Oh! nada importante. Alguien que conozco, que descubrio (despues de tatuarse) que los amores eternos, no duran toda la vida.
Lo divertido vino despues. Encontrar alguien a quien le "cuadrase" el nombre no fue nada facil, por suerte (para él) encontró una Juani, JuANA a la que no le importo mucho el pasado de mi amigo. Ni los pajaricos de su cabeza.
Ahora, él lleva JUANA tatuado en la espalda. Pero logicamente, está descentrado.
Las risas vienen cuando él intenta explicar (todos los veranos le toca) por qué lleva el nombre descentrado. Siempre hay algún cabroncete cerca

que dice: "Pues menos mal que JuANA, no se llama MariANA, porque llevarias la mitad del nombre en el pecho, y la otra mitad en la espalda."
La verdad es que son muy buena gente los dos, y no merecen tener como amigo a un cabroncete como yo.
Moraleja: Tatuese usted, pero con tiento.
Saludos.