Llevaba dos días volando con aquella Rally 180 , no es el avión del que guardo mejor recuerdo, pero no estaba mal.

Los primeros días de vuelo siempre son un poco tediosos, pues empiezas a practicar “básicos” , aún así ya me creía el Barón Rojo, pero algo me iba a bajar los humos.
La Rally 180 tenia una cosa muy curiosa, el piso de la cabina, tenia pendiente correspondiendo la parte mas alta a la zona delantera.
Los pedales del timón de dirección y frenos eran unas simples “L” de tubo de acero,

Y todo hay que decirlo bastante incómodos, porque había que llevar los pies apoyados en la zona media de la planta y esta postura (al menos a mí) cansaba las piernas.
Aquel día estaba dispuesto a que esto no me pasara, y decidí por mi cuenta y riesgo adoptar otra postura mucho mas cómoda.
Metí el tubo del pedal entre el tacón y la planta del pie ¡Esto es otra cosa¡ pensé.
La clase transcurrió sin contra tiempos, y llego el momento de la toma .
Según el avión reducía su velocidad, el recorrido de los pedales era mayor, y el tacón se iba acercando cada vez mas al piso de la cabina, hasta que en un momento determinado y con el avión a unos dos metros del suelo al meter timón, el tacón se atranco entre el piso y el pedal.
Ramón el instructor, que era una ardilla se dio cuenta de lo que había pasado y grito ¡MIO! Y metió gases a fondo.
La Rally derrapaba y crujía por el esfuerzo, unos instantes mas tarde pude sacar el zapato, trafico y entrada en pista, yo sabia que la cosa había estado critica, pero Ramón con esa tranquilidad que le caracterizaba, solo dijo: -Bueno por hoy esta bien.
Hace como unos años cuando el personal de Aviaco paso a Iberia me lo encontré en un avión que fui ha atender.
Después de saludarnos comenzó a decir Andrés te acuerdas de aquel día del zapato...
Yo le corte diciendo claro que me acuerdo Ramón, claro que me acuerdo
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