Ayer noche, inicié una partida de pruebas con un U-Boot tipo VII-B al cual puse todos sus oficiales y se me ocurrió navegar a aguas profundas y hacer tests de inmersión...
Ya, a una cota respetable...

...pude tomar nota de dos individuos que serán despedidos nada más llegar a puerto...

Veamos porqué:
En esta secuencia de cuatro instantáneas se observa el mayúsculo grado de acojonamiento del Oficial de Armamento y el pánico con el que el Oficial de Derrota se aferra al pupitre...




Es una lástima no saber colgar vídeos, porque sinó os comentaría sobre la inmovilidad y agarrotamiento del Oficial de Derrota y la aceleración de su respiración observable según la cadencia de movimiento del tronco.
Todos ya sabemos que, a ciertas profundidades, el U-Boot tiene la mala costumbre de crujir una miaja y hacer ruidos raros...
...Peor costumbre es ver a todo un Oficial cagándose por las patas abajo con cada crujido:



Y no es por cebarme con el muchacho, pero su conducta me parece realmente lamentable y perjudicial para la moral de la tripulación y la soldadesca en general...




Pero vamos, que el acojone y el susto no son privativos del "sudores" y del "agarrotamientos", pues el suboficial encargado del "árbol de navidad" también hace su actuación y pone caritas de acojone (lástima no haber capturado instantáneas de él).

Eso sí, al ordenar bajar cinco metros más, total, de 180 metros a 185, me pusieron unas caras de la rehostia...


Esto ya es constitutivo de consejo de guerra, pues a las claras se les ve la vis asesina. Total, por cinco metros de nada...
Ahora bien, los roles cambian cuando se asciende a cotas de mariquita:




Claaaaaaaaaro, ahora nos ponemos en plan Oficial laborioso y marimandón, claaaaaaaaaaro...
En fins, un experimento sociológico mejor que el Gran Hermano de los cojones.

Un saludo.