Interesado como estoy por el tema en cuestión,dediqué ayer gran parte de la tarde tratando de buscar información al respecto. Despues de muchas intentonas lo único que conseguí fue una dirección de correo electrónico, aparte de los links de los que ya informé.
Esta mañana mis pesquisas se han visto coronadas por el éxito al recibir un e-mail de Argentina por el que estoy muy agradecido; pongo a continuación el contenido del mismo, que seguro que interesará al igual que a mí, a los entusiastas del tema "Graf Spee".
Historia viva ® El hijo del almirante Harwood, comandante de los buques ingleses en la Batalla del Río de la Plata, estuvo en Montevideo. Donó aquel uniforme a la Armada.
Traje de héroe a medida
Uruguay fue escenario de la batalla. El hijo de uno de los guerreros quiso rendir tributo siete décadas después

SALVADO. El uniforme de Harwood ahora está en el Centro de Estudios Navales. Estaba en su camarote cuando fue atacado por el Graf Spee
CARINA NOVARESE
El uniforme del almirante Henry Harwood de la marina británica ya forma parte del museo del Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos. El hombre, comandante de los por aquí famosos Exeter, Achilles y Ajax, era un estratega. Planeó cada detalle de un ataque aparentemente suicida en el que se enfrentaron tres buques ingleses rápidos pero de pequeño porte, con un acorazado de bolsillo alemán que, de acuerdo a su poderío, podría haber arrasado con ellos. Incluso estudió minuto a minuto la psicología del enemigo.
Su delicada estrategia, sin embargo, no impidió que en algunos momentos lo dominara el pesimismo. Como se desprende de las cartas que en esos días escribió a su esposa en Inglaterra --leídas ayer por su hijo, el capitán de navío Stephen Harwood--, el entonces comodoro se vio enfrentado a dos posibilidades. Y las dos le preocupaban. Según sus hipótesis era muy probable que el Graf Spee, tras entrar al puerto de Montevideo, pudiera escapar aprovechando la "ancha boca" del Río de la Plata; incluso si no lo lograba y era interceptado por alguno de los buques ingleses, la batalla sería muy dura.
Pero el capitán del Graf Spee no manejaba las mismas teorías.
ENFRENTADOS. Cuando los barcos se avistaron, el
Exeter y el
Graf Spee comenzaron a dispararse, al igual que lo hacían el Ajax y el Achilles, que concentraban sus cañonazos en el buque alemán. El Exeter fue alcanzado casi inmediatamente y aunque siguió en la batalla, su velocidad se redujo debido a los daños.
El plan de Harwood hasta el momento había dado resultado; el marino decidió dividir y atacar desde dos direcciones, por un lado el Exeter y por otro el Achilles y el Ajax. Esto le planteaba a los alemanes un problema: o se concentraba en un barco o dividía su ataque. Langsdorf se decidió por la primera opción y dañó severamente al Exeter.
Cuando Harwood evaluó que el Exeter tenían pocas municiones, decidió que se retirara del alcance del fuego. Desorientado, Langsdorf titubeó y fue el momento en que los otros dos cruceros hicieron blanco en el Graf Spee, persiguiéndolo hasta que entró a Montevideo.
Durante cuatro días los ingleses esperaron. Harwood escribió: "las cosas están peliagudas, porque no sabemos si va a volver. Voy a tener un problema serio para atraparlo de nuevo. La boca del Río de la Plata es tan ancha y hay tantas maneras de escapar... Probablemente haya otra batalla, quién sabe. Espero que suceda lo mejor".
Finalmente el Graf Spee fue hundido por una explosión programada por los alemanes. El marino inglés, escribió en ese momento: "Se acabó, qué alivio! Espero no estar nunca más en una posición así. Me colmaron de honores antes de que mi trabajo estuviera terminado (...) Cuando se puso el sol salimos a las estaciones de combate. Yo, con mi usual optimismo, pensé que se iba a internar, pero no podía creer tener tanta suerte. De repente, cuando menos lo esperaba, vino una señal: el Graf Spee está transfiriendo hombres al Tacoma. Extraño. Me volvió el optimismo pero prevalecía la cautela.(...) Se fue río arriba, hacia Buenos Aires. Una trampa, pensé. Larga pausa. Está volviendo. Zarpó el Tacoma. Luego una columna de humo que parecía salir de la parte delantera. Sin reporte por un tiempo interminable. De pronto, desde la aeronave, explotó. ¡Qué alivio! Hurras desde todos lados. Los hombres se agolparon en la cubierta (...) La victoria estaba completa y me di cuenta de la magnitud de lo que habíamos hecho". Esa noche los barcos ingleses vieron arder al Graf Spee.
Harwood era un viejo conocedor de Sudamérica, porque había estado asignado a un buque que en los años siguientes a la Primera Guerra, visitó diversos puertos de esta región. Incluso aprendió el español.
En 1936, cuando fue nombrado comandante de la flota del Atlántico Sur, Harwood estaba encantado de volver a "la parte del mundo que tanto quería", explicó su hijo. Pero no fue hasta fines de 1937 cuando llegó a esta zona, donde permaneció hasta octubre de 1940. En esos años hizo varias visitas a Uruguay e hizo amigos personales y de gobierno. También estuvo en Punta del Este, donde se reunía con su viejo amigo naval Lloyd Hirs.
Su llegada a Montevideo en 1939, le deparó nuevas impresiones que transmitió por carta a su esposa. "A la llegada estaba lleno de gente. Ellos rebasaban a la policía y nos vivaban desenfrenadamente. Yo saludaba y me fotografiaron tanto con la mano levantada que parecía que hacía un saludo a la Mussolini. Los británicos, la prensa y demás, se abalanzaron a bordo. Les mostré los daños en mi camarote. No quedaba nada". Incluso el uniforme donado tiene impactos.
Harwood se asombró por la algarabía de los uruguayos y el apoyo que le demostraron en todos lados: "era totalmente espontáneo". Cuando pudo escapar de las citas oficiales, se fue a cenar con Lloyd Hirs y luego al casino, a jugar a la ruleta.
El almirante Harwood siguió en contacto con Uruguay hasta su muerte, en 1950, a los 62 años. Para su hijo, la donación del uniforme es un paso más en el relacionamiento de un país que su padre supo llegar a querer.
Con la Batalla del Río de la Plata, la alicaída moral británica se recuperó. Hasta el día de hoy es uno de los episodios más recordados de la Segunda Guerra Mundial. Aunque la guerra recién empezaba, con la Batalla del Río de la Plata, afirman los expertos, culminó la época de los "caballeros
SALVADO. El uniforme de Harwood ahora está en el Centro de Estudios Navales. Estaba en su camarote cuando fue atacado por el Graf Spee.
Un valioso aporte al museo naval
El capitán de navío de la Marina Británica Don Stephen Harwood donará al Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos el uniforme que perteneció a su padre.
Se trata del uniforme utilizado por el Almirante Henry Harwood, quien estuvo al mando de los tres cruceros ingleses que enfrentaron al acorazado Graf Spee en la Batalla del Río de la Plata, ocurrida en 1939.
La donación fue recibida esta mañana en una ceremonia de la que tomarán parte los embajadores del Reino Unido y de Alemania, así como autoridades de la Armada Nacional.
El uniforme del Almirante Harwood pasará a integrar el acervo del Museo Naval, perteneciente a la Armada Nacional.
Ciertamente interesante los datos aportados por el hijo del Almirante respecto al enfrentamiento de los buques.
