Pobladores del Ártico

Espacio dedicado a aquellos comandantes que gusten de escribir y leer relatos sobre submarinos y aventuras marineras.

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Kamille Rososvky
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Pobladores del Ártico

Desde siempre me interesó la vida de los pobladores del ártico. Pienso que a ustedes, les va a interesar, como personas instruídas que son. Kamille
PRIMERA PARTE


Groenlandia Laponia Svalbard Noruega Islandia Antártida Siberia Patagonia Alaska Canadá Los Polos

Fuente : http://www.greenlandadventure.com/infop ... adores.htm
Groenlandia
Donde el mundo se acaba
Ricardo López Valverde, nuestro especialista y una de las personas que mejor conoce Groenlandia y los inuits, ha escrito este bonito libro donde se recogen los aspectos culturales, históricos, tradiciones y hacia donde va este enigmático y desconocido pueblo.

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Pobladores del Ártico,

El Artico es una tierra a la vez rica y extraña. Geológicamente, se trata de restos no sumergidos de los antiguos escudos euroasiáticos y canadienses, que hasta muy recientemente estaban cubiertos por enormes glaciares. Aún hoy día estos cubren vastas extensiones de la región. Se puede decir que el Artico es una tierra nueva para el hombre. Sus desoladas extensiones encierran riquezas insospechadas hace tan sólo cincuenta años.

Todavía, en algunas zonas del Artico, como en Groenlandia, el tiempo parece haberse detenido. Cinco sextas partes del territorio permanecen permanentemente sepultadas bajo la pesada capa de los hielos. Sin embargo, a pocos kilómetros de distancia, la naturaleza trabaja a una velocidad asombrosa. La isla de Surtsey, un escollo desnudo de tierra oscura, emergió junto a Islandia en 1.963, cuando columnas blancas y negras de cenizas y vapor se alzaron a más de 30 metros sobre el nivel del mar.


Más información sobre los inuits (pincha en la foto)

La misma Islandia es una tierra de hielo y fuego. La octava parte de su superficie esta cubierta por glaciares. El resto de la isla, en cambio, recuerda un áspero paisaje lunar, pues hay en ella 30 volcanes activos. El hombre se ha instalado sobre las exiguas franjas de terreno verde que rodean la costa y los fiordos. El pueblo islandés está formado por los descendientes de celtas y vikingos. Los primeros colonos fueron probablemente celtas procedentes de Irlanda. Mas tarde, en los siglos IX y X, llegaron los vikingos de Noruega. Tras ellos vinieron también monjes celtas y esclavos capturados en Escocia.

Cuando los glaciares se retiraron de Europa y Asia, el hombre avanzó al mismo ritmo hacia el norte hasta que pobló completamente las regiones de bosques y tundras. Este antiguo pueblo era moreno, de baja estatura,

y de rasgos físicos mongoloides. Algunos de sus descendientes, los Chukchis, viven aún en la Siberia nororiental. Las zonas septentrionales de Europa y la Siberia occidental fueron luego ocupadas por pueblos ugrofineses. Sus descendientes, los lapones, se extendieron por toda la península escandinava y hacia el oriente, hasta el mar Blanco. Hoy la mayor parte de los lapones viven en Noruega, pero se encuentran grupos más pequeños también en Suecia, Finlandia y Rusia.

Durante siglos el Artico ha sido una inmensa región donde los pueblos provenientes del sur podían encontrar refugio. Muchos de los pueblos árticos del Viejo Mundo tienen una cultura parecida, basada en la caza, la pesca y la cría de renos. Los arqueólogos rusos sostienen que los renos fueron domesticados por primera vez hace unos 4.000 años. Durante todos estos siglos el reno ha constituido el sostén fundamental de esta gente del norte, desde Noruega hasta el estrecho de Bering. Algunas poblaciones viven permanentemente en los bosques, pero la mayor parte son nómadas que durante el verano emigran con sus rebaños al norte, hacia la tundra ártica, para cazar y pescar junto a las costas árticas. Pequeños grupos de lapones y chukchis se han establecido permanentemente en las costas árticas. Su existencia está basada en la en la pesca y en la caza de las focas, al igual que los esquimales de la costa que viven aún más hacia oriente. Gran parte de la costa ártica, desde Alaska hasta Groenlandia, se halla poblada por los esquimales.

Los esquimales, como raza, están emparentados con los antepasados asiáticos de los chukchis. Miles de años antes de nuestra era, probablemente hacia el 4.000 a.C., los pueblos que entonces vivían en las llanuras orientales de Siberia fueron empujados hacia el norte y el este por hordas belicosas provenientes del centro de Asia. Los habitantes de la llanuras siberianas eran cazadores de renos que nada sabían del arte de la guerra. Ante la continua presión de sus feroces vecinos, terminaron por cruzar el estrecho de Bering, y así llegaron a Alaska. Algunos de ellos se establecieron en las islas Aleutianas; extendiéndose de una isla a otra, avanzaron aún más hacia occidente, pero nunca se atrevieron a cruzar el ancho brazo de mar que los separaba de las islas Komandorskiye. Los habitantes de las islas Aleutianas quedaron bien pronto aislados del resto de su pueblo y desarrollaron su propia cultura. A diferencia de los demás pueblos árticos, no tuvieron que adaptarse a un ambiente de nieves y de hielos. El mar de aquellas islas no se hiela. El clima es frío, húmedo y nublado, pero las precipitaciones de nieve son escasas.

El resto de los pueblos provenientes de Siberia encontró que Alaska estaba ocupada por los antepasados de los indios americanos. Al encontrar este obstáculo, los esquimales se vieron obligados a adentrarse en las tundras hasta que encontraron tierras libres. El etnólogo Knud Rasmussen ha designado a estos pueblos como protoesquimales.

Los primeros pueblos protoesquimales se dirigieron a través de la cordillera de Brooks, en el norte de Alaska, hasta alcanzar el Gran Lago de los Osos. Estas llanuras onduladas dieron probablemente a aquellos emigrantes la sensación de hallarse nuevamente en su antiguo país. La tundra que se extiende al norte y al este del Gran Lago de los Osos recuerda efectivamente las desnudas estepas de la Siberia septentrional. Incluso la fauna debía de serles familiar. El zorro blanco, el lobo, el lemming y el caribú, al igual que muchos otros animales, son los mismos en Siberia que al norte de Canadá. Para un pueblo cuya forma de vida había estado basada en la cría del reno no existía ninguna dificultad en hacer lo mismo con el caribú, que está emparentado con aquel.

Después de que los pueblos provenientes de Siberia se hubieran establecido en el Canadá septentrional, comenzaron a producirse dos hechos: cada primavera los caribús realizaban su anual migración hacia el norte, hacia las costas árticas. Hace unos 5.000 años alguna de las tribus que seguían a los caribús para cazarlos empezaron a establecerse en las costas septentrionales del Artico, desde Alaska a Groenlandia. Finalmente evolucionó hacia una forma de vida exclusivamente marina, basada en la captura de focas, morsas y ballenas.

Muchos años más tarde, hacia el siglo XVIII d. de C., un nuevo factor vino a perturbar la existencia de los esquimales de la tundra. Estos pueblos que habían preferido permanecer en las llanuras del interior, fueron sometidos a presiones cada vez mayores por parte de las tribus indias del sur. Armados con los fusiles recibidos de los comerciantes europeos, los indios de las praderas comenzaron a adentrarse en los grandes bosques canadienses, trasladándose hacia el norte. Los indios cree, que habían sido expulsados de las llanuras, entraron en conflicto con sus vecinos del norte. Estos, que hasta entonces habían vivido en los grandes bosques, se vieron obligados a trasladarse más al norte, a la región de la tundra, donde terminaron por adaptarse a las costumbres de los cérvidos migratorios.

En estas condiciones fue inevitable que los indios usurparan las tierras de los esquimales, e igualmente inevitable que corriese la sangre. Las historias sangrientas de aquellos tiempos se reflejan en el actual folklore de los esquimales del interior. Esta feroz lucha entre ambos pueblos por su supervivencia continuó hasta casi el final del siglo XIX. Sin embargo, fue un combate desigual, pues los esquimales no eran guerreros. Como había ya sucedido en Siberia, fueron empujados hacia las extensiones árticas, esta vez por los indios. En su folklore encontramos narraciones de las grandes expediciones en busca de nuevas tierras donde establecerse. Algunos fugitivos se dirigieron al norte, en dirección a la costa. Estos grupos se establecieron en la costa ártica alrededor del golfo de la Coronación, donde desarrollaron una nueva cultura más adaptada al ambiente marino. Los grupos restantes se dirigieron en cambio hacia el este, adentrándose cada vez más en las Barrend Lands.

De esta manera, la cultura de los esquimales tuvo diversos desarrollos en función de las migraciones y la mezcla con los grupos locales. Con el transcurso del tiempo, sus descendientes, que habían aprendido a luchar con el mar, se dirigieron a occidente hasta la costa del Pacífico en Alaska y a oriente hasta Groenlandia. Actualmente los seres humanos que viven permanentemente más al norte de nuestro planeta son los esquimales del Polo. Esta tribu habita en la Tierra de Inglefield, al norte de Groenlandia. Los esquimales de la Groenlandia oriental viven alrededor de Angmagssaliq y de la Tierra del Rey Cristian IX. Los groenlandeses del oeste habitan en la costa occidental, sobre todo en la zona situada entre la bahía de Melville y el cabo Farvel.

Pero hubo algunos que se obstinaron en permanecer en las llanuras, donde habían vivido desde los albores de su historia. El último grupo de esquimales, por fin, se asentó definitivamente en la vasta estepa helada que se extiende al nordeste de la Bahía de Hudson junto a los lagos Dubwant, Yathkyed y Angikuni, en el distrito de Keewatin.

Los primeros europeos llegaron a la bahía de Hudson en el siglo XVII. En aquella época los esquimales del interior llevaban ya muchos años establecidos en la región de las tundras. Toda esta región, desde el límite de los grandes bosques de abetos hasta las costas árticas, estaba en manos de un gran número de esquimales del interior, quienes para su supervivencia dependían totalmente del caribú.

Durante los dos siglos siguientes, mientras los europeos destruían o transformaban el modo de vida de muchos esquimales e indios de la costa, los pueblos del interior permanecieron fuera de su radio de acción. Y, sin embargo, aunque indirectamente, el hombre blanco fue causa de cambios en su existencia tradicional. Desde sus primeros y antiquísimos contactos, los esquimales y los indios chipewyan se habían mantenido siempre a respetable distancia los unos de los otros. Ninguno de los dos pueblos era particularmente belicoso y, aparte de algunos incidentes aislados, habían preferido dejar una amplia zona de territorio deshabitado que los separase. Luego los chipewyan comenzaron a cambiar sus bienes por armas. De esta forma, antes de terminar el siglo XVIII, los esquimales se vieron expulsados de las tierras donde habían vivido durante cientos de años.

Pero el dominio de los indios sobre las tierras del norte fue efímero. Las enfermedades, especialmente la viruela, procedentes del sur diezmaron tribus enteras de indios.

El número de esquimales del interior sobrepasaba en aquellos tiempos la cifra de 2.000. Estos se llamaban a sí mismos ihalmiut, palabra que significa "el otro pueblo", es decir, los que están separados y son superiores a todos los demás. Y, en efecto, era difícil vivir más aislados que ellos.

El primer contacto con los blancos tuvo lugar en 1.867, año en que un misionero pudo al fin llegar a su remoto territorio. A partir de aquella fecha pequeños grupos de audaces cazadores esquimales empezaron a comerciar con los misioneros y con el puesto de la Compañía de la Bahía de Hudson, en Reindeer Lake.

A finales del siglo, los pueblos del interior constituían el grupo más numeroso y compacto entre todos los esquimales. Eran también los más prósperos y poderosos. A diferencia de la mayoría de los esquimales de la costa, cuya forma de vida dependía de los recursos del mar, los del interior eran un pueblo sedentario que desde hacía muchos años habitaba en campamentos permanentes situados junto a los ríos y a orilla de los lagos. El caribú, sobre el que se basaba todo su sistema de vida, llegaba hasta ellos dos y hasta cuatro veces al año, en manadas tan numerosas que se perdían en el horizonte. Los esquimales del interior no estaban, como sus parientes de la costa, ligados por una especie de esclavitud a la misión y a la estación comercial. Eran un pueblo rico, según su concepto de riqueza, pues rara vez sufrían el frío y el hambre. Los ciervos y los carneros almizcleros eran abundantes, y gracias a ellos los ihalmiut no tenían ninguna necesidad de caminar sobre la nieve en busca de focas durante largas y terribles jornadas invernales, ni sobre lagos helados, temblando de frío, en espera de algún pez. para ellos el invierno no era un periodo difícil y lleno de privaciones, sino la estación en la que se organizaban las fiestas, se visitaba a los amigos y parientes, y se contaban historias. Los esquimales del interior disponían de abundante tiempo libre para dar rienda suelta a la palabra y al pensamiento, mientras las tribus que vivían en las desoladas costas del mar no conocían tregua en su eterna lucha por la supervivencia.

Fue de nuevo el hombre blanco quién destruyó la feliz existencia de estos esquimales. En 1.947 el puesto comercial de Reindeer Lake emitió un mensaje anunciando que algunos de los habitantes del interior, exactamente 46, estaban a punto de perecer de hambre. ¿Como era posible que un pueblo antes rico y próspero se hallara ahora reducido a la más absoluta miseria?

Los comerciantes y los cazadores de pieles habían visto las intactas riquezas de aquellos territorios con los mismos ojos del buscador que piensa en un rico filón escondido entre las montañas. La Compañía de la Bahía de Hudson había sido la única propietaria legal hasta el siglo XIX de casi todo el Canadá septentrional. Los ingresos de la Compañía en el norte provenían del comercio de pieles, proporcionadas casi exclusivamente por indios y esquimales. Los comerciantes convencieron a los pueblos del norte de que la caza de las pieles de zorro era más provechosa que la búsqueda de alimento. Los indios y los esquimales no tardaron mucho en comprender que proporcionar pieles a los blancos a cambio de fusiles, municiones y harina era más faácil que ir a la caza de caribús o de focas armados con simples lanzas. Fue así como en pocos decenios perdieron la tradicional costumbre de hacer acopio de carne desecada para afrontar los periodos de carestía. Pero cuando el comercio dejó de producir píngües ganancias, cuando el precio de la piel cayó en los mercados europeos y americanos, los comerciantes se marcharon. La nueva forma de vida que habían enseñado a esta gente resultó su ruina. Habían olvidado como se fabricaban las tradicionales armas de sus padres, y, sin las municiones de los comerciantes, los fusiles eran inútiles. Otro mal que el hombre blanco había introducido entre los esquimales fueron las enfermedades. Muchísimos indios y esquimales murieron a causa de la gripe, la difteria, la poliomielitis y la tuberculosis.

Hasta los animales del Artico sufrieron las consecuencias de este proceso. Los caribús fueron exterminados por el efecto combinado de la caza desenfrenada y la destrucción de su hábitat; en efecto, enormes extensiones de bosque fueron taladas e incendiadas, y los musgos y los líquenes, que bastaban por sí solos para garantizar la supervivencia de las manadas durante todo el invierno. desaparecieron junto con los árboles.

Sólo en 1.958 el mundo conoció en toda su crudeza la verdadera situacón de los esquimales del Canadá; su vida media apenas llegaba a los 25 años, la mortalidad infantil era superior a un 26% y uno de cada ocho estaba enfermo de tuberculósis.

Hasta finales de la década de los 50 la mayoría de los canadienses y de los americanos, estaban acostumbrados a considerar el Artico como una extensión de tierras inútiles y estériles. Pero cada vez era mayor la convicción de que debajo de la capa helada del Artico se escondían extraordinarios recursos susceptibles de aprovechamiento económico. El descubrimiento de los vastos yacimientos minerales del Artico, sobre todo de petróleo, dieron origen a lo que sería otra fiebre del oro. Al mismo tiempo esta región del globo había adquirido también una gran importancia estratégica, y consecuentemente fue pronto escenario de una intensa actividad militar. En plan experimental algunos esquimales fueron contratados para trabajar en las minas de níquel. Al cabo de dos años, que hasta entonces no habían conocido una sociedad más compleja que la de cazadores de focas y zorros, habían traspasado la barrera del tiempo y ejecutaban con eficiencia casi todas las operaciones de la minería.. Desde 1.965, la base de la sociedad esquimal - la caza con trampas - ha desaparecido prácticamente. Casi todas las familias de esquimales del Canadá viven actualmente en campamentos costeros montados y organizados por el gobierno. Por desgracia, no han tenido verdadera oportunidad de organizarse una existencia en el mundo tecnológico moderno, con la consecuencia de que hoy la mayoría, incapaz de volver a las costumbres de los viejos tiempos y sin ninguna otra salida profesional, vive de la limosna y de las ayudas del gobierno. Para los esquimales de Alaska, sin embargo, el cambio fue menos súbito y dramático. Su incorporación a la economía de mercado y a la sociedad blanca de la frontera comenzó hace ya dos generaciones. Pero también en Alaska los nativos - indios o esquimales - sufren múltiples discriminaciones.

Rusia comprendió la importancia de las regiones árticas mucho antes que Canadá y Estados Unidos. En Siberia existen ricos yacimientos de oro, diamantes, estaño y otro minerales. En la década de los 50, cuando los soviéticos comenzaron seriamente la colonización de las regiones árticas, pudo comprobarse que estas poseían todo lo necesario para mantener y alimentar una población en rápida expansión. La cría de los renos proporciona actualmente una base económica a unos 12.000 chukchis y esquimales. esta actividad es rentable pues los animales no necesitan heno para su alimentación. ni requieren la construcción de establos.

Los esquimales de Groenlandia han tenido más suerte, pues disfrutan de un bienestar económico y un nivel cultural muy superior al de los demás. En 1.952 el gobierno danés anunció el proyecto de crear un estado autónomo esquimal en Groenlandia, para lo cual se habían ya cumplido las bases previas. En efecto, el analfabetismo había desaparecido desde la lejana fecha de 1.860, mientras que todavía en 1.950 sólo un pequeño porcentaje de esquimales canadienses sabían leer y escribir. desde los comienzos de la colonización danesa en Groenlandia el gobierno había controlado las factorías comerciales para impedir una explotación abusiva de los esquimales.

Actualmente los descendientes de aquellos hombres, que en épocas no lejanas cazaban las focas con arpones, son maestros, obreros o técnicos, y desempeñan un importante papel en la economía de Groenlandia; muchos trabajan en la industria pesquera o prestan sus servicios en los observatorios y estaciones meteorológicas.

Como sucede en el resto del Artico, gran parte de Groenlandia ofrece unas condiciones de vida demasiado duras para los europeos. Pero los esquimales han logrado adaptarse a estas tierras a pesar del frío, pues son una raza que ha adquirido a lo largo del tiempo la forma de vivir y de prosperar en aquellas regiones inhóspitas.

Actualmente los países cuya soberanía se extiende a las regiones árticas, y especialmente las grandes potencias, han emprendido la explotación de los recursos naturales.

Una de las últimas regiones de la Tierra que hasta ahora había permanecido subdesarrollada esta adquiriendo rápidamente una nueva fisonomía.
Kamille Rososvky
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Re: Pobladores del Ártico

Imagen Gracias Kamille.
Última edición por loboden el 26 Ago 2008 20:23, editado 1 vez en total.
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Kamille Rososvky
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Re: Pobladores del Ártico

Gracias Loboden! Como no tengo fiebre, me levanté, así que voy a publicar la segunda parte del artículo. Anoche no pude, ya ni veía lo que escribía. Fue un enfriamiento fulminanate. Vino el técnico del aire acondicionado y dejaba las puertas abiertas y el aire tan frío llegaba hasta la sala donde tenemos un hogar, (acá le llamamos estufa a leña). Así es como uno se pilla o un resfrío mayúsculo o una linda gripe. En conclusión hoy que es feriado e iba a salir a comprar flores a un vivero y dar un lindo paseo y se estropearon los planes. ¡Me duele hasta el cabello!. Kamille :D :(
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