
Hasta el año 1850 los buques estaban armados con cañones hechos de hierro fundido, de carga por la boca y con el ánima lisa; es decir, que no tenían estrías y disparaban proyectiles esféricos, constituidos por balas de hierro macizas o huecas y rellenas de explosivo (granadas Paixhans). Los cañones disponían de dos pernos laterales con los que se fijaban al afuste, el cual era de madera y estaba provisto de cuatro ruedas.
En cambio, hacia 1850 entraron en servicio cañones con el ánima provista de estrías helicoidales, que disparaban proyectiles cilíndricos y con cabeza aguzada; las estrías, al imprimirle al proyectil un movimiento giratorio, contribuían a dar estabilidad a la trayectoria y una mayor precisión en el tiro.
Los primeros combates entre acorazados y fuertes de tierra (En Kinburn, en 1855) habían hecho evidente el hecho de que las balas esféricas, de 24 libras de peso, de los buques no eran capaces de romper las corazas y, por lo tanto, era necesario aumentar la potencia de los cañones. Este aumento se obtuvo siguiendo dos teorías: la una consistía en aumentar el calibre y, por consiguiente, el peso de los proyectiles; la otra, en perfeccionar los cañones, estriándolos y aguzando los proyectiles.
Según el primer sistema, las corazas debían romperse por el choque de la masa, cada vez más pesada, de los proyectiles; en cambio, por el segundo sistema debían ser perforadas y atravesadas por proyectiles suficientemente duros y de gran velocidad.
En la marina inglesa, en la época en que se construyó el Warrior (1859) la artillería naval estaba constituida por cañones de ánima lisa que se cargaban por la boca, los mayores de los cuales tenían un calibre de 203 mm. (8 pulgadas). podían disparar balas de 68 libras (casi 30 kg.) Y pesaban 4,75 ton. En aquella época, y hasta 1880, el peso del cañón, como el del proyectil, eran las indicaciones que se usaban para designar las diversas piezas. Por lo tanto, se decía que en los acorazados italianos Duilio y Dandalo había cañones Armstrong de 100 toneladas, mientras que en el Inflexible, inglés, había cañones de 80 toneladas. Y al indicar las armas por el peso del proyectil, se decía, por ejemplo, que el Warrior tenía cañones de 68 libras, y el Gloríe cañones de 50 libras. El sistema para designar los cañones por el calibre, es decir, por el diámetro de la caña, expresado primeramente en centímetros y luego en milímetros, se empezó a usar hacia 1880.
Este sistema que actualmente se usa en todas las marinas es el de indicar los cañones por el calibre en milímetros, seguido de la longitud del cañón expresada en calibres; por ejemplo, un cañón de 203/50 tiene una caña de 203 mm. de diámetro y de 10.150 mm. de largo (50x203 mm.).
La marina inglesa empleaba cañones de carga por la boca, aunque la casa Armstrong a finales de 1860 ya había construido cañones de retrocarga, porque el mecanismo del obturador se había considerado demasiado complicado y peligroso. En cambio en la marina francesa el primer acorazado, el Glorié, tuvo ya cañones estriados, de retrocarga, que tenían la caña de hierro fundido y reforzada con aros de acero. El obturador era del tipo de tornillo y había sido inventado por el fundidor Treuille de Beaulieu. También en Alemania, la casa Krupp, a finales de 1862, había construido cañones estriados de retrocarga, de 170 milímetros de calibre, y ya en 1868, un tipo más perfeccionado, construido en acero, demostró que su poder de perforación era superior al de cañón inglés del mismo calibre y de carga por la boca.
En cambio, en los Estados Unidos sólo se usaban cañones lisos, de carga por la boca, del tipo ideado por el almirante Dahlgren, en los que la resistencia de la caña se obtenía mediante el aumento del espesor que, por lo tanto, era mayor en la culata y se iba adelgazando al aproximarse hacia la boca. Este tipo de cañones, aunque bastante primitivo, si¬guió siendo el arma principal de los buques americanos aun después de que las marinas europeas habían adoptado cañones estriados de retrocarga.
Los cañones ingleses estaban constituidos por un ánima central de hierro sobre la que se habían arrollado espirales de alambre de acero como refuerzo, espirales que eran más anchas en la parte de la culata y que se reducían a medida que se aproximaban a la boca. Por fuera de este revestimiento había una camisa de tubo de hierro y de acero. Los cañones alemanes Krupp tenían también un ánima de hierro reforzada con aros de acero.
En el primer y último combate naval que tuvo lugar en los Estados Unidos, en marzo de 1862, entre el Merrimack, buque sudista armado con cañones de 229 mm. y el Monitor, buque nordista, armado con cañones de 280 mm. Combate que acabo en tablas y con los dos contendientes retirándose, se tuvo otra demostración de que los cañones no tenían eficacia alguna contra las modernas corazas.
Las distintas marinas comenzaron, por lo tanto, a aumentar el calibre de sus cañones; en Inglaterra, la casa Armstrong construyó en 1865 para el acorazado Bellerophon cañones estriados del calibre de 228 mm. que pesaban 12 ton. y disparaban balas de 250 libras. En el Inflexible se montaron, en 1876, cañones del calibre de 406 mm., que pesaban 80 toneladas y disparaban proyectiles de 1.700 libras.
Para los acorazados italianos Duilio y Dandolo (1876), la casa Armstrong construyó cañones del calibre de 450 mm. que pesaban 100 toneladas y disparaban proyectiles de 1 .800 libras de peso.
A la vez que aumentaba el calibre, aumentaba también la longitud de la caña, que de los calibres 6 y 8 pasó al calibre 13 en los cañones de 25 ton. de 1865, y al calibre 20,5 en los cañones de 100 ton. del año 1876.
En la marina francesa, los cañones del Glorié (el primer acorazado) tenían un calibre de 155 mm., luego, mediante sucesivos aumentos en los buques siguientes, se llegó a los 360 mm. en el Amiral Duperré y a los 420 mm. en el Terrible.
En los años de 1870 a 1872 se inventó la pólvora de combustión lenta, que permitía obtener una mayor velocidad inicial del proyectil, pero que exigía cañones más largos, los cuales resultaban difíciles de cargar con el sistema de carga por la boca. Así, también la marina inglesa abandonó los grandes cañones Armstrong que se cargaban por la boca, y hacia el año 1880 adoptó los de retrocarga.
El primer acorazado ingles con cañones de retrocarga fue el Callingwood (1882). A partir de 1880 el calibre de los cañones experimentó una reducción imprevista, estabilizándose en los 280 mm. (12 pulgadas), calibre que sólo fue superado después del año 1910.
Las razones de esa reducción fueron diversas: la lentitud de la cadencia del tiro, la breve vida del cañón, el tiempo de construcción excesivamente largo, los progresos en balística que habían permitido dar un gran poder perforante a los proyectiles de cañones con caña más larga y menor calibre, y por último; la imposibilidad de colocar más de 4 de estos cañones en cada buque. Los cañones de 280 mm., por su menor peso, podían, en cambio, disponerse en número de 8 ó 10, que fue el normal en los acorazados del último decenio del siglo XIX y en los primeros decenios del siglo XX.
En los Estados Unidos, que aún se conservaban los cañones Dahlgren, en el año 1883 se nombró una comisión, llamada Gun Foundry Board, que fue enviada a visitar las fábricas europeas de armas, para obtener de ellas enseñanzas. Así, a partir de 1890 también la marina de los Estados Unidos tuvo cañones estriados y de retrocarga, también del calibre de 280 milímetros, como en las marinas europeas. Como ya se ha dicho, hacia 1890 se había adoptado la pólvora sin humo, de combustión aún más lenta, así que para poder aprovechar sus efectos los cañones debían tener cañas más largas, o sea, 40 calibres y aun más.
También se había perfeccionado el sistema de construcción de las armas, y las cañas se hacían de varios cilindros de acero de elevada resistencia, uno interior, envuelto con el alambre de acero como los antiguos cañones de hierro, y otro exterior. Un tercer cilindro, más interior, el ánima, podía sustituirse cuando se desgastaba sin necesidad de cambiar todo el cañón.
Después de 1910 se volvió a la tendencia de aumentar los calibres, que llegaron a ser de 381 y de 406 mm., pues los cañones de mayor calibre podían disparar proyectiles explosivos con mayor carga, aunque menos velocidad inicial, estos producían el mismo efecto destructor que los de menor calibre, pero en cambio no exigían una gran velocidad inicial, con lo que se conseguía un menor desgaste del ánima, alargando la vida útil de cada pieza.
Durante la guerra de 1914-18 se llegó al calibre de 457 mm. en algunos cruceros de batalla ingleses (tipo Furious). Pero el tratado naval de Washington, en los años 20 estableció como calibre máximo el de 406 milímetros, que luego solo fue superado por los japoneses, quienes en los acorazados del tipo Yamato montaron cañones de 460 mm.
Otro perfeccionamiento en la construcción de los cañones suprimió el sistema del fajado con alambre de acero cuyo cometido de refuerzo se obtuvo de manera más racional por el método de autorrefuerzo.
Con este sistema de elaboración, el tubo que consti¬tuye la caña se tornea con un diámetro interno algo inferior al que debería tener. Luego se cierra la cavidad central con dos obturadores y se somete a una presión hidráulica interna hasta sufrir un comienzo de deformación permanente. Cuando se suprime la presión, las capas externas tienden a recobrar la forma primitiva, pero no pueden hacerla porque a ello se oponen las capas más internas que han sufrido deformaciones permanentes, mayores.
El resultado es que las diversas capas permanecen en un estado de deformación elástica: las más externas, en tensión; y las más internas, en compresión. Se produce así el mismo efecto que se conseguía en el pasado con los aros o el fajado con alambre de acero, pero de un modo más eficaz.
Después de la guerra de 1940-45 los acorazados prácticamente desaparecieron y los cañones han sido sustituidos por otras armas como los misiles y las bombas de aviación, y tampoco en los buques de hoy existen ya cañones de grueso calibre como armamento principal. En su lugar hay, en cambio, rampas lanzamisiles. Los cañones son generalmente de calibre modesto (de 76 a 127 mm.) y constituyen un armamento mixto antibuque/antiaéreo; pero tienen una velocidad de disparo grandísima y su puntería está guiada por el radar, pero no constituyen ya, con su número y su calibre, el elemento fundamental para juzgar la capacidad ofensiva de los buques.
Me ha quedao un poco farragoso. Pero si se lee despacio, se entiende.
Creo.