore.)




EL TORNAVIAJE, EL SEXTO INTENTO

Finalmente a Urdaneta se le encargó la construcción de la flota y la contratación de las tripulaciones y se le confió la dirección. Urdaneta propuso al rey como capitán general a un conocido suyo de Zumárraga (Guipúzcoa), que había sido escribano y alcalde oridenario de Ciudad de México, Miguel López de Legazpi.

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Urdaneta partió de Cebú el primero de junio de 1565 en dirección noroeste y atravesó por un laberinto de islas hasta llegar al estrecho de San Bernardino, entre Samar y Luzón, con lo que abandonó las Filipinas y desembocó en el océano abierto.

La "San Pedro", a diferencia de lo ocurrido en intentos anteriores que buscaban rutas más meridionales, se dirigió hacia el Pacífico norte, pasa cerca de las Marianas septentrionales. El primero de julio está a la altura del 24º de latitud norte, más o menos frente a Taiwan. El 3 de agosto alcanzó los 39°, hasta llegar al paralelo 42°, es decir, la latitud del norte del Japón. Estaba dando un gran rodeo, la ruta se alarga, pero se evita así la influencia negativa de los vientos alisios, que en los intentos anteriores había dificultado e impedido la navegación. A partir de aquí el barco gira al este, siguiendo la corriente marítima del Kuro Shivo, en dirección a lo que es hoy Estados Unidos, avistando tierra el 26 de septiembre de 1565: "esta costa se corre noroeste sueste, y esta punta arriba dicha es el remate de la tierra de California", superado el cabo Mendocino (al norte de la actual San Francisco, en la Alta California )y, de aquí bajando por la costa de México, el primero de octubre entró la San Pedro en el puerto de Navidad. El 8 de octubre de 1565 finalizaba el larguísimo viaje en el de Acapulco

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La ruta oceánica. Corrientes y vientos marinos

(Tras los seis fracasos, si incluimos el de Hernando de Grijalva, de intentar cruzar el Pacífico de oeste a este, pasaron unos veinte años de inactividad en las navegaciones por este océano, fuera de los litorales americanos. A pesar de ello la corona española estaba dispuesta a no cejar en su empeño de conseguir su cuota en el comercio con Oriente, para lo que era imprescindible encontrar la vuelta de Poniente.

No es de extrañar, por tanto, que Felipe II aceptase el plan que le propuso el segundo virrey de México, Luis de Velasco, de enviar una nueva armada para tal fin y conseguir un bastión español en el Pacífico. El proyecto le había sido presentado por Andrés de Urdaneta

Felipe II, además de acoger el proyecto, escribió a Andrés de Urdaneta rogándole que aceptase embarcar en la expedición en calidad de cosmógrafo.

El rey:
Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta, de la Orden de Sant Agustin: Yo he sido informado que VoS siendo seglar fuistes en la Armada de Loaysa y pasastes al estrecho de Magallanes ya la Esparcería, donde estovisteis ocho añoS en nuestro servicio. y porque ahora nos habemos encargado a D. Luis de Velasco, nuestro visorrey de esa Nueva España, que envia a los navios al descubrimiento de las islas de Poniente, hacia loS Molucos, y les ordene lo que han de hacer, conforme a la Instrucción que se les ha inviado; y porque según la mucha noticia que diz que teneis de las cosas de aquella tierra y entender, como entendeis bien, la navegación della y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que Vos fuesedes en los dichos navios, así para lo que toca a la dicha navegación como para el servicio de Dios Nuestro señor yo seré muy servido, y mandaré tener en cuenta con ello para que rescibais merced en lo que hobiere lugar. De Valladolid a 24 de setiembre de 1559 años = Yo el Rey = Refrendada de Eraso = Señalada de Briviesca = Don Juan Vázquez Agreda Jeraba.


Urdaneta :
Sacra Católica Real Majestad: En principio de Mayo deste presente año de sesenta recibí el mandato de Vuestra Real Majestad, hecho en Valladolid a veinte y cuatro de Septiembre del año pasado de cincuenta y nueve, por el cual se servido mandárme vaya en los navios de Don Luis de Velasco, Visorrey desta Nueva España por mandato de Vuestra Majestad, invia a las islas de Poniente, al cual mandato luego obedesci como a mandato de mi Rey y Señor, a quien siempre serví, y beso los Reales pies y manos de Vuestra Majestad por la merced y favor que es servido hacerme en mandarme servir deste su Capellán y siervo. La información que a Vuestra Majestad han hecho, de que yo fuí en la jornada que el Comendador Frey Garcia de Loaysa en servicio de Vuestra Majestad hizo para las islas de Maluco, asi es, que yo fuí en ella el aiio de veinte y cinco, en la cual me ocupé II años hasta que di la vuelta a España, donde en Valladolid el año de treinta y seis di a Vuestra Real persona cuenta y relación de lo sucedido en aquella jornada. Los ocho años de los cuales estuve de asiento en las islas de Maluco y su comarca, sirviendo a V.M. asi de soldado como de Capitán, como en cargos de su Real hacienda, hasta que en tanto que por una Real Cédula nos fué mandado dejásemos la tierra libremente a los Capitanes del Serenísimo Rey de Portugal. y vuelto de la Especería, hasta el año 52 que Nuestro Seiior Dios fué servido llamarme al estado de la Religión, en que agora vivo, me ocupé en servicio de V.M., y lo mas del tiempo en esta Nueva España, donde por Don Antonio de Mendoza, Visorrey della, me fueron encomendados cargos de calidad, asi en las cosas de la guerra que se ofrescieron como en tiempo de paz. y despues que estoy en la Religión asimesmo se han ofrescido negocios importantes del servicio de V.M., en que algunas veces su Visorrey, Don Luis de Velasco, me ha ocupado. y agora, luego que el mandato de V.M. recibí, di noticia dello al Padre Fray Agustin de la Coruña, Provincial de la Orden de Nuestro Padre San Agustin en esta Nueva España, y él y toda la Orden, con gran voluntad y afición que tienen al servicio de V.M., obedeciéronlo a él, ya mi mandado, y me mandó me aparejase a hacer este viaje, con otros tres religiosos. y dado caso, que segund mi edad, que pasa de 52 años, y falta de salud que de presente tengo, y los muchos trabajos que desde mi mocedad he pasado, estaba necesitado lo poco que me resta de vivir en quietud; pero considerando el gran celo de V.M. para en todo lo que toca al servicio de Nuestro Señor Dios y augmento de su Santa Fé Católica, me he dispuesto para los trabajos desta jornada, solamente confiando en el auxilio divino, mediante el cual, en su misericordia, espero que su Divina Majestad y Vuestra Real Persona han de ser servidos muy mucho. El Virrey, Don Luis de Velasco, me ha comunicado el mandato de Vuestra Real Majestad acerca de lo que toca a la navegación que manda hacer al Poniente; y tratado con él lo que me ha parescido que conviene al servicio de Nuestro Seiior, e de Vuestra Majestad. acerca de este negocio, a Su Señoría le ha parecido que Vuestra Majestad será servido en que se dé cuenta a su Real Persona dello. E asi, juntamente con esta, va mi parescer sobre ello para que Vuestra Majestad, mandado ver, provea lo que mas fuere su servicio. A V.M. suplico se resciba de mi la voluntad con que sirvo, que es con deseo de aceptar en e) servicio de Nuestro Señor Dios, y de V.M., cuya Real persona y muy gran Estado Nuestro Señor guarde y conserve, con augmento de muy mayores Reinos y Señoríos, y después le lleve a la Gloria celestial para que goce de aquel Reino de la Eternidad para donde le crió. De Méjico a 28 de mayo de 1560. = S.C.R.M. = Beso los Reales Pies y manos de V.M., vuestro muy humilde Capellán y menor siervo, Fray Andrés de Urdaneta.


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Las Primeras rutas del Pacífico

Los preparativos y la construcción de los barcos demoraron cinco años la partida de la flota, compuesta por cinco naves: dos naos, San Pedro y San Pablo, de 500 y 400 toneladas; dos pataches, San Juan y San Lucas, de 80 y 40 toneladas, y un pequeño bergantín. A su mando iba Miguel López de Legazpi, y el encargado de dirigirla era Andrés de Urdaneta.

El fin primordial de la expedición era el hallazgo de la ruta del retorno, Felipe II así lo indicaba:
«Lo principal que en esta jornada se pretende es saber la vuelta, pues la ida se sabe que se hace en breve tiempo». A tal fin se preparó en Cebú, por indicación de Urdaneta, la nao San Pedro, con provisiones para ocho meses y con una tripulación de doscientos hombres y tres pilotos, al mando de Felipe Salcedo, sobrino de Legazpi, aunque en la práctica estaban bajo las órdenes de Urdaneta.

La San Pedro zarpó de Cebú el 1 de junio de 1565, que puede considerarse una de las fechas más trascendentales en la navegación oceánica. Tras salir del archipiélago por el estrecho de San Bernardino, enrumbó hacia el nordeste, alcanzando los 39° por encima de la equinoccial el 3 de agosto. Por esta latitud atravesaron el Pacífico hasta alcanzar las costas de California, hacia los 34°, desde donde singlaron hacia el sur, para arribar al puerto de la Navidad (1 de octubre) y al de Acapulco (8 de octubre).

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Urdaneta había descubierto, con un gran rodeo, el camino más rápido y seguro, si no el más corto entre Asia y América por el Pacífico norte, evitando los alisios y siguiendo la corriente del Kuro-Shivo. En adelante esta ruta será navegada por el Galeón de Manila o Nao de Acapulco, que durante doscientos cincuenta años impulsará el comercio entre China Filipinas-México y España.
Tras el descubrimiento de la ruta del tornaviaje, el hombre pudo recorrer los espacios oceánicos en todas las direcciones.


"Lunes quando amanesçió, a primera de Octubre año del nasçimiento de nuestro señor y salvador Jesús Cristo de mil e quinientos y sesenta y çinco, amanesçimos sobre el puerto de Navidad, ya esta ora miré en mi carta y bide que avia andado MDCCCXII leguas desdel puerto de çubú fasta el puerto de la Navidad , ya esta ora me fuy al capitán y le dixe que a dónde mandaba que llevase el navío porque estávamos sobre el puerto de la navidad, y él me mandó que lo llevase al puerto de Acapulco, y obedesçi su mandado(...); allegamos a este puerto de Acapulco Lunes a ocho deste presente mes de Octubre con harto trabajo que traya toda la gente. Rodrigo Despinosa, Piloto".

Fueron ciento treinta días de dura travesía, en gran parte a ciegas, a lo largo de mil ochocientas noventa y dos leguas. Todo quedó anotado minuciosamene por los cronistas: de ahí que sepamos que no faltó el hambre, la sed ni el escorbuto. De hecho, muchos murieron: de doscientos tripulantes sólo quedaron dieciocho en activos al terminar el viaje, y otros muchos estaban enfermos

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ANDRES URDANETA - SELLO POSTAL DE MEXICO


Nota crítica.
Cuando el 20 de marzo de 1553, Andrés de Urdaneta ingresa en el convento de los Agustinos de Ciudad de México a la avanzada, para la época, edad de 45 años, está realizando un acto irrelevante para su biografia y nefasto para su posterior memoria histórica.
Irrelevante porque sus logros más importantes están por realizarse y, tal y como veremos, obviando completamente su condición de religioso.
Nefasto para su memoria porque su nombre ha sido utilizado por la religión con fines propagandísticos para su causa, con el resultado de que hoy en día, la gran mayoría de sus paisanos le consideran un misionero y colonizador más.
De forma muy resumida trataré de dar otra versión de Urdaneta más acorde con la verdad histórica y aséptica desde el punto de vista confesional.
Las expediciones del siglo XVI a las Islas de las Especias son auténticos “viajes de negocios” no hay más que echar un vistazo a la lista de accionistas de la expedición de
Loaysa, en la que se estrena Urdaneta con 17 años, para comprender el carácter de esta.
En esta lista de accionistas, están desde los Fucares, importantes banqueros, hasta los capitanes guipuzcoanos que luego irían en ella.
No tiene nada de extraño que en una expedición como aquella, plagada de burgueses guipuzcoanos ( Elcano, Guevara, Carquizano, Elorriaga, Lerchundi, etc.) otro hijo de esta burguesía como Urdaneta partiera a hacer fortuna.
La expedición por causas muy diversas es un auténtico fiasco, pero es entre 1525 y 1536, año en que Urdaneta regresa a Castilla, cuando sienta el conocimiento científico que tantos frutos le dará más tarde.
A su vuelta escribe hasta tres relatos de lo sucedido en Molucas y se convierte en el factotum de cualquier nueva expedición, todos los personajes de cierta relevancia en la época como Alvarado o el obispo de Plasencia cuentan con él.
Todos estos escritos denotan unas excepcionales dotes de observación , tanto de los aspectos geográficos como económicos de donde ha estado con una visión absolutamente moderna de las cosas.
A pesar de este protagonismo en los “centros de poder” del momento, Urdaneta se viene a vivir a su pueblo natal, reconociéndose vecino de “Villafranca de Oria” en 1538.
En 1539 regresa a México para empezar a preparar su gran viaje, además de múltiples actividades en el campo náutico, actividades que no se interrumpen por su entrada al convento. La expedición a Florida con Luna en 1562 es un buen ejemplo de ello.
Los informes que realiza para Felipe II en estos años son concluyentes. Es el primero en explicar los ciclones tropicales, su descripción de la corriente de Humboldt se adelanta más de 100 años a la que este daría en 1783. Pero además nos da nociones de logística sobre el tamaño de los barcos, las condiciones de los puertos ( se podría decir que es el fundador de Acapulco), las condiciones laborales de las tripulaciones y sobre la sanidad a bordo, ya entiende el problema del escorbuto.
Por todo lo anterior Felipe II ordena taxativamente que sea él quien dirija la expedición definitiva. Esta expedición es la más larga jamás realizada hacía lo desconocido y además abre una línea de navegación que duraría 250 años. Pero también hay que decir que el primer Galeón, el mandado por Urdaneta, mantuvo el record de velocidad casi 100 años.
Es importante reseñar que Urdaneta estuvo en Filipinas 4 meses nada más, justo el tiempo necesario para reparar la “San Pedro” y avituallarla .En este tiempo no hizo nada más, o al menos no consta a pesar de que estos meses están muy bien documentados en tres derroteros y el relato de Legazpi. Lo que si consta es que dirigió personalmente las reparaciones.


FINAL. (Por el gran Forges)

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¿Profesión?
Técnico Superior en sistemas de refrigeración de materiales de construcción.
¿El que moja los ladrillos en las obras?
El mismo.
Huntley
Leutnant der Reserve
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Excelente Oarso.

Menudo guión para una película, o una excelente novela.

Saludos.
VOLLE KRAFT VORAUS- Huntley-Oficial Agregado de la ODSH
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