Y no quiero despedirme sin mencionar el aparatoso accidente y afortunadamente sin consecuencias que sufrió uno de nuestros camaradas con un torpedo perdido presumiblemente de cabecita roja. Pero ésto es la guerra, y en la guerra ocurren desafortunados accidentes... Esta vez sin consecuencias. Menos mal, y solo quedará como una anécdota contada entre borrachera y borrachera en Helga después de la faena.
Saludos Camaradas.
