Hombre, el mejor remedio humano contra esos dolores fisiológicos fingidos, es la famosa "Nabomicina"; que quieran que no, las acaba ablandando y poniendo tiennnas... (y lo digo por experiencia propia).
Cuando siendo buen zagal y, haciendo mi mili en Vitoria, arribé a Madrid en uno de esos fines de semana tan guays, conocí un sábado-noche, en cierto disco-pub céntrico, a buena zagala, tetona sublime, rubia y más salida que el pico de una plancha...
Tras cuatro copejas, más o menos cargadas y tras sopesar el material, se ofreció a la coyunda en su apartamento y...
¡Joder, gracias a Dios que mi hermano me acercó el domingo a última hora a Vitoria!
Pero vamos, comedámonos, no vayamos ahora a caer en escarceos y confidencias tipo Morgan
Que se me da pie y luego, pasa lo que pasa... juas.-