El poder de Austria es inmenso, no reconoce obstáculos, trasciende fronteras y no tiene límite. Ni los propios EEUU ni la extinta (Deo gratia) Unión Soviética han conseguido, nunca, igualar su poder.
¿Os cuesta ceerlo? Aquí esta la prueba de mi aseveración:
Austria ha convencido a todo el mundo mundial que Mozart, que era alemán, crea que era austríaco. Y Hitler, que en realidad era austríaco, todo el mundo mundial crea que era alemán.
Y después de 1945, "Pío, Pío, que yo no he sido" Y los malos malísimos, los alemanes.

Un abrazo y unasa risas.
v Landabehn