Bueno, me vais a permitir que participe un poco en este hilo, sobre lo referente a Pearl Harbor.
En si mismo, no hay nada raro: un conjunto de negligencias a nivel de comunicaciones y seguridad que cogió a la base totalmente desprevenida.
Eso no significa, por supuesto, que la Administración Roosevelt no quisiese entrar en guerra, ni mucho menos. Estando en minoría en el parlamento, el Presidente no podía declarar la guerra, dado que eso era potestad del Congreso, aunque estaba haciendo todo lo posible -en el límite incluso de la legalidad- por participar y a ver si alguien se ponía nervioso (Alemania o Japón) y daba un motivo que cambiara la opinión de la mayoría de congresistas.
Tenemos varios ejemplos: en enero de 1941 (puede que incluso antes), los destructores de EE.UU. daban la posición de los U-boote que localizaban. Evidentemente, eso es un casus belli para Alemania, dado que un país neutral interviene favoreciendo a sus enemigos. La pelota, pues, estaba en el tejado de Berlín, pelota que por supuesto no interesaba devolver, al menos con una declaración de guerra (aunque hubo rifirrafes en el Atlántico como todos sabemos antes de la declaración de guerra oficial).
En el caso japonés, la gota que colmó el vaso fue el embargo del petróleo. Los cálculos de los militares japoneses ante esta situación fueron que en unos 18 meses Japón no podría abastecer de combustible a sus unidades navales y aéreas. En la práctica, esa medida de la Administración Roosevelt puso a Japón ante la siguiente tesitura: o se lanzaba a nuevas conquistas (una opción era invadir las colonias holandesas, bien provistas de petróleo) o en un plazo relativamente corto su posición en los territorios ya conquistados pasaría a ser precaria, y eso en el mejor de los casos. Los japoneses, como sabemos, optaron por la guerra. Independiente de lo condenable o no que sea esta actitud, cometieron un tremendo error de cálculo, debido quizás a falta de información.
Hoy sabemos que Roosevelt le confesó a Churchill meses antes del ataque de Pearl Harbor que si Japón llegaba incluso a invadir Filipinas, le resultaría prácticamente imposible cambiar la mayoría del Congreso y entrar en guerra. Los americanos se retirarían del archipiélago. Es evidente que EE.UU. no habrían movido un dedo si los japoneses se hubiesen limitado a atacar a Gran Bretaña y Holanda (las colonias de Francia ya estaban bajo control japonés en la práctica y Japón tenía en ellos derecho de tránsito y explotación de recursos).
Vamos, que Japón hiló muy poco fino y, por cierto, la contribución de Alemania al desatino japonés tampoco fue pequeña. Tal para cual.
Por parte de los EE.UU. también se produjo otro error además de los mencionados: subestimaron groseramente el potencial aéreo-naval japonés y sencillamente un probable ataque sobre Pearl Harbor pertenecía al mundo de los delirios. Y lo más irónico -y amargo- es que a principios de los años 30 un almirante de la US Navy "atacó" Pearl Harbor en unas maniobras casi exactamente igual como lo hizo Yamamoto en diciembre de 1941, maniobras en las que además se inspiró este último para confeccionar su propio plan de ataque.
Por lo tanto, es cierto que Estados Unidos trató de entrar en la guerra; mejor dicho, su gobierno. Y que éste lo hizo de la única manera que se lo permitían sus leyes, es decir, provocando una agresión exterior que forzase su intervención. Pero tampoco es menos cierto que había que estar completamente ciego para no ver que la política aislacionista acabaría siendo un suicidio para los propios intereses de los EE.UU y que sólo beneficiaba a Alemania, Japón e Italia. Y en caso de producirse una derrota del Eje sin la intervención americana, sería igualmente nefasto para sus intereses o incluso peor. Por activa o por pasiva, tenían que entrar en guerra. Japón, sin saberlo, le solucionó este problema a Roosevelt, por no comentar que, además, no parecía tener ni la más remota idea de la que le iba a venir encima.
Por supuesto, el ataque de Pearl Harbor no tiene nada que ver con el 11-S. Esto último es un auténtico montaje que se parece muchísimo más al incendio del Reichstag.
Saludos.