ACORAZADOS 2ª parte.

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Kamenz
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ACORAZADOS 2ª parte.

El nacimiento del acorazado, en los años en torno al 1850, aconteció en un período en el que la propulsión a vela se hallaba aún en pleno desarrollo y las máquinas de vapor, de las que iban provistos los buques de guerra representaban únicamente algo de carácter auxiliar, pensado principalmente para emplear en circunstancias especiales, cuando no fuese posible aprovechar el viento. Entre esas circunstancias especiales se hallaba obviamente el combate, como se demostró en la batalla de Lissa del 20 de julio de 1866; durante su desarrollo, aunque todos los buques que tomaron parte en ella tuvieran velas, tanto el combate como las evoluciones que le precedieron y que le siguieron, se hicieron exclusivamente empleando las máquinas.
La idea de emplear la vela, que era aún aceptable y válida en 1850, fue modificándose, de modo que en los años inmediatos al de 1875 se decidió hacer que los barcos de guerra fuesen enteramente independientes del viento, haciendo que se movieran, evolucionaran y combatieran únicamente con la potencia de sus máquinas. Sin embargo, para los buques destinados a hacer largas navegaciones, siguió siendo válida la teoría del empleo del viento.

Los palos y las velas siguieron usándose en los cruceros, en las fragatas y en los buques ligeros hasta finales del siglo; pero los acorazados, a partir, aproximadamente, del año 1875, no tuvieron ya esa forma de propulsión que los almirantazgos reconocían ahora como embarazosa y desventajosa por las limitaciones que suponía para el tiro de la artillería pesada instalada en las torres, todas centrales, de los buques de la época.
Aclaro ahora, que al presentar las distintas fases de la evolución de los acorazados, no es posible respetar estrictamente la subdivisión en los cuatro períodos de veinticinco años que se han adoptado; por eso, aun habiendo indicado el año 1875 como año del comienzo de la era de los acorazados sin velas, hay que retroceder algunos años, precisamente hasta noviembre de 1869, para ver que ya se construía entonces un acorazado desprovisto de velamen: el acorazado inglés Devastation de 9.400 ton. de desplazamiento y armado con cuatro cañones del calibre de 305 mm., dispuestos en dos torres dobles, no centrales como en el Monarch o en el Captain sino situadas una a proa y otra a popa de la superestructura central.
Este hecho pone en evidencia el carácter meramente teórico de los límites impuestos a esos periodos de veinticinco años que se adoptan para definir la evolución de los buques acorazados. Para algunos tipos especiales de buques acorazados, como los monitores y los acorazados para la defensa costera, las velas ya se habían abandonado desde el período 1862-63; ese tipo de unidades sólo fueron dotadas de máquinas como sistema propulsor.

Pero hay que insistir en que éstos no eran buques destinados a emprender largas navegaciones, sino a operar sólo en la proximidad de las costas del propio país. En cambio, para los acorazados, que, podían ser destinados a operar en mares lejanos, se consideraba oportuno que se valiesen de la fuerza del viento para el viaje de traslado; Así, podían llegar con el máximo ahorro de combustible al lugar de operaciones donde, con toda probabilidad, no habrían hallado puertos amigos para proveerse de nuevo. La idea de unos acorazados que dependieran exclusivamente del propio aparato motor para cualquier tipo de navegación, fue aceptada con dificultad, especialmente por la marina inglesa, la cual, tanto por tradición, como porque tenía intereses que proteger en mares muy lejanos, fue la última en abandonar palos y velas. Así, algunos buques comprendidos ya en la clase de los que no tenían velas, fueron aún provistos de ellas, como el Inflexible, de 11.406 ton. de desplazamiento, y armado con cuatro cañones de 406 mm. que entró en servicio en el año 1880. Por otra parte, en este buque, los palos y las velas eran de reducidas dimensiones muy inferiores a los de las unidades de tres palos de hacía veinte años; además, se había previsto que las velas y las vergas pudieran eliminarse antes de iniciar un combate, y que tuvieran que utilizarse exclusivamente en los viajes de traslado. Pero aun así, muy pronto fueron suprimidas definitivamente.

Los acorazados sin velas tuvieron un desarrollo especial en las marinas europeas, especialmente en la inglesa y en la italiana, las cuales, en aquella época, eran las más adelantadas en la técnica de las construcciones navales. Dos famosos acorazados de torres en diagonal, el buque italiano Duilio, proyectado por el inspector de la Ingeniería Naval, Benedetto Brin, y el buque inglés Inflexible, proyectado casi al mismo tiempo por el jefe de construcciones navales de la marina inglesa, Reed, fueron barcos muy famosos por sus características, consideradas revolucionarias en su época. Ambos iban armados con cañones de calibre excepcional: 450 mm. en el Duilio y 406 en el Inflexible: tenían desplazamientos de 11 .000 y 12.000 toneladas, y una velocidad de unos quince nudos, y ambos fueron objeto de violentas discusiones, de polémicas y de choques en la prensa, entre militares y técnicos de ambas naciones.

Acorazado Duilio.
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También las marinas rusa, alemana y francesa, aunque con cierto retraso, siguieron el camino emprendido por las otras dos potencias navales europeas, comenzando a construir acorazados sin velas, mientras que, en cambio, la marina de los Estados Unidos y la del Japón no comenzaron a construirlos casi hasta finales de siglo, aprovechándose así de la experiencia europea y pasando directamente a construir acorazados con cañones en torre, tipo al que las marinas de los países de Europa habían llegado después de haber pasado por cierto número de tipos intermedios.

En el período de 1875-1900 no hubo ni grandes guerras ni acontecimientos políticos que tuvieran influencia en la construcción de los acorazados: el desarrollo de estos grandes buques fue gradual y siguió el mismo paso que el de la metalurgia, de la artillería, de los aparatos motores, de la electricidad y el de las ciencias náuticas.

En especial, en estos veinticinco años tuvo lugar el paso de los cañones de carga por la boca a los de retrocarga y la introducción en la marina de una nueva arma: el torpedo. El método de carga por la boca, usado especiamente en las marinas italiana e inglesa para los cañones de los calibres mayores, consistía en introducir el explosivo y el proyectil en la caña, por la parte de la boca, todo lo cual, además de requerir la instalación de máquinas especiales, exteriores a las torres, obligaba a conseguir una determinada posición de giro y de elevación para poner la caña en alineación con la «máquina para cargar», operación que requería mucho tiempo y hacía muy lento el ritmo del tiro.
El paso al sistema de retrocarga eliminó la necesidad de instalaciones exteriores a las torres, así, todas las maquinarias para la carga y la elevación de las municiones se colocaron dentro de la coraza de la parte giratoria alta de la torre y de la parte fija inferior en el caso de las barbetas.

Acorazado HMS Colossus
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Casi hasta el final de siglo las instalaciones para la carga de los cañones de retrocarga no eliminaron el inconveniente de tener que llevar el cañón hasta una posición perfectamente determinada de alza y de giro para poder introducir proyectiles y carga en la caña a través de la culata; esto tenía lugar especialmente en aquellos buques que tenían los cañones dispuestos en barbeta. En estos buques los elevadores de las municiones estaban en una posición fija y hacia atrás con respecto a la posición de la plataforma giratoria sobre la que estaban montadas las piezas. Sólo hacia el año 1900, los buques con cañones en torre tuvieron los aparatos de elevación y carga montados sobre la parte giratoria, de modo que este elemento pudiera seguir el cañón en sus movimientos y se efectuasen las operaciones de carga estando el cañón en cualquier ángulo de giro.

El torpedo, inventado por un oficial de la marina austriaca cuyo nombre era Luppis, y perfeccionado por el ingeniero inglés Whitehead, director del Taller Técnico de Fiume, hizo su primera aparición en 1866, y, pocos años después, todas las principales marinas adquirieron los derechos para su uso, pues las armas se construían en Fiume. Estos primeros torpedos eran adquiridos por las distintas marinas para ser empleados, como armas ofensivas, por unidades especiales, de pequeñas dimensiones, que recibieron el nombre generico de «torpederos» pero también para ser instalados, como armas defensivas, en los acorazados. En general, los acorazados de este período estuvieron provistos de lanzatorpedos fijos, instalados por debajo del nivel de la superficie del mar, pero también hubo otros que tuvieron los lanzatorpedos por encima de la superficie del agua, siempre fijos, como el Devastation inglés. Una instalación enteramente excepcional fue ideada por Benedetto Brin para el acorazado italiano Duilio, el cual, además de tener tres lanzatorpedos fijos, bajo el agua, estaba además provisto de un torpedero que podía entrar y salir, a flote, desde un depósito situado dentro del casco, en la zona de popa. Ese torpedero tenía que ser depositado en el mar, cerca del enemigo que debía ser atacado con el torpedo.

Como consecuencia de la aparición de los torpederos, los acorazados adoptaron un armamento especial, constituido por cañones de pequeño calibre que pudieran efectuar un tiro rápido, apto para combatir eficazmente esas pequeñas unidades, las cuales sólo resultaban peligrosas cuando se encontraban a una distancia adecuada para el lanzamiento, es decir, dado el recorrido y la velocidad de los torpedos dela epoca, a no más de 500 ó 800 metros. Como para los cañones de grueso calibre se había generalizado la denominación de «calibre principal», para estos otros cañones se adoptó la de «calibre anti torpedo».
Mientras que los primeros acorazados a vela estaban armados con cañones de modesto calibre, dispuestos en gran número en batería sobre los costados, cañones que debían servir para combatir con buques de igual armamento, y mientras que los primeros acorazados sin velas fueron armados sólo con cuatro cañones de calibre muy grueso, siempre para combatir contra buques de análogo armamento, después de la aparición de los torpederos, los acorazados tuvieron que ir también provistos de cañones de pequeño calibre, con la función anti torpedo.

El Devastation inglés no tenía cañones del calibre antitorpedero, porque los torpederos de la época en que fue construido no representaban aún un peligro para los acorazados; efectivamente, los «cañones Nordenfelt» con los cuales iba armado, en realidad eran poco más que una ametralladora grande.
El Inflexible también iba sólo armado con cuatro cañones de grueso calibre (406 mm.) y no llevaba cañones antitorpederos, en cambio, tanto el Dreadnought inglés como el Duilio italiano tuvieron un determinado número de cañones menores. En el Duilio el armamento era de tres calibres, una subdivisión que comenzó a desarrollarse hacia finales de siglo en los «acorazados con calibre intermedio» que constituyeron el tipo de unidad que precedió a los «buques monocalibre». En el Duilio, efectivamente, además de los cuatro cañones de 450 mm. y de los diez cañones de 75 mm. que constituían el armamento antitorpedo, se instalaron también tres cañones de 120 mm. que en los siguientes acorazados del tipo Italia fueron aumentados en número y en calibre, pasando a ocho piezas de 152 mm. y cuatro de 120, además de los 24 cañoncitos de 57 y 37 mm. antitorpederos. ¿Cuál era la razón de que se instalaran tales armas? Como ya se ha dicho los cañones de grueso calibre, al ser de carga por la boca y requerir una posición fija para cargarlos, tenían un ritmo de tiro muy lento, casi de un disparo cada 10 ó 15 minutos, de modo que los acorazados, después de haber disparado la andanada, se hallaban durante todo ese tiempo en condiciones de no poder reaccionar a otra ofensiva eventual.
Para evitar ese peligro, se instalaron armas de calibre intermedio, llamadas también «de tiro rápido», que podían disparar con un ritmo de fuego mucho más veloz que el de las de grueso calibre y que tenían un alcance suficiente para completar el armamento principal, haciendo fuego el tiempo necesario para recargar los cañones de grueso calibre.
Cuando de los cañones de carga por la boca se pasó a los de retrocarga, que tenían un ritmo de tiro más rápido, el inconveniente antes mencionado se eliminó en parte, llegando a desaparecer del todo cuando los mecanismos para cargar los cañones se instalaron de modo que la operación pudiera hacerse en cualquier posición de alza y de giro. Sin embargo, continuaron instalándose las armas de calibre intermedio; además, los cañones de este tipo comenzaron a ser más numerosos y a subdividirse en varios calibres. En los acorazados italianos del tipo Sardegna, por ejemplo, como armas de calibre intermedio había ocho cañones de 120 mm. en los del tipo Andrea Doria, dos cañones de 120 mm. Posteriormente las piezas del mayor calibre intermedio igualaron en número a las de los cañones principales y se instalaron también en torres superpuestas como en los buques americanos Kearsage, armados con cuatro cañones de 330 mm. en las dos torres gemelas inferiores y con cuatro cañones de 203 mm. en las dos torres gemelas superiores. Los demás cañones de calibre intermedio eran 14 piezas de 125 mm.; los del calibre anti torpedo, 26 piezas de 57 y 37 mm. Otro ejemplo lo constituyen los acorazados italianos de la clase Brin, armados con cuatro cañones de 305 mm. y cuatro de 203, pero en este caso los cuatro cañones de grueso calibre estaban en dos torres dobles, y los del calibre intermedio en cuatro torres simples instaladas en los cuatro lados de la superestructura cen¬tral y completamente independientes de los de las torres principales.

El armamento intermedio de los acorazados Brin lo completaban 12 cañones de 152 mm., y el armamento anti torpedo lo constituían 20 cañones de 76 mm. Por último había también unidades en las que el número de los cañones de grueso calibre era inferior al de los cañones del calibre intermedio más elevado, como ocurría en los buques americanos del tipo Texas, que iban armados con dos cañones de 305 mm. en dos torres dispuestas diagonal mente en el centro, y de seis cañones de 152 mm. y en los del tipo Kansas, armados con cuatro cañones de 305 mm. en dos torres dobles y ocho cañones de 203 mm. en torres dobles instaladas dos por cada banda en el centro del buque.

USS Kansas
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En estos buques se dio el máximo de desarrollo en los cañones de calibre intermedio, y ese máximo fue también el prólogo para su desaparición pocos años después, en 1905. La disposición de las torres de los cañones de grueso calibre sufrió una serie de cambios, ya que ese fue un período de transición y de búsqueda de una solución al problema de cómo disponer las armas a bordo. En los comienzos de este período de veinticinco años hubo buques con los cuatro cañones de grueso calibre en dos torres dobles, dispuestas a proa y a popa de la superestructura central. Son ejemplos de este tipo los ingleses Devastation y Dreadnought y el ruso Imperator Peter Velikey.

Acorazado Imperator Peter Velikey
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Se pasó luego a buques que tenían los cañones en el centro, como ya los habían tenido los acorazados a vela Monarch y Captain; pero estas unidades no tuvieron las dos torres dobles con sus ejes en el plano de simetría. sino a los lados de éste, en posición desviada en diagonal. Lo que se perseguía con esa disposición era que el armamento de grueso calibre quedase concentrado en el menor espacio posible, con el fin de reducir las dimensiones del reducto, formado por una coraza muy gruesa que lo encerraba y protegía. Tuvieron torres en diagonal los acorazados italianos del tipo Duilio y del tipo Italia, y los ingleses Inflexible y Colossus; otros ejemplos lo constituyen también los italianos del tipo Andrea Doria y los americanos del tipo Texas, construidos casi a finales del período del que estamos hablando.
La idea de disponer las torres de grueso calibre en el centro del buque, con los ejes desviados o no, no halló mucha acogida, y, después de algunos años, los ingenieros navales volvieron a ponerlas a proa y a popa del reducto central, en el que se concentraba, en cambio, el armamento intermedio y el anti torpedo. La vuelta a esta posición se caracterizó también por la eliminación de la torre acorazada que se ponía para proteger la culata de las piezas, de la máquina para cargarlas y del personal que las manejaba; los cañones iban ahora simplemente protegidos por un bajo anillo de coraza, destinado a proteger el mecanismo de rotación de la plataforma sobre la que estaban montados, quedando así los cañones casi a cielo descubierto. Constituyen ejemplos de acorazados con cañones en barbeta con el eje en el plano de simetría los ingleses de la clase Collingwood, los franceses del tipo Amiral Baudin, los alemanes de la clase Brandenburg y los italianos de la clase Sardegna. El Collingwood y el Sardegna iban armados con cuatro cañones en dos barbetas dobles, una a proa y otra a popa del reducto central; los franceses del tipo Admiral Baudin tuvieron tres cañones en tres barbetas sencillas, y los alemanes del tipo Brandenburg tenían seis cañones en tres barbetas dobles, una a proa, una en el centro y otra a. popa.

Acorazado HMS Collingwood
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Además de todos los buques con torres desviadas en diagonal y con torres en el plano de la quilla, había también unidades en las que la instalación de los cañones se había hecho en parte en el eje de simetría y en parte se habían dispuesto simétricamente a los lados. Como ejemplos de este modo de instalación figuran los acorazados franceses de las clases Magenta (1890) y Jaureguiberry (1893), que tenían cuatro puntos con cañones, de uno en uno, en barbeta o en torre-barbeta, uno de ellos a proa y el otro a popa del reducto central, con eje en el plano de simetría, y otros dos en el centro del buque, pero dispuestos simétricamente, el uno a estribor y el otro a babor.
Otro ejemplo interesante fue el de los buques rusos de la clase Sinop (1887). que iban armados con seis cañones de 305 mm. en tres emplazamientos dobles, situados, los dos de proa, el uno a estribor y el otro a babor, y, el de popa, con su eje en el plano de simetría. Estos buques han sido designados genéricamente como «acorazados de barbeta», aunque algunos no tuvieron los cañones completamente al descubierto, sino que estaban provistos de una torre de estructura ligera cuya finalidad no era la de resguardar de los disparos del enemigo, sino sólo la de reunir los ingenios y el personal, resguardándolos de la acción del sol y de la intemperie, y estos buques se denominaron «acorazados de torrebarbeta», tipo que pronto desapareció, pues en el período siguiente todos los buques tuvieron los cañones en torres constituidas por planchas de coraza.

Los cañones de los acorazados americanos de la clase Kearsage tuvieron una disposición que se puede definir como anómala y notable: los cuatro cañones de 330 mm., del calibre principal, estaban normalmente instalados en dos torres dobles, una a proa y otra a popa de la superestructura central, y con eje en el plano de simetría. Pero estas torres tenían la particularidad de hallarse en dos planos; en el plano superior se habían instalado de dos en dos, los cuatro cañones de 203 mm. del calibre intermedio mayor. El buque tenía así cuatro cañones a proa y cuatro cañones a popa, dos a un nivel inferior, del calibre de 330 mm., y dos a un nivel superior, del calibre de 203 mm., pero en una instalación giratoria común, de modo que no podían girar separadamente ni disparar en distintas direcciones.

USS Kearsage
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Sigue.........
Última edición por Kamenz el 03 Feb 2011 17:40, editado 1 vez en total.
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Re: ACORAZADOS 2ª parte.

......Continuación
Como puede deducirse de la precedente relación de los diversos tipos de disposición de los cañones, el período comprendido entre 1875 y 1900 fue una época de indecisión y de búsqueda en el cual, en sucesivos ensayos, se intentaba hallar cuál era la disposición mejor.

A pesar de eso, se puede concluir que la disposición más comúnmente adoptada, especialmente al final de dicho período, fue la de dos posiciones dobles, en barbeta o en torre, dispuestas una a proa y otra a popa de la superestructura central; disposición ésta que pasará al período siguiente y se desarrollará en los buques con más de dos torres de grueso calibre, construidos en dicho período, comprendido entre 1900 y 1925.
Los cañones del calibre secundario también se dispusieron de maneras diversas. Como norma general puede decirse que en el primer decenio del período que consideramos, y especialmente en los acorazados que tenían las torres de grueso calibre en posiciones diagonales y centrales, las piezas del calibre intermedio y las destinadas contra los torpedos se instalaban en cubierta y sobre las superestructuras, de una en una y sin protección.
En el siguiente período, de los acorazados con torres o con barbetas a proa y a popa en el plano de simetría, las piezas del calibre secundario fueron, en cambio, instaladas en batería en los dos costados del buque, de una en una, dentro de casamatas giratorias. Ejemplos de esta disposición lo constituyen los acorazados ingleses de la clase ColIingwood (1882), los franceses del tipo Amiral Baudin (1883) y los italianos de la clase Sardegna (1890).

La casamata en batería fue ciertamente la disposición más generalmente adoptada para las armas del calibre intermedio y de pequeño calibre, pero hemos de recordar algunos buques con las piezas dispuestas en torres también cuando aquéllas eran del calibre intermedio mayor. Ejemplos de ello los tenemos en los acorazados franceses de la clase Jaureguiberry, que tenían los ocho cañones de 140 mm. en cuatro torres dobles, dispuestas en los cuatro ángulos de la superestructura; en los rusos de la clase Petropavlovsk, también éstos con cuatro torres dobles para los ocho cañones de 152 mm., dispuestas en los cuatro ángulos del reducto central, más otras cuatro piezas de 152 mm. en casamata en batería. Por último, citaremos los italianos de la clase Benedetto Brin, que tenían cuatro torres simples, dos a cada banda, en el centro del buque, para los cuatro cañones de 203 mm. del calibre intermedio mayor.

Acorazado Benedetto Brin.
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Los aparatos para el lanzamiento de los torpedos eran en muchos casos submarinos, y en otros se hallaban sobre la superficie del mar; pero todos ellos eran del tipo fijo y se hallaban, en general, dispuestos simétricamente en ambos costados.
Las unidades que estaban dotadas de un lanzatorpedos a proa y de otro a popa, los llevaban de tipo submarino y tenían que ir provistos de un orificio especial. un paso de casco, en el codaste y en la roda, estructuras que en aquella época estaban hechas de una sola pieza de hierro forjado. Este tipo de instalación de los lanzatorpedos estuvo en uso en todos los acorazados hasta el final de la guerra de 1914-18, cuando estas armas fueron suprimidas en los grandes buques de batalla debido al peligro de inundación.

Durante el período de 1875-1900 los aparatos motores experimentaron una considerable serie de mejoras: en primer lugar ahora todos los acorazados estuvieron provistos de dos hélices, mientras que en el período anterior la casi totalidad de los acorazados iban provistos de una sola hélice. Antes del año 1900 no hubo ningún acorazado con cuatro hélices, pero sí algunos acorazados con tres, como por ejemplo los acorazados franceses Massena y Henry IV, que tuvieron tres hélices, con un notable aumento de la potencia motriz y de la velocidad.
Las máquinas de vapor, que en 1875/76 eran aún del tipo horizontal, fueron sustituidas poco a poco por máquinas verticales de doble expansión, como las de los buques ingleses Dreadnought e Inflexible y las del italiano Duilio, compradas en Inglaterra, pues en Italia no había aún indus¬tria que pudiera construir máquinas de aquel tipo.

Hacia 1890 se obtuvo un perfeccionamiento más de la técnica. y de las máquinas de doble expansión se pasó a las de triple expansión, de las cuales fueron provistos, entre los primeros, los acorazados rusos de la clase Sinop (1887). Las máquinas de triple expansión fueron montadas luego en los acorazados italianos de la clase Sardegna (1890), en los ingleses de la clase Royal Sovereign (1891), en los americanos de la clase Texas (1892) y en otros que se construyeron en años sucesivos.

Las calderas, desde aproximadamente el año 1875, no eran ya del tipo de paralelepípedo de baja presión, sino que eran ya del tipo llamado «cilíndrico marino», provisto de dos o tres hogares en la parte baja y tubos de llama en la parte alta, calderas éstas que en los acorazados construidos después de 1890 fueron sustituidas por las del tipo «de tubos de agua», mucho más ligeras, montadas por primera vez en los acorazados franceses de la clase Jaureguiberry (1893), seguidos por los japoneses de la clase Shikishima (1898), por los austriacos tipo Habsburg (1900) y por los ingleses Cornwallis (1901).

Acorazado Habsburg
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El número de las calderas fue siempre bastante elevado, desde 8 a 12 unidades hasta 24 ó 26, sin mucha relación con la potencia desarrollada; como combustible se usó siempre y únicamente el carbón, con todos los consiguientes problemas de su embarque y estiba, además del considerable número de fogoneros y de carboneras requeridos para el servicio de las distintas calderas, pues tenían que ser alimentadas y atendidas a mano.

Como consecuencia de los progresos de la metalurgia, las planchas para las corazas no fueron ya de hierro, sino de acero. Después de varios ensayos de planchas «en sandwich», hechas de una lámina de acero de poco espesor unida a una de hierro de espesor considerable, se pasó a las corazas hechas de planchas de acero homogéneo, las cuales, mediante los oportunos tratamientos térmicos, quedaban con una de las caras especialmente endurecida, para poder resistir mejor los choques de los proyectiles. Por lo que se refiere a su disposición en los cascos, en general había una manera típica de aplicarlas a los cascos de las unidades, que consistía en formar una cinta de coraza de mayor espesor, dispuesta a lo largo de la obra muerta en los costados, en parte por encima y en parte por debajo de la línea de flotación. Esas dos cintas longitudinales dispuestas sobre la obra muerta de los costados se unían con otras cintas o bandas transversales casi del mismo espesor, formando así como las cuatro paredes de una caja, llamada «reducto central», en el que se hallaban contenidas las torres de la artillería de grueso calibre, los depósitos de municiones y las salas de las máquinas y las calderas.
Por encima de esa coraza de gran espesor había otra, menos gruesa, que protegía los costados de la batería y de la superestructura además, a proa y a popa del reducto, la coraza de más espesor, normalmente, se continuaba con planchas de menor grosor hasta los extremos del casco o sólo durante un cierto trecho.
En sentido horizontal la protección estaba garantizada por una cubierta acorazada que cerraba por encima la «caja» del reducto central; además, en las zonas exteriores al reducto podía haber una cubierta acorazada de menor espesor, en general la cubierta principal. Por último, todos los acorazados estaban provistos de una «cubierta de protección», normalmente plana en la zona central e inclinada hacia abajo en las dos zonas laterales. Esta cubierta, que en los extremos laterales iban a unirse al límite inferior de la coraza de la obra muerta en los costados, constituía una especie de techo protector por encima de las zonas vitales del buque, como lo eran los depósitos de municiones y las salas de máquinas. Además, se prolongaba hasta proa y hasta popa, inclinándose hacia abajo a medida que se aproximaba a los extremos, de modo que venía a adoptar una curvatura semejante a la de la concha dorsal de una tortuga.

Este tipo de coraza fue adoptado prácticamente por todos los acorazados, no sólo por los de este período, sino también por los de los períodos siguientes, los de 1900-25 y 1925-50. Una notable excepción la representaron los acorazados Italia y Lepanto, construidos entre 1876 y 1878, los cuales no tenían coraza en la obra muerta de los costados, o sea, que estuvieron desprovistos de protección vertical. Su única coraza estaba constituida por una cubierta de protección, cuyos bordes exteriores llegaban casi hasta 1,80 por debajo de la línea de flotación, mientras que para prevenir los daños derivados de los disparos enemigos, por encima de dicha cubierta se había construido como una especie de «balsa celular» de casi dos metros de altura sobre la flotación. Estaba formada esta «balsa» por una serie de mamparos longitudinales y transversales, los cuales, al cruzarse, formaban un gran número de pequeños compartimentos, muchos de los cuales se hallaban vacíos y otros llenos de carbón.

El acorazado inglés Inflexible también tenía una protección celular, pero sólo en las zonas a proa y a popa del reducto, pues la zona central estaba defendida directamente por una doble coraza «en sándwich», formada por dos planchas de acero de 305 mm. de espesor cada una, y entre ambas se había interpuesto una capa de madera de 275 mm. de espesor. En cambio, a proa y a popa, en lugar de hallarse una coraza de menor espesor, la flotación estaba protegida "por una zona celular, interna, de una modesta anchura, 1,80 m., compuesta por una capa más externa de 1,20 m. de ancho y rellena de corcho, y por una segunda capa más interna, de 0,60 m. de ancho, que se hallaba vacía.
La disposición de la coraza adoptada en el Italia y en el Lepanto no se repitió en ningún otro barco de combate, pues se consideraba demasiado ligera e insuficiente. En cambio, la cubierta de protección, y sólo ella, llegó a ser la forma de coraza normal. adoptada en un tipo de cruceros que se llamaron «cruceros protegidos» para distinguirlos de los «cruceros acorazados», los cuales tenían además una pequeña coraza en la obra muerta de los costados y en las cubiertas.

Los buques más antiguos del período comprendido entre 1875 y 1900, es decir, los que tenían un reducto acorazado central, de pequeñas dimensiones, no iban provistos de barbeta para proteger la parte inferior de las torres, función que se confiaba a las corazas del reducto y a las transversales. También en los buques con cañones en barbeta, estas se extendían sólo hasta encima de la cubierta principal. y, para proteger los elevadores de las municiones, sólo había un tubo acorazado, de pequeño diámetro, que desde la cubierta de protección llegaba hasta la cubierta sobre la que se hallaban instalados los cañones. Sólo después de 1890, con la llegada de los buques con torres, de concepción más moderna, se constru-yeron barbetas cilíndricas cuyo diámetro era igual al de la parte giratoria de la torre y estaban constituidas por corazas de gran espesor, para proteger tanto el mecanismo de rotación como el elevador de las municiones. La coraza del reducto central venía así a constituir una segunda protección de estos delicados órganos de la parte ofensiva de los barcos de combate, algo más alejada.
La protección de la parte sumergida de los acorazados sin velas fue práctica¬mente inexistente y se limitaba al doble fondo normal. cuya altura en los costados llegaba hasta el empalme de la obra muerta con la cubierta de protección, o sea, casi hasta un metro por debajo de la línea de flotación.
Aunque el torpedo se había inventado ya en 1866, sólo hacia 1890 aparecieron torpederos que pudieran representar un grave peligro para los acorazados, por lo tanto quienes proyectaban los buques de guerra no se habían planteado aún seriamente el problema de introducir en el casco unas estructuras capaces de proteger de los efectos de ese arma a los grandes y lentos acorazados; problema que, en cambio, sí se planteó en los comienzos de la guerra de 1914-18. Como quiera que en los años comprendidos entre 1875 y 1900 todos los buques consumían carbón, y los depósitos para este combustible se hallaban normalmente situados a lo largo de la obra muerta, en la zona central del buque, a los costados de las salas de máquinas, los proyectistas creían que podían representar una defensa submarina suficiente. Efectivamente, esos espacios laterales, de anchura limitada, subdivididos en numerosos compartimientos por mamparos transversales, cuando se hallaban completamente llenos, o parcialmente llenos, de carbón, representaban un sistema de defensa pasivo, apto para encajar el torpedo y de impedir la inundación de los espacios internos que se produciría a causa de la vía de agua abierta por el torpedo. Por lo demás, la falta de cualquier género de experiencia de guerra no permitía comprobar cuál sería la eficacia destructora de los torpedos ni cuál la resistencia de las carboneras y del doble fondo.

En el campo de la artillería, el principal progreso consistió en el abandono de los cañones de carga por la boca, y el paso a la adopción exclusiva de los de retrocarga, Una segunda mejora consistió en el paso de los cañones «cortos» a los cañones «largos», de calibre inferior, pero de caña más larga, para poder usar de forma efectiva las nuevas pólvoras de combustión lenta, capaces de imprimir al proyectil una velocidad inicial mayor y, por lo tanto, mayor alcance y mayor poder de penetración.
Pero el período en cuestión se caracterizó por la adopción de aparatos mecánicos para la maniobra de los cañones en el alza y el giro, para elevar las municiones desde los depósitos y para las operaciones de cargar los cañones. Esos aparatos fueron en un principio de tipo hidráulico, mucho más elásticos y manejables que las rudimentarias máquinas de vapor de los más antiguos acorazados; luego, sucesivamente y con la perfección que iban alcanzando las máquinas eléctricas, de la maniobra hidráulica se pasó a la eléctrica, que respondía aún mejor a las necesidades y representaba menor peso y menos estorbo. La maniobra eléctrica de las torres y de los elevadores de municiones fue adoptada por primera vez en el acorazado ruso del tipo Petropavlovsk, cuya botadura tuvo lugar en el año 1894, y luego también en el acorazado ruso Kniaz Potemkin del año 1900.

Acorazado Potemkin
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En la marina francesa, la primera unidad que tuvo maquinaria eléctrica para la artillería fue el acorazado Indamptable, cuya botadura tuvo lugar en 1883; y en la marina inglesa, el acorazado de la clase Cornwallis del año 1901. mientras que otros construidos en el decenio 1885¬1895, como los ingleses Royal Sovereign (1891) Y Majestic (1895), el ruso Sinap (1887) y los italianos Andrea Doria (1885) y Sardegna (1890) la tenían hidráulica, al igual que los más antiguos buques con torres en diagonal, Duilio e Inflexible. Para la dirección del tiro no había aún sistemas centralizados, sino que cada instalación, ya fuese montaje individual o en torreta se dirigía independientemente.

Los acorazados de los últimos años de siglo habían alcanzado ya un grado de perfección que hacía que pudieran ser considerados como poderosas máquinas de guerra, pero como no hubo una guerra naval importante en ese periodo, no se tuvo la posibilidad de valorar prácticamente la calidad de las ideas aplicadas en la construcción ni la idoneidad del armamento adoptado. Los combates navales que tuvieron lugar durante esos veinticinco años fueron, en efecto, muy insignificantes; entre los más notorios están el del buque Huáscar, peruano, con las fragatas inglesas Sha y Amethist en el año 1877, la batalla del Yalu en la guerra chino-japonesa del año 1894, y la guerra hispano-americana de 1898, en la que los Estados Unidos conquistaron las colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Los combates del acorazado Huáscar con los otros buques fueron seguidos con interés, pero las otras guerras no proporcionaron ninguna enseñanza, de modo que los proyectistas de los buques tuvieron que basarse únicamente en los resultados de las maniobras navales y en las pruebas de tiro de la artillería, para poder intuir cuáles podrían ser los futuros desarrollos de las guerras navales.

Y fin de la segunda parte.
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Re: ACORAZADOS 2ª parte.

Notable. Puede decirse de esa época que los italianos innovaban, los ingleses mejoraban y los norteamericanos experimentaban... y los demás observaban...
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