
...una escena de la película
Katyn
CINE(crítica)
El genocidio de Katyn y la memoria histórica
Esta película, obra del veterano polaco Andrzej Wajda, abre en canal una de las heridas del olvido y la falsificación de la Historia. Tras la invasión nazi de polonia, la URSS, que había llegado a un acuerdo con los nazis, invadió la parte oriental de Polonia, y en el bosque de Katyn y en otras localidades, en la primavera de 1940 por orden expresa y personal de Stalin, la NKVD, la temible policía secreta soviética, asesinó a unos 15.000 prisioneros de guerra, funcionarios, militares, científicos, capellanes...
Cuando los nazis rompieron el acuerdo con los rusos e iniciaron la invasión de ese país, descubrieron las fosas de Katyn. Los soviéticos lo negaron y con la habitual facundia marxista negaron la mayor: eran los nazis los culpables de la masacre, un genocidio. Y así siguieron ternes durante toda la Guerra Fría hasta que, a mediados de los años 90, Boris Yeltsin reconoció oficialmente la verdad.Entre los asesinados y sepultados en las fosas comunes en Katyn estaba Jacub Wajda, el padre del cineasta.
Wajda siempre ha sido un cineasta de tesis. Sus películas buscan informar antes que conmover. Los más viejos de la tribu recordamos
Kanal y Cenizas y diamantes, películas que, contando la Resistencia polaca en la II Guerra Mundial, hablaban tanto de ese período cómo de la posterior etapa comunista.
La Historia es el motor del cine de Wayda, que ha rodado episodios completos tanto de la torturada vida polaca como de la Revolución Francesa -
Danton-
El suyo es un cine sólido y bien armado, aunque carente por lo general de de un soplo poético e íntimo. Por esos derroteros camina
Katyn. Wajda no se limita a contar cómo se desarrollaron esas terribles jornadas sino que inteligentemente, intenta recobrarlas en la memoria de los familiares de las víctimas su desconcierto inicial, sus dudas acerca de lo que había ocurrido, el drama del silencio, la inexistencia de los cadáveres y el vacío existencial ue provocan todos esos factores.
Sólida y fría
Katyn interesa y Wajda ha sido capaz de adentrarse en un episodio histórico que le afecta de manera muy personal.
Katyn es tan sólida cómo fría, y aunque la multiplicidad de puntos de vista crea cierta confusión narrativa, Katyn merece verse porque es la crónica sincera de una advertencia, la falsificación ideológica de la Historia, el enmascaramiento de un crimen de Estado revestido de la falacia de una implacable maquinaria propagandística de desinformación.
Un esquema muy actual.
Fuente: Expansión (Ocio)